003-Fuera de lugar
Tierra-1428
Brooklyn, NY
—¿Qué se supone que hagamos ahora?— imperó Hobie en voz baja mientras se escondían en uno de los sucios callejones de la ciudad.
La brizna nocturna y el avistamiento de la neblina volvían el telar casi sombrío y gélido. Iluminados únicamente por los faroles de luz blanquecina por las calles. Seguían a Michelle de cerca, notando la agachada silueta encapuchada sin rumbo alguno. Quizás caminaría hasta agotarse, o no se detendría. Sin embargo, la postura de su andar era forzosa, pesada e innegablemente pesadumbrosa. Parecía cargar con algo exageradamente pesado atado a tus tobillos.
—Miguel ordenó que la mantuviéramos contenida— contestó la rubia, pasando saliva como si de un yunque se tratase.
—Bueno, claramente no hicimos eso cuando le voló el craneo a alguien en la tienda ¿no?— rebuscó el otro, casi soltando una risilla imperceptible—. No lo sé, Gwen, quizás solo deberíamos acercarnos y aclararle la situación. Ya sabes, "leerle las cartas"—hizo ademán, ayudándose con los dedos al hacer comillas.
—¿Y si es peligrosa?
El pánico en su voz era palpable ¿y por qué no lo sería? Habían sido testigos de un asesinato a manos frías por parte de quién se suponía habría jurado mantener intacta la responsabilidad y compromiso de Spider-Man.
—¿Es en serio que acabas de hacer esa pregunta?— encarnó la ceja bajo la máscara, un gesto que a simple vista era invisible, pero ella lo conocía tan bien como para asumirlo—. Hagamos un recuento ¿quieres? ¿A cuántas personas ha matado hasta este momento?
—Hobie, no es solo una anomalía, es alguien como nosotros, una de nosotros. Existe la posibilidad de que Miguel pueda ofrecerle la ayuda que necesita.
Hobie ahogó una carcajada, encogiendo los hombros ante el gesto atento de su compañera.
—¿Ayudar? ¿Miguel? Definitivamente usaste palabras en esa oración que sobran. Estamos hablando de un hombre que controla el multiverso, o mejor dicho, "protege." Los líderes tiránicos creen lo que quieren creer— bufó, recargándose contra la pared de ladrillo ennegrecido.
Gwen se distrajo un breve instante, girando la mirada por encima del hombro hacia Hobie. Tenía razón, por supuesto, pero para ella resultaba más sencillo buscar la solución lógica y razonable ante la adversidad. En ese caso no solo se trataba de enmendar las disrupciones en ese universo, sino de tratar con el interior destruido en Michelle.
—¿Ustedes dos por qué están siguiéndome?— instigó un timbre femenino sombrío que les heló la sangre.
Michelle se mantenía contra la pared, suspendida un par de metros al ayudarse con el empeine y sus falanges clavados al ladrillo. Eran arácnidos después de todo, resultaba sencillo mantenerse en sigilo.
Gwen tragó pesado al tenerla de frente, su ceño estaba fruncido mientras se dedicaba a escudriñar sus extrañas siluetas y los trajes tan parecidos al suyo. Faltaban un par de meses cuanto mucho para Halloween, no era usual toparse con un par así de peculiar, además de sospechoso. Entrecerró los ojos, bajándose de la pared para aterrizar ligeramente frente a los dos. Su mirada prusia no ayudaba mucho a relajar el tenso ambiente, parecía buscar resquebrajarlos por dentro sin necesidad de hacer más que cruzarse de brazos contra la pared. Pasando de Gwen a Hobie y viceversa.
—¿Qué clase de broma es está? No lo tomen a mal, me gustan sus trajes pero vamos— rodó los ojos.
—Ho..Hola— saludó Gwen con evidente nerviosismo.
Un mal paso y eso podría terminar muy mal, debía ser cuidadosa con sus palabras.
—Te estábamos siguiendo justamente porque eres una amenaza. Bueno, según el tirano de Miguel— Hobie encogió los hombros despreocupado.
Había mandado a la mierda cualquier tipo de comunicación tranquila.
—Ajá— contestó con un leve asentimiento de cabeza—. Eso no explica los trajes— encarnó una ceja, ladeando la cabeza—. Tampoco conozco a ningún Miguel. Miren, la noche no ha sido muy buena del todo y esto es demasiado extraño— los señaló a ambos.
Gwen suspiró. No había manera de seguir con la farsa, mucho menos ahora que sabía que estaba siendo vigilada. Parecía confundida. El lado positivo era que en ese momento no sintió apices de enojo o de alguna otra emoción que pudiera afectar el encuentro. Simplemente estaba dándose por vencida a lo que fuese.
—Mi nombre es Gwen Stacy y él es Hobie Brown. Somos de universos alternos.
