Años después....

Ethan Coleman, se preparaba para ir a trabajar se vio por última vez en el espejo, sus ojos azules como los de su padre resaltaban de inmediato. A sus veintiséis años de edad era maestro de Biología en la Universidad Reyes, ubicada en una de las ciudades más poblada del país, hoy se iniciaría el segundo trimestre de clases.
Había dejado el pequeño pueblo para estudiar lo que más le gustaba. Con el tiempo fue adaptándose a la vida urbana; sin embargo, este no solo fue el motivo por cuál se mudó, sino también porque en esta ciudad había una gran variedad de personas y eso le ayudaría a cumplir su más grande sueño: Coleccionar 206 huesos humano, uno por cada víctima. Su padre Ian, le había enseñado muchas "técnicas "para utilizar en sus víctimas. Respiró hondo en recordar el fallecimiento de su padre, lo a cual fue por muerte natural, lo que nunca iba a olvidar fueron todas sus