Primera Huella
Namjoon y Jungkook eran algo así como hermanos. Lo compartían todo: el piso, el aire, el agua, la ropa; en ocasiones la cama, cuando la calefacción de la habitación del contrario fallaba y tenían que darse cobijo entre ambos.
No era un problema, pero, incluso superior a los elementos de la supervivencia, compartían cosas tan íntimas como los miedos, los sueños, el futuro.
Eran tan el otro como de ellos mismos. Claro que tenían sus peculiaridades que no hacían si no contribuir a que se complementasen. Por ejemplo la irrepetible capacidad analítica de Namjoon y el carácter de autosacrificio de Jungkook. Mientras uno se movía por la lógica, el otro superaba los problemas en base a su esfuerzo; uno nacido de su necesidad por superarse.
Fuere como fuere, la pareja de universitarios estaba conforme con su día a día, contenta por las ambiciones que les quedan para superar.
Toda esta situación es para ubicar al lector en el día que el equilibrio de ambos compañeros demostró no ser tan perfecto como lo pensaban. Caminando por la acera derecha de una de las avenidas de la ciudad, Jungkook se detuvo para observar a través de la pared de cristal el interior de la tienda de mascotas. Los animales, contrario a Namjoon, siempre le habían gustado. Aunque a su amigo le desesperasen, a él le divertían.
Sus ojos viajaron por la tienda, desde fuera se podían ver tres pares de personas en total; preparadas para comprar sus mascotas. Con la misma claridad miraba los animales en exhibición.
-¿Quieres entrar?
Se exaltó un poco por la pregunta de su acompañante. Bueno, considerando la opinión de Namjoon hacia el resto de los seres vivos a excepción de él mismo, la pregunta era sorpresiva.
-Uh...
-Se acerca tu cumpleaños, podemos elegir uno pequeño si así lo quieres.
La extravagante sonrisa en la expresión de Jungkook le dijo a Namjoon todo lo que tenía que saber. Por ello se acomodó de forma superficial el gorro sobre su cabeza y abrió la puerta del negocio para ambos.
El ambiente dentro era cálido, colores que iban desde marrones sorbrios hasta tonalidades típicas de bebés: rosado, azul, verde...
Se encontraron con las mascotas típicas, tortugas, peces, aves de crianza, perros y gatos.
Lo típico; animales típicos para personas con gustos típicos.
Las ganas de Jungkook fueron disminuyendo conforme sus ojos escrutaban criaturas que no despertaban en sí ninguna emoción. Namjoon sonrió con sutileza conocedor de ese hecho.
Las probabilidades de que Jungkook escogiese un animal en aquella tienda era inferior al cinco por cierto.
No obstante, un rato después, cuando habían recorrido la mayor parte de la tienda y solo quedaba la sección menos atractivas con animales en los que nadie había puesto interés hasta la fecha, se ocultaba entre otros cuatro gatos uno precioso.
Uno que apenas entreabrió los ojos en dirección a Jungkook dejando ver su color verde, el corazón del azabache saltó en su pecho.
La descripción de "precioso" de Jungkook no se dirigía a un aspecto esponjoso ni tierno.
No, para nada, aquel gato no se podía incluir en la categoría de "típico". Con razón se había quedado en aquella esquina con resquicios de polvo. Patas largas y miembros delgados, demasiado para que una niña le escoja por encima de aquellos pequeñines cuya descripción se resume a: más pelaje que animal.
Tenía orejas caídas que no tardaron en levantarse alertas por la mirada fija en él. La cola antes inmóvil se elevó con lentitud dejando ver aros blancos por todo su largo; predominaba el color castaño rojizo en el felino.
-Este-. Dijo Jungkook con una sonrisa.
-¿Seguro? -. Cuestionó Namjoon al detallar en la mirada para nada amistosa del animal.
Concluyó al instante en que era normal, allá atrás no parecía tener mucho contacto con la humanidad; se notaba que el gato tenía ya varios años sobre su espalda. Lo más seguro era que quisiera permanecer ahí.
-Lo quiero a él.
-Está bien.
No tenía argumentos para contradecir, al menos no uno que Jungkook escuchara. Así que simplemente sacó su billetera del bolsillo y se dirigió al mostrador para comprar una vida.
La vida de su nuevo compañero de piso.
ᝰ◌᮫۪۪۪۪᳝۟ 🧶◌᮫۪۪۪۪᳝۟⑅៹
Definitivamente el gato no estaba agradecido porque le hubiesen sacado de su caja de cristal.
-¡Deja de arañarme!
-Como si te fuera a entender, Kook. Simplemente compremos una casa en la que transportarlo o alguna mierda de esas.
Las situaciones de estrés le ponían grosero.
Asintió en dirección al hombre que les atendía y este buscó lo que pedía la pareja de universitarios.
-¿Por qué no le agrado Namjoonie? ¡No me deja ni acercarme!
-Puedes escoger uno menos antisocial.
-Por supuesto que no, si se comporta así pues sus razones tendrá -el azabache suspiró apartando las manos del felino que no daba ni una uña a torcer-. Seguro que nos entenderemos, ¿cierto amiguito?
Como respuesta el gato sacó los colmillos y se erizó incluso más.
La mirada solidificándose en pura competitividad de Jungkook hizo a Namjoon suspirar porque sabía qué se acercaba: Una situación estresante.
-Señores, ¿esta les parece bien?
Asintieron y le dieron espacio al trabajador para que metiera al gato en la cajuela.
-Aquí tienen los documentos del gatito, es como un registro médico. Ahí tienen su edad, procedencia, los padecimientos y las vacunas que se le han puesto hasta la fecha.
-Gracias.
-Puedo recomendarles un veterinario en la zona...
-No será necesario.
-Oh, está bien entonces -el sujeto hizo una reverencia y se despidió tras haber cobrado por sus servicios.
-Pues... Feliz cumpleaños, Kook.
Namjoon frunció el entrecejo cuando vio la jaula en las manos de Jungkook sacudirse con una fuerza anormal. Los maullidos y protestas del animal, además de los empujes del mismo hacían parecer que estaba siendo torturado.
-¡Te vas a hacer daño! Quédate tranquilo, joder-. Protestó Jungkook entre dientes.
Al más bajo también se le escapaban groserías en ciertos momentos, aunque menos que a Namjoon.
-Tarde o temprano se tranquilizará, no te preocupes.
Kook asintió con un suspiro y salió por la puerta que fue abierta por el contrario.
-Gracias Joonie.
-Espero que me lo sigas agradeciendo en unas semanas-. Comentó divertido el peligris al ver a la jaula casi escaparse de manos de Jungkook.
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