12. Celebración y despedidas

CAPÍTULO 12

Durante toda la mañana del día siguiente, los Vengadores que habitan dentro de la Torre, pueden ser testigos de los preparativos para la fiesta que se planea para la noche. Empiezan a llegar algunos adornos, muchas botellas de licor de todo tipo y para todos los gustos, además de que por la tarde llegan algunos aperitivos y demás platillos que se servirán. Tony no escatima en gastos, mucho menos luego de una pelea tan complicada, argumentando que se merecían algo así y que era una bienvenida hacia los nuevos miembros.

Elizabeth se empieza a preparar ya entrada la tarde, optando por un vestido verde oscuro con algunos brillos y que lleva unos cuantos centímetros por encima de su rodilla, además de que este cae recto sobre su cuerpo. Lo acompaña con tacones a juego y decide dejar lacio su cabello, para después concentrarse en su maquillaje.

A diferencia de la última fiesta que Tony hizo, en esta ocasión, Steve pasa por Elizabeth a su habitación, por lo que, luego de algunos dulces cumplidos y un corto beso, ellos aparecen en la fiesta con la joven sujeta al brazo del rubio.

Rogers no es mucho de contacto físico en público y lo entiende, sabe que recibirán bromas por parte de sus compañeros, en especial de Stark y de Sam, quien también ha sido invitado. Sin embargo, el ojiazul toma su mano en algunas ocasiones y en otras, apoya su brazo sobre el a siento de la chica, como si la abrazara.

—Tengo muchos comentarios para ustedes —susurra Wilson cuando los ve acercarse.

—¿Tú también, Sam? —cuestiona Steve con una ceja alzada, mientras ayuda a Elizabeth a sentarse en uno de los bancos de la barra, al lado del moreno y este se queda de pie frente a ellos.

—¿Qué? No puedo desaprovechar esa oportunidad —reclama con burla —. Además, eso significa que ya tendré libres a las chicas del parque.

Elizabeth mira a Steve, quien se sonroja ante aquella mención. Ella finge una mirada seria, que luego se suaviza ante lo avergonzado que se nota el rubio.

—Me alegra mucho lo que sea que esté pasando entre ustedes —dice Falcon con sinceridad —. Tú me agradas mucho, él me cae muy bien y yo seré el perfecto mal tercio.

—Serás como el niño molesto que finge ser un chaperón —se burla la azabache ganándose una mirada "ofendida" por parte de su amigo.

—Prometo que, si Steve me compra un helado, les daré 5 minutos para que se besuqueen como locos —agrega a su broma y los tres ríen.

Unas horas más tarde, cuando todos los invitados "extras" se han retirado, vuelven a formar aquella rueda con los sillones y algunas plazas extras, pues ahora están los gemelos, Sam y Visión. Pasa de media noche y aún no están cansados, no después de esta merecida fiestas, que más bien fue una cena un tanto informal.

—Sé que el jefe es el anciano, pero me tomaré el atrevimiento de decir esto —dice Tony poniéndose de pie con una copa en su mano —. Ganamos —declara alzándola.

Todos no pueden evitar sonreír y sentirse orgullosos, aunque se perdieron varias vidas, fue la mayoría la que se salvó y se evitó un desastre mayor, como el que Ultrón deseaban causar.

—Bien, ahora procederé a las despedidas y a las bienvenidas —murmura él con solemnidad —. Thor, buen viaje y espero que no vuelvas en unos años con tu hermano adoptado malvado y con ganas de destruir a la humanidad. Clint, creo que espero una gran noticia por parte tuya, eso significa una fiesta en la cual estaré muy honrado en apoyar.

Clint asiente complacido, aunque no hace comentarios sobre su familia, pues es una información que sólo ha compartido de forma discreta. Luego de esto, Tony gira completamente su cuerpo hacia los gemelos, que se mantiene uno al lado del otro.

