8. Visión
El viaje de vuelta a la torre es rápido, Clint los dejó cerca de la ciudad, en donde ya eran esperados por un auto manejado por la Agente Hill que los conduce de vuelta a la Torre Vengadores. Apenas llegan, Bruce huye hacia su laboratorio, mientras Fury se confina a una oficina para hacer algunas llamadas, al mismo tiempo que Maria monitoriza los posibles movimientos del resto del equipo y Elizabeth ayuda en todo lo que se le solicita.
Las horas siguen su curso, sin embargo, dejan de tener noticias de los demás, aunque Hill se mantiene animada al respecto. Por otro lado, Elizabeth debe llevarle algunos viejos archivos a Fury para que se contacte con algunas otras personas, por lo que ingresa a la oficina al mismo tiempo que él está terminando una llamada.
Para Nick Fury no pasa desapercibido el discreto temblor en las manos de la azabache cuando esta deja los expedientes sobre la mesa, mucho menos ignora lo distraída y un tanto ausente que se encuentra, por eso le pide que espere un poco para poder hablar con ella.
—¿Algo nuevo por reportar, Agente Miller? —le pregunta él dándole toda su atención.
—Creo que es claro a lo que nos enfrentamos —responde ella sin querer darle importancia a su situación.
—Bueno, fuera de ese discreto coqueteo con Rogers, siento que hay algo más de lo que me debo enterar y que justo ahora tú tratas de esconderme —declara y sonríe cuando la joven rueda los ojos ante la mención del ojiazul —, ¿qué pasa? Clint mencionó algo, pero dijo que tendrías que ser tú quien me explique lo que pasa.
Elizabeth maldice que la conozcan tanto, aunque tiene demasiado sentido, pues ellos dos juntos a Natasha, formaron una parte muy importante de su entorno e influyeron mucho en su desarrollo, además de Laura Barton. Sabe que no hay nadie mejor para confiarle sus temores y sus ideas respecto a su situación.
—Desde la misión que ellos tuvieron para ir a recuperar el cetro, sentí algo extraño dentro de mí —susurra al mismo tiempo que se sienta en la silla frente al escritorio —. Luego, fue lo del ataque de Ultrón y, cuando Thor mencionó que él tenía el cetro, vi algunas imágenes, en ellas había destrucción y escuchaba el caos, pero lo que sobresalía, era un grito, un grito femenino lleno de dolor —agrega con la mirada perdida, como si recordara a la perfección aquel momento.
—Me desconcierta que nunca pudiste tener una premonición clara y tus episodios se asemejan a los que tuviste durante tu adolescencia —le recuerda apoyando sus codos sobre el escritorio —, esperemos que, por el caos que logras ver, esta se manifieste de forma oportuna para poder intervenir —declara intentando darle ánimos.
—Espero que sí, porque a veces la culpabilidad era demasiada —murmura con la mirada baja —. Hubo otra cosa... La gemela no pudo entrar en mi cabeza.
—Algo mencionó Stark sobre eso, le sorprendió que tú resistieras y Thor no —dice con cierta burla —. Si él supiera —murmura dejando las palabras al aire.
—Una parte de mí se asusta de que puedan volver, porque nunca tuve algo realmente claro, no supe qué esperar a excepción de... eso —recuerda y Fury la mira con cierta pena, algo demasiado extraño en él —. Pero, también deseo sentirme más útil, estar a la par de ellos porque, son un equipo y a veces siento que no estoy a la altura.
—Creo que olvidas que, fuera de los poderes y habilidades, para estar aquí necesitas algo más, un sentido de responsabilidad y coraje, que claramente tienes, Elizabeth —declara Nick con solemnidad —. Si te sientes cómoda, cuando esto termine, podemos pedirle a Banner o a Stark que te examinen, para ver si ellos pueden descifrar algo en ti.
—Tú lo dijiste, cuando esto termine, esperemos que algún día lo haga —responde con una media sonrisa —. Iré con Hill.
—Está bien —le dice y toma los expedientes que ella dejó —. Y Elizabeth...
—¿Sí?
—Te ves bien como Vengadora.
