III
Se encontraba en el final de las huellas, se acabó, ellos ya los atraparon y desde ese momento no van a perderles el rastro. Rescatarlos sería imposible y definitivamente una misión suicida qué no tomaría una persona cuerda.
Gracias al cielo Avicci está loco.
¿Dónde están? Si los llevaron lejos a algún laboratorio, rescatarlos resultará imposible, pero... ¿Cómo se enteraron de los hermanos? Ellos no tienen nada que pueda hacerlos interesantes para la 'Organización'. Además, se supone que solo yo tengo información sobre ellos. ¿Cómo se filtró la investigación?— Se cuestionaba el detective, mientras su mente se llenaba de incógnitas y dudas. su mente trabajando a toda velocidad para encontrar respuestas a estos enigmas.
Se cuestionaba el detective, mientras su mente analizaba todas las posibilidades y trataba de enlazar las piezas del rompecabezas.
Avicci se encontraba en el punto final de las huellas. Habían llegado al límite, y sabía que a partir de ese momento sería imposible rescatar a los hermanos. Era una misión suicida, algo que solo una persona como él, alguien que desafiaba los límites de la cordura, estaría dispuesto a emprender. Agradecía en silencio por ser considerado 'loco', porque eso significaba que tenía la determinación para seguir adelante cuando otros se hubieran rendido.
—La noche se acerca rápidamente, debo apresurarme— Dijo, aumentando gradualmente el ritmo de sus pasos. Las huellas brillantes desaparecieron ante sus ojos—. No podré encontrarlos de esta manera, y si la noche llega...
En las noches sombrías de mi camino,
me sumerjo en un mar de misterio y destino.
La oscuridad envuelve mi ser con su velo,
despertando mi instinto más cauteloso y fiel.
Bajo el manto nocturno, las estrellas brillan,
testigos silenciosos de secretos que se avivan.
Mis pasos se deslizan en la penumbra,
persiguiendo la verdad, aunque sea en la rumba.
La luna, con su fulgor plateado y sereno,
me guía por caminos ocultos y plenos.
En las sombras encuentro pistas y señales,
desentrañando los enigmas de los criminales.
En las noches de sombras y susurros,
mi mente despierta, sin miedo a los embustos.
Desentraño los enigmas con astucia y tesón,
persiguiendo la justicia, mi noble misión.
Así, en las noches eternas, me desafío,
despertando mi ingenio, el don que poseo.
Enfrento la oscuridad con valentía y destreza,
trazando mi camino hacia la verdad con firmeza.
En cada paso, una nueva pista revelada,
hasta que el sol asome y la noche se retire.
Pero en mi corazón, la pasión por el misterio,
permanecerá siempre encendida, sin cautiverio.
En las noches encuentro mi ser más vivo,
y en ellas, el detective en mí se hace divo.
Las sombras no me asustan, me invitan a explorar,
en busca de respuestas que el mundo no puede hallar.
—Dijo con la mano aún sobre su ojo, respirando profundamente, jugar con las palabras, hacerlas rimar lo tranquilizaba, todo tenía un orden que podían despejar su mente y hacer que se concentre en su objetivo, una magia qué el detective puede encontrar en los poemas.
—Las noches son así, cuando tengo que evitar que todo oscurezca necesito... The Nights— Mientras Avicci concentra su mirada a través del círculo del seis formado por sus manos, una visión fugaz lo envuelve y el mundo a su alrededor se transforma en un caleidoscopio de colores. Un rastro luminoso comienza a emerger, como diminutas partículas brillantes, revelando el camino a seguir.
Ese era el rastro de los hermanos.
Avicci había recorrido un largo trecho, pero aún quedaba un camino incierto por delante. No tenía todos los parámetros claros, aún había aspectos desconocidos. El detective se adentró en un callejón solitario, desprovisto de la habitual aglomeración de personas. Con un ágil salto, se elevó como una pluma y se aferró a la pared, ascendiendo hasta alcanzar la azotea de uno de los edificios. El rastro seguía presente, persistente en su búsqueda.
Avicci se tomó un momento para estudiar mentalmente el mapa que se desplegaba ante él, con el destino final señalando una zona apartada cercana a un bosque, posiblemente un proyecto de construcción aún en desarrollo.
—Peek-a-boo— Pronunció Avicci con una sonrisa de satisfacción en su rostro al haber encontrado su objetivo.
Mientras tanto, Jovi se mantenía acorralado contra la pared, con la figura humanoide brillante clavando su mirada en él sin descanso. Sin embargo, cuando el enmascarado de rojo dio la orden de retirarse, rápidamente le colocaron esposas en las muñecas. Luego, con un chasquido de dedos de la mujer enmascarada, la figura liberó al chico de su agarre.
