Capitulo 2 Extraña satisfacción
Yuna sentada en el cómodo y elegante sofá aún está shokeada por todo lo que acaba de pasar, sin saber realmente como era posible que ahora mismo se encontrara en ese lugar, la casa de Hyera, sin duda fue un cambio muy drástico y tan repentino.
Por supuesto que sería así, una traición de un ser amado nadie se la espera.
Hyera vuelve a hacerse presente con un sexy y cómodo pijama de seda que la hace lucir tan provocativa a la vez, mientras sostiene dos copas con licor.
Se sienta a un lado de Yuna y las deja sobre la mesa de café.
- Puede que te sientas hundida en un inmenso vacío, pero créeme que la que ha perdido no has sido tú, si no ella - acaricia su mejilla.
Yuna simplemente se queda en silencio mirando el líquido de las copas frente a ella, dejándose hacer por la pelirosa, hasta que decide girar sus iris grises a esa presencia tan llamativa.
Sin duda es sumamente atractiva, lo suficiente para suponer que realmente valdría la pena pasar la noche, es la primera vez que la mira con esos ojos y esto Hyera por supuesto que lo nota y le hace sentir tanta satisfacción.
- Ahora brindemos por tú victoria, por qué al fin te has dado cuenta de que Minji solo te estaba haciendo perder el tiempo - Hyera toma ambas copas para entregarle una a Yuna.
Después de observarla unos segundos la toma de las finas manos de Hyera para darle un sorbo al mismo tiempo que ella.
- Es refrescante...- Yuna piensa al hacerlo.
- ¿Bien?, ¿te ha gustado? - De pronto Hyera comienza a acercarse, sus pechos suaves rozan el brazo de Yuna.
- Tiene buen sabor...- vuelve a dar otro sorbo para sentir de nuevo como la amargura quema su lengua y garganta al bajar.
Hyera la acompaña dando también otro sorbo a la copa sin apartar sus ojos rosas que miran como una felina a su inesperada visitante.
- Déjame hacerte sentir mejor - susurra en su oído.
Entonces juntan sus labios y Yuna simplemente se deja llevar por las sensaciones de el beso con sabor a licor, a este punto Hyera tiene el control, el deseo lentamente se desborda conforme aumenta la intensidad de el roze de sus lenguas.
Hyera la tumba en el sofá quedando sobre ella sin detener el apasionado beso, sus alientos se fusionan, ambas saben que es más un ejercicio de posesión que de amor o mejor dicho, no existe nada de amor solo un juego previo que surge de el despecho y necesidad.
Es muy tarde para detenerse.
Yuna la sostiene de su fina cintura, se siguen besándo, sus lenguas bailan una en la boca de la otra, sus salivas se van volviendo más y más espesas a medida de los minutos que pasan.
Hyera desliza lentamente una mano bajo la blusa de Yuna tocando sus pechos aún por encima de su bra, mientras Yuna con sus manos fue bajando al firme trasero de la pelirosa, hasta que la misma detiene el beso para ofrecerle nuevamente un trago que Yuna acepta sin más.
Una vez que sus copas están vacías Hyera se pone de pie extendiendole la mano.
- Ven conmigo - Yuna la toma y es arrastrada hasta la habitación de el departamento.
Ahí es donde vuelve a ser tumbada esta vez en la cama, obcerva como Hyera se aproxima con movimientos seductores para juntar sus labios nuevamente.
Hyera baja a su cuello, lame y chupa en busca de causar mayor deseo en Yuna que su piel al ser tan blanca delata sus sonrojos.
De manera sutil va desabotonando y bajando la cremallera de sus pantalones con el objetivo deshacerse de ellos, así lo logra con cada prenda hasta tenerla completamente desnuda.
Entonces obcerva a Yuna recostada en su cama como una obra de arte al deleitarse con su increíble y sumamente atractivo físico sin duda luce mucho mejor al tenerla de cercas desnuda.
- Es tan sexy - piensa Hyera.
Ella también se libera de su propia ropa, así ahora ambas desnudas tienen su primer encuentro piel con piel.
Hyera se apresura a bajar sus besos para que su cara termine en los grandes y suaves pechos de Yuna, que en otra condicion habría sido un acto tierno. Se sumerge en ellos, sintiendo su calidez.
A Hyera le sorprende como Yuna aún no ha hecho por apartarla y al contrario de esto sus extremidades parecen tener muy poca fuerza, sin saber si esto se deba a los efectos de el alcohol o simplemente su tristeza no se lo está permitiendo, decide ignorarlo y seguir aprovechando la situación para cumplir sus más grandes deseos lujuriosos que tanto había fantaseando solo con Yuna y la tiene tan húmeda en estos momentos al saber que están por cumplirse, deleitándose con cada rincón de el escultural cuerpo de Yuna.
Saca su lengua y comienza a ensalivar aquellos redondos pechos, lo hace primero entre ellos antes de recorrer los pezones.
Los primeros gemidos le indican que lo esta disfrutando tanto como ella. Se mete uno en la boca abarcando tanto cómo puede, lo succiona, lo muerde un poco sin lastimarla y lo estira lo suficiente para hacerla gritar.
Con sus manos sube por sus muslos, ahora desnudos, hasta su cadera, las sube y baja acariciando con el objetivo de que supiera lo que se siente pertenecer a alguien, aunque fuera por unos minutos.
Sus gemidos le provocaban una aceleración en el ritmo cardiaco y un aumento de humedad en la entrepierna.
Continúa con su boca adueñandose de sus pechos, los besa y escucha un par de resoplidos, hace succión en sus pezones alternando cada uno.
Pero de pronto los suspiros de Yuna se detienen, Hyera al darse cuenta dirige la mirada al rostro de Yuna para ver las lagrimas que caen de sus ojos nuevamente.
