One shot
Chūya está caminando por los pasillos de la agencia de detectives, Dazai está cerca de terminar su turno y al pelirrojo se le ocurrió que dar un paseo era buena idea antes de regresar al departamento.
Han estado viviendo juntos desde que derrotaron a Fyodor, Chuuya había esperado tanto tiempo a que esto se volviera realidad y ahora qué lo tiene no piensa soltarlo. Lleva esto en mente cuando la voz de Atsushi lo detiene antes de dar la vuelta en una esquina.
—¿Has amado a alguien, Señor Dazai? — pregunta el joven.
Osamu alza la mirada. Atsushi ya no tiene los rasgos infantiles con los que lo conoció, su mirada era más madura, una mirada de una persona que ha visto lo malo del mundo y aun así mantiene la fe. Alguna vez vio esto en otros ojos, unos cafés qué le reconfortaban.
— ¿Amar? — Dazai saborea la palabra saliendo de sus labios. — Solo podría considerar a alguien
—¿Cómo se siente?
Osamu cree que la pregunta viene más de un niño confundido qué de un adulto filosófico por lo que se toma un segundo para pensar en sus palabras.
— Bueno, no es una palabra que puedas decir a la ligera— Comienza, el tono es anormalmente serio— Amar a alguien es dar un poder a los demás de destruirte, pero también es darte un pilar. — explica— El amor se siente como si todo en tu vida girara alrededor de esa persona ¿comprendes? —Atsushi hace un gesto ambiguo con la cabeza. Dazai sonríe, puede que el joven no lo entienda porque la forma en que ama él no es igual a la del tigre — ¿sabes por qué decidí ayudarte en lugar de aniquilarte ese día que nos conocimos?
— ¿por qué viste potencial?
Dazai se ríe
— Ah, Atsushi, no sólo fue por eso— es un suspiro melancólico — era más joven de lo que eres ahora, así que no me di cuenta hasta que fue demasiado tarde. — Dazai se sienta en el piso y el platinado le sigue— Lo conocí en una misión de bajo rango, era serio como una piedra, vestía con ropas normales desaliñadas, en cualquier persona se vería ridículo, pero él... — niega — me acerqué por curiosidad, era el único agente qué no disparaba un arma, nadie sabía que había pasado para que cambiará drásticamente de un asesino a sueldo a un recadero.
》Platicar era fácil con él, podía dejar de ser el jefe de la mafia y convertirme en un adolescente problemático— Dazai evita decir su nombre, hacerlo solo debilitar su último hilo de estabilidad al que se sostiene— nunca me juzgó, solíamos reunirnos en un bar qué está en un callejón solitario, cuando hay malos días aun voy... esperando que lo encuentre ahí— el gesto amargo es completamente inconsciente— Él, Ango y yo... fueron épocas felices pese a ser días oscuros. Aunque éramos tres, solo podía sentir un vínculo con él. Es, hasta el momento, la única persona que me ha comprendido en su mayoría.
》 A veces, cuando estaba libre de la obligación de la mafia, lo encontraba en un pequeño establecimiento de curry, la comida era tan picosa qué me quemaba la lengua, pero pasar tiempo con él siendo feliz tras ver a los niños valía la pena. Me quejaba mucho en ese momento solo para verlo reírse de mi cara— una mano está dentro de la gabardina, Atsushi ha pasado suficiente tiempo con Dazai para saber que lo que tiene dentro es una cajetilla de cerillos gastados por el tiempo— Eso también es parte del amor, no importa cuantas veces hagas el ridículo frente a la persona amada, todo lo que importa es verlo feliz. Me hubiera gustado hacerlo feliz más tiempo...