—A los nuevos y descarriados jóvenes. Mis queridos Maximoff... Yo... De verdad y lo digo muy en serio, lamento todo el daño que mis actuares pasados les ocasionaron. Creo que he dicho muchas veces esto, pero, no fue mi intención dañarlos de esa manera y créanme que estoy muy arrepentido —declara mirando a ambos jóvenes —. Bienvenidos al equipo. Gracias por elegir este lado de la pelea y sé que ustedes serán mucho mejor que lo que somos nosotros —murmura suavizando un poco su voz, algo raro en él.

Los Maximoff agradecen con breves frases, porque, aunque perciben su sinceridad, no han convivido tanto con Stark y no se sienten tan abiertos con él, caso diferente a la relación que tienen con Elizabeth, Natasha y Clint, a quienes se han vuelto cercanos.

—Mi preciosa Elizabeth —murmura el playboy con una gran sonrisa —. Mi dulce y sorpresivamente poderosa Elizabeth. Eres como una caja de sorpresas: primero llegas de la nada enviada por un difunto, luego resulta que eres más amiga de Nat y Clint que yo, después conquistas al hombre más viejo aquí presente y culminas con unos desconocidos poderes que evitaron una tragedia para el equipo.

Todos ríen ante tan elocuentes palabras y la joven simplemente se sonroja, aunque la mano de Steve discretamente colocada sobre sus hombros, la tranquiliza un poco.

—Pero realmente estoy feliz porque alguien tenga puesta la correa sobre Steve. Ya sabes cuidar adultos mayores y también sabes que pueden ser un poco testarudos, que no olvide sus medicamentos y su papilla —se burla, ahora causando que el ojiazul se remueva nervioso —. Sam, Rhodey. Bienvenidos, sé que ambos serán primordiales para el equipo y también cuento con que tendrán un gran desempeño. ¿Algo qué decir, Rogers? —le pregunta dirigiéndose al ojiazul.

—Ya lo dijiste todo —responde el rubio con fingida relajación —. Bienvenidos al equipo —agrega con autoridad.

Todos comienzan a brindar, abrazándose unos a otros, algunos en señal de bienvenida y otros más como una despedida, ante Clint que se marchará al día siguiente y Thor que lo hará en unos días.

El arquero le hace una seña a Pietro, quien asiente antes de desaparecer por unos segundos y regresar, ahora en velocidad normal, con un pastel que coincidentemente tiene hecho con betún un escudo del Capitán América, el cual coloca sobre la mesa de centro.

—Feliz cumpleaños atrasado, Elizabeth —murmura Clint con una gran sonrisa, mientras camina hacia la joven para abrazarla.

—No lo olvidamos, pero sabemos lo privada que eres con tus cumpleaños y no queríamos hacer algo frente a toda esa gente, igual se nos hizo tarde —agrega Natasha, imitando la acción de su compañero —. Por cierto, ¿cómo sabías que era el cumpleaños de Elizabeth? —le pregunta ella a Steve, quien se sonroja bajando la mirada.

—Ya les dije que no me gustan los secretos de agentes porque yo quiero saber todo. Y ahora, el Capi también sabe cosas secretas —reclama Tony caminando hacia la chica —. De haberlo sabido antes, pudimos hacer una fiesta del tamaño de Nueva York —murmura abrazándola.

—Y no lo dudo, pero con esto es más que suficiente —responde Elizabeth abrazando al genio —. Esto es perfecto.

—Bueno, lady Miller, ¿podemos ir a la parte donde comemos el pastel? —le pregunta Thor provocando que algunos rían por su eterna necesidad de comer.

El resto de los miembros del equipo se acercan para felicitar a la chica, por lo que ella recibe al final, un nuevo abrazo de Steve, quien se atreve a dejar un pequeño beso en la frente de la joven, sin importar las miradas burlonas de sus compañeros.

Elizabeth apaga su segunda vela de cumpleaños, pidiendo un nuevo deseo, aunque muy similar al anterior. Luego ella reparte el pastel, dejándole la mayor porción a Thor, quien no deja de agradecerle aquel gesto.

