❦Huyendo de un girasol: capítulo 1❦
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La escuela para Yoongi es un asco.
Sí, eso mismo, no solo porque le cortaba sus amadas horas de sueño, sino porque también le obligaba a socializar. Vale, es normal que un niño de 10 años deba hacer amigos, pero es que sinceramente a él no le faltaban. Tenía los necesarios, a Nam y Jin, ¿necesitaba más? Pues para nada, con ellos era más que suficiente, los otros niños parecían retrasados peleando por esto y aquello, además, sus dos únicos amigos le resultaban demasiado beneficiosos en su vida... A diferencia de otros niños que no sabían hacer nada más que llorar, pelear y obedecer todo lo que la profesora mandase.
Nam le ayudaba en sus tareas (especialmente en inglés) y Jin, a pesar de su corta edad, preparaba pastelillos exquisitos, mucho más de los que hace su madre ¡Ellos eran increíbles!
Y bueno, que Yoongi odiara la escuela no significaba que sería un problema o haría una revolución desde allí, siendo este el cabecilla para poder incendiarla. No, ese era trabajo de otro niño del aula continua, un tal Jeon Jungkook. Yoongi debía admitirlo, se aprendió su nombre ya que le respetaba en silencio por tener las agallas, aunque también pensaba que era un idiota, por un momento el pequeño de piel pálida sintió compasión por el pobre profesor que tenga que controlarlo.
—¡¿Otra vez, Nam?!— escucha de pronto a Jin, con el ceño fruncido y ambas manos en su cintura, tomando su bonita cuchara rosa y acariciándola con recelo.
—¡T-te juro que no lo hice!— exclama el de piel más oscura, moviendo sus dedos sin parar y tratando de evitar la mirada penetrante de SeokJin.
—Ajá, ¿Entonces me dirás que casualmente tú tenías entre tus manos mi cuchara favorita partida en dos?
—Yo solo...
—No mientas Nam, no te servirá contra Jin.— murmuró al fin Yoongi, cansino y sobando sus ojos con algo de molestia al ser levantado por la pequeña discusión de sus amigos, bostezando para luego acomodarse mejor y volver a cerrarlos.
—¡Yoongi! ¡Yoongi ¿Tú lo viste?!
—No necesitas verlo para saber que él fue, dudarlo hasta sería tonto, sabes la mala suerte que tiene Nam con romper cosas.— explica sin mucho interés, a lo que el más alto con resignación suspira para encogerse de hombros.
—Lo siento...— susurra entonces, bajando la mirada y jugando suavemente con sus pies al ser descubierto. Jin niega sutil, sonriendo para luego colocar su mano en el hombro del más alto.
—Bueno... Supongo que no hay problema, igual tengo cientas de cucharas rosas en casa, tampoco es como si no me haya acostumbrado ya a tu destrucción.— sincera con gracia, a lo que Namjoon solo ríe avergonzado para volver a tomar asiento, observando desde allí con desaprobación a Min, quien parece volver a dormir con una sencillez asombrosa.
—Hey Yoongi, no deberías dormir en clases.— le aconseja repentinamente, haciendo que el mencionado se queje en silencio.
—Es recreo, nadie me puede decir ni reprochar nada, conozco mis derechos.— asegura orgulloso el azabache, causando que Jin suelte una sonora carcajada.
—¡Eso Yoongi!— celebra, Nam tan solo rueda los ojos pero sonríe igual, negando con su cabecita
—Dios, tú sí que eres un caso perdi...
—¡L-lo siento mucho!
Los tres niños giran sus rostros ante aquella abrupta exclamación, sorprendidos y curiosos puesto a que normalmente eran los únicos que se quedaban en el salón a la hora del receso. Parece que ese era un día especial donde se rompía aquella costumbre.
—Oh... Vaya problema.— murmura Jin, casi silente y rascando su nuca, dudando si ir a ayudar o no.
La escena que se dibujaba frente a ellos no era agradable, para nada, era un pequeño pelirrojo que no pertenecía a su salón, tirado en el suelo con sus cuadernos esparcidos por allí, junto a otro niño más alto y rubio que sonreía con malicia.
—¿Podrías quitar tu pie de mi cuaderno, por favor?— pide el más pequeño, quien se levanta de donde estaba para enfrentar al mayor, aunque sus orbes luzcan brillosos por las lágrimas que amenazaban con salir. El pelirrojo se veía nervioso a pesar de tratar de hacerle frente al otro, lo cual para Jin era completamente admirable.