》 Cuando Mimic apareció, no se sintió diferente, cuando Mori lo puso a cargo de la investigación yo... debí suponer que algo iría mal, debí ser más precavido. — Su mente divaga y no tiene secuencia, demasiado perdido en sus recuerdos, tal vez el platinado no lo sepa, pero hoy es 9 de enero, a vísperas del aniversario de la muerte de Sakunosuke — tenía unos ojos que te daban paz, Atsushi, era honesto y sincero, era la luz a mitad de toda la oscuridad qué rodeaba la mafia. Si él... si él me hubiera pedido qué dejara la Port Mafia en ese momento yo... yo...— Una lágrima recorre su rostro y mientras resbala una idea le cruza la cabeza, Dazai abraza ese pensamiento para después soltar una risa amarga — en sus últimos momentos de vida Oda me pidió que me convirtiera en una buena persona, que puede que no me sintiera parte del mundo pero que aún podía ayudarlo.
》 Después de su muerte, arregle un funeral y le hice una tumba decente, luego... luego fui a todos los lugares que alguna vez visitamos juntos, Terminé en aquella casa donde lo sostuve por última vez y trate de suicidarme — Atsushi lo observa, sin embargo, Dazai solo mira a la pared— No pude hacerlo, había hecho una promesa y quería que él se sintiera orgulloso de mi. Quería compensar la pérdida de la humanidad tras la muerte de Oda
》así que pedí unirme a la agencia, deje la mafia e intente lo mejor que pude estar a la expectativa de lo que él quería, cuando te vi en ese rio si vi potencial, pero también vi otra forma de redimirme. Así que te acogí y te enseñe de la forma en la que creí que Oda te hubiese enseñado.
》 A lo que me refiero es que, es muy fácil morir con el ser querido, lo difícil es mantenerte vivo aun cuando desearías estar muerto a su lado y me prometí no morir hasta qué cumpliera con mi misión aquí — Atsushi quiere preguntar acerca de cuál es su misión mas no se atreve a emitir ni un solo ruido— Así que una vez que termine mi propósito, Atsushi, debes prometerme que me conseguirás una tumba cerca de Oda y nos llevaras flores, si te olvidas de mi está bien, pero no te olvides de Oda ¿sí?
Atsushi siente un nudo en su garganta al momento de contestar.
— Si— asiente— le llevare flores, pero preferiría qué no tuviera que enterrarte
Dazai sonríe, es triste y amarga, sin embargo, es la sonrisa más genuina qué Atsushi lo ha visto hacer. ¿Cómo era una sonrisa verdadera en el rostro de Dazai? Se cuestiona el platinado.
— Si, lo siento por eso— se disculpa, no hace promesas — Ah, volviendo al tema, así se siente amar, incluso respirar es una acción qué hacer por la otra persona. Oda hubiera sido mejor explicando, él tenía el don de las palabras, yo... yo he intentado, pero no lo consigo, es demasiado deprimente a comparación de lo esperanzadores qué hubieran sido los de él.
Chūya, aun detrás de la pared, siente el corazón apretarse contra su pecho, no es algo novedoso lo que acaba de escuchar, Dazai siempre tiene esa sombra en los ojos al verlo, en los momentos malos nunca acude a él en realidad desaparece hasta que ha pasado lo peor, ha visto la muestra de su permanente luto al no querer cambiar la gastada gabardina o guardando una venda ensangrentada.
Chūya no es tonto, pero se fuerza a serlo, solo para poder disfrutar de un día más con la única persona por la que se preocupa, sin ser suficiente para llenar un el hueco que dejó alguien más. Si Chūya le pidiera volver a la mafia la respuesta sería una negativa rotunda y Dazai no le ha pedido unirse a la Agencia, ahora que se pone a pensar puede que sea que la Agencia de Detectives es una cosa más que guarda solo para Oda y él.
Apretando el puño, se da la vuelta y regresa a casa en búsqueda de tiempo suficiente para recomponerse antes de que Dazai llegue.
— Tal vez mañana podamos visitar su tumba— Atsushi dice— me gustaría agradecerle por impulsarte a venir a la Agencia.
— Suena a una buena idea— asiente — Es hora de que me vaya.
—¿Quieres que te acompañe a casa? — Atsushi vivía cerca de donde vivía Dazai por lo que era usual caminar juntos.
— No, quiero dar un paseo antes de llegar. — Su mano se aprieta ligeramente alrededor de la cajetilla — Olvide algo en la oficina, espera aquí.
