Capítulo 1: Other Face


Con algo de salvajismo de por medio, con mis pies obligados a caminar y mi cuerpo a reaccionar, creciendo exponencialmente y cambiando mi piel a verde, voy hacia un lavabo, y escupo de mi boca unas píldoras que ingeri en busca de encontrarme con la muerte. Las píldoras rebotan cual canicas contra el lavabo, mientras clavo mi ojos y voy respirando agitadamente. Mirando al espejo, observo mi reflejo, y como mis ojos poco a poco abandonan el tono verde, de un monstruo.

-Mierda, mierda, mierda...- expresó lloriqueando, casi ahogado. Renegado a tener que seguir mi existencia actual. Una existencia de sufrimiento que comenzó hace más de 2 años....

Recuerdo que había sido un día normal en mi ámbito laboral. Llegué al laboratorio donde trabajaba, un laboratorio del gobierno, un laboratorio donde se llevaría a cabo un experimento que yo mismo he pude dirigir. Estaba con mi amiga Betty y demás compañeros, haciendo un experimento con una bomba experimental, cuando de repente algo ocurrió, un error, tal vez un fallo de cálculo o un cortocircuito, pero algo ocurrió, y sin más, ese error, creo un horror.

Fui expuesto a energía gamma, logrando sobrevivir para sorpresa de todos y para la mía. Pero eso no fue suerte, para nada, la verdadera suerte es aquella que te deja sin repercusiones, y esta, esta para nada lo fue.

Me duele solo recordar aquel momento, el primer momento en el cual me convertí, fue un enorme susto para mí despertar en medio de la nada, pero más aún, ver mis manos con sangre y mi ropa destruida. Pude averiguar lo que me ocurrió gracias a las noticias, las cuales no pararon de transmitir noticias sobre el incidente de mi alter ego, de mi monstruo, de mi otra cara.

Mi horror ante yo mismo hasta ahora ha sido un sufrimiento continuo. Ese monstruo que está dentro de mi, no para de salir, ha salido más de una vez  desde aquella primera vez. Tantas veces he despertado en un páramo, en un bosque, en unas montañas...en shorts y sin camisa. Tantas veces he visto ya las noticias viéndome a mí mismo, o a él, destruyendo todo a su paso, que ya no puedo aguantarlo más.  Por culpa de él, actualmente me he vuelto enemigo del país, en una persona buscada, he perdido mi casa, mi trabajo, la posibilidad de hablar con cualquier familiar o amigo... lo he perdido todo. No soporto más vivir, quiero morir, pero esta otra cara no me deja, cada vez que intento atentar contra mi vida, él interviene. No importa si me meto una bala en la boca...el otro sujeto la va a escupir. O si uso unas píldoras para morir, el otro sujeta las va a escupir, incluso si me rajo el brazo, él intervendrá, manteniéndome en el infierno.

-¿Qué demonios...?- pregunto trastornado, intentando levantarme para mirarme al espejo- ¿¡¡Qué demonios quieres!!?- gritó a pulmón, golpeando al espejo rompiendolo. Estaba cansado, cansado de toda esta mierda, este sujeto, esta otra cara, desde que surgió, no ha parado de dedicarme de vez en cuando algunos mensajes. A lo mejor son juegos de mi mente, ya de por sí cansada de estar huyendo de estado a estado, pero estoy seguro de ver algo en mi rostro al mirarme en un espejo, una expresión que yo no quiero expresar y ni la provoco yo, sino él. Una sonrisa landina y orgullosa, como si me mirase por encima del hombro, como si me viese igual que una rata de alcantarilla.

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Llevan unos quince minutos tocando la puerta, apresuradamente yo estoy guardando mis cosas en mi mochila.

-¡¡Abre, Hijo de puta!!- me gritó el dueño del hotel, que lleva unos 30 minutos en la puerta esperando que salga para desalojar el cuarto.

-¡¡Ya voy, Ya voy!!- grito al exasperado. ¿Por qué tardó tanto en equipar mi mochila? Era fácil para mí saberlo. Él otro sujeto estaba intentando salir desde que el desquiciado de afuera empezó a vociferar contra mi demora. El dueño era de mal genio, desde que conversé con él ayer para poder quedarme a dormir en su localidad, a demostrado ser muy antipático, o ya de por sí, ser un hijo de puta.