El chico, aún impactado por toda la situación, toma respiraciones profundas mientras los hombres de los maletines se acercan para llevárselo afuera. A pesar de tener las manos esposadas, Jovi intenta resistirse, pero sus esfuerzos resultan en vano. Pronto, es arrastrado hacia un destino desconocido, un lugar sin posibilidad de escape.
De repente, ¡zas!, un ruido rápido irrumpe en el ambiente, provocando sorpresa en todos. Jovi observa cómo una línea de color morado se cruza entre él y su captor, impactando contra la pared antes de desvanecerse. En cuestión de segundos, se da cuenta de que la línea ha cortado sus esposas, liberándolo. Casi de inmediato, muchas más líneas aparecen, generando caos a su alrededor al chocar con varios de los captores y causándoles daño.
—¡Poker Face! —gritó la mujer, su máscara ahora rota dejando al descubierto una expresión de rabia. La figura brillante se acerca rápidamente para golpear a Jovi, pero en ese momento una línea roja surge entre ellos, causando una herida en la criatura. —¡Ahh! —exclama la mujer, aparentemente sintiendo el mismo dolor.
Con las esposas ya cortadas, Jovi aprovecha la oportunidad para alejarse, esquivando al hombre de rojo que intentaba alcanzarlo. Cada paso resonaba con una mezcla de determinación y temor, mientras el aire se cargaba de una tensión electrizante.
Mientras varios enmascarados corrían desesperados, el hombre de rojo se mantenía tranquilo, sin mostrar ningún esfuerzo aparente para atrapar a Jovi. El ambiente oscuro del lugar, apenas iluminado por una única lámpara, añadía un aura de misterio y peligro a la escena. La criatura liberada por Jovi se lanzaba con ferocidad contra cualquier enmascarado que intentara hacerle daño al chico, proporcionándole un camino libre para escapar.
—¡¿Vas a quedarte ahí sin hacer nada?! —le recriminó la mujer con la máscara destrozada, visiblemente agotada por las múltiples heridas que adornaban su cuerpo.
—No llegará lejos —respondió el hombre de rojo con el mismo tono inexpresivo, manteniendo ambas manos en los bolsillos de su saco rojo. Sus ojos permanecían fijos en las numerosas líneas de energía que chocaban contra las paredes, formando un espectáculo de luces y sombras.
La huida de Jovi se vio abruptamente detenida cuando unas largas manos oscuras emergieron del suelo, envolviendo sus piernas como sombras vivas. El chico se volvió hacia el hombre de rojo, y en ese momento se dio cuenta de que este no proyectaba ninguna sombra. Una sensación de inquietud recorrió su cuerpo mientras comprendía que estaba enfrentando fuerzas más allá de su comprensión.
Antes de que algo más pudiera suceder, un penetrante olor a quemado invadió el aire, captando la atención de todos. En ese preciso instante, un estruendoso ruido resonó en la oscura habitación, haciendo eco en las paredes. La lámpara titubeó y parpadeó antes de estallar en una explosión de chispas y fragmentos de cristal, envolviendo la estancia en un destello fugaz.
El humo comenzó a elevarse lentamente desde los restos carbonizados del foco, creando un ambiente enrarecido y cargado de tensión. La mujer enmascarada no pudo contener su asombro y descontento ante la repentina calamidad.
—¿Qué mierda...? —murmuró la mujer, visiblemente desconcertada, mientras observaba cómo el humo se expandía por la habitación, envolviéndolo todo en una neblina densa.
Mientras tanto, en otro rincón oscuro y misterioso, la joven de ojos color miel emergió con calma de la oscuridad, ignorando el grito ahogado de los hombres que habían intentado someterla. Una tormenta de emociones la invadía, reviviendo los recuerdos de una vida colmada de amor y afecto, una sensación tan lejana en aquel momento de confusión y desesperación.
—Qué absurdo— Murmuró Joyce para sí misma, abrazándose suavemente en busca de consuelo en medio de la oscuridad asfixiante. Era como estar atrapada en un extraño sueño o pesadilla, donde los límites de la realidad se desvanecían y las verdades se desdibujaban. De repente, su mirada se posó en unas líneas rojas que se proyectaban en todas partes de la habitación, cortando todo a su paso.
Las líneas danzaban en el aire con una agilidad y precisión sorprendentes, formando un ballet siniestro de destellos carmesíes. Joyce observó con asombro y una mezcla de temor y fascinación mientras las líneas se movían con una precisión casi sobrenatural, parecían desafiar las leyes de la física, dejando una estela de caos en su estela, como si tuvieran una voluntad propia. En ese instante, una epifanía surgió en la mente de Joyce. Comprendió que había más en su interior de lo que nunca hubiera imaginado. Un poder oculto, una fuerza que podía ser canalizada para hacer frente a los peligros que acechaban en aquel sombrío laberinto.
