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⭐Narración especial:'3
Taehyung
Tener a Jungkook en mi vida siempre lo considere una bendición.
Desde niño, me imaginaba un gran futuro junto con mis mejores amigos, junto con mis pollitos. La verdad, nunca me había sentido tan seguro de una decisión.
Verlos irse con sus madres cuando estábamos en primaria me dejaba algo melancólico: a ellos los venían a recoger, yo me iba solo.
Me planteé la idea de que mi madre nunca me tuvo cariño, o al menos no después del abandono de mi padre. Ella traía a sus citas a la casa, sin importarle si estaba yo o no.
Él es Taehyung. Y punto, luego se iba a su cuarto. Nunca me dijo el nombre de ninguno de ellos.
Llegó el momento en el que realmente no me importaba oír a ésos hombres teniendo sexo con mi madre. Colocaba música y olvidaba lo que estaba pasando en la otra habitación.
Nunca pensé que mi mamá fuera una puta, perra, o algo parecido. Ella era soltera, ¿por qué juzgarla? Tampoco es que ésos hombres hubieran vuelto por algo más que sexo.
Se volvió algo así como una rutina: llegar a casa, ver al nuevo amante de mi madre, encerrarme en mi habitación y música, música hasta olvidar los gemidos de mi madre.
Cuando cumplí ocho nada había cambiado, aunque aveces me sorprendía encontrar a su mamá ya no con sólo hombres, sino también con mujeres. Primero pensé que había llevado amigas, y me alegré por ella, pero cuando quise llevarles un poco de refresco, encontré a su "amiga" semi desnuda, encima de su madre, y cómo no, besándola.
No sé si tuve alguna clase de trauma, ya que apenas tenía ocho años. Pero lo que sí recuerdo es que lloré mucho ese día, no sabía que las mujeres se besaban, no sabía que mi mamá besaba a sus amigas.
Lloré aún más al escuchar los sonidos provenientes de la habitación en la que ocurría todo eso, ni siquiera los hombres que había traído mi madre eran tan ruidosos: ellas parecían querer romper mis tímpanos.
Con el tiempo, tuve que superarlo. ¿Qué podía hacer? Solo me quedaba olvidar y pensar que era normal.
Cuando cumplí nueve ocurrió algo que tanto a mi madre como a mí nos dejó perplejos: la aparición de mi padre.
Yo abrí la puerta, y hasta ahora, me arrepiento de haberlo hecho.
Recuerdo que intentó arreglar las cosas con mi mamá, el tipo lloró, suplicó, y se arrodilló por su perdón. Nunca vi una mejor actuación que la de él, en verdad.
Me pregunté si las mujeres eran tan estúpidas como lo fue mi madre, al perdonarlo y dejarlo vivir con nosotros, pero recordé a Yuju, y me golpeé mentalmente. No todas eran así.
No le hablé ni le dirigí la palabra a ése hombre, mucho menos quise quedarme a solas con él o cualquier cosa que implicara tenerlo en mi presencia. Logré ganarme más odio de parte de mi madre.
Lo único que hacía que no pensara en cosas suicidas por todas las mierdas que pasaban en el lugar en el que vivía -jamás lo llamaría hogar- eran mis amigos.
¡He ahí el amor que les tengo! Eran mis ángeles. Lo son.
Un invierno, llegué con una gran sonrisa a mi casa: Jungkook me había regalado un osito, y yo estaba muy, muy feliz. Pensé que ni con todo el ruido de los gemidos de mi madre o los gritos del hombre que según su ADN es mi padre, me quitaría la felicidad que sentía.
Me encerré en mi cuarto, lo cual era ya más que una costumbre. Empecé a jugar con el osito, lo llamé Kookie. Hablé con él como si me entendiera, hacía que vuele, que trepe las paredes como el hombre araña, por primera vez me podía divertir solito, y "Kookie" era tan lindo que sentía que me había enamorado de un oso de peluche.
Todo estaba bien, todo estaba perfecto. Todo hasta que llegó él.
Abrió la puerta sin tocar, sus ojos estaban rojos y tenía una botella en su mano izquierda, sonreía de una manera aterradora mientras tomaba otro sorbo de su cerveza. No me moví, solo me aferré a Kookie y tragué saliva.
Recuerdo muy bien su mirada mientras se acercaba a mi, recuerdo que dejó su botella en la mesita al lado de mi cama y se sentó en ésta última. Recuerdo su voz, ronca y escalofriante, mientras me decía lo lindo que era, incluso más que mi mamá.
Yo me reí. ¿Más bonito que mamá? Ella no podía ser muy linda conmigo, pero de que era una mujer hermosa, lo era. Yo solo era un niño.
Pareció que a él no le dio gracia, porque al verme reír, gruñó y me dijo que hablaba enserio. De nuevo reí, y me arrepiento tanto.
Esa fue la primera vez que alguien me dio una bofetada.
Solo por reír, por pensar que no podía ser más lindo que mi madre, recibí un golpe.
Lloré, soltando a Kookie y agarrando mi mejilla. Él intentó a acercarse, y yo grité. Parece que hice mal en hacerlo, pues empezó a golpearme más, en todas partes.
Desde ése día, fui como el saco de boxeo de él. Mi mamá no me creyó, y no me sorprendió que no lo hiciera. Le quise contar a alguien, a cualquier persona que pueda ayudarme, pero ahora sí me venían a recoger del colegio, y yo no quería meter a mis ángeles en esto.
Se aseguraba de no golpear mi rostro, y me desnudaba y me golpeaba con lo que le diera la gana. Mi madre nunca estaba cuando pasaba todo ésto, y yo gritaba y lloraba pidiendo ayuda a nadie en específico.
Fue el peor año de mi vida, y nunca nadie se dio cuenta. Ni una maldita persona, entonces me dije que heredé lo buen actor de mi "padre".
La última vez que llegó a golpearme, me besó. Yo estaba, como siempre, desnudo y con marcas y moretones por todas partes. Él beso mi cuerpo y yo quería vomitar. Todo estaba asqueroso: su lengua, sus besos, sus golpes, sus "caricias". Pero para él no era nada asqueroso, supuse al verlo bajarse la cremallera de su pantalón y sacarse su camisa. Ahí sí que me asusté. Empecé a gritar como nunca, me valía un carajo el terrible ardor en mi garganta, estaba seguro de lo que él estaba a punto de hacer que el ardor de garganta no era relevante.
Escuché la puerta abrirse, y un grito más agudo que el mio pero no con la misma intensidad. Era mi mamá.
Por primera vez, mi mamá me protegió a mí y no a otro.
Ella llamó a la policía y me alejó de aquel hombre, quien se vestía rápidamente y prácticamente corrió hacia la salida. Mi mamá intentó seguirlo, pero yo la detuve. Yo... no quería quedarme solo.
Amé y odié tanto ése momento que nunca lo olvidaré. El odio y la tristeza que sentía solo me hacían llorar y abrazar a mi madre con todas mis fuerzas. Por fin, sentí un poco de su amor.
Los policías se tomaron su tiempo, y cuando por fin llegaron él ya se había ido.
Me valió mierda, yo solo quería seguir abrazando a mi madre mientras ella lloraba y se disculpaba conmigo.
Agrio y dulce. Horrible y hermoso. Ése día tuvo dos grandes impactos en mi vida.
Jsuhskxbdkndk TAEEE😭😭😭
Ahr, su mamá no fue tan perra, después de todo😳
Ahora ya saben lo que pasó 😡
Odien al viejo verde ahr
-okko
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