Esa noche todos permanecen despiertos casi hasta el amanecer, en medio de bebidas y muchas risas, bromas y algunos consejos de supervivencia hacia los nuevos Vengadores. Después, poco a poco se empiezan a retirar para descansar un poco a sus habitaciones.

[...]

A la mañana siguiente, Clint parte hacia su hogar totalmente cargado de obsequios para su familia. Natasha es quien se ofrece a llevarlo en el quinjet. La despedida parece larga, pero saben que a pesar de que el arquero planee retirarse, siempre podrán contar con él.

Pasan después varios días con una rutina un tanto monótona, hasta que, una tarde, Tony les notifica que las nuevas instalaciones del Complejo de los Vengadores ya están listas, por lo que se procederá a la mudanza. Así que, utilizan lo que resta del día, para empacar sus propias pertenencias dentro de las habitaciones, pues el resto de artículos ya están siendo preparados y algunos serán enviados esta misma noche.

Es hasta el siguiente día que inicia oficialmente la mudanza.

Utilizan varias naves para transportar las cosas y el mobiliario, haciendo uso de la mayor cantidad de tecnología para reducir el trabajo al mínimo, dejando sólo pendiente que cada habitante del nuevo complejo ordene las cosas dentro de su habitación, por lo que todos tienen cajas que vaciar y acomodar.

—¿Cansada? —pregunta Steve recargándose en el marco de la puerta abierta de la habitación de Elizabeth, quien da un respingo al escuchar su voz —. Lo lamento. Te asusté. Lo siento mucho, pensé que como la puerta estaba abierta, yo...

—No te preocupes —murmura la joven con una pequeña sonrisa —, estaba distraída con eso y no te vi llegar.

—¿Puedo? —cuestiona el ojiazul, pues a pesar de que el paso está libre, no quiere parecer aprovechado e ingresar sin el consentimiento de la chica.

La azabache no puede evitar mirarlo con ternura. Le gusta la actitud de Steve, le gusta que él respete su espacio y que sea un caballero con ella. Es todo lo que siempre esperó de alguien.

—Puedes pasar —dice ella caminando hacia el rubio y tomando su mano para que ingrese.

—¿Necesitas algo de ayuda? —cuestiona el ojiazul con curiosidad, pero en realidad la habitación está casi lista, a excepción de algunas que siguen en cajas pequeñas.

—Necesito descansar —responde la joven soltando un bufido.

Steve suelta una pequeña risa y la envuelve en sus brazos, mientras que Elizabeth descansa su cabeza sobre su pecho y suelta un largo y profundo suspiro. El rubio no puede evitar sentirse dichoso de tenerla entre sus brazos, por lo que se aventura dejando un par de besos sobre su frente.

—Clint se va por la noche, y mañana a mediodía Thor vuelve a Asgard, además de que Tony tiene algunos asuntos por arreglar —comenta él mientras comienza a acariciar la espalda de la joven con ternura —. Quizá, tú y yo podríamos visitar a Sam por la tarde, ya sabes.

—Claro, tendremos nuestra segunda cita con Sam —murmura Elizabeth con burla, provocando que ambos rían.

—No tendré una cita con Sam —declara Steve con seriedad —. Las únicas citas que deseo son contigo y nadie más. Lo de Sam es más como una "reunión de trabajo" —le explica.

Elizabeth asiente, satisfecha por la respuesta y esa pequeña declaración por parte del rubio, por lo que alza su rostro dándole a entender sus deseos. Steve sonríe y se acerca a ella con intención de besarla, pero escuchan las voces de los gemelos y se separan. Los Maximoff al darse cuenta de su interrupción, miran apenados a la pareja.

—Nosotros veníamos a ofrecerte nuestra ayuda —murmura Wanda —. Pietro es muy rápido y junto a mis poderes, podemos facilitarte el trabajo.

La Agente les dedica una mirada llena de ternura, pues desde que pasó lo de Sokovia y ella salvó a Pietro, los gemelos intentan de cualquier forma ayudar a Elizabeth, ya sea desde cosas pequeñas, hasta prepararle algún delicioso desayuno u ofrecerse a hacer alguna tarea pendiente de ella.

