Capítulo IX: Cúpula
—No puedo —murmura Dea, lo más bajo posible a su costado para que sea su voz lo único que se filtre por el sentido auditivo de Erion.
El cyborg está lejos de oírla por aquello que divisa en la entrada de la "cúpula". Es la primera vez que robots hacen filas enormes de espera para ingresar a la corporación Humano®. Cruza la calle sin dejar de sujetar a Dea de la cuerda.
—Identificación —dice un RM-9, un robot de servicio de guardia para empresas.
Una máquina alta de ensamblaje azul en cada parte que forma su estructura humanoide, además de partes secretas que resguardan armas de desintegración para usarse si se está en peligro. Solo son un protocolo. La violencia está prohibida. No tendrían que ejecutar su código 1209 nunca, porque se supone que todos actúan de manera racional. Así que, su única función es dar acceso a los edificios verificando identidades en el sistema. Son la representación física de los sistemas de vigilancia que tienen los habitantes en sus hogares.
—Erion Edevance —Erion extiende la mano donde porta el anillo que es escaneado por el ojo del robot.
Una vez realizado el proceso el robot se endereza, haciendo a un lado para dar el paso. Las grandes puertas de cristal se abren de par en par.
—Bienvenido, Joven Edevance—suelta el robot, renuente a dar algo de información extra que prepare al cyborg de lo que le espera dentro.
Erion cruza la puerta, parpadea y se conecta a la red de la cúpula. Todo se proyecta en su córnea izquierda, registrando a su paso en una interfaz a su mascota y el sistema le arroja a su procesador un ID para Dea, aprovechando a su vez el registro del cambio de nombre.
La sala blanquecina con fotografías de diversos rostros humanos en la pared a primera vista es tan simple su decoración a lo que se espera de una de las corporaciones más grandes del planeta. Pero su diseño guarda un secreto. La fotografía son la muestra de los productos en venta. Tocas la imagen y la red te conecta a una dimensión paralela donde se muestra la ilustración del humano en tamaño real, de esa manera el comprador puede ver los atributos de la mercancía.
Pero hoy la sala está llena, y no por compradores sino por los socios de las demás cúpulas en todo el globo terráqueo. Cyborgs que decidieron mantener casi una porción de los rasgos físicos representativos de los humanos en cada uno de los continentes antiguos, obviamente con mejoras estéticas hacia la belleza.
La presencia de Erion es relevante para ellos, porque no lo conocen. Son pocos los que saben de su línea sanguínea, pero a alguien que sí conocen muy bien y que se dirige directo a Erion es su primo, el único hijo de su tío. Un cyborg de rasgos similares a los japoneses en el rasgado de sus ojos, debido a que representa la cúpula de Asia.
—Erion Edevance —La voz del cyborg resuena entre la multitud. El apellido capta la atención de algunos presentes que no se encuentran en una conversación amena o entretenidos mirando la diversidad de mercancía expuesta en la pared.
Erion parpadea para volver a la realidad. A unos pasos está quién menos creía ver. Drago no es precisamente el socio que asiste más a las reuniones, pero al fijarse mejor en el panorama sabe que su primo no es el único que está sorprendiendo con la asistencia. Mira a su lado a su mascota que se encuentra serena sobretodo ida.
—Drago Edevance. —Erion extiende su mano en saludo que es correspondido.
Drago, el cyborg conocido por su apariencia seria y fría, sonríe hacia Dea. Erion toce para desviar la atención de su primo sobre su mascota hacia él, y lo logra.
—¿Tu mascota? —pregunta Drago, finalmente.
Erion asiente.
—Quien diría que al fin te decidiste a obtener una.
Si supiera que fue un obsequio de tu padre, piensa Erion.
—¿Y la tuya? —contrataca.
Drago se tensiona.
—A diferencia de ti, mi estimado, sé dejar mi mascota en casa mientras salgo por negocios —manifiesta Drago.
Tan joven como Erion, pero distintos en formación. La accesibilidad de Drago al banco de información está en bandeja de plata por ser hijo del dueño de Humano, eso ayudó a su pronta incorporación en la academia Humanoi y su ascenso a ser representante de la corporación Humano en Asia. Algo que a Erion le costará más años. Al menos, de la academia ya está incorporado.