Elizabeth no responde de forma verbal, aunque no puede evitar que una sonrisa se forme en sus labios y así sale del despacho donde él se encuentra. Luego de esto, se dirige con Maria Hill que ha logrado entablar comunicación con Barton y Stark, quienes les mencionan que están sus respectivas misiones y luego todo es silencio absoluto.
[...]
Una hora más tarde, Maria le pide a la joven que prepare todo para la llegada del quinjet, sin embargo, Elizabeth se sorprende cuando sólo baja Barton en compañía del arca, que también es recibida por Bruce.
—¿Y Natasha? —cuestiona de inmediato Bruce al percatarse de su ausencia.
—Ellos la tienen —murmura en respuesta con su rostro lleno de frustración y molestia —. Ella obtuvo el arca, la envió a la nave y uno de esos malditos robots la capturó.
—¿Y Rogers? —de nuevo es Banner quien hace la pregunta al ver el rostro lleno de desconcierto de la azabache.
—Él enfrentó a Ultrón y no supe más, me pidió traer la nave, pero sé que está bien —responde, aunque es evidente que dice esto en dirección a la chica.
—Le avisaré a Stark para que la rastree, él está aún en el nexo —dice Elizabeth saliendo del laboratorio.
Una vez que ella logra comunicarse con el playboy y este se entera de la desaparición de la pelirroja, le promete hacer todo lo posible por localizarla. Ellos prefieren esperar a Stark antes de proceder a hacer algo, aunque el doctor pasea de forma nerviosa por el laboratorio, demostrando su nerviosismo ante el paradero de la espía.
—¿Oíste algo de Nat? —pregunta Banner con evidente preocupación cuando el genio llega.
—Todavía no, pero está viva, si no, Ultrón ya nos lo estaría echando en cara —declara Tony.
Elizabeth se encuentra recargada en el marco de una de las portezuelas, observando con recelo el arca que sigue sin poder ser abierta. El simple hecho de acercarse la devuelve a aquellos pensamientos sin demasiado sentido, por lo que prefirió tomar su distancia y ayudar en cosas que la mantengan alejada.
—Está sellada —reitera el arquero con seriedad.
—Tenemos que acceder al programa, descifrarlo por dentro —murmura Banner y su colega asiente.
—¿Crees que Natasha podría comunicarse sin usar internet? Espionaje a la antigua —sugiere Tony dirigiéndose a Barton.
—Puedo tantear el terreno —responde él —. Sí, lo haré, la encontraré. Vamos Elizabeth —dice llamando a la joven que no duda en seguirlo.
El arquero conduce a la chica a una sala donde se encuentran receptores y máquinas de código morse, además de algunos dispositivos electrónicos más. Ambos ponen manos a la obra, revisando estaciones y esperando alguna señal que llegue a ellos.
—Sé que Nat nos contactará —murmura Clint con seguridad.
—Temo que el mal presentimiento que tengo sea sobre ella —responde la joven desde otra máquina, obteniendo la atención del agente —. Confío en Natasha, pero no confío en Ultrón. Puede que ella siga viva, pero no tenemos la seguridad de que se encuentre bien —musita con preocupación.
—Natasha es la persona más fuerte que conozco y te aseguro que un robot con loco no la vencerá —declara él en respuesta.
Pasan cerca de una hora, esperando y buscando, permaneciendo con conversaciones breves en espera de algo, hasta que lo obtienen. Elizabeth detecta algo en los sensores, por lo que empieza a dictarle a Barton las coordenadas y él no duda en ponerlas en la computadora, detectando la localización de la pelirroja.
—La tenemos —declara Clint.
—Le diré a Tony y a Bruce —murmura la joven obteniendo un asentimiento por parte del arquero.
Sin embargo, mientras Elizabeth camina hacia el laboratorio, puede darse cuenta de que Steve ya ha llegado, pero no está solo, los gemelos Maximoff lo acompañan.
—Lo voy a decir una vez —murmura el ojiazul viendo a Tony que lo observa de forma retadora.
—¿Qué te parece ninguna? —sugiere el playboy.
—Apágalo —ordena Steve.
—Nope —responde Stark y sigue con su trabajo —. Ni de broma.
—¿Steve? —dice Elizabeth entrando al laboratorio, obteniendo la atención de todos. Su mirada va del rubio hacia los gemelos que se mantienen juntos observando toda la situación. Ella camina con precaución y se coloca al lado del doctor Banner.