Una sombra de tristeza se posó en su rostro mientras reflexionaba sobre la extraña realidad en la que se había sumergido. Chocar con la existencia de personas tan malvadas, sin aparente motivo para serlo, la dejaba perpleja y desilusionada. Aquella idealista que buscaba el bien en todos se encontraba ahora cara a cara con una dura verdad que desafiaba sus creencias más arraigadas con las que había sido inculcada desde niña.
Con el corazón latiendo aceleradamente, Joyce se enfrentaba a un conflicto interno. ¿Seguiría aferrada a su creencia en el bien universal, o abriría los ojos a una realidad más compleja y dolorosa? Mientras las líneas rojas se retorcían y danzaban a su alrededor, parece que acaba de cambiar el curso de su destino.
Mientras las líneas rojas trazaban su camino, cortando las sombras y desafiando la oscuridad, Joyce se enfrentaba a una encrucijada interna. ¿Seguiría aferrada a su creencia en la bondad inherente de las personas, o reconocería la dura realidad de que existía una maldad profunda y sin razón aparente en el mundo?
Con cada corte que las líneas trazaban en su entorno, una determinación ardiente se encendía en los ojos de Joyce. Sabía que era hora de enfrentar esa realidad, de utilizar sus propios poderes para hacer frente a la oscuridad y proteger a aquellos que amaba. En ese momento, la chica de ojos color miel dejó atrás la ingenuidad y abrazó su destino con valentía.
Las luces parpadeantes de las misteriosas líneas de colores llenaron la habitación, creando una atmósfera surrealista en la que la joven buscaba desesperadamente el origen de la voz que la había llenado de calma. Observó cómo unos pétalos de camelia caían suavemente de su frente, y al tocarla, se sorprendió al darse cuenta de que ya no había señales de sangre ni herida alguna.
—¿Noor? ¿Dónde estás? —preguntó Joyce, su voz cargada de confusión y curiosidad.
De repente, uno de los captores soltó un grito de dolor, mientras el otro parecía tambalearse y desfallecer.
—¡Ha vuelto a la vida! ¡Maldita sea! —exclamó uno de los captores entre alaridos de agonía.
Joyce, aún aturdida y sin comprender del todo la surrealista situación, se preguntó en voz alta: —¿Estoy viva?— Una chispa de alegría iluminó su rostro mientras asimilaba la realidad de su propia existencia. —¡Estoy viva!
En ese momento, una de las peculiares líneas de colores se acercó a ella, sosteniendo una flor que parecía flotar en el aire y brillar misteriosamente, su brillo deslumbrante era similar al que había presenciado junto a Jovi... ¡Jovi! Casi lo había olvidado en medio de todo el caos.
—El brillo es hermoso, me gusta— Murmuró Joyce mientras la flor comenzaba a desvanecerse tras tocarla, mientras una voz femenina resonaba en su mente sin que pudiera identificar su origen.
—Deja eso de lado, tenemos que encontrar a nuestro hermano— Le recordó su voz interna con determinación, guiándola hacia el objetivo que les unía en aquel peligroso laberinto.
Una vez que el olor a quemado se volvió más intenso, la misteriosa criatura que acompañaba a Jovi comenzó a comportarse de manera inusual. Sin forma definida, experimentó una metamorfosis gradual hasta adoptar la apariencia de un pequeño dragón. Mientras las conexiones de energía se incineraban, a lo lejos se vislumbraba el resplandor del fuego provocado por el cortocircuito eléctrico. Sin embargo, el diminuto dragón evitó todas las sombras que el hombre de rojo intentaba arrojarle y se lanzó hacia la pequeña llama como una bestia hambrienta. A medida que se consumía, el dragón comenzó a adquirir un tono rojo intenso.
—¡Meow!— Exclamó el pequeño dragón, dejando a todos desconcertados y boquiabiertos. Sus intentos de emitir un rugido intimidante se transformaron en maullidos desesperados al darse cuenta de que los demás no mostraban temor. —¡Meow! ¡MEOW!— Continuó clamando mientras lanzaba pequeñas brasas de fuego, lo que desencadenó la propagación de un incendio.
Jovi estaba desconcertado ante lo que sucedía a su alrededor, al igual que todos los presentes, quienes comenzaban a entrar en pánico, excepto el enigmático hombre de rojo. Mientras las llamas devoraban todo a su paso, Jovi luchaba por comprender qué estaba sucediendo y cómo su compañero dragón había desatado una fuerza tan impredecible.
La puerta del almacén se abre de par en par desde el exterior, y para asombro y terror de todos los presentes, Joyce emerge de manera tranquila y entra tranquilamente.
Un enjambre de sombras se lanza hacia ella — Hare Hare —Dice la chica cuando las líneas de colores chocan contra las sombras, haciéndolas estallar en mil pedazos. Después de todo, no hay enemigo más poderoso para la oscuridad que la luz.