Osamu ingresa nuevamente al lugar ya desierto, la mayoría se fueron temprano hoy, da un vistazo al lugar de trabajo y sonríe con la soledad de un corazón destrozado.
Al regresar, Atsushi no nota que lleve algo diferente, caminan hasta el elevador y luego a las puertas de salida, el clima de enero está presente en aquel aire frío qué cala los huesos.
— Nos vemos mañana— se despide Atsushi aun inseguro de si debería quedarse y seguirlo.
— Espera un momento— Lo detiene, Dazai pone sus manos sobre sus hombros y lo observa de verdad. — Eres un buen chico Atsushi, creo que hubieras sido mejor si Oda pudiese haberte enseñado, sin embargo, no tengo vergüenza al decir que estoy orgullo de ti y de todo lo que has logrado. La Agencia es tu familia, así como... así como la mía — despeina el cabello plateado con una mano— Nunca pierdas la fe. — Lo suelta con suavidad— si le dices a alguien que dije esto te mataré — la amenaza no tiene fuerza
— Eres un buen maestro, el señor Oda estaría orgulloso
— Eso espero, ahora ve a casa, Akutagawa se pondrá insoportable si no llegas pronto.
Atsushi asiente, mareado por las palabras comienza a caminar en automático, al darse cuenta de lo que acaba de pasar se da la vuelta esperando ver la figura de Dazai, pero no hay nada.
Continúa su camino.
Dazai visita aquel lugar destrozado por el tiempo y aun con los rastros del desastre, nadie quiso comprar el local tras saber la historia trágica de las muertes del lugar. Ni siquiera se molestaron en limpiarlo.
Sube las escaleras hasta la habitación de los niños de Oda, hay una capa de polvo y termitas. En el estacionamiento aún hay una marca negra en prueba de lo sucedido.
Luego va a tomar un trago en el bar de siempre, el camarero ni siquiera pregunta, no es el día usual de la semana, sin embargo, es el día usual del año. Dos vasos se posan uno al lado del otro.
Hoy es 9 de enero y Dazai está respirando por Oda una vez más.
— Dame una cajetilla — señala a los cigarros, Dazai no fuma, odia el olor a humo, pero hace una excepción los días importantes.
Hoy, a diferencia de los demás, se toma el licor en el vaso contrario. Paga y deja una propina considerable antes de salir del lugar.
Recorre las calles, hasta aquella casa escondida entre los árboles en los confines de la ciudad. No hay nadie dentro, la Port Mafia había limpiado el lugar. Llega hasta aquel salón donde lo vio por última vez.
Se sienta en el piso, saca la pequeña libreta qué siempre escondía entre sus ropas o en la oficina, también se enrolla la venda ensangrentada en la mano.
Saca un bolígrafo y abre en la segunda página, esa página permaneció permaneció en blanco, Odasaku decía que el prólogo tenía que escribirse al final. Dazai no lo entendió en ese momento, pero lo entienda ahora.
Cuando termina de escribir saca su teléfono, quedan unos minutos para la media noche. Solo queda una cosa por hacer.
Marca a Akutagawa, un tono, dos tonos y luego...
— ¿Sabes la hora que es? — le gruñe al teléfono
—¿Atsushi está en casa?
— Si, llegó desde hace unas horas. Está dormido
— Mn, solo quería decir esto— Inhala— Lamento no haber sido un mejor maestro, Akutagawa. Estabas en la mafia en ese momento, quería que aprendieras a sobrevivir para que no te comieran vivo y lamento no haberte llevado conmigo cuando fui a la Agencia. — es difícil sacar las palabras — Estoy orgulloso de ti y de hasta dónde has llegado.
—¿Señor Dazai? — su voz es una mezcla de emociones, entre aturdido y preocupado.
— Cuida de Atsushi y de Kyoka ¿sí?, pero sobretodo, hazlos felices y se feliz— suspira— te mereces ser feliz en lo que queda de tu vida. Dile a Atsushi qué lo siento.
—¿Señor Dazai?