—Lizzie, necesito que apaguen esto —murmura él suavizando el tono de su voz al hablarle a la joven, pero ella niega con la cabeza —. No saben lo que están haciendo —declara con frustración.
—¿Y tú sí? —pregunta Banner con molestia —. ¿Ella no te controla? —dice señalando a la gemela que se separa de su hermano.
—Sé que estás enojado —susurra Wanda Maximoff intentando acercarse, pero Elizabeth da un paso al frente, adelantándose al doctor Banner.
—Estoy más que eso —responde el científico —. No tengo que transformarme para desear ahorcarte —declara con enojo.
—Banner, después de todo lo que ha pasado... —dice Steve en un intento de tranquilizar las cosas.
—¡Nada se compara con lo que viene! —exclama Stark deteniendo su trabajo.
—¡No saben lo que viene ahí dentro! —advierte la sokoviana con enojo.
Es entonces cuando una ráfaga pasa al lado de ellos, desconectado de forma apresurada la máquina, interrumpiendo así el trabajo de Bruce y Tony.
—No, no, continúen, ¿qué decían? —les pregunta Pietro con cierta burla.
De pronto, se escucha una detonación de arma de fuego y una bala atraviesa el piso de cristal debajo del sokoviano, provocando que este caiga un piso.
—¡Pietro! —exclama Wanda, pero antes de que pueda correr hacia él, Elizabeth saca su arma y le apunta.
En la planta inferior, Clint se apresura a inmovilizar al sokoviano, quien le observa con sorpresa.
—No te muevas —susurra la azabache ante la mirada atónita de Steve.
—Enrutaré de nuevo la carga —declara Stark. En ese preciso momento, el Capitán no lo duda y lanza su escudo hacia la computadora y los demás equipos, provocando que Elizabeth y Banner deban agacharse para cubrirse.
El brazo de Ironman se coloca sobre el de Stark, quien no duda en dispararle a Steve, lanzándolo algunos metros. Banner se apresura a tomar a Wanda por el cuello antes de que ella pueda hacer algo con sus poderes, al mismo tiempo que sigue siendo apuntada por Elizabeth.
—Adelante, haz que me enoje mucho —murmura Bruce hacia la gemela.
El resto de la armadura de Stark sigue cubriendo su cuerpo. Clint, quien ya ha dejado a Pietro esposado, sube por las escaleras con su arma también lista, por lo que intercambia una mirada de confusión con Elizabeth, pues no están seguros de a quién deberán atacar.
Steve se lanza sobre Tony, chocando de forma brusca y siendo lanzados al lado contrario. Wanda logra liberarse de Banner con ayuda de sus poderes, haciendo que este caiga alejado de ella.
Elizabeth se apresura contra la gemela, haciéndole una llave y alejándola de Bruce, a quien Barton intenta ayudar. La joven le apunta a la sokoviana con su arma, quien de nuevo intenta entrar en su mente, encontrándose con la misma barrera.
—Sigue intentando, no podrás entrar —declara la Agente con seriedad.
Pero ante la mirada de ambas y el resto de los presentes, Thor llega de forma abrupta, cayendo encima del arca y alzando el mjolnir para convocar al poder del rayo,
—¡Espera! —exclama Banner una vez que se ha levantado.
Los rayos son tan fuertes que iluminan todo el laboratorio, el poder que cae sobre el arca es suficiente para terminar con el proceso, dándole vida al androide. Pasan así unos segundos de espera antes de que la tapa sea lanzada, provocando que el asgardiano salga disparado y el resto deba cubrirse de los vidrios rotos.
Es entonces cuando el androide sale del arcar. Es un sujeto que asemeja la anatomía humana, pero con piel roja. Este permanece estático, aunque luego empieza a observar a cada uno de los presentes con demasiada precaución, todos pueden observar que él lleva la gema sobre su frente. De pronto, su mirada se topa con Thor, sobre quien se lanza y este a su vez, lo arroja hacia otra parte de la Torre.
Sin embargo, este no se estrella de forma estrepitosa con el gran ventanal, pues se encuentra con su reflejo y permanece ahí, observándose. Thor baja a ese sitio, al igual que Steve, a quien le pide que no ataque. Poco a poco, el resto empieza a acercarse, aunque manteniendo su distancia.
