15. Orígenes
Unos días después, con Sam consiguiendo imágenes de Bucky en Europa, confirma que él ha salido de España, pero que también ha seguido su camino atravesando Francia, Suiza y Austria. Es entonces cuando Sam externa su temor hacia el hecho de que Barnes quiera ir a Rusia, cosa que Steve corrobora y también teme. Elizabeth se mantiene positiva, quiere pensar que el fugitivo sólo busca esconderse del resto sin hacer raíces en un solo sitio, además, de que al parecer sólo ellos han seguido su rastro.
Pero por ahora hay algo diferente en la agenda de Elizabeth, por lo que luego de su entrenamiento matutino con Natasha, sale del Complejo de los Vengadores, para ir hacia la Torre Stark, en donde Tony la ha citado para hablar sobre algunas cosas.
—Veo que trabajas muy duro —menciona ella cuando llega al gran laboratorio y encuentra al azabache mirando unos vídeos donde se aprecia a un chico con traje rojo columpiándose entre unos edificios.
Tony ríe por lo bajo y con un movimiento, aquellas imágenes desaparecen.
—Soy un hombre muy ocupado, chica América —responde con orgullo —. Entonces, ¿ha llegado mi momento? —cuestiona con evidente emoción.
—Estás de suerte, Stark, todo lo que me ha pasado hizo que mi curiosidad despierte y creo que eres lo más cercano a una respuesta —confiesa.
Stark da un par de aplausos de celebración y luego se acerca a una mesa para tomar unos tubos para muestras de sangre, y de paso, también obtiene algunos electrodos y demás dispositivos. La azabache no puede evitar sonreír cuando lo ve caminar con galantería.
—¿Sabes? Banner era quien tomaba estas muestras; yo sólo soy un genio, millonario, playboy y filántropo —dice mientras juguetea con los tubos en sus manos, luego de dejar el resto de cosas al lado de ellos.
—Sí, lo recuerdo, lo dijiste el día en que nos conocimos —responde la joven y se sienta en donde él le indica. Tony le mira con burla y hace el ademán de tomar las muestras, pero al final, ella le termina asesorando acerca del procedimiento, el cual, sale bien —. Recuérdame nunca dejar que me saques sangre de nuevo —susurra la chica con una mueca de molestia.
—Parezco, pero no soy perfecto —le dice y luego le guiña el ojo, causando que ella ría —, pero bueno, no te moriste, así que salió bien —explica con simpatía.
Luego de empezar a procesar los tubos en una peculiar máquina creada por él, le pide a Elizabeth que se acueste en la camilla y coloca algunos electrodos en su pecho y brazos, pero hay una mayor cantidad de ellos en su cabeza. Luego empieza la lectura y él analiza los datos obtenidos por algunos instantes en completo silencio. Se acerca a la camilla y levanta un poco la parte superior, para que Elizabeth quede sentada.
—¿Puedes intentar levantar esto sin tocarlo? —le pregunta Tony a la joven, mientras él coloca un bolígrafo en una mesa a un par de distancia de ella.
—Bien —acepta la chica y suspira.
Elizabeth concentra su atención en el pequeño objeto, luego mueve un poco los dedos de su mano, en señal de que este se eleve, pero fracasa. Tony le pide que vuelva a intentarlo, obteniendo un mismo resultado; pero es en el tercer intento, que una delicada niebla celeste emana de sus dedos, envuelve aquel lapicero y este se empieza a levantar de forma suave, siendo conducido hasta las manos de Stark.
—Sorprendente —murmura el playboy. Él revisa los datos en su tableta y luego de unos ajustes, un holograma se levanta frente a ellos, permitiendo que Elizabeth lo vea —. Te presento a tu cerebro, cuando pudiste levantar la pluma, la actividad aumentó en casi toda la masa, la sinapsis fue armónica y con una rapidez impresionante, que sería imposible para un ser humano promedio. ¿FRIDAY, ya tienes los resultados?