—Hermanito, estoy aquí— Le dice Joyce cariñosamente a Jovi. Mientras tanto, todos comienzan a intentar escapar del incendio por la puerta que ella ha abierto. Las luces de colores siguen dañando todo a su paso, pero ahora a un ritmo más sosegado.
Los únicos que parecen inmunes a las luces son la mujer con la máscara rota y el hombre de rojo, quienes parecen escapar de su alcance. Sin embargo, su calma no durará mucho, ya que el pequeño dragón ha tomado como desafío personal morderlos con su boca llameante.
Joyce se encuentra ahora frente a su hermano, abre la boca como si fuera a decirle algo, pero su sonrisa habla por sí misma. Las lágrimas de alegría comienzan a brotar del rostro de Jovi mientras están a punto de abrazarse, cuando se dan cuenta de que todos han logrado escapar del edificio en llamas.
—Meow...— El pequeño dragón se acerca preocupado a los hermanos Starset, al darse cuenta de que no pueden salir por la puerta principal sin ser atrapados nuevamente por sus captores.
El fuego parece rodearlos y no hay salida aparente, hasta que una pared distante se desmorona debido a los estragos causados por las luces y el incendio. Es su oportunidad. Agarrados de la mano, los hermanos corren hacia el exterior, aprovechando la brecha en la estructura destrozada.
Cerca del caos del incendio, un detective observa detenidamente toda la escena, su mente analítica en pleno funcionamiento. Avicci se acerca, sosteniendo una paleta de limón en la mano, como un pequeño refugio de calma en medio del caos.
—Es extraño... — Murmura Avicci para sí mismo— Durante tantos años he intentado interceptarlos, atrapar a alguno de ellos para obtener información, y ahora lo logro...
—Cuando creí todo perdido después de que ellos los atrapan, ¿Cómo es posible que alguien esté filtrando información sobre los Starset cuando solo yo debería tener acceso a ella?— Se pregunta a sí mismo en voz alta, mostrando una combinación de tristeza y enojo en su tono. —Tantas veces intentando salvar a alguno de esos tantos niños y casi todas las veces llegaba demasiado tarde, a excepción de una vez...
Sin embargo, Avicci no quiere dejarse llevar por la euforia prematura. Todo parece demasiado conveniente, demasiado lleno de errores evidentes que incluso podrían ser obra de principiantes. Duda que una organización dedicada al secuestro de niños durante tantos años pueda cometer tales descuidos. Quizás, incluso si se trata de novatos, están siguiendo órdenes, pero ¿Por qué recibirían órdenes de esa manera? ¿Será parte de un plan más grande?
—Estos chicos son especiales.— Se dijo así mismo, había algo más en juego de lo que parecía a simple vista.
—Rodeen el edificio, todos vayan armados. Tenemos un caso especial, código 20 —ordenó el hombre de rojo mientras huía, comunicándose por walkie-talkie.
—No se supone que logren escapar, eso es imposible —dijo la mujer de pelo verde, jadeando por el esfuerzo. —¿Por qué no los llevamos directamente a los laboratorios experimentales?
—Recibimos órdenes precisas de llevarlos dentro de esa estructura. No querrás decepcionar a House of Memories, ¿verdad? —respondió el hombre de rojo en un tono frío y amenazante. En ese momento, una voz a sus espaldas interrumpió su conversación.
—Peek a boo— Declaró Avicci, con una sonrisa burlona y tapando uno de sus ojos con la mano.
—Tú.. — El hombre parecía lleno de ira, dispuesto a utilizar sus sombras para atacar, pero fue sorprendido por un fuerte golpe en el rostro propinado por una figura humanoide masculina que lo arrojó lejos y rompió su máscara roja.
—The Nights está muy emocionado, ¿verdad, desgraciado?— Dijo el detective con una sonrisa en su rostro, su tono era juguetón pero también pasivo-agresivo.
—Maldito... — El hombre pronunció entre dientes mientras observaba cómo la figura humanoide le mostraba el dedo corazón, pero de repente cayó al suelo como si algo lo retuviera. Era su compañera que aprovechó la situación.
—Poker Face, disculpa, viejo, no es nada personal, pero estabas empezando a comportarte como un inútil —le dijo la mujer a su excompañero mientras se alejaba.
—¡Dove! Te arrepentirás de esto —gritó el hombre enmascarado, mientras Avicci lo esposaba. —Sé quién eres, eres ese maldito detective que arruina todo.
—Me halagas, pero parece que olvidaste algo. Te daré un poco de tiempo antes de romperte algún hueso— Respondió el detective en un tono de voz sorprendentemente tranquilo, aunque se podía sentir la intensidad de su ira. Parecía tener un odio especial hacia ese hombre. —No te preocupes, tendremos mucho tiempo después. ¿No te parece divertido?