Michelle entrecerró los ojos, expectante ante tal confesión que a simple vista parecía sacada de una mala película de ciencia ficción. Era una chica lista, lo suficiente como para permanecer incrédula ante tal confesión.
—Gwen— hizo hincapié, ladeando la cabeza casi en son de sorna—. ¿Qué clase de broma enfermiza es esta? ¿Otro universo? Estás hablando de saltos cuánticos, Stacy, y por más que quisiera creerte, esta costándome mas trabajo del que usualmente toma.
La rubia resopló, quitándose la máscara de tapujo, encarándola finalmente. No intentaría convencerla, esa no era su tarea, pero si pudiese entonces todo se simplificaría.
—Michelle— imperó—. Créeme cuando te digo que todo esto es tan real como tú y yo teniendo esta conversación. El multiverso es real, y por más sorprendente que suene...lo pusiste en peligro.
Hobie se limitó al silencio por su propio bien, mirando de mujer a mujer como el exterior de Michelle se endurecía ante la acusación. Gwen no pretendía ofenderla con sus palabras, pero era necesario decírselo antes de que no fuesen ellos dos los únicos siguiéndola.
—¿Y cómo carajo se supone que pongo en riesgo el "multiverso"?— frunció el cejo profundamente, chasqueando la lengua.
—No me corresponde a mi explicártelo— contestó Stacy agachando la cabeza—. Si lo que quieres ahora es saber la razón de todo este desastre, tendremos que buscar a Miguel. Odio admitirlo, pero no hay mejor persona para explicarlo que él.
—Y también la peor para empatizar con la causa— resolló el otro, ganándose un manotazo en el brazo por parte de su compañera.
Antes de que Michelle pudiese rebatir la idea, se giraron ante los gritos colindantes de los pocos ciudadanos que corrían lejos de lo que parecía ser un evento catastrófico de niveles universales. Una enorme falla que se tragaba todo a su paso mientras se formaba por los suelos de los edificios. A simple vista parecía ser una mancha, cuyo desarrollo habría avanzado tras los eventos en el universo de Michelle. Lo que pareció ser una brecha en el tiempo y espacio temporal se había tornado un enorme hoyo negro con la capacidad de tragarse y destruir toda forma de vida orgánica e inorgánica por igual.
—¿Qué mierda es eso?— escandalizó Michelle en cuanto observó la enorme mancha oscura tragarse personas y pedazos de edificios a su paso.
Un enorme hoyo en el multiverso.
—Ay no, ay no— resopló la otra, mirando el gizmo en su muñeca cabrilleando ante la alarma de una presente disrupción peligrosa en ese plano.
Los refuerzos no tardarían por llegar, y eso no era bueno.
—Michelle no te...
Se quedó helada ante la vista del portal multiversal abriéndose detrás de ellos, enormes garras carmesís partieron la imagen, mostrando a un corpulento hombre de intimidante andar. Era indiscutiblemente otro Spider-Man, sin embargo, el ambiente soez que le acompañaba resultaba simplemente anormal. Aquel de traje azul y detalles rojos a base de hologramas disparó con el lanzador de redes hacia Michelle, tumbándola agresivamente contra el pavimento antes de aproximarse al par que sobraba.
—Ustedes dos, los quiero de regreso a los cuarteles— bufó—. Ahora.
Miguel O'Hara, el Spider-Man del 2099 no se detuvo ante nada, mucho menos un par que no fue capaz de "contener" a la muchachita de cabellos platinados que se removía con fuerza. Luchando por tensar las redes rojizas que le aherrojaban el cuerpo.
—Tu causaste esto, mocosa— rebuznó al notar sus bruscos movimientos en el suelo.
El odio en los cabrilleantes orbes de Michelle ardió una vez más. No le bastó más que un segundo para querer despojarlo de la cabeza sobre los hombros. Luchó nuevamente, gruñendo entre dientes apretados, cerrando los ojos con fuerza con tal de lograr su cometido y huir de lo que fuese aquello.
—Es inútil, Reyes.
—¡¿Qué mierda es todo esto?! ¡Déjame ir!— rugió
—Ya lo verás.
Una vez dicho aquello, tiró de las redes sobrantes, cargando el peso de la mujer sobre su hombro, accionando el Gizmo listo para regresar a los cuarteles de La Sociedad Arácnida y dejar que su equipo se encargara de la brecha interdimensional devorando ese universo.
No dejaría que ninguna mocosa irresponsable destruyera su trabajo. Jamás.
NOTA
L@s quiero, gracias por hacer que esta fic creciera de esta manera. Estos tres primeros caps son introductorios, espero que les guste lo que se viene (no se hagan, ya saben)
Por cierto, el glosario comienza desde el capítulo 2 (El Gato y El Ratón) si hay más palabras que deseen que agregue tanto en éste como en otros caps, coméntenlo aquí y con mucho gusto las agrego.
Y cómo siempre, corregiré los horrores ortográficos tan pronto como pueda para que su lectura sea más disfrutable.
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