—Se los estoy enviando, señor —responde la voz robótica.
Stark vuelve a quedarse en silencio, mientras interpreta lo que FRIDAY le ha enviado. Elizabeth puede notar su sorpresa y luego un discreto gesto de confusión, lo cual le hace preocuparse un poco.
—Mi conclusión es, que no eres normal —susurra Tony con simpleza, obteniendo una mala mirada por parte de la chica.
—No vine a eso, Stark —declara ella. No es muy cómodo tener todos esos electrodos conectados a su cuerpo y una respuesta tan vaga sólo la pone de mal humor.
—Hablo en serio y no lo digo de mala manera —se defiende él —. Mira, desde que tuve en mi poder algunos tubos con sangre de Steve, me he propuesto compararla con cada muestra que llega a mis manos, sin importar su procedencia. No pude evitar hacerlo con la tuya y encontré similitudes muy peculiares, aunque en él, aquellos componentes vienen del suero, pero en ti, son un componente natural.
—¿De qué hablas? —cuestiona ella ahora intrigada por sus palabras.
—Según la información que obtuve sobre ti, tú naciste con estos dones, ¿verdad? —pregunta y ella asiente con desconfianza.
—No es personal, pero no me siento muy cómoda con el hecho de que sepas aquella información, en realidad, muy pocas lo sabían —confiesa la azabache.
—Está bien, lo entiendo, pero los expedientes llegaron a mis manos y Fury tuvo que decirme un poco al respecto para que yo comenzara mi investigación —musita y ella le mira con seriedad —. Bien, pero el punto es, que ahora tengo una hipótesis.
—¿En qué pensaste? —cuestiona ella luego de que Tony le haga señas para que retire los electrodos, cosa en la que Elizabeth no titubea.
—En unos diarios que encontré de mi padre, él mencionaba que Erskine investigó por un tiempo a personas "especiales", más o menos como tú; con dones fuera del promedio, pero siendo más específico, yo diría que con mutaciones genéticas. Ellos fueron la base para crear el Suero del Super Soldado y con ello al hombre perfecto. Esos dones no le fueron concedidos a Steve, pero él obtuvo la resistencia en su cuerpo, la regeneración y la velocidad.
—¿Entonces?
—Esas características las compartes con él, de alguna forma —agrega encogiéndose de hombros —. No estoy diciendo que genéticamente sean familia, sino que, la singularidad en tu ADN que viene de tus poderes, Steve las obtuvo del suero.
—Pero yo nací en 1989, y la creación del suero fue varias décadas antes. No puede existir una conexión entre nosotros.
—No es tan literal, sin embargo, al desdoblar la cadena de ADN, me encuentro con similitudes que no compartirías con gente promedio. Puede que tus ancestros de participaran en las investigaciones de Erskine. Convirtiendo todo esto en una maravillosa coincidencia —dice sorprendido.
Elizabeth suspira e intenta asimilar esta pequeña información, aunque parece ser más de la que antes obtuvo sobre ella y sus poderes.
—Según sé, murieron 7 de los hijos de mis padres antes de mi nacimiento, los bebés no llegaban al año de vida por enfermedades inexplicables —la chica comienza entender el punto de Stark.
—Tal vez, ambos poseían de manera recesiva ese gen y nunca lo desarrollaron como un don, la coincidencia fue que se encontraran y al unirse sus genomas, hubo un choque de fuerzas y los bebés no pudieron resistir. Tú fuiste la más fuerte, al parecer aceptaste ambas fuerzas y las hiciste parte de ti, tu cuerpo se acopló a la mutación y te permitió desarrollarla —continúa diciendo Stark.
—Aunque no fue del todo, tengo problemas para controlarlos —replica ella —. No puedo fiarme de los poderes y que, en el momento más importante, fallen.