Avicci dejó al hombre derribado en el suelo, asegurándose de inmovilizarlo con ataduras firmes para evitar cualquier intento de escape. Con determinación en su mirada, buscó a Dove, quien parecía haber desaparecido en medio de la confusión. No obstante, sabía que no podía perder más tiempo, la búsqueda de los hermanos Starset era su prioridad.
—No te atrevas a hacer nada estúpido —advirtió Avicci al hombre capturado, mostrándole una copia del informe policial que había sacado de su maletín. En ese documento se destacaba un rostro joven, muy diferente al aspecto envejecido y deteriorado del hombre frente a él. —Aunque el tiempo haya dejado sus huellas en ti, tu nombre está registrado en este informe. Parece que desde temprana edad elegiste un camino marcado por la violencia. ¡Vaya!, hay crímenes de odio aquí... —El detective pronunció esas palabras con un tono irónico, dejando en claro su conocimiento sobre el pasado turbio del hombre. Sin perder tiempo, Avicci se dirigió rápidamente en la dirección en la que se encontraban los adolescentes. Sus pasos eran decididos y su mente estaba llena de interrogantes. ¿Qué secretos ocultaban los hermanos?
Jovi y Joyce se encontraban exhaustos y tomando respiraciones profundas para recuperarse del humo que habían inhalado dentro del edificio. Ajena a su conocimiento, a cierta distancia, ocultos entre los árboles, un grupo de hombres armados los apuntaba con rifles cargados de tranquilizantes. Ellos, ajenos a la amenaza que los acechaba, parecían haber llegado a la conclusión de que habían escapado de sus captores. Aunque aún no estaban fuera de peligro, tenían una sensación de libertad que les daba fuerzas para seguir adelante. Sin embargo, su alegría se vería rápidamente interrumpida cuando una leve brisa les hizo sentir que estaban siendo observados.
El sonido de una rama quebrándose a lo lejos alertó a Joyce y Jovi, confirmando sus sospechas de que estaban siendo acechados. La adrenalina empezó a bombear por sus venas mientras se preparaban mentalmente para enfrentar lo que fuera que se les viniera encima.
A medida que los hermanos Starset se preparaban para enfrentar a los hombres armados que los apuntaban, escucharon ruidos provenientes de los árboles cercanos. De repente, los sonidos se intensificaron, acompañados de leves gritos que indicaban que las personas que los apuntaban habían caído de manera torpe y ridícula. Antes de que Jovi y Joyce pudieran reaccionar, aplausos resonaron a sus espaldas, acompañados de pisadas firmes.
Un instante después, el dragón rojo, que los había estado protegiendo, intentó atacar al nuevo recién llegado. Sin embargo, pareció ser repelido por alguna fuerza invisible, retrocediendo como si fuera un juguete de peluche. —¡Meow!
Avicci sonrió levemente y habló con una voz serena y pausada. —Ustedes, sin duda, saben cómo montar un espectáculo. Han logrado todo esto por su cuenta, ¿verdad?— Él tenia una paleta en la boca y un largo saco beige que contrastaba con el calor del verano, emanaba una calma inexplicable. A su lado, una figura humanoide de tonalidades azules y marcas en forma de estrellas brillantes parecía una estatua griega en movimiento. —Me presento, soy Avicci Sinatra, un detective.
Jovi y Joyce se colocaron en posición defensiva, preparados para cualquier eventualidad. De manera casi instintiva, varias líneas de energía salieron disparadas hacia el detective, pero afortunadamente, la figura humanoide se interpuso en su camino y desvió su dirección.
—No tienen que temer. No vengo con la intención de ser su enemigo, a menos que ustedes lo deseen. A esta habilidad la llamo "The Nights" —explicó el detective, revelando el nombre de su poder sin mostrar señales de hostilidad.
—¡¿Qué quieres de nosotros?!— Pregunto el chico, aún enfadado y desconfiado, no sabia en quién confiar, que les aseguraba de que esto no era una trampa.
—Jovi, Joyce, tranquilos. No tengo relación alguna con las personas que les han causado tanto daño. Mi objetivo es aclarar algunas cosas, ofrecerles explicaciones y, si están dispuestos, hacerles una propuesta— Respondió el detective con tranquilidad, acercándose con cautela hacia los hermanos Starset.
—¿Qué es todo esto? ¿Quiénes son ellos? ¿Por qué estamos aquí? —preguntó Joyce, visiblemente angustiada.
Avicci tomó un momento para organizar sus pensamientos antes de responder. Quería ser claro y conciso, pero también transmitir la gravedad de la situación.
