Capitulo 1 Terrible traición

Llega al departamento que compartían juntas y comienza a desalojar tomando todas sus pertenencias.

Afortunadamente, Minji no se dió cuenta de su presencia lo que le daría el tiempo suficiente para marcharse. Ya esta decidido no podría permanecer ahí.

Tanto tiempo compartiendo con quién creyó ser el amor de su vida, jamás se hubiera imaginado que su alegría se desvaneceria de un momento a otro, al ver a Minji salir de un café tomada de la mano de un apuesto chico, lucia tan sonriente a su lado, que sus ilusiones se esfumaron al verla partir sin siquiera darse cuenta de su presencia.

Con cierta nostalgia abandona el hogar.

- Así Minji podrá traer a su nuevo acompañante si lo desea - piensa Yuna con rabia.

Sin más ella simplemente se retira, llevándose cada rastro e indicio de que ella alguna vez vivió ahí.

Aún destrozada, llega al único lugar donde podría refugiarse, su antiguo hogar. En el cual solía ser vecina de Minji.

Aún sin comprender porque tendría que sentirse así de nuevo, ¿todo lo que había sucedido entre ellas ya no importaba más?.

Quizás su error fue que se había enamorado, pero sería ridículo pensar una cosa así. Sin embargo había escuchado que las personas que se enamoran nunca terminan bien.

¿Por qué las cosas tenían que resultar así? ¿Porque no podía terminar como los cuentos de hadas, con un vivieron felices para siempre?.

Quizás tan solo un cigarro pueda aliviar un poco su malestar.

Entonces sale y camina por la calle aspirando y soltando el humo de el cigarro mientras reflexiona de lo sucedido con Minji pues realmente la a tomado desprevenida, simplemente no se lo esperaba de quién amaba hasta el cansancio.

Parece que nunca se termina de conocer de el todo a las personas...

Se detine en uno de los callejones de fumadores, uno de los lugares que solía visitar con frecuencia, parece que a dado un paso hacía atrás.

Es como si inconscientemente su cuerpo quisiera regresar a esos tiempos dónde el amor comenzaba a surgir, pero de eso ya no hay nada por más que intentará revivirlo.

Recarga su espalda y nuca contra la pared de ladrillos, las lagrimas vuelven a escaparse de sus ojos.

Mientras esto sucede el timbre de llamada de su celular comienza a sonar mostrando la foto y nombre de Minji pero ella simplemente se apresura en rechazar la llamada e insistente vuelve a sonar asta que apaga por completo el dispositivo.

No quiere volver a saber absolutamente nada de ella.

- Que dulce pero a la vez tan desastrosa coincidencia, ¿no lo crees? - una voz suave y seductora se escucha de entre la oscuridad en el callejón.

- Por qué estás aquí Hyera.

- No eres la única fumadora - sale de su escondite dejando ver su brillante y bien cuidado cabello rosa, junto con esa perfecta figura cubierta con uno de sus habituales vestidos ajustados y tacones.

Ahí está ella de nuevo, esa hermosa mujer que tanto daño intento hacerles a ella y a Minji, desde luego que su compañía no es para nada deseada en esta situación.

- ¿Por qué eres tan molesta? - dice limpiando sus propias lágrimas.

- ¿De que hablas Yuna?, solo intento hacerte compañía, veo que no estás nada bien.

- ¿Desde cuando te preocupa?.

- No tienes idea - se acerca poco a poco a Yuna - Vamos, déjame adivinar el motivo de tú llanto. ¿Minji otra vez? - Hyera acaricia el cabello de Yuna - Sabes que no me odias a mí, odias el hecho que yo finalmente allá tenido la razón, ustedes no estaban destinadas a estar juntas - limpia sus lágrimas que inevitablemente no dejan de caer.

- Cierra ya la boca - aparta su mano de un manotazo - Ya me quedo claro, ganaste, tenías razón. ¿Estás contenta con eso?, felicidades ahora déjame en paz - expresa con amargura.

- Solo quiero que me escuches - la toma de el mentón obligandola a levantar la mirada y encontrar sus ojos con los de ella - Nada de lo que allá pasado absolutamente ha sido tú culpa, es problema de Minji que no pudo con tanta belleza, por qué ambas lo sabemos, eras demasiado para ella. Mírate podrías tener a cualquier chica a tus pies y has decidido conformarte con esa miseria - Yuna se safa de su agarre y voltea la mirada pero Hyera continúa sometiendola al arriconarla con ambos brazos contra la pared de ese oscuro y solitario callejón - Déjame enseñarte que es lo que en verdad te mereces, yo puedo darte lo que Minji no pudo - susurra en su oído con esa irresistible voz seductora - Sobre todo tus lágrimas jamás serían de tristeza, si no de placer.

Quizás fue por despecho o simplemente una gran necesidad por buscar un consuelo pero Yuna sorpresivamente termina aceptando la vulgar propuesta de Hyera al volver la mirada y juntar sus labios, lo que ha tomado por sorpresa a la pelirosa pues no logra reaccionar asta que sus lenguas están completamente unidas, en una mojada danza hambrienta, buscando cada vez más la satisfacción en el tacto de ambas, formándose brillantes hilos de saliva en el proceso, se dejan llevar, sonrojandose conforme aumenta la temperatura en medio de el beso, sus respiraciones se agitan, sus alientos chocan. Las manos de Hyera viajan a los enormes pechos de Yuna, apretandolos suavemente, logra hacerla soltar un pequeño suspiro.

Pero Yuna para el beso y la aparta, pues aún no puede creer que se allá calentado tanto con la problemática pelirosa que tiene en frente.

- No digas ahora que no quieres esto - baja sus besos al cuello de Yuna apartando sus largos cabellos negros de la zona.

Lame, chupa y muerde suavemente, provocando un sexy gemido que exita aún más a Hyera queriendo escucharla otra vez, pues sus más grandes deseos estaban por cumplirse.

Vuelven a besar sus bocas está vez de forma desesperada, se muerden provocativas, azotan sus lenguas.

Hasta que el momento es cortado por un sollozo que vine desde otra parte de el callejón.

Ambas voltean encontrándose con Minji llorando en silencio mientras sigue presenciando la escena.

- Minji...- menciona Yuna

- Yo...nada - dice con la voz débil antes de salir corriendo.

Yuna intenta ir tras ella pero Hyera se lo impide sostetiendola.

- ¿Enserio?, ella se lo merece.

- Pero...

Hyera tiene razón, Minji no pensó en sus sentimientos cuando se metió con ese sujeto a sus espaldas.

- Quiero irme de aquí.

- No te preocupes, te llevaré a un lugar más cómodo y maravilloso - la pelirosa se abraza a ella.

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