No sabía que estaba haciendo realmente, estaba desesperado fumando cada maldito cigarrillo que tenía a su disposición personal cuando Jiro le llamó diciendo que debían hablar.

Desde el principio sabía que su relación con Yamada Jiro era una mala idea, no solo porque era menor de edad, tampoco porque Samatoki le había informado que iba dejar, sin ningún arrepentimiento, que su novia y la hermana mayor de esta, Yamada Ichiko, le cortara las bolas si tocaba de otro modo a la más atlética de las hermanas Yamada, cosa que ya hizo; con el consentimiento absoluto de Jiro, si no que por la torpeza y cierto nivel de idiotez de su novia, sabía que cualquier rumor sobre su persona que llegara a sus oídos, por más falso que fuera, podría ser tomado como real por ella.

—Jyuto~ —el mencionado volteó a ver a su novia que llegaba casi corriendo hasta él, estaba apoyado sobre su auto donde se había estacionado, en una zona algo alejada para que nadie los notara, no porque se avergonzara de su chica sino que podría traerle problemas si la veían con alguien de su clase.

—Jiro —caló con fuerza su último cigarrillo expulsando el aire turbio lo más lejos de su novia— ¿Qué pasa? ¿Qué es tan urgente que me llamaste así de la nada?

—Es que... —la chica parecía nerviosa mientras le mostraba una prueba de embarazo con un positivo, estaba a punto de seguir hablando justo cuando su novio soltó el cigarrillo y se desmayó al ver el aparato con el signo más.

Su cuñada no solo iba a castrarlo, sino que iba a aprender a fumar exclusivamente para quemarle las bolas con sus propios cigarrillos, de eso estaba seguro.