—Ustedes fueron secuestrados por House of Memories, una organización que se dedica a capturar a jóvenes con poderes especiales. Su objetivo principal es experimentar con ellos, lavarles el cerebro y utilizarlos como herramientas para su propio beneficio. Es una organización desconocida para el mundo en general, no se detienen ante nada, e incluso llegan a eliminar a los familiares de sus víctimas para borrar cualquier rastro del pasado —explicó Avicci, dejando una pausa significativa para que sus palabras resonaran en los hermanos.
El impacto de la revelación hizo que Jovi y Joyce palidecieran. El miedo se reflejaba en sus ojos miel mientras asimilaban la dura realidad.
—¿Poderes? —balbucearon los hermanos, apenas capaces de articular la palabra.
—Sí, poderes. Hace años comenzaron a surgir casos de personas despertando habilidades especiales. Curiosamente, parece que todos despiertan sus poderes estando en Rosamund. Y puedo decirlo por experiencia personal —añadió el detective, recordando sus propias experiencias.
La curiosidad se mezcló con el temor en los ojos de los hermanos cuando preguntaron al unísono —¿Hay mucha gente con poderes en Rosamund?
—En realidad, alrededor del 5% de la población podría tener la capacidad de activar poderes, pero solo unos pocos logran hacerlo. No sabemos por qué ocurre esto, pero tengo la certeza de que está relacionado con los primeros habitantes de esta ciudad. Esos pocos individuos serían descendientes directos de aquellos primeros pobladores —explicó Avicci, acercándose aún más a los hermanos.
Jovi y Joyce tomaron una bocanada de aire mientras procesaban la información que les acababan de revelar.
—Quiero proponerles un trato. Sé quiénes son y los he estado investigando. Mi intención era contactarlos hoy, aunque no esperaba que esta situación se desencadenara —continuó Avicci, captando la atención de los hermanos.
—¿Un trato? ¿Cómo podemos confiar en ti? Nunca te hemos visto antes —cuestionó Jovi, mostrando su escepticismo.
—Comprendo que confiar en mí sería imprudente en estos momentos. Sin embargo, es la única opción que tienen. House of Memories ya está al tanto de su existencia, y una vez que tienen un objetivo en la mira, no descansarán hasta dar con ustedes. He logrado capturar a algunos de sus captores y obtener documentos que mencionan su caso, pero tarde o temprano, ellos los encontrarán.
Ahora, ustedes no saben controlar sus poderes y representan una amenaza tanto para ustedes mismos como para quienes los rodean. Imaginen el caos que podrían desatar. ¿Incendios? ¿Asesinatos? Aunque no sea su intención, los resultados pueden ser catastróficos con un dragón descontrolado que provoca fuego y líneas destructivas, sus habilidades podrían provocar un desastre. —El tono de Avicci era severo, pero los hermanos permanecieron en silencio, conscientes en parte de que tenía razón.
Aunque la idea de confiar en un extraño y embarcarse en un camino incierto era abrumadora. La propuesta de Avicci resonaba en sus mentes, llenando sus corazones de incertidumbre. Debían sopesar los riesgos y tomar una decisión que podría cambiar sus vidas para siempre.
—¿Qué son exactamente los poderes? —preguntó Joyce, su voz llena de curiosidad y desconfianza.
Avicci suspiró, comprendiendo la confusión de los hermanos. Sabía que explicar los poderes de manera adecuada sería un desafío.
—Los poderes podrían considerarse manifestaciones del alma de cada individuo. Son habilidades extraordinarias que se manifiestan en momentos cruciales, y su nivel de poder está relacionado con la intensidad de la situación en la que se activan. Cuanto más desesperada y peligrosa sea la situación, más poderoso puede ser el poder que se despierta —explicó Avicci, mientras los hermanos asimilaban la información con miradas de incredulidad.
La mención de los poderes resonó en las mentes de los hermanos Starset. Les recordó una historia que alguna vez vieron, una historia con habilidades sobrenaturales llamadas "Stands".
—El trato que les propongo es el siguiente: ustedes me ayudan en mi investigación y yo los ayudo a enfrentar a House of Memories, asegurándoles una vida relativamente tranquila. Les enseñaré todo lo que sé, pero a cambio, ustedes deben comprometerse a mejorar y controlar sus poderes —explicó Avicci con una comprensión evidente en su voz.
—¿Mejorar? ¿A qué te refieres? —preguntó Jovi, intrigado por la propuesta.
—Sí, mejorar. Solo aquellos que se enfrentan a la adversidad y se esfuerzan por superarla logran destacar. Puedo ser su guía, pero el verdadero crecimiento y dominio de sus poderes depende de ustedes. Pero, al final, la elección es suya.
Los hermanos intercambiaron miradas, aún inseguros sobre si confiar en el detective. Aunque la propuesta parecía tentadora, sabían que embarcarse en esta aventura implicaba un gran riesgo y desafío.
