40. L.O.V.E (S/E)
[CAPÍTULO SIN EDITAR]
Durante la cena, Pietro y Sam no dejan de hablar y hacer reír a todos los presentes con sus ocurrencias. T'Challa deja atrás su porte de seriedad como el Rey de Wakanda y se permite bromear con aquel par, luego es Bucky quien dice algunas frases respecto a Sam en un afán de defenderse de las bromas del mencionado.
─¡Elizabeth, tiene 99 años! ─exclama con fingida molestia Sam ─. Sales con un hombre mayor.
─Basta ─responde la chica riendo y tomando la mano de Steve por encima de la mesa ─. Puede tener 99 años, pero se ve mucho mejor que tú ─presume a lo que su novio se sonroja.
Los gemelos sueltan un bufido de burla mientras los demás ríen y Sam toca su pecho con dramatismo.
─Realmente desearía verme así a los 99 ─murmura T'Challa bebiendo un poco de su copa.
─Desearía llegar a los 99 ─recalca Pietro.
─Bucky tiene 100 ─dice Rogers y las miradas se dirigen al James, quien se remueve incómodo en su asiento.
─Bien, tengo una nueva víctima ─afirma Falcon mientras el Soldado lo mira con seriedad que luego cambia por una pequeña sonrisa.
Una hora más tarde, luego de comer pastel y que T'Challa les haya dado a todos de un licor especial de Wakanda, nada fuerte comparado con el de Thor, todos de notan más relajados y risueños.
─Creo que fue suficiente para mí. Iré a mi habitación, buenas noches ─se despide Bucky con una pequeña sonrisa.
─Buck, gracias por estar aquí ─le dice Steve antes de que entre al palacio.
El segundo en irse es T'Challa, luego los gemelos y al último Sam, quien disfruta ser el mal tercio con la pareja por varios minutos.
─¿Te gustó esto? ─cuestiona Elizabeth mientras Steve juega con sus manos entrelazadas.
─Me encantó. No terminaré de agradecerles a todos por esta velada ─murmura y besa el dorso de su mano.
─Haré todo lo que esté en mis manos para hacerte feliz ─afirma la chica.
─Con existir es más que suficiente.
Elizabeth baja la mirada en espera de darse valor de pronunciar las siguientes palabras, suelta un pequeño suspiro antes de hacer de nuevo contacto visual con su novio.
─Steve, sé que tal vez pueda parecer inapropiado pero, Peggy solía contarme que nunca pudo tener su baile especial con su gran amor, tiempo después supe que se trataba de ti. Sé que no soy ella, pero, ─la joven se pone de pie y extiende su mano hacia Steve ─, ¿me concederías un baile?
Steve sonríe enternecido antes de tomar con delicadeza su mano y llevarla hacia sus labios para dejar un suave beso en el dorso de esta.
─Tienes razón, tu nunca serás Peggy, ella siempre será un hermoso recuerdo de mi pasado; mientras que tú eres mi maravilloso presente y espero que mi futuro ─murmura.
─También espero que estés en el mío ─dice con una pequeña sonrisa, su voz parece titubear ─. En fin, ¿bailamos?
─¿Sin música?
─Puedo arreglarlo.
La joven se aleja de sus brazos para tomar su celular que está sobre la mesa, coloca la canción que ya tenía programada, aunque al parecer hubo un cambio y comienza una inesperada.
*Multimedia*
─Pensé que había puesto otra ─murmura cuando reconoce la pieza que escucha.
Steve escucha los primeros 15 segundos y sabe que esa canción es una maravillosa casualidad. Es ahora él quien se acerca a la joven y le ofrece su mano, ella lo mira con sorpresa, pero se limita a dejar su móvil de nuevo en la mesa y caminar con él quien coloca su mano libre en su cintura. Ante la sorpresa de Elizabeth, Steve se mueve siguiendo el ritmo de la música, no es un profesional, pero parece conocer el ritmo.
─¿Seguro que nunca habías bailado? ─cuestiona ella colocando su mano sobre el fuerte hombro de su chico.
─Estoy seguro, pero apenas pude utilizar las computadoras, busqué vídeos. Debía sorprender a la chica que me concediera este momento ─menciona mirándola a los ojos ─. ¿Logré mi objetivo?
─Más que eso. Me encanta, Steve ─lo felicita brindándole una sonrisa.