—Hey, fuiste tú quien se chocó conmigo, idiota.— reclama el mayor.
—Y si no me equivoco, ya te pedí disculpas por ello, y las reitero, lo siento por chocarme contigo, no te visualicé, pero que me haya chocado contigo no te da el derecho de insultarme.— aclara con algo de fastidio, encogiéndose de pronto al ser empujado por el chico que está frente suyo.
—Pues no las acepto, i-dio-ta.
—No es culpa de él que tú, cabeza hueca, no hayas entendido ni la mitad de lo que dijo. Ya, quita tu pie, ya se disculpó.
Jin abre la boca con sorpresa ante la aparición mágica de Yoongi, el niño que hace unos segundos estaba recostado en su asiento durmiendo, ahora protegiendo al pelirrojo que se estaba encargando de recoger todos sus libros caídos. Al cruzar mirada con Nam, ambos deciden ayudarle en lugar de quedarse sin hacer nada (y también, porque si Yoongi entraba en una pelea, ellos estarían cerca para sumarse y ganar. Todo con lógica).
—Hey Yoongi, tranquilo ¿Es tu hermano? ¿Lo conoces?— interroga el chiquillo aún con su mirada burlesca.
—No necesito conocerlo para defenderlo de idiotas como tú. Ahora no fastidies y quítate.
—Eres un aburrido, Min, le quitas el chiste a todo— masculla molesto el rubio, quitando su pie y pateando el libro. El de piel blanca suspira con pesar, sin embargo, no hace nada. Yoongi sabe que con niños así nada se puede hacer —. Allí está el asqueroso libro.— finaliza, sonriendo con sorna para retirarse de allí. Nam se levanta enojado pero Jin le detiene rápidamente y niega.
—Ya déjale, hasta Yoongi entiende que no vale la pena— tranquiliza el mayor de todos, mirando de pronto al pelirrojo —. ¿Estás bien?
—Uh, sí...— murmura, algo aturdido.
—¿Seguro?— interroga Nam, preocupado.
—Claro que sí, estoy bien, de verdad... Supongo que me choqué con el menos agradable.— asegura contento, regalando una linda sonrisa y moviendo sus manos rápidamente, tratando de minimizar la tensión que se ha creado en el ambiente para luego recibir sus libros de las manos de Nam.
—Es el típico bruto del salón, siempre es así... Hablando de eso ¿Estudias con nosotros?— pregunta Jin, haciendo una mueca de disgusto en un inicio para luego observar curioso al chico, quien portaba bonitos hoyuelos en sus mejillas y no había parado de sonreírles.
—¿Eh? Oh no, yo estudio en el salón de al lado, soy un grado menor y solo vine para recoger algunos libros que me pidieron.— aclara, soltando una sutil risita nerviosa.
—Genial, ¿deseas que te acompañe?
—Nop, no es necesario, pero muchas gracias por ayudarme. Mi nombre es Jung Hoseok, les estoy muy agradecido.— sincera, feliz y dando una reverencia tanto para Jin y Nam, no obstante, Hoseok de pronto busca al chico de piel blanca quien había sido el primero en levantarse. Mueve su cabecita en su búsqueda hasta que lo encuentra, durmiendo en su carpeta como si nada hubiese pasado.
—Muchas gracias por defenderme.— murmura con gracia, esperando ser escuchado a pesar de que sabe que es muy poco probable, sin embargo, cuando el niño (que recuerda que se llama Yoongi) levanta su carita adormilada para mirarle, el pelirrojo no puede evitar avergonzarse y sentir su carita arder por ello.
Estaba muy cerca.
—Uh, sí, no me gustan los brutos.— susurra lacónico el chiquillo durmiente para luego volver a cerrar los ojos.
Hoseok, con las mejillas fuertemente coloradas y soltando un suspiro pesado de sus labios, se retira de allí en silencio, con los nervios recorriéndole todo el cuerpo.
Cuando ya no hay señales de aquel niño, Jin no puede evitar tomar sus propias mejillas y reír enternecido.
—¡Dios, ese niño es adorable!— medio grita, causando la risa de Nam.
—Eso es innegable, tiene bonita sonrisa, es lindo.
—No tanto como la mía, pero sí, claro que tiene una bonita sonrisa.— añade Jin, extrañamente alegre y tomando asiento rápido al saber que las clases estaban por empezar y el salón se llenaba nuevamente.
—¡Yoongi, a levantarse!