Avicci asintió con comprensión —Tomen su tiempo para considerarlo. Entiendo que esta situación es abrumadora y llena de incertidumbre. Pero recuerden, ustedes son más fuertes de lo que creen. La noche es más oscura justo antes del amanecer...
—¿Qué será de nuestro futuro ahora?— Preguntó Joyce, su voz cargada de preocupación mientras trataba de mantener la calma. Sin embargo, sus manos temblaban ligeramente, revelando la ansiedad que sentía. Jovi, por otro lado, aún mostraba los rastros de lágrimas en sus ojos hinchados por el llanto anterior.
—Entiendo que toda esta información sea abrumadora. Sé que sienten que sus vidas han dado un giro inesperado y eso provoca miedo. Y es posible que, aparte de eso, estén lidiando con el trauma de lo que acaban de vivir dentro de ese edificio. Comprendo el dolor que están experimentando— Dijo, sus ojos reflejando una profunda comprensión mientras parecía sumergirse en sus propios recuerdos.
—Sé que tienen muchas preguntas y no espero que me cuenten todo lo que vivieron dentro de ese edificio en este momento, lo que han sufrido y lo que les han hecho pasar.— Sus ojos seguían perdidos como si estuviera recordando algo. —Hay muchas cosas más que necesito contarles, pero eso puede esperar. Ustedes deben estar mentalmente exhaustos. Ahora mismo, lo más importante es que descansen y vuelvan a casa.
—¿Volveremos a verte? —preguntó Jovi, anhelando alguna forma de seguridad en medio de la confusión.
—El sol se pone para volver a levantarse, el atardecer es solo el preludio de un nuevo amanecer... ¡Por supuesto que volverán a verme!— Respondió Avicci, cambiando su tono serio por uno más ligero y jovial. Les entregó unas tarjetas negras con letras doradas que contenían su número de teléfono —Márquenme cuando se sientan listos y estén más tranquilos.
—Entonces, esto es solo una despedida temporal... — Comenzó a decir, pero fue interrumpido por el detective.
—Y no se olviden de disfrutar del atardecer. Si hay algo por lo que Rosamund es famosa, son sus hermosos atardeceres de verano. Muchos los ven como una transición hacia la oscuridad de la noche, pero les puedo asegurar que el atardecer es un poema que cierra el día, la última pincelada de colores que despide al sol.— Les dijo Avicci con un claro intento de dibujar una sonrisa en los rostros de los jóvenes. Sus palabras lograron su cometido, y los hermanos se quedaron durante varios minutos contemplando el cielo mientras el sol se ocultaba, pintando el horizonte con tonalidades rosáceas y naranjas.
Finalmente, se separaron, pero con la certeza de que sus caminos se volverían a cruzar.
...
Los hermanos Starset continuaron su camino de regreso a casa, caminando lentamente y tomados de la mano. Parecían agotados, como si el peso de todo lo que habían vivido los estuviera arrastrando hacia abajo. Ahora sabían que no existía un lugar completamente seguro para ellos, y esa realidad pesaba en cada paso que daban.
Durante el trayecto, ninguno de los dos se preguntó dónde estaban las líneas o el pequeño dragón rojo. Estaban demasiado cansados para pensar en eso. Según las explicaciones de Avicci, cuando no estaban en peligro, esas manifestaciones de poder se retiraban temporalmente.
Aunque sus mentes estaban abrumadas por innumerables preguntas, sus cuerpos y mentes estaban exhaustos, al abrir la puerta morada de su colorida casa, solo tenían en mente completar las tareas pendientes, Jovi se encargó de ordenar un poco la sala, mientras Joyce se cambió la ropa manchada con su propia sangre y la puso en la lavadora. Realizaron estas tareas en silencio, moviéndose a un ritmo pausado, sin intercambiar palabras.
En medio de ese silencio helado, Jovi finalmente rompió el hilo con sus palabras cargadas de anhelo. —Quiero despertar —Dijo, revelando su deseo de dejar atrás toda la pesadilla que habían vivido.
Joyce miró a su hermano, comprendiendo perfectamente el sentimiento que compartían. Ambos anhelaban un despertar que los liberara de la pesadilla en la que se habían visto envueltos.
—Solo... Esto no es real, no quiero que sea así.— Su voz sonaba débil, pero de repente se fortaleció —¡Quiero despertar, Joy!— Exclamó con determinación. —No es justo, ¿tendremos que vivir en paranoia para siempre? ¿Por qué debemos cargar con esta maldición?— Las preguntas fluían de su mente y las expresaba en voz alta, mientras daba vueltas por la habitación de Joyce, abrazándose a sí mismo con un ligero temblor.
—¡No lo sé! — Gritó Joyce en respuesta, dejando escapar su propia frustración —Hace unas horas estaba muerta, había dado por sentado que lo había perdido todo. De repente, me encontraba en un vacío oscuro hasta que empecé a escuchar una voz. ¿Entiendo algo? No, solo intento no perder la calma al pensar en lo que podría...