El solo de trompeta comienza y la chica es la que lleva el baile, se permite dar algunos pequeños giros que hacen que retorne al pecho de Steve. Éste suelta su mano y rodea con sus dos brazos su cintura y ella coloca los suyos alrededor de su cuello, mantienen el rítmico balanceo, aunque ahora sus rostros están de frente y muy cerca.
─Me gusta mucho esa canción ─afirma Elizabeth con una pequeña sonrisa.
─Es muy romántica ─secunda Steve observando el rostro de su novia.
─Es cursi, pero hermosa. No suelo ser así, pero estar a tu lado me hace serlo ─confiesa desviando un poco su mirada.
─Es perfecta ─responde tarareando un poco de lo que resta de la canción.
Una vez que termina, no se siguen reproduciendo las canciones, pero ellos siguen balanceándose. Elizabeth se pierde en el inmenso azul de los ojos de Steve, un color similar al de sus poderes, color que la llena de paz y felicidad.
Sabe que es amada y sabe que su corazón le pertenece. Ella le ha entregado su corazón en bandeja de oro, y está segura de que nunca la defraudará.
Steve, por su parte, admira la belleza de la chica frente a sus ojos, ahora sabe que los finales felices sí existen y que tiene a su chica especial frente a él. Dormir por 70 años y despertar en un mundo totalmente diferente a como lo conocía, valió la pena, porque la tiene a ella. El amor de su vida y la dueña de su corazón desde el momento en que se enamoró de ella.
─¡Steve, una estrella fugaz! Pide un deseo ─exclama cerrando los ojos.
¿Qué deseo puede pedir Steve? Ya la tiene a ella, lo único que desea es que su amor sea eterno y nunca tenga que apartarse de su lado.
Al abrirlos, Elizabeth le da un beso en la mejilla a Steve, para luego soltarse de los brazos de su novio y correr hacia la barda del balcón.
El Capitán suelta una pequeña risa al ver la ilusión y felicidad de su chica por tan magnífico fenómeno. Los ojos de Elizabeth brillan de emoción y no se apartan del cielo en búsqueda de otro precioso destello.
La observa por unos segundos que le parecen eternos. Aquella mujer llena de alegría que no quita sus ojos llenos de curiosidad del cielo, es la misma chica llena de seriedad que conoció casi un año atrás, esa joven llena de inseguridad por ser diferente a todos y que tenía miedo de mostrarse como lo que es, esa heroína que salvó a Pietro Maximoff de una muerte segura sin importarle que arriesgara su vida. Es la chica, su chica. Su todo.
Puede haber millones de estrellas en el cielo despejado de Wakanda, pero la más brillante se encuentra frente a él y es la única que se permite admirar con detenimiento.
Armándose de valor y recordando las palabras de Clint, mete la mano en el bolsillo de su pantalón y saca la pequeña caja negra. Toma una gran bocanada de aire antes de situarse al lado de Elizabeth y alzar su mirada al cielo, sabe que es el momento. Sin que ella se percate, se inclina colocando su rodilla derecha en el suelo y abre la cajita.
Un precioso anillo de oro blanco, con un precioso topacio celeste rodeado de diminutos diamantes queda a la vista. No es una joya realmente extravagante, pero sabe que hace juego con el collar que Peggy le regaló y ella aprecia, y es del mismo color de los poderes de la chica; y casualmente, también es igual al iris de los ojos de Steve, que se ha convertido en el color favorito de Elizabeth.
─Amor... ─la llama con la mayor seguridad que le permite su nerviosismo.
─¿Sí? ─responde ella, pero no recibe respuesta, así que se gira hacia él.
Un jadeo de asombro se escapa de sus labios y su corazón aumenta su ritmo de contracción. Steve está arrodillado frente a ella, con una sortija. ¡Con una sortija de compromiso!
─Sé que esto puede parecer precipitado, pero, cielo, he esperado más de 70 años en el hielo por ti, he pasado por guerra y por momentos difíciles, pero no importa, porque ahora sé que la razón de vivir en esta época fue para encontrarte. No me lamento de nada de lo que ha pasado en la vida si la recompensa es pasar el resto de ella a tu lado ─Steve hace una pausa ya que su voz se está quebrando ─. Cielo, te amo con todo mi ser. Mi vida ha sido una montaña rusa, pero si al final de ella estás tú, me subiría millones de veces para encontrarte. Te amo, Elizabeth, te amo y no me cansaré de decirlo y de sentirlo. Por ello tampoco quiero esperar más, quiero saber que serás mía por siempre, que formaremos esa familia que el chico de Brooklyn siempre soñó y creyó olvidado cuando despertó del hielo. Quiero estar seguro de que estaremos el uno para el otro. Elizabeth Miller, ¿me concederías el gran honor de convertirte en mi esposa?