—Aproveché el llamado a la reunión para registrarla de una vez a la interfaz con su nuevo nombre. —Se excusa Erion. Aunque él bien sabe que lo hace más por dejar atrás cualquier sospecha que tenga que ver con su no muestra al público de su mascota, además de la desconfianza de dejar a una humana con los conocimientos de Dea sola.
—Veo que te decidiste por el producto nuevo de papá que aún no sale al mercado —concluye Drago, dándose la vuelta y dirigiéndose hacia otros asistentes que se encuentran en una conversación amena.
Las palabras de Drago se escabullen en el procesador neuronal de Erion. ¿Producto nuevo? Se diluye en sus pensamientos. ¿Acaso Dea es un experimento, y no un error? Finalmente, esa última pregunta se resbala por su mente. Se tensiona. Mira nuevamente a Dea, pero lo que no sabe es que ella se encuentra en estado de shock. Todavía no es capaz de procesar la situación en la que su vida se rige ahora.
—Atención. —Se escucha una voz femenina en la sala. Erion sabe de quién se trata.
Una luz azul se proyecta en el centro del lugar, haciendo que algunos se aparten del sitio. Un parpadeo basta para que ante los ojos de Erion se materialice André en el interior de la luz que se desvanece con su presencia. Los presentes dejan a un lado lo que están haciendo para acercarse hacia la cyborg.
—Atención, asistentes —empieza a hablar la cyborg, dando una rápida visualización a cada uno y confirmar que no falta nadie—. Nos dirigiremos a la sala de reuniones.
—Cierra tus ojos, Sugar. —Erion susurra cerca del oído a Dea que automáticamente lo hace.
Los demás asistentes lo hacen. Todos quietos en su lugar y con los ojos cerrados en segundos una luz blanca llena la sala para dar paso a otra escena. Una habitación que parece que no tuviera fin, porque no hay puerta alguna ni ventanas para divisar algún paisaje y menos un techo. Es tan blanca como la sala, pero con la diferencia de que no hay fotografías sino cuerpos humanos reales en tubos cristalinos llenos de líquido amniótico. Todos jóvenes. Cada mascota está conectada a un respirador inconscientes de su exterior.
—Bienvenidos —dice, André.
La sorpresa es eminente cuando todos se dan cuenta del sitio donde están parados: la sala de exhibición para clientes especiales. Erion intenta avisarle a Dea que no abra sus ojos, pero es tarde. La humana lo está viendo todo.
Dea quiere gritar, pero se contiene cuando la atención de los hombres de traje se dirige de los tubos donde hay humanos hacia ella. Su apariencia es igual a la de los jóvenes: mismo color de piel, cabello, cejas y pestañas.
—Como ya se dieron cuenta... —Interrumpe André—. Ésta es la nueva versión de mascotas que saldrá al mercado. Además...
La cyborg se dirige hacia uno de los tubos. Pasa un dedo por unos de los cristales y luego apunta en dirección hacia Erion.
—Tienen ante ustedes al nuevo dueño de la corporación Humano® —dice, sonriente.
En la habitación solo escuchan palabras de asombro y cuestionamiento como: ¿Dónde está Edevance? ¡¿Cómo?! ¿Debe ser una broma? ¿Con decisión de quién? ¡Imposible!
—¡No! —exclama Drago.
Todos lo miran a él.
Erion está tan impactado por lo mencionado por André que mentalmente agradece la atención sobre él que se roba Drago. Pero solo dura segundos. Drago se dirige hacia Erion con ímpetu a quien no le da por defenderse cuando su primo lo toma del cuello de su camiseta.
—¿Qué sabes tú de esto? —cuestiona Drago, furioso.
Erion suelta la cuerda con la que sostiene a Dea. Intenta liberarse de Drago, pero son interrumpidos por la proyección de un holograma en medio del sitio. La imagen de quién los ha puesto en esta situación. Drago deja a Erion para ver a su padre.
¿Por qué no está físicamente aquí? Se cuestiona la mayoría de los presentes.
—Para este momento todo ustedes deben saber la decisión que he tomado —dice el holograma—. No hay vuelta atrás, a cada uno se le será notificado de manera personal mi decisión y el porqué. ¿Por qué no estoy presente? Decidí desconectarme de la red.
Todos están mudos.
Silencio.
Solo eso hasta que la voz de Dea se filtra en el oído de Erion.
—Aelon —musita, Dea.
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