— Y.... también dile que lo siento a Chūya, se merece algo mejor y sé que encontrará a alguien mejor.
No espera respuesta, solo cuelga.
Durante años busco una muerte sin dolor, un final sin complicaciones, mas ahora quería vivir lo que Oda vivió en ese momento.
Es 10 de enero cuando Dazai Osamu dispara a su pecho, más cerca del pulmón que del corazón. Y aunque todo si interior arde, la pequeña esperanza (qué negó con toda seguridad creer y sentir) de encontrarse con Oda lo calma.
La muerte dejó de ser aterradora. La inconsciencia lo va jalando poco a poco hacia la oscuridad, pero no tiene miedo. En cambio, se deja caer con los brazos abiertos.
Es 10 de enero, la misma fecha y la misma hora en que lo perdió.
Atsushi, Akutagawa y Chūya corren por las calles de Yokohama, los demás miembros de la agencia están tratando de ocupar la señal del rastreador de Dazai, Ranpo es quien se desespera primero, no conoce la vida de Dazai y no puede guiarse.
— Tiene que ser un lugar especial para él — su voz frustrada suena en el comunicador de Atsushi
Y aunque la admisión le duele a Chūya, no es momento para negarse a aceptar la información con la que cuenta
— Se dónde podría estar— No se detiene ante el dolor de haber corrido durante minutos enteros, grita la dirección para que los que están en auto puedan llegar antes.
Ranpo y Kunikida son los siguientes en entrar en acción, el siempre impasible hombre pisa el acelerador mientras que el detective mira las calles, es tarde. Incluso si Dazai se suicidó con el método más lento de muerte, ha pasado el tiempo para poder salvarlo.
Ahora solo queda prepararse para la escena por presenciar.
Ranpo desea que por primera vez se equivoque, le dará la satisfacción a Dazai de ser el primer hombre en engañar a sus deducciones si eso significa que se mantiene vivo.
O desea equivocarse y que todo lo que encuentren sea a un inconsciente borracho desvariando al pasado.
Dazai no estaba borracho, lo sabe porque cuando Akutagawa llamó no dijo que sonara como tal y es lo primero que se dice al describir la situación de una persona de manera inconsciente.
Entran corriendo a la gran casa y revisan cuarto por cuarto hasta llegar al salón.
Kunikida se apresura a tirarse a su lado y corroborar sus signos vitales. Es tarde. Terriblemente tarde. Su pecho hace mucho dejó de funcionar y ningún tratamiento mágico lo hará volver, el cuerpo inerte sostiene una cajetilla de cerillos y un cigarro sin acabar casi consumido, en su mano hay una venda atada de forma irregular en su brazo, Ranpo puede identificar la sangre seca con la sangre nueva.
Se queda ahí, parado viendo el arma en el suelo cerca de una libreta qué fue dejada lejos del alcance de la sangre, aunque lo suficiente cerca para que los bordes se manchen.
La nota suicida, registra en automático
Su rostro es pacífico, nunca lo vio de esa manera y hay una suave sonrisa aun marcada.
Unos minutos después llega Atsushi y los demás. Kunikida aun sostiene el cuerpo de Dazai.
Hay un grito qué Ranpo no identifica, su subconsciente aun en shock solo puede mirar la sangre y la piel pálida.
Los primeros pasos qué da es para ir tras la libreta y de alguna forma, se siente intrusivo tomarla. Se voltea hacia la escena qué se desarrolla detrás de él, Atsushi está llorando junto con Akutagawa y el rostro de Kyoka está oculto en el pecho del platinado.
Ranpo se acerca y extiende el libro.
Atsushi lo toma. Sus manos tiemblan y las lágrimas aun escurren en sus mejillas.
Indigno de ser humano
Así dice la primera página, escrito con cuidadosa caligrafía, solo una muestra de lo mucho que se esforzó en esto.
La siguiente página se ve fresca en comparación a la primera
Siempre hablé de hacer suicidio doble, como una broma más que un anhelo, la verdad es que solo era un reflejo de lo que quise por tanto tiempo, mi corazón murió en este mismo lugar, y hoy mi cuerpo abandona cada rastro de vida que quedaba.