Ante la mirada atónita de todos, aquel Androide aparece un intento de vestimenta sobre su cuerpo, cubriéndose. Pietro llega con su hermana, quien lo ha liberado, pero ellos están igual de desconcertados. El asgardiano deja su martillo, como un claro reflejo de confianza hacia él, por lo que los agentes también bajan sus armas.
—Lo lamento... eso fue... extraño —murmura el hombre de color rojo y se acerca a Thor —. Gracias —le dice al rubio.
Aquel Androide observa fijamente al dios del trueno y luego simplemente aparece una capa sobre sus hombros.
—Thor, ayudaste a crear esto —dice Steve con advertencia y algo de precaución.
—Tuve una visión. Un remolino que succiona toda la esperanza de vida y en el centro está esto —declara señalando la piedra sobre la gente del Androide.
—¿Qué? ¿La gema? —cuestiona Banner con incredulidad.
—Es la gema de la mente, una de las seis gemas del infinito. El poder más grande del Universo, incomparable en sus capacidades destructivas —les explica el asgardiano.
—¿Y por qué permitiste...? —empieza a preguntar Rogers con molesta.
—Porque Stark tiene razón —declara Thor con seguridad.
—Uhh, ese es el fin de todos los tiempos —murmura Bruce con evidente sarcasmo.
—Los Vengadores no derrotarán a Ultrón —dice de nuevo el dios.
—No sin ayuda —secunda el Androide.
—¿Por qué tu "Visión" se oye igual a JARVIS? —le pregunta Elizabeth dando unos cuantos pasos hacia él.
—Porque reconfiguramos la matriz de JARVIS y creamos algo nuevo —les explica Tony.
—Estoy arto de cosas nuevas —afirma Rogers.
—Creen que soy el hijo de Ultrón —murmura "Visión", quien evidentemente ha comprendido la desconfianza del Capitán sobre él.
—¿Y no? —cuestiona el ojiazul manteniendo su semblante lleno de seriedad.
—No soy Ultrón y tampoco JARVIS, soy... yo soy —susurra con cierta confusión.
—Yo entré en tu mente y vi sólo aniquilación —declara Wanda Maximoff dando unos cuantos pasos hacia él.
—Entra ahora —responde el Androide.
—Sí, su sello de aprobación a nadie le importa —musita Clint acercándose aún más, con Elizabeth a su lado, quien sigue observando con desconfianza a los jóvenes.
—Tus poderes, los horrores en nuestros sueños, Ultrón también, todo es obra de la gema de la mente y no se compara con lo que puede desencadenar —agrega Thor con seriedad y totalmente seguro de sus palabras —. Pero si está de nuestro lado...
—¿Lo está? ¿En serio? ¿De nuestro lado? —interroga el Capitán con algo de duda.
—No creo que sea tan simple —dice el hombre recién nacido.
—Pues más vale que lo vuelvas simple pronto —susurra el arquero.
—Estoy del lado de la vida, Ultrón no lo está. Él quiere extinguirla —responde la "Visión" con sinceridad.
—¿Y está esperando a...? —cuestiona Tony, temiendo ya saber la respuesta.
—Ustedes —declara el Androide.
—¿Dónde? —le pregunta el doctor Banner.
—Sokovia —responde Elizabeth —. Y tiene a Natasha con él —agrega obteniendo la mirada de todos.
—Si comentemos un error. Si eres el monstruo que Ultrón esperó que fueras... —empieza a decir Bruce con un tono de advertencia.
—¿Qué van a hacer? —pregunta Visión sin obtener una verdadera respuesta —. No deseo aniquilar a Ultrón, él es único y está sufriendo, pero cubrirá la Tierra con ese dolor, así que debe ser destruido. Toda forma que ha construido, todo rastro de su presencia en la red, tenemos que actuar ahora y ninguno de nosotros lo logrará sin los otros. Tal vez sí sea un monstruo, si lo fuese, no sé si me daría cuenta. No soy igual a ustedes y no soy lo que desean, así que posiblemente ustedes no confíen en mí, pero hay que irnos —dice Visión y justo en ese momento, toma el mjolnir con una de sus manos, levantándolo del sitio donde Thor lo colocó hace unos minutos.