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Cuando la hora de salida llega, Min Yoongi no puede sentir nada más que dicha recorrerle el cuerpo con encanto y, sin querer, una casi invisible sonrisa se pinta en su carita blanca. Al enterarse que Nam y Jin tienen que quedarse unas horas más para terminar un trabajo grupal con otros niños, siente gran decepción de volver solo, no obstante, esta es muy efímera y se disuelve fácilmente al recordar que con solo llegar a casa podría comer y dormir lo que no pudo por culpa de la escuela.
Era una lastima para sus amigos... Pero no para él.
Al caminar, espera que todos los estudiantes salgan primero, de verdad que le estresa ver tanta conglomeración de personas luchando para ver quién sale antes, por lo que Yoongi decide dar un paseo corto hasta ya no ver estudiante alguno.
Encantado ante la desoladora salida, da pasos sincrónicos y calmados, tiene todo el tiempo y espacio del mundo para retirarse con normalidad, sin embargo, siente de pronto pasos rápidos dirigirse hacia su dirección, por lo que gira curioso y recibe un impacto que le aturde y casi le hace perder el equilibrio, pero aún así se mantiene de pie, frunciendo el ceño molesto.
—No esperé muchos minutos a que todos los mocosos se fueran para recibir esto.— se queja, mirando molesto al chiquillo que estaba en el suelo. Al menos este había terminado peor.
—Dis-disculpa, juro que me resbalé. — explica velozmente el pelirrojo frente a él, quien al mirarlo baja con rapidez su rostro y se encoge de hombros.
Yoongi piensa que aquella reacción es extraña, pero al mirar mejor al pequeño que tiene en frente, lo recuerda.
—Yo te conozco, eres... Ah ¿Hoseok?— interroga simple, tratando de observar mejor su rostro para corroborar si está en lo cierto.
Claro que sí, Jin dijo que era lindo y adorable, seguro que no se equivocaba.
—¡Sí, ese soy yo!— confirma alegre el chiquillo de piel canela, sonriéndole con dulzura.
—Pues veo que es una costumbre tuya el chocar con personas.— pronuncia el azabache, mirándole atentamente para reír después.
—¡Hey, no es a propósito!— asegura el menor, ofendido y con las mejillas encendidas de dulce carmín.
—Ajá, espera... ¿Quieres una curita? Tu rodilla se raspó.— dice de pronto el pálido, haciendo que Hoseok parpadee y mire instantáneamente su rodilla mellada.
—Oh, ¿En serio? Se supone que no debía pasar esto.
—Sí que eres descuidado.— se burla Yoongi, haciendo que Hobi sonría.
—Solo un poco.
—Toma, siempre llevo unas conmigo.— pronuncia Min, dándole la curita al menor, quien lo mira sorprendido. El de piel pálida suspira al no ver reacción alguna por el pelirrojo —. Ya sabes... Para que la pongas en tu herida.— informa.
—Oh sí, muchas gracias Yoongi-hyung.— responde alegre y con una sonrisa linda el pelirrojo, tomando la curita en sus manos.
Yoongi lo observa por unos segundos, ese chiquillo era todo un caso, y eso que recién le conocía. Esperaba de verdad que no se metiera en más problemas, pues como dijo Jin, es demasiado adorable. En fin, Yoongi no le da tantas vueltas al asunto y se despide con sencillez, alejándose del menor y sintiendo una alegría fantasmal al ya no estar en las instalaciones escolares.
Yoongi no mira hacia atrás, sin embargo, mientras camina con calma en la gris acera, con ambas manitas en sus bolsillos y sintiendo los rayos de sol bañar su cara blanca, no se percata que el pequeño pelirrojo que aún yace sentado en el suelo, sosteniendo la curita floreada que este le había obsequiado, lo mira embelesado, con ambos ojitos brillando y sus mejillas pintadas de rosa.
Hoseok sonríe en soledad y siente su pecho latir fuertemente.
—Min Yoongi...— susurra feliz, para después saltar hacia su casa, olvidando todo lo malo —. Min Yoongi, futuro esposo de Jung Hoseok.
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¡Holi cariño! Sí, lo sé, esto es algo nuevo y quizá que no te esperabas, no es un escrito de TPN pero... Ahhh, es que me enamoré totalmente de esta parejita, y pues la carne de Blumi es débil y no me resistí ./////.)❤️✨
🌻¡Muchísimas gracias por leer cariño, te quiero mucho!🌻
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