Ha sido una buena vida, tal y como Oda hubiese querido, tal vez me reprocharía no haberla alargado, pero ¿Cuál es el propósito de vivir una vez que has cumplido tu objetivo? No quedaba nada por hacer o decir.
Antes de su partida estaba vacío, un cascarón qué vagaba por el mundo matando gente y después de que me dejara, me dio una luz que alcanzar, Odasaku fue mi gramo de esperanza, permitió qué probara de la luz y me regocijara en ella, me hizo conocer lo que es tener amistad y ser querido, y aunque traté de atarme al mundo como último gramo de devoción, me fue imposible.
He venido al mundo sin alma, llegué aquí siendo un humano sin humanidad y me he ido como un extranjero qué regresa a su país.
No soy un creyente a nada, pero ... si estoy equivocado y hay alguien ahí tan poderoso para darme una segunda oportunidad, donde pueda ser ciego a las desdichas de la vida y vivir como un ser normal, entonces agradeceré qué pueda encontrarme con ustedes y Oda de nuevo y ser el amigo y compañero que merecen, pero sobretodo espero ser digno de vivir... vivir como humano.
Por lo menos una vez
Por lo menos una...
Las siguientes hojas son solo ideas, borrones y tachones qué si se ven por separado no tienen sentido, pero una vez que las lees en su conjunto hacen una historia.
Una historia triste y desgarradora de la persona más solitaria de la historia con más amigos qué cualquier otra, sintiéndose incapaz de poder aceptar el amor.
Atsushi finalmente sucumbe a la pérdida tras ver la última página, hay una foto de tres personas sentadas en un bar.
Chūya aun acaricia el rostro de su amado.
Kunikida ha terminado de tratar de reanimarlo, ahora solo queda la amarga despedida.
... por lo menos una vez, anhelo ser amado y Amar de vuelta
El día del funeral es silencioso y sombrío, el jefe consiguió un permiso para poner la tumba cerca de la de Sakunosuke. Hay personas de la Agencia y de la Port Mafia, incluso Mori está ahí. Su rostro está pálido, y hay ojeras debajo de sus ojos.
— Se supone que tenías que cuidarlo— reprocha al jefe de la agencia — De haber sabido... — niega con la cabeza— Fue mi culpa de todos modos. — Mori se va, con la cabeza gacha y lo más parecido a un sentimiento de culpa.
Dazai se fue en enero, pero su ausencia siguió durante los siguientes años, los nuevos reclutas de la agencia preguntaban por los hombres de la foto que toma espacio enfrente de un escritorio vacío. Entonces Atsushi sonríe con la nostalgia de un soldado y cuenta la historia de cómo llego a la Agencia, habla del hombre que encontró en un río y de la persona que impulso a ese mismo hombre a vivir.
Cada año, el 10 de enero, Atsushi lleva flores a dos personas, Akutagawa lo acompaña en silencio y pretende no escuchar cuando el platinado comienza a llorar mientras cuenta lo que ha sucedido durante este tiempo. Antes de partir, Atsushi mira las dos lápidas y su mente evoca fácilmente el recuerdo de la primera vez que vio a Dazai venir a visitar a Oda, la paz y la sonrisa que tenía al estar sentado debajo del árbol.
Deja las flores y se marcha.
Tal vez su muerte era inevitable después de todo
○●○●
Atsushi tiene 40 años, está caminando por el parque después de salir de la agencia, un movimiento le llama la atención, hay un niño de cabello negro jalando de la mano a otro de cabello café rojizo.
— Ven, vamos... te prometo que será divertido
— siempre nos metemos en problemas cuando dices que será divertido — reprocha el pelirrojo, pero se deja llevar.
Tal vez es el corte o el color de ojos pero algo en ellos se le hace vagamente familiar.
Cuando el niño pelinegro alza la vista hacia Atsushi y le sonríe con todos los dientes, el platinado sabe que así era como lucía una sonrisa genuina en el rostro de su antiguo maestro.
Fin
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top