Los rostros de cada persona presente en la sala son indescriptibles, la sorpresa, el temor y quizá la burla hacia el asgardiano, no son fáciles de ocultar. Rememoran aquella noche de diversión, donde bromearon sobre qué tan dignos son para levantar el martillo, Steve fue lo más cerca, sin embargo, ahora este Androide les demuestra su lealtad con este pequeño gesto.
—Ya oyeron —dice Thor luego de tomar el mjolnir —. Bien hecho —murmura dirigiéndose a Tony y le da un par de palmadas al hombro.
—Cinco minutos, reúnan todo —les pide Steve tomando la autoridad.
Rápidamente todos se alejan, mientras que Elizabeth se acerca a los gemelos para conducirlos hacia una habitación donde ellos puedan prepararse. La joven es alcanzada por Clint, quien va detrás de los hermanos, quizá aún desconfían un poco de ellos.
Sin poder evitarlo, Steve sigue a Elizabeth con la mirada, soltando un discreto suspiro que no pasa desapercibido para Bruce Banner, quien deja ir a Tony para acercarse a él.
—Deberías seguir tu propio consejo —murmura el doctor Banner acomodando sus lentes.
—¿A qué te refieres? —cuestiona el rubio volviendo a la realidad.
—A lo que sientes por Elizabeth —responde y el rostro del Capitán se contrae lleno de confusión, y algo de vergüenza —. Me dijiste que no esperara tanto, ¿por qué tú sí lo haces?
—Ella no... Yo no... —susurra él con nerviosismo.
—Steve, en el tiempo que te conozco, nunca te habías comportado así con alguien en tan poco tiempo. Con Natasha te tomaste un año para dejar de llamarla siempre "Agente Romanoff" y empezar a tutearla, pero con Elizabeth se nota esa familiaridad y complicidad —le dice, sintiéndose totalmente sabio ante la situación —. Será una batalla difícil y estoy seguro de que no quieres ser otra vez aquel hombre que esperó demasiado —y diciendo esto, se marcha, dejando al ojiazul en la sala.
Steve niega con la cabeza mientras va hacia la sala de control, donde intercambia unas rápidas palabras con Stark y Maria Hill, Fury ha salido hace unas horas y no tienen noticias de él.
A pesar de estar al tanto de lo que la Agente Hill tiene por decirles, el ojiazul no puede dejar de darle vueltas a las palabras dichas por el doctor Banner. Él puede dejar que los demás pasen por encima de él, sacrificar cualquier cosa por el resto, pero justo ahora, quiere sentirse egoísta y hacer algo por él. Reconoce lo mucho que le atrae Elizabeth y recuerda aquel momento que tuvieron en el "lugar secreto" de la joven, donde ella fue sincera y cuando la vio a los ojos, algo pasó, y de no haber sido por Clint y su hija, quizá hubiera sucedido algo más entre ellos.
Así que no lo piensa más y camina hacia la habitación de la joven.
[...]
Elizabeth se separa de Clint y los gemelos, va por algo de ropa para ambos y aunque hay bastante para el varón, debe optar por tomar algunas cosas de su armario y otras más del de Natasha para prestarle a Wanda. Cuando ingresa a la habitación donde Clint los dejó, encuentra a los hermanos tomados de las manos, como si estuvieran prometiéndose volver.
—Espero esto pueda servirles —dice ella dejando las cosas dentro de una gaveta abierta.
Pietro le sonríe con suficiencia, mientras que Wanda sigue envuelta en confusión ante la energía y extraña sensación de poderío que encuentra en aquella joven. Cada vez que intenta entrar en su mente, fracasa y eso comienza a frustrarla.
—Terminen de alistarse y vayan hacia el área de despegue —murmura Elizabeth antes de salir de la habitación sin esperar respuesta.
Ella va rápidamente a su habitación y se coloca un nuevo uniforme, similar al que lleva usando desde hace unos días, sin embargo, tiene curiosos compartimentos para guardar armas y municiones, lo cual agradece.
Una vez que está lista, titubea un poco por la habitación. Empieza a sentir esa extraña opresión en el pecho, el aire cada vez le parece más denso, pero al contrario de esto, las imágenes parecen aún más borrosas y distantes. El grito desgarrador persiste, al igual que ese amargo dolor.
