«Al mirar el cielo»
Autor de la imagen de portada: blamedorang (tumblr).
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Desde hace un tiempo, el cielo siempre le había parecido un poco más nublado que el día anterior, incluso cuando se esforzaba en dar lo mejor de sí y levantar la carga de las personas que amaba, en algún punto, la frialdad en su corazón había congelado la alegría de los momentos banales y la belleza natural de las maravillas del mundo.
El cielo parecía opaco y gris incluso cuando no estaba nublado, lentamente volviéndose tan blanco como un copo de nieve. Gélido y sin nada más que quemaduras para dar.
Hasta que un par de alas rojas resaltaban claramente entre todo ese blanco y azul. Planeando libremente por el cielo que había perdido el color.
La oleada de calor empezó en sus mejillas en cuanto el sueño de las alas aterrizó sin mucha delicadeza enfrente de su casa sin darse cuenta que la hija mayor Todoroki se encontraba apaciblemente sentada en el banco del patio, en medio de una lectura que había terminado con ella viendo el cielo con nostalgia.
El pobre libro salió volando a un costado, mientras que Fuyumi mantenía su mirada fija en el invasor.
Fue entonces cuando el chico abandonó su sonrisa presumida de traviesas intenciones al darse cuenta que su aterrizaje bullicioso había despeinado a la señorita, un parpadeo de sorpresa y nerviosismo inundó su mirada.
—Yo... eh, lo siento mucho.
Él se rió encogiéndose de hombros, dando una apariencia con al menos un poco de vergüenza, la risa tan libre y encantadora hizo cosas increíbles dentro de ella. No había mariposas, pero si habían burbujas que se extendían por todo su cuerpo, hinchándose y explotando en varias direcciones, incluso si eso chocaba con su irritación.
Ella se levantó para saludar en un intento por hacer a un lado las emociones que despertaban con su pomposa presencia.
—Hawks-san —Hizo un enorme esfuerzo por tratar de sonreír de forma serena, manteniendo su corazón en su lugar, mientras aceptaba el libro tendido de las manos del hombre, llevado a él con una de sus plumas—. Todo un espectáculo como siempre.
Y como probando su punto, Fuyumi pasó un mechón liberado por la ventisca de aterrizaje tras su oreja.
Por la forma en que la sonrisa Hawks tembló, le hizo creer que no era el único mechón que estaba fuera de su sitio. Y Fuyumi tuvo que aferrarse a su libro de lectura para no tragar saliva y empezar a arreglarse nerviosamente el cabello, en su lugar, se mantuvo en una amable, pero firme postura, como quien en realidad no está afectada por su ostentosa personalidad.
—Si... yo... —Fuyumi se enderezó en su puesto, incluso si su cabello podría lucir como un desastre, el ver al actual número dos actuando un poco reservado por el evento era más que gratificante y la llenaba de confianza—, ¡No te vi ahí, Fuyumi-chan! ¡Cielos! Eres bastante sigilosa.
—No me considero así, pero debo tener cierto mérito si tomo al número dos con la guardia baja —Manteniendo a duras penas su actitud tranquila, Fuyumi pasó otro mechón de cabello detrás de su otra oreja, notando cierto obstáculo—. ¡Vaya!
—Si... de nuevo, perdón —Está vez Hawks se acercó a su cara lo suficiente como para sentir su respiración calentando sus mejillas, y el tacto de sus guantes rozando las puntas de sus orejas no ayudaba a mantener su postura ni su corazón de forma tranquila.
Fuyumi podía asegurar que había dejado de respirar, sintiendo como el calor se extendía en todo su rostro y orejas mientras escuchaba en la lejanía otra disculpa de Hawks sin dejar de quitarle hojas y ramas que se habían visto atascadas en sus mechones debido a la ventisca.
—¿Vienes a ver a papá? —La pregunta había salido tan atropellada de sus labios que apenas tuvo tiempo de analizar lo que decía, pero comprendiendo que no debía quedarse callada al tener su rostro cerca de ella, o con sus manos viajando por su cuero cabelludo, limpiándolo. Era insoportable para su pobre corazón y no quería perder la dignidad—. Deberías haber ido a su agencia, solamente pasa aquí por la noche...
Fuyumi quería morderse la lengua porque sintió que parecía que lo estaba echando y ella no quería que se fuera. Había ruido y risas en la casa solitaria cuando Hawks estaba ahí, y no estaba segura de lidiar bien con ello cuando el héroe ya había venido con su alegre escándalo al caer del cielo.
—¡Oh, claro, Endeavor-san!
Las vibraciones de su risa pegaron más profundo en Fuyumi al poder sentirlas tan cerca, y en conjunto con los suaves movimientos en su cabeza, casi hicieron que sus piernas cedieran.
—De hecho, vine a verte.
Fuyumi se tambaleó en su lugar y el héroe la sostuvo por instinto de la cintura para evitar su caída.
—¿Y-Yo? —Su voz ahogada en su garganta—. ¿Qué podrías... necesitar de mí?
El hecho de que Hawks ahora le estuviera sonriendo con cierta suficiencia mientras no la soltaba de la cintura y se mantenía cerca con ella le indicaban a Fuyumi que de seguro tenía tallado en su rostro un color tan rojo como sus plumas.
—Tu compañía.
De alguna manera, Fuyumi se las arreglo para fruncir las cejas con la suficiente desconfianza como para dar vuelta a la tortilla y esta vez sea el hombre rubio quien tenía teñidas las mejillas con carmín.
—¡Literalmente me refiero a tu compañía! ¡Nada más! —Se apresuró a agregar como, un poco demasiado rápido, como para ser normal—. Fuiste amable conmigo al invitarme a la cena con tu padre el otro día incluso si aparecí sin invitación. Quiero devolver el favor.
Y para probar su punto, hizo un gesto con la mano y un par de plumas traían varios vasos medianos de sorbetes en una bolsa transparente colgando del cálamo.
—Mencionaste que te gustaba el helado —Los vasos llegaron a sus manos y los tendió como ofrenda de paz—, ¡así que traje algunos sabores nuevos para probar juntos! Por supuesto, si no es demasiado audaz.
—¿Tú? ¿Audaz? —Fuyumi se rió, levantándose de la banca con una enorme sonrisa—, ¿Cómo sería posible eso?
—Bueno, ya sabes —Lanzó un guiño divertido emulando su sonrisa.
—Está bien, de cualquier manera ya estás aquí, sería un desperdicio no probar lo que traes.
Hawks le siguió como un patito hacia dentro de la casa, podía sentir su arrogante sonrisa en la nuca, pero ella misma se encontraba sonriendo, las burbujas hinchándose en su estómago, dándole la sensación de que podía flotar. No era rudo ni explosivo, era una sensación suave y acogedora.
Era bueno que el cielo fuera tan monótono, porque así podría identificar de inmediato sus brillantes alas rojas.
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Gracias por las 2k de lecturas~ ✨💕
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