—Según los estudios, la fuerza se encuentra en tu cerebro. Necesitas practicar y tener confianza, porque según sé, nunca te sentiste a gusto con tus poderes y al ser algo mental, pudieron verse afectados. Practica con la Brujita, tienen una nueva base para destruir y entrenar —dice en tono de burla
—¿En serio, Stark? ¿Es lo único que me vas a decir? —cuestiona con cierta incredulidad.
—No, también te dije el origen de tu poder —se defiende con una sonrisa en los labios, aunque cuando ve la seriedad de Elizabeth, él se torna más comprometido con su papel —. La cosa es, que no es un campo que domino. Investigué un poco a los gemelos y podría predecir el máximo de sus capacidades, pero, contigo es imposible. Hasta que no controles tus poderes no puedo establecer un parámetro que me dicte a qué tanto puedes lograr. Aunque me hago una idea, porque fue sorprendente que Wanda llegara a penetrar la cabeza de un dios y no pudiera con la tuya.
Elizabeth le mira con cierto temor, pues no hay otro sentimiento que pueda albergar luego de aquella confesión.
—Supongo que gracias, entonces —susurra ella mientras se levanta de la camilla —. Prometo que comenzaré a tomar con mayor seriedad la práctica de mis poderes, te notificaré mis avances o lo que sea que descubra.
—Por mi parte investigaré más, Banner estaría emocionado por la investigación que iniciaré. Recuerdo que escuché de un profesor que realizó estudios acerca de la mutación genética. Veré que puedo hacer —afirma con una sonrisa.
—Bien, debo irme —se acerca a Tony para despedirse —. Debes notificarme cualquier cosa que descubras sobre mí y yo haré lo mismo, nada de secretos, Stark —le advierte y él asiente mientras la chica camina hacia la puerta.
—Elizabeth, una cosa más —dice el azabache provocando que ella se detenga antes de salir del lugar —. Sólo quiero decir que, si decides tener un bebé con Steve, ese pequeñito será muy poderoso; así que, hasta no tener unos resultados claros, usen protección.
Elizabeth le mira con incredulidad, no sabe si reír por las ocurrencias de Stark o si reclamarle por sus peculiares comentarios, así que prefiere no responder y sólo se limita a caminar hacia el elevador donde, una vez que se cierran las puertas, sonríe.
***
Un par de días después, Elizabeth se encuentra dentro de la cabina diseñada para que a Wanda entrene y no destruya nada, debido a la similitud en sus poderes, ella también practicará ahí. La joven observa con nerviosismo los dispositivos y no puede evitar toparse con las miradas emocionadas de los gemelos que se encuentran afuera dándole ánimos.
—Creo que ya superamos la parte de hacer levitar cosas, ahora necesitas controlar tus rayos de energía —le explica Wanda hablando por el pequeño micrófono que permite que Elizabeth la escuche dentro de aquella gran cabina —. Pietro accionará los objetos que irán hacia ti, lo único que debes hacer, es destruirlos —agrega con una sonrisa.
—Son pequeños, así que modera tu energía —le dice el sokoviano con burla.
Elizabeth alza la mano en señal de que está lista, aunque en el fondo aún se siente nerviosa. Pietro asiente y aprieta aquel botón, por lo que, de forma casi inmediata, un pequeño disco sale disparado hacia la azabache. Ella lanza un rayo, pero su energía sale retrasada y en lugar de golpear aquel objeto, se estrella contra la pared de acrílico molecularmente alterado para resistir grandes cantidades de energía, pero el cual, sorpresivamente tiembla ante aquel golpe del rayo azul.
El sokoviano no lo piensa y detiene el mecanismo, aunque no evita que salga un disco más que choca débilmente contra la pared transparente de la cabina.
—Necesitamos un lugar más fuerte —susurra Wanda, pues ella también ha notado que cuando entrena hay fallas similares, aunque claramente no es tan seguido.
—Necesitamos que Elizabeth mejore su puntería —murmura su gemelo con una sonrisa burlona en sus labios.