-¡Ya esta!- le gritó terminando de guardar todo en mi mochila. Salgo del lugar, y me encuentro con el señor con un ceño fruncido y apretando los dientes como el León que amenaza al ratón.

-¡¡Tardaste, hijo de perra!!- me gritó a la cara.

-Lo si-siento, estaba ocupado-

-¿¡Ocupado!?¿¡En qué!?¿¡Masturbándote!?, ¡Solo sale, hijo de puta!- me gritó otra vez, por un segundo mis ojos se tornaron verdes, pero apesar de ello, lo evito y cierro mis ojos, hiéndome del lugar.

Recorro con una capucha puesta el pueblo donde estaba, era de mala calaña, podría jurar ver uno que otro drogadicto en plena calle. No había tenido opción de estar en este pueblo durante unos días, hace una semana, el general Ross, un capullo que deseaba encontrarme para experimentar y desarrollar más monstruos como él, envió un grupo de soldados a capturarme.

Él otro sujeto se enfureció en aquella ocasión, y dando unos saltos enormes, me dejó muy alejado de ellos, habiendo dejado una gran destrucción en las ciudad que dejó.

Temo que alguien me reconozca, por periódicos como el Daily Planet mi rostro es conocido mundialmente por la población global. Por lo que mi vida ya siquiera es segura, ni estando en mi forma normal. Solo estoy a salvo cuando voy a lugares más apartados como este pueblo, donde no es normal que los periódicos se asomen con sus titulares llamativos.

Voy caminando a un callejón donde podré rebuscar en la basura algo de comer, algo donde obtener energía. Si no me alimentaba en mucho tiempo, el otro sujeto reaccionaba de forma violenta y engullia todo lo que pudiera al salir, temo que alguna vez llegue a matar a alguien, comiendoselo entero.

Rebusco en el contenedor del callejón, sacando lo que para mí es un verdadero manjar, una hamburguesa. Su aspecto parecía desgastado, y parecía tene algo viscoso que por mi propio bien y apetito, ignoraré cual es su procedencia. De un bocado lo devoró, el sabor es tan horrible pero amenos algo reconfortante para mi situación actual, casi me atragantó y toso con fuerza.

Luego me dispongo a salir del callejón, sin esperar nada de por medio. Lastimosamente, eso no es asi. Unos sujetos con tubos, puñales y tasers llegan a bloquear mi salida.

-Alto ahí amigo- me dijo uno, se notaban jóvenes, jóvenes de estos barrios bajos.

Amenazando con su presencia, hacen que retroceda, asustado, asustado de lo que les haré si se acercan más.

-Danos ese reloj- señalaron a mi muñeca ya estando yo contra la pared.

-¿Qué? No, no...- reniego. En mi muñeca poseía un reloj, un regalo de mis últimos días normales, un regalo de una amiga. Un regalo que atesoro, y lo único de gran valor además en dineral.

Uno le golpea con su tubo en la mandíbula, tan fuerte que escupo sangre y siento alojarse mis dientes.

-¡¡No es una petición, es una orden!!- me gritó el joven que me pegó.

-¡¡No, por favor!!- le gritó, pongo mi cuerpo como una bola, agarrandome a mis piernas y cubriendome.

Los otros empiezan a pegarme con sus tubos, incluso con sus tasers, empiezo a sentir como si mi espalda se rompiese. Ante mi persistencia, uno con su puñal, me apuñala en la espalda, y suelto un grito que es callado de una patada en la boca.

Estaba literalmente hecho polvo, con mis brazos llenos de moretones y rasguños, y mi espalda hecho una mesa rayada. Uno de los jóvenes se agacha y roba mi reloj, para después hacer una seña con sus manos, y irse corriendo con sus compañeros.

Empiezo a llorar, soltar lágrimas de dolor, mis ojos se tornan verdes, pero me aguanto, aguanto el peso del monstruo verde en mi cuerpo. Me duele perder ese reloj, era lo único que tenía, pero me niego más a perder mi humanidad.

No dejaré que salga, no dejaré que salga.... repito como un loro en mi cabeza. ¿Pero cuando un mortal, puede detener la furia del diablo en la noche?





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