Capitulo 5 Pacto con el diablo

Usualmente las personas visitan un café por la mañana para despertar o ya sea para tener una primera cita romántica con esa persona que están por conocer.

Pero en el caso de Yuna no a citado a Hyera a ese lugar precisamente por eso.

La pelirosa hace sonar su seductor taconeo al entrar en el local, mientras Yuna la obcerva dando un sorbo a su taza.

- Cariño me da mucho gusto verte impecable, vas a ponerme roja si continúas mirándome de esa forma.

- ¿No te gusta este ambiente sierto?, preferirías un bar o algo para beber.

- De verdad sigues creyendo que soy la misma que era en la universidad - expresa avergonzada.

- Pues solo conozco a una Hyera.

- Si no confías en mí palabra, ¿que debo hacer para que me creas? - acerca su mano a la de Yuna para tomarla suavemente.

- ¿Que es lo que paso entre nosotras?.

- ¿No lo recuerdas?, te sentí como nunca pude.

- Eso no es a lo que me refería...

- ¿Ahh?, ya entiendo - suelta la mano de Yuna y se acomoda mejor en el asiento - Te confesaré algo que siempre me guarde desde la primera vez que te ví...Fue como un flechazo - Yuna levanta la ceja incrédula - Vamos no pongas esa cara, me enamore de ti y toda tú belleza pero estabas tan concentrada en Minji que nunca te diste cuenta. Intenté llamar tú atención de la peor forma estoy consciente de eso, pero hasta el día de hoy ahora que te encuentro de nuevo, puedo estar segura de que mis sentimientos por ti no han cambiado en nada. Eres preciosa...

- No se que pensar.

- Estás pasando por una ruptura y lo entiendo no te forzaré a nada conmigo, aún así dejá que intente conquistar tú corazón. Empecemos desde cero, ¿que dices?.

Aunque aún no puede confiar de el todo en Hyera, la propuesta resulta tentadora para Yuna, quizá divertirse un rato no le vendría mal.

- Sorprendeme - dice dedicándo su mejor sonrisa coqueta para Hyera.

- Así será - da un sorbo a su café con una mirada llena de deseo dirigiéndose a Yuna.

Pasan un rato más conversando de ellas conociéndose aún mejor, empezando desde cero como lo a propuesto Hyera y para sorpresa de ambas estaban teniendo más química de lo que pensaban.

Actualmente Hyera se había convertido en una modelo reconocida consiguiendo el éxito en poco tiempo debido a su enorme belleza y carisma. A esto Yuna le a dado un buen visto pues contratarla como la embajadora de su marca de cosméticos no sería mala idea, por supuesto que Hyera a aceptado gustosa el cargo con tal de complacer a Yuna.

- ¿Cuánto tiempo piensas quedarte viviendo aquí?, me recuerda a los días que estudiamos juntas en la universidad he perdido la noción de el tiempo que ha pasado desde entonces - comenta Hyera husmeando en el departamento de Yuna.

- Solo unos días, era necesario separarme lo antes posible - toma asiento en el sofá y comienza a aflojar su corbata.

- ¿Te refieres a Minji? - Hyera se acerca para ayudar a Yuna con la prenda.

- No hay nadie más - se miran fijamente, estando muy cercas.

- Que afortunada fue ella...

- ¿Tú lo crees? - toma a Hyera invitándola a sentarse en su regazo.

La pelirosa se posiciona sobre Yuna con las piernas abiertas, sus rodillas le quedan a los costados de sus caderas, la posición hace que el corto vestido de Hyera se levanté mostrando parte de su ropa interior de encaje.

- Siempre a sido así - se sostiene con sus brazos alrededor de el cuello de Yuna, mientras ella sostiene a Hyera de las caderas.

Entonces juntan sus labios en un beso lento al principio que lentamente se convirtió en uno desenfrenado, así continúan besándose de la forma más apasionada.

A la perspectiva de Yuna los ojos de Hyera brillan haciendo notar aún más su tonalidad rosa.

- Un momento - Yuna detiene el beso.

- ¿Pasa algo cariño? - pregunta sobre los labios de Yuna.

- Quita tú vestido - entonces Hyera se levanta apunto de hacer lo que Yuna a pedido pero está misma la detiene.

- Eres tan impaciente - dice Hyera divertida al ver a Yuna metiendo sus manos bajo su vestido para arrancarle sus bragas.

Yuna levanta el vestido lo justo para alzarlo y de un tirón se las baja hasta las rodillas con ágiles movimientos, se deshace de la incómoda prenda, dejándola caer por sus tobillos.

La toma con rapidez obligandola a recostarse en el sofá y se posiciona entre sus piernas con la ya expuesta zona íntima de Hyera para su deleite.

La respiración de Hyera se nota acelerada, pues al igual que Yuna no acostumbra a sentirse dominada.

- Considera esto una venganza por lo de el otro día - dice Yuna con el camino libre para poder entrar en ella, da el primer beso que hizo que Hyera diera un leve brinco.

- Dicen que la venganza es dulce - se sonroja, mitad divertida y avergonzada.

Hyera la mira expectante, con una sonrisa traviesa bailando en sus labios carnosos. Su pecho sube y baja al ritmo de una respiración acelerada por el deseo. Su sexo esta a escasos centímetros de los labios entreabiertos de Yuna, que ya espera ansiosa por saborearla y su lenguaje corporal es un descarado llamado al placer y la lujuria, mientras la visión es tan excitante que Yuna siente un estremecimiento recorrer todo su cuerpo.

Alza la mirada y contempla extasiada la sensual imagen ante ella: Hyera esta recostada, con las rodillas dobladas y las piernas separadas en una postura de insinuante entrega.

Entre sus muslos se divisa tentador su sexo, esa visión de Hyera ofreciéndose sin pudor alguno, enciende todos los sentidos de Yuna.

Ella en definitiva es deliciosamente bella, hacerla suya no sería más que el premio codiciado.

Yuna contiene el aliento ante tan excitante situación al mismo tiempo que inclina el rostro hacia la entrepierna de Hyera, aspirando su femenino y embriagador aroma antes de hundir la lengua en sus pliegues, saca la lengua y traza un lento lametón que hace temblar a Hyera.

Ella gime y baja un poco más las caderas, apoyando las manos sobre el sofá para darle completo acceso. Yuna continua saboreándola con avidez, deleitándose en su tibio y húmedo centro.

Su lengua continúa hundiéndose una y otra vez en ese orificio húmedo chasqueando en un ritmo cada vez más frenético.
Yuna explora con avidez los pliegues de Hyera, deleitándose en su cálida humedad, succionando su sensible botón. Ella respira acelerada contra la intimidad palpitante de Hyera, envuelta en su intoxicante nectar femenino, penetrándola sin descanso con la lengua.

Sus caderas comienzan a moverse por voluntad propia frotando su sexo contra la boca que la devora. Los gemidos y jadeos llenaban el departamento, mezclados con el obsceno sonido de la piel húmeda siendo lamida y chupada.

Sentía su cuerpo temblar, estremecerse, tensionarse. Esta al borde, a punto de alcanzar un orgasmo absoluto. La lengua de Yuna se mueve como poseída, bebiendo los jugos que fluyen de ella, llevándola al éxtasis total.

Yuna alza el rostro y la mira con ojos brillantes y una sonrisa de saciedad se le dibuja en los labios aún húmedos.

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