No otra vez, Hyera no permitirá que siga llorando por esa estúpida de Minji hará que llore por ella y solo ella, no más Minji.
Entonces abandona sus pechos para limpiar sus lágrimas, junta sus bocas, saborea con cada azote de su lengua con la de Yuna pues ella sigue correspondiendo apesar de su leve llanto.
Hyera aprovecha y le mete su mano entre las piernas, con la punta de los dedos roza el inicio de sus labios vaginales.
Yuna al sentirlo mira las manos de Hyera y luego a sus ojos rosas, con la respiración agitada duda unos dos segundos, antes de volver a juntar sus bocas introducirle su lengua, en una desesperada imitación de lo que Hyera hizo antes, sintiendo como los dedos de la pelirosa van hacia su monte de venus, donde se entretiene acariciando unos segundos antes de dirigirme hacia abajo, hacia su humedad y la fuente de sus gruñidos.
La toma de la cadera y la acerca aún más contra su cuerpo, sus pechos se unen. Yuna esconde su rostro en el cuello de Hyera.
Y sus dedos se dan paso en aquella zona prohibida, acaricia de arriba a abajo separando sus labios para sentir su humedad, su clítoris ya esta tan sensible debido a las contracciones de su cuerpo con cada roze que recibe y sus gemidos le imploraron que siga frotando, así lo hace.
Sigue frotando, ahora con más velocidad.
Su lubricación empieza a ser resbaladiza y sus resoplidos cada vez más notorios, sin embargo todavía no eran los suficientes para indicarle tal excitación.
Sus dedos se abrieron paso entre sus labios y entonces la nota sobresaltarse al sentir un par de dedos entrando. Se abraza a Hyera enterrandole sus uñas en la espalda, esto hace que no pueda evitar la tentación de meter los dedos por completo en su interior en un claro acto de posesión.
¿Te gusta, perra?, quiso preguntarle, pero no perdería la oportunidad de seguir poseyendola. Le moja los dedos conforme la posee más y más.
Hyera comienza a penetrarla al ritmo de sus gemidos y exhalaciones. Sus dedos al ser delgados pero largos llegan a donde debían para hacerla gritar aún más, los curvea tocando cada zona sensible de su intimidad.
La mira con aquella satisfacción que ahora le es imposible ocultar, es una sonrisa llena de arrogancia, como una forma de decir "eres mía" sin siquiera pronunciar una palabra.
Le saca los dedos atrayendo con ellos un hilo de sus fluidos brillantes y transparentosos.
La toma de las caderas para darle vuelta ahora su cabeza y torso estan sobre las sábanas y su trasero hacia arriba, como si se lo ofreciera.
Y por supuesto, Hyera lo toma y pasa la lengua desde abajo hasta arriba. Ahí estaba, arrodillada y lamiendo la zona erógena de Yuna. Si no fuera por los gemidos seguramente Hyera ya se habría detenido, pero el cuerpo de Yuna es como si le estuviera pidiendo que no parara.
Baja aun más y su lengua recorre toda la línea de esa jugosa vulva, hasta el clítoris que ha frotado con anterioridad, encontrándose este ya bastante sensible.
La situación es un poco incomoda para Yuna a decir verdad, pero se encuentra tan cegada por el placer brindado que su misma zona intima la traiciona al humedecerse de forma abundante.
Hyera no puede esperar más. La obliga a que se de la vuelta nuevamente sin levantarla.
No puede creer lo que esta haciendo, esa es su propia cama y ahí se encuentra Yuna.
Ella se cubre los pechos con las manos cuando queda boca arriba.
Su respiración no tiene control. Esta totalmente acalorada.
Hyera la arrastrada poniendose las largas piernas de Yuna sobre los hombros y hunde su cara en medio.
El sabor de la pelinegra es más dulce de lo que se imagina por lo que su boca la cubre a la perfección para su mejor degustación. La recorre con la lengua sin tregua, memorizando cada pliegue, cada gemido y suspiro, finalmente encuentra el patrón.
Yuna la toma de los cabellos rosas, mientras ella forma círculos con la lengua sobre su clítoris.
Nota como su espalda se curvea. Yuna intenta cubrir su boca, pero no sabe si hacerlo o continuar aferrándose a los cabellos de Hyera. Incapaz de pensar, Yuna conoce bien esa sensación, esta siendo poseída y acaba de perder todo control de su cuerpo, pues yace a merced de alguien más, y ese alguien es Hyera.
Su boca, lengua y aliento ahora son quienes dictan su vida.
Siendo uno de los mejores orgasmos que ha presenciado. Todo su cuerpo pierde firmeza, como un desmayo, a pesar de que respira con dificultad, está consiente.
Hyera se pone de pié, vuelve a admirar su cuerpo con satisfacción. Lo había logrado. Ella ha logrado su cometido de hacerla llorar de placer.
Hacía mucho tiempo que Yuna no permitiría algo parecido, desde que estaba con Minji no había estado con alguien que pudiera darle placer. Ella nunca fue la que tenía que abrir las piernas y esperar a que la otra se divirtiera.
Esa pobre y hermosa mujer está bloqueada como un ave lejos de su hogar, pero aun así puede notar la sonrisa divertida en las finas facciones de la pelirosa junto con la humedad que ha dejado al rededor, siendo evidencia de que se la ha pasado demasiado bien.
Rendida sobre la cama algo le quedó claro a Yuna, ya no será tan fácil quitarse de encima a Hyera después de entregarse a ella al verse vulnerable, además de su estado de ebriedad y que por supuesto Hyera no tendrá ningún remordimiento de haberse aprovechado de esto. Ella es capaz de bofetear y luego besar sin ninguna consideración.
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