Pero un golpeteo en su puerta la trae de vuelta.
—¿Elizabeth? —la voz de Steve la llama y es como si la calma llegara con ella.
La joven piensa que ha pasado mucho tiempo, pero se da cuenta de que va perfecta de tiempo para llegar a la citación dicha por el ojiazul, sin embargo, se apresura abrirle con la intención de irse juntos a la sala de abordaje.
Steve, por su parte, está con el corazón desbocado, intentando organizar lo que le dirá y que esto tenga coherencia, pues justo ahora se siente demasiado nervioso por afrontar lo que está sintiendo, pero se repite que ya es hora de que vaya haciendo algo por él.
Sin embargo, cuando Elizabeth abre la puerta y le observa con una tímida sonrisa, Steve olvida todo lo que ha planeado y sólo puede hacer una cosa: besarla.
Es entonces cuando la joven azabache siente los labios del rubio chocar contra los suyos de forma suave, por lo que casi por inercia, ella pone sus manos sobre el fuerte pecho del Capitán, en búsqueda de estabilizarse.
Aquel beso es un toque dulce y delicado, sin embargo, al no recibir un rechazo, el ojiazul se aventura para comenzar a mover sus labios de forma lenta, siendo correspondido por la chica que rodea su cuello con sus brazos.
Él también la abraza, aunque lo hace de una forma delicada, pues teme que su emoción la haga apretarla con demasiada fuerza. Así que se limita a sostener su espalda con las palmas de sus manos abiertas, apreciando el delicado cuerpo de la joven contra el suyo. Sintiéndose vivo y reviviendo aquellos sentimientos que creyó dormidos en lo más profundo de su ser.
Cuando ambos deciden que es suficiente y que probablemente necesitan más aire para respirar, se empiezan a separar con lentitud, saboreando esta bonita sensación de un primer beso entre ellos.
Elizabeth abre los ojos encontrándose con la mirada brillante y oceánica de Steve, distingue unas pequeñas motitas en color verde, que le dan un toque aún más maravilloso. No puede evitar sonreír con timidez, gesto que él imita y luego un suave rubor cubre las mejillas de ambos.
—Esto fue... —susurra ella sin apartarse del rubio.
—Un beso —balbucea con torpeza, sintiéndose de nuevo aquel chico de Brooklyn totalmente inexperto.
La joven baja la mirada apenada ante tal respuesta y se da cuenta de lo cerca que están, por lo que suavemente empieza a retirar sus brazos del cuello del Capitán, pero este la detiene justo cuando ella tiene sus manos sobre su pecho y puede percibir su galopante corazón.
—¿Crees que podrías concederme salir en una cita cuando esto pase? —pregunta Steve lleno de valor —. Me gusta la convivencia que se ha formado entre nosotros, me gusta escucharte y que me escuches, me gusta el sentimiento que experimento cada vez que te tengo cerca. Me gustas, Elizabeth —dice esto último en un susurro, como si se tratara de un secreto.
—Creo corresponder a sus sentimientos, Capitán —declara ella provocando una sonrisa en los labios del ojiazul —. Así que sí, me gustaría salir contigo cuando volvamos —responde.
Los ojos de Steve la observan casi con adoración, demostrando la felicidad de sentirse correspondido. Así que de nuevo se aventura y se deja guiar por sus instintos, besando con suavidad la frente de la joven, al mismo tiempo que la rodea con sus brazos en un dulce abrazo. La escucha suspirar ante el contacto y él no puede evitar hacer lo mismo, se siente demasiado cómodo en sus brazos.
—Ahora vamos, creo que ahora vamos retrasados —dice Elizabeth con burla, devolviendo a Steve al problema que los aqueja.
Rogers se separa de ella y espera a que la joven cierre su habitación, para que luego ambos caminen hacia la zona de abordaje, donde los demás ya se encuentran listos y no pueden evitar sonreír cuando los ven llegar juntos, pero se guardarán los comentarios para después.
¿Qué, acaso no lo vieron venir?
¡Gracias por leer! <3
No olvides votar y dejar tu comentario :D
2004/4049
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top