—¡Y yo creí que te había perdido! ¿Qué les diremos a mamá y papá? ¿Habrá alguien que pueda creernos?— Jovi interrumpió con desesperación en su voz.
—¡CÁLLATE! — Joyce lanzó un peluche hacia él, rompiendo el silencio con un estallido de emoción.
En ese momento, Jovi cogió otro peluche que se encontraba en el sillón Puff rosado, lanzándolo hacia Joyce en un acto de desahogo y desafío. Aunque no sabía por qué se había enfadado con ella. Era como si estuvieran desahogando su frustración a través de aquel absurdo intercambio de peluches. La situación resultaba ridícula.
—Jaja...— Joyce ríe suavemente después de recibir a su peluche Punch en la cara.
—Ja, ¡JAJAJA! — Jovi se unió a su risa, dándose cuenta de lo absurdo de la situación. De repente, parecían dos niños pequeños jugando con sus peluches y lanzándolos el uno al otro después de una discusión sin sentido, que poco a poco se convertía en una tarde divertida llena de juego.
Y así, una vez más, el juego se apoderó de los hermanos. Ambos lanzaban peluches de un lado a otro, riendo a carcajadas. En medio de las risas, se podía ver un brillo en sus ojos color miel y algunas lágrimas que reflejaban una mezcla de emociones.
Finalmente, exhausto, el hermano menor se dejó caer sobre el montón de peluches, seguido por la hermana mayor, quien hizo lo mismo. En medio de risas y cansancio, se quedaron dormidos, abrazados por la calidez y la seguridad que encontraban el uno en el otro.
Una hora después, alguien tocó suavemente la puerta de la habitación.
—¿Niños? Ya llegue— Era el señor Starset, su padre, quien entró con una sonrisa en el rostro. Al abrir la puerta, se encontró con sus hijos tirados sobre montones de peluches. Jovi estaba chupándose el dedo y Joyce tenía un poco de baba en la comisura de la boca. Esta escena enterneció al padre, quien soltó un "Oww" mientras recordaba cómo eran sus hijos cuando eran más pequeños.
—No puedo creerlo, siguen siendo tan adorables. Oh, cómo crecen tan rápido... malditos, ¿Por qué tienen que crecer? —dijo el padre en tono divertido mientras cerraba suavemente la puerta de la habitación, permitiendo que sus hijos descansaran un poco más antes de la cena. El padre, Joji, regresó a la sala de estar y se percató de que los adolescentes habían dejado la radio encendida.
—Estos chicos... gastando electricidad como si no hubiera un mañana. Pero los perdonaré esta vez, tienen buen gusto musical —comentó mientras notaba que la radio aún tenía una canción por reproducir. Decidió darle al play y dejar que "Kinsei" llenara el ambiente.
Mientras tanto, después de un día tan agotador y emocionante, los hermanos toman un merecido descanso
¡It's dance time!
𝙲𝚘𝚗𝚝𝚒𝚗ú𝚎𝚗 𝚕𝚎𝚢𝚎𝚗𝚍𝚘 𝚕𝚊 𝚑𝚒𝚜𝚝𝚘𝚛𝚒𝚊 𝚍𝚎 𝚎𝚜𝚝𝚘𝚜 𝚌𝚑𝚒𝚌𝚘𝚜 𝚎𝚖𝚘𝚌𝚒𝚘𝚗𝚊𝚗𝚝𝚎𝚜
𝙷𝚘𝚛𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝙴𝚗𝚍𝚒𝚗𝚐 / 𝚘𝚞𝚝𝚛𝚘:
✩°。⋆⸜ 🎧✮
https://youtu.be/vqwSucXdqc0
(Está es la única versión subtitulada que encontré de Kinsei, ¡aun así me encanta!) (¬_¬")
৻( •̀ ᗜ •́ ৻)
𝔻𝕠𝕪 𝕘𝕣𝕒𝕔𝕚𝕒𝕤 𝕒 @pomelosunshine 𝕡𝕠𝕣 𝕙𝕒𝕔𝕖𝕣 𝕖𝕤𝕥𝕠𝕤 𝕓𝕠𝕟𝕚𝕥𝕠𝕤 𝕤𝕖𝕡𝕒𝕣𝕒𝕕𝕠𝕣𝕖𝕤.
☆૮꒰•༝ •。꒱ა
ʟᴏs ᴠᴇᴏ ᴇɴ ᴇʟ ᴘʀóxɪᴍᴏ ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ᴅᴇ "ʟᴏs ᴄʜɪᴄᴏs ᴅᴇʟ ʜʏᴘᴇ"
꒰ঌᐢ.ˬ.ᐢ໒꒱
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top