—Necesito salir de aquí —replica ella con un gesto de cansancio y camina hacia la pequeña puerta de salida —. Tuve un entrenamiento físico muy extenuante y ahora esto, creo que ya fue suficiente. Supongo que tendré que alternar los días o entrenar ligero cuando vaya a practicar aquí —agrega y toma una botella de agua, realmente se siente muy cansada.
Pietro termina de apagar la máquina con ayuda de su hermana, con quien cuchichea algunas cosas, causando que el peliblanco ría.
—Nosotros tenemos que irnos —dice Wanda con una gran sonrisa y antes de obtener respuesta por parte de Elizabeth, su gemelo la toma en brazos y desaparecen dejando un ligero destello azulado.
La joven se queda confundida ante su repentina huida, sin embargo, cuando ve a Steve entrar a la sala y dirigirse hacia ella, lo entiende y no puede evitar sonreír por lo bajo, así que mientras él se acerca, la chica toma sus cosas que reposaban sobre aquella mesa de control.
—¿Largo día? —cuestiona Rogers al ver que de nuevo toma agua con cierto desespero.
—Mejor dicho, un pesado día —responde la azabache seguido de un suspiro —. No puedo juntar un entrenamiento físico nivel Natasha Romanoff con la práctica de mis poderes. El desgaste es horrible. Creo que voy a intercalarlos —murmura ante la mirada llena de ternura de su novio.
—Te notas muy cansada —dice él, levantando su mano hasta colocarla a la altura de la mejilla de Elizabeth y deja una suave caricia, provocando que ella suspire por él —. Pensaba invitarte a comer, pero creo que necesitas dormir —explica comprensivo y ella asiente con la cabeza.
—Un baño y luego a dormir —rectifica mientras da un paso hacia él, para quedar un poco más juntos y que ella pueda colocar sus manos sobre el pecho del Capitán —. Si no tienes nada pendiente, más tarde podemos ver una película juntos y revisar "esos" asuntos —susurra mirando a los ojos del rubio.
—Claro, sería perfecto —responde él satisfecho ante aquella sugerencia —. Vamos, te acompaño a tu habitación para que descanses —le anima y extiende su mano hacia ella para que la tome.
Pero antes de que empiecen a caminar, Elizabeth no avanza y lo atrae hacia ella, evidenciándole al ojiazul sus deseos. Él sonríe y no duda en terminar el espacio entre ellos para poder besarla. Ambos no pueden evitar abrazarse con cariño y, por unos instantes, olvidan el sitio en el que se encuentran y la discreción de Steve, permitiéndose disfrutar un poco de esto.
—Capitán, la agente Romanoff me pidió que le entregara estos informes y que le dijera que debe ir a busc...—la voz de Sharon Carter se interrumpe de forma abrupta, así como su caminata, cuando entra a la zona de entrenamiento y se topa con esta escena —. Lamento interrumpir —dice ella luego de aclarar su garganta, totalmente incómoda.
Elizabeth simplemente se separa de Steve y ambos se ven un poco apenados, pero ninguno dice nada, en cambio, el ojiazul toma la tableta que Sharon le extiende.
—Sí, ahora mismo voy a buscarla —responde Rogers con un asentimiento, luego se gira hacia su novia, pues no olvida que ha prometido acompañarla a su habitación.
—Ve a buscar a Natasha, yo iré a descansar. Nos vemos más tarde, ¿está bien? —dice Elizabeth con una pequeña sonrisa y antes de que Steve responda, ella se acerca a besar su mejilla y camina hacia la salida del lugar, tomando el camino hacia las habitaciones.
En otras circunstancias ella tomaría las escaleras, pero se siente tan cansada, que no duda en tomar el elevador, el cual, por suerte está disponible. Una vez que las puertas de este se cierran, un mensaje llega a su teléfono. Es Natasha.
"Creo que ya le quedo claro que Steve tiene novia, de nada."
Elizabeth no puede evitar sonreír y responderle con unas caritas riendo.
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