Por las mejillas de la chica escurren gruesas lágrimas mientras su respiración parece cortarse cuando Steve realiza tan inesperada pregunta.
La voz parece habérsele ido, y sólo abre su boca intentando articular alguna palabra, pero fracasa. Así que asiente con una sonrisa bañada en lágrimas de felicidad. Steve observa incrédulo la respuesta de la chica y se queda petrificado en el suelo, sus manos también tiemblan.
─Sí ─susurra seguido de un suspiro ─. Acepto ser tu esposa ─dice Elizabeth aumentando un poco el volumen de su voz.
Sin esperar más, Steve con sus dedos temblorosos, saca el anillo y lo coloca sobre el dedo anular de la mano izquierda de su ahora prometida. Ella ahoga un grito cuando él se levanta con rapidez y rodea su cintura alzándola algunos centímetros del suelo.
─Gracias ─murmura Rogers besando la mejilla de Elizabeth.
─Te amo, Steve, te amo con toda mi alma ─afirma controlando un poco su llanto.
─Te amo, Elizabeth, te amo con toda mi alma ─responde de la misma forma y luego la besa.
El beso sabe diferente. No hay comparación, pero sí una palabra que lo describa: mágico.
Una vez que separan sus labios, unen sus frentes disfrutando de la maravillosa felicidad que los invade. El silencio entre ellos es parte del momento, sólo el suave sonido de unos cuantos grillos y algunos otros más de la selva que los rodea se escucha, aunque no por mucho tiempo.
Los gritos de los chicos se escuchan mientras salen corriendo de su escondite, cada uno los envuelve en un caluroso abrazo para luego desearles lo mejor.
─Tengo todo en vídeo ─afirma Sam revisando su celular.
─¿Ustedes sabían? ─cuestiona Elizabeth rodeando con uno de sus brazos la cintura de Steve.
─No ─dicen Sam, Pietro, Bucky y T'Challa.
─Sí ─responde Wanda bajando la mirada ─. Perdón, Steve, pero tus pensamientos eran casi gritos de emoción y no puede hacer mucho por evitarlos.
─No te preocupes, Wanda, gracias por guardar el secreto ─afirma el rubio.
─¿Todo este tiempo estuvieron ahí? ─les pregunta la futura novia.
─No, Pietro fue por nosotros a nuestras habitaciones cuando estaban bailando, Sam fue el que se quedó a grabar todo─dice T'Challa.
El nombrado sonríe de manera inocente y baja la mirada.
─Perdón, pero todos teníamos que ver su final feliz, o bueno, el inicio de su final feliz, como en las películas. Se lo merecen, se merecen todo esto y la felicidad que tendrán en un futuro. Son mis amigos y quiero lo mejor para ustedes ─afirma Falcon.
─¿El inicio de un final feliz? Eso suena bien, supongo que es el final de una buena era, pero el inicio de una mejor ─dice con solemnidad el Capitán.
─Tienen razón, todo final conlleva un inicio y siempre es mejor que el anterior ─secunda T'Challa.
Luego de unos minutos, todos se adentran al palacio para luego dirigirse a sus respectivas habitaciones. Cuando la pareja entra a su habitación, inmediatamente los brazos del Capitán rodean con fuerza la cintura de su novia.
─¿Entonces es nuestro final feliz? ─cuestiona Elizabeth acariciando el pecho de su chico.
─Si estás en ese final, sí lo es, ¿lo estás? ─responde Steve.
─Tanto como tu corazón lo desee ─afirma la chica ─, ¿y tú?
─Tanto como la vida me lo permita, cielo. Te amo, Elizabeth Miller.
─Te amo, Steve Rogers.
FIN
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ALV! Voy a llorar. Escribí este capítulo con lágrimas en los ojos, y escuchando el tema sin parar. Me siento vacía.
Espero que les guste, gracias por leer y comenten qué les pareció el capítulo, o la historia en general.
IMPORTANTE QUE LEAN LA SIGUIENTE PARTE :D
Queridas lectoras fantasmas aunque sea aparezcan en este capítulo y en el siguiente, pls.
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