—Les agradezco mucho, pero deberían descansar un poco. Distraerse. Pueden ir a conocer los alrededores, se ve que hay una grandiosa área verde donde pasar el rato —sugiere, obteniendo unas muecas de cansancio por parte de los sokovianos —. Y aunque me parece un gesto muy dulce, les he dicho que no es necesario que me hagan favores. Sólo quiero que tomen decisiones correctas y entrenen duro.

—Pero es que Pietro ya se aburrió porque terminó desde hace mucho tiempo y yo tampoco tengo qué hacer —insiste Wanda.

—Estamos aburridos —reitera el peliblanco.

Steve los observa con los brazos cruzados, mirando al par de jóvenes ansiosos por ayudar a Elizabeth, quien duda un poco antes de darles una pequeña tarea.

—Bien —murmura seguido de un suspiro —. ¿Ven ese par de cajas grandes? Ahí están los libros y... ¡Pietro! —exclama al sentir la ráfaga de viento que choca contra ella, y que, en menos de un minuto, los libros están acomodados sobre el librero que está pegado a una pared.

—Creo que debiste ordenarlos por color —le dice Wanda comenzando a cambiarlos de lugar con su magia.

—¿Qué te parece por título? Queda más ordenado —replica su gemelo, iniciando un nuevo cambio.

—Pietro.

—Wanda —responde él.

—Chicos... —susurra Elizabeth ante la mirada divertida de Steve.

Ambos jóvenes se dan por vencidos y dejan los libros ordenados por color, pero estos a su vez acomodados por título. Una combinación extraña, pero al cual esperan que funcione.

—¿Entonces también tienes poderes? —pregunta Pietro ahora sentándose en la cama.

—Podríamos practicar juntas —sugiere Wanda con emoción.

—Yo no... bueno... no estoy aún muy segura de que los poderes estén ahí —murmura ella moviendo suavemente las puntas de sus dedos, sin obtener nada —. Creo que, después de todo, siguen igual de inestables —explica y repite el movimiento, obteniendo en esta ocasión unos pequeños rayos celestes.

—Stark dijo que podría hacerte algunas pruebas —sugiere Steve, quien disfruta de la interacción de la chica con los gemelos.

—Creo que por el momento quiero solamente mentalizarme en que están aquí, de forma un tanto intermitente, pero aquí están. Más adelante, cuando me sienta lista, visitaré a Stark —declara ella —. Mientras, creo que puedo experimentar un poco. Desconozco de lo que soy capaz, a excepción de las visiones premonitorias y los campos de fuerza, pero no sé más y creo que tendré que averiguarlo por ensayo y error —agrega mientras se encoje de hombros.

—Podríamos practicar juntas, bueno, quizá no así, pero averiguar qué es lo que hay en nosotras —susurra Wanda con ilusión.

Elizabeth le sonríe con emoción. Ambos gemelos les parecen tan dulces detrás de ese rostro lleno de temor y algo de inseguridad, sabe que ambos han pasado por mucho y desea ganarse su confianza, para ayudarlos, porque ella en su momento tuvo a Natasha, a Nick Fury y a Clint, pero ellos sólo se tienen uno al otro.

Los jóvenes se observan un momento y luego le sonríen a Steve. Wanda no ha podido evitar leer sus pensamientos de tener un rato a solas con Elizabeth, por lo que ellos se apresuran a despedirse y se marchan.

—Me agradan —declara la chica cuando los pierde de vista —. Son como hermanos pequeños a los que todos debemos cuidar —agrega con una sonrisa mientras camina hasta la cama, en donde se sienta.

—Técnicamente son niños, Lizzie. Ellos necesitan amor y comprensión, necesitan sentirse parte de algo. Su infancia terminó de forma tan abrupta y tuvieron que crecer —susurra el rubio sentándose al lado de la chica y por un momento recuerda aquel extraño sentimiento cuando despertó casi 70 años después de su época —. La diferencia entre nosotros, es que ellos se tienen uno al otro, y ahora sólo necesitan ser guiados por el camino correcto.

—Hablaste como si tuvieras muchos años encima —se burla ella codeándolo con suavidad.

—Bueno, creo que eso es un hecho —responde el ojiazul con humor —. Aunque pienso que es más la experiencia. Primero mis padres, luego Bucky y todo lo que fui durante los 40's, pero en este momento me siento afortunado de tenerlos y de tenerte —confiesa tomando la mano de la chica entre las suyas.

—Y siempre nos tendrás, Steve. A pesar de todo y por encima de todo —le promete con sinceridad.

Steve sonríe y acaricia la mejilla de la azabache, acercando su rostro al de ella hasta que se funden en un dulce beso, moviendo suavemente sus labios y dejando que de esa forma expresen todo lo que sienten uno por el otro.

—Capitán Rogers —dice la voz de FRIDAY, quien justo ahora ha tomado control del complejo —, el señor Stark lo solicita en la sala de juntas.

Ellos se separan con lentitud, Steve mira a la chica y ella deja un beso en su mejilla, él sonríe y con pesadez se levanta para luego dirigirse al lugar nombrado, donde tiene una pequeña junta con Thor y Tony, donde pasan varias horas hablando.

[...]

A la mañana siguiente, Stark y Thor se despiden de todos. El primero estará en su Torre, sin embargo, intentará concentrarse en otras cosas; mientras que el dios partirá hacia Asgard con el teseracto.

—Te quedas a cargo del anciano, niña —dice Stark hacia Elizabeth, quien se encuentra terminando de desayunar acompañada de los gemelos y de Sam.

—Buen viaje, Tony. También te voy a extrañar —susurra ella con burla.

—No te desharás tan fácilmente de mí, aún tenemos una charla pendiente y si aquella plática es en mi laboratorio junto a algunos exámenes, será perfecto —sugiere con una gran sonrisa —. Tómate tu tiempo. Recuerda que me debes mantener al tanto de todo lo que haga Steve —agrega.

—Parece que eres tú quien sale con el Capitán, y no Elizabeth —cuchichea el sokoviano, pero Sam lo escucha y estalla en carcajadas.

—No es lo que parece. Sólo me preocupo porque es un adulto mayor y con ello vienen los achaques de la edad —se justifica con desinterés —. Por cierto, he dejado un regalo para cada uno de ustedes. Está en sus habitaciones.

Tienen una breve despedida, para que luego el playboy se reúna con Thor (quien se había despedido desde antes) y estos caminen hacia Steve, quien se ha colocado su uniforme, pues están haciendo algunas pruebas. Ellos caminan hacia la salida del complejo, charlando de temas triviales (como un elevador siendo digno de levantar el mjolnir), aunque luego de burlarse de su hipótesis, Thor vuelve a Asgard.

—Tony, te voy a extrañar —susurra Steve.

—¡Elizabeth debe escuchar esto! —bromea el playboy ganándose una mirada desaprobatoria por parte del rubio, aunque luego este sonríe —. Me tomaré un descanso. Posiblemente siga los mismos pasos que dio Barton: ponerle una granjita a Pepper y esperar a que no la destruyan.

—Una vida simple —murmura el ojiazul.

—Un día la tendrás —declara Stark con seguridad.

—No sé. Familia, estabilidad, quien quería eso, se sumergió en el hielo hace 75 años, y alguien más emergió —responde con cierta melancolía.

—Puede que tengas razón, el Steve Rogers que emergió es alguien muy diferente. Pero ha pasado tanto desde tu regreso y las cosas han cambiado, y ahora tú no estás sólo. Tienes un equipo que te respalda, amigos en quien confiar, eso es una familia. Además, ahora hay alguien más en tu vida, una joven Agente que ha logrado que dejes tu eterna soltería y quien creo que es la indicada para buscar esa estabilidad que algún día deseaste —dice Tony con toda la sinceridad y seriedad que le es posible.

Steve asiente y suspira. Elizabeth ha logrado tanto en él, en tan poco tiempo, que está más que maravillado. Es como si esos años debajo del hielo, hubieran valido la pena por la simple razón de encontrarse con ella.

—¿Estás bien? —cuestiona el millonario abriendo la puerta de su auto.

—Es mi hogar —declara Rogers señalando las instalaciones que lo rodean.

Pero Tony sabe que hay mucho más detrás de aquellas palabras, y eso le alegra. Así que simplemente asiente y sin más, sube a su automóvil. Una vez que el rubio lo pierde de vista, este vuelve hacia el edificio principal, en donde encuentra a Natasha cabizbaja y con la mirada perdida.

—¿Seguirás viendo la pared o vienes a trabajar? —le cuestiona el ojiazul —. La pared es muy interesante, ¿verdad?

—Creí que Tony y tú seguían mirándose a los ojos —se burla ella —. O que habías ido a buscar a tu novia.

—Lizzie aún no es mi novia —susurra Rogers un tanto apenado.

—Pasaré por alto lo dulce que me parece que la llames "Lizzie" e iré a la parte en donde me enojo porque aún no tienes algo formal con ella. ¿Qué esperas? ¿Qué de nuevo nos quiera conquistar un dios de otro mundo o que llegue un nuevo robot malvado en búsqueda de la extinción? —cuestiona la pelirroja con exagerada y fingida molestia.

—Estoy esperando el momento adecuado —se defiende el ojiazul.

—Una cita romántica lo es. Llévala a cenar. ¡Steve Rogers! Usa tus dotes de hombre chapado a la antigua y pídele que sea tu novia, o tengan una relación más formal —pide ella y luego se aleja en dirección hacia una esquina, de donde obtiene un iPad.

Steve titubea un poco, las palabras de Natasha lo han puesto a pensar, pero sabe que debe tomarse su tiempo, así que intenta despejar su mente y camina hacia ella. La pelirroja le entrega el dispositivo, donde el ojiazul revisa las grabaciones y demás imágenes.

—¿Cómo están? —cuestiona ella.

—Ellos no son la gran maravilla, Natasha —susurra Steve.

—Tienen potencial —declara la pelirroja.

—Son buenos, pero no un equipo —insiste el ojiazul.

—Hagámoslos un equipo —afirma la Agente Romanoff.

Ambos entran a la gran sala encontrándose con el nuevo equipo. Tony los ha equipado con nuevos y resistentes uniformes, ha hecho mejoras en las alas de Falcon y en la armadura de Rhodes. Steve mira con orgullo a cada uno de ellos, tiene una gran expectativa de este nuevo equipo y espera que no lo decepcionen. Les da un breve discurso de bienvenida antes de que les indique romper filas y que él se acerque a Elizabeth.

—¿Azul? —le pregunta a la joven, dándose cuenta de que también comparte el mismo color con Pietro Maximoff.

—¿Acaso no lo viste venir? —bromea el sokoviano y se aleja para molestar a su hermana, quien intercambiaba palabras con Visión.

—¿Eres el único que puede hacer uso del color azul? —pregunta ella con burla.

—Te ves preciosa —murmura el ojiazul.

—Gracias, Capitán Rogers —responde la chica, mirando con ternura al rubio frente a ella.

—¿Entonces tendremos hoy nuestra cita? —ahora es Sam quien pregunta mientras se acerca a ellos.

Elizabeth ríe ante tan ocurrencia, pues ahora las "reuniones" que ellos tienen, Wilson ha decidido llamarlas "citas" para incomodar a Steve.

—Nos vemos en una hora, Sam —murmura la joven antes de acercarse para dejar un pequeño beso en la mejilla de Steve y luego marcharse.

Rogers se encuentra con la mirada llena de burla de Sam, quien sabe que lo molestará por bastante tiempo. Además de que ese pequeño beso tampoco pasó desapercibido para el resto. Quizá Steve debería comenzar a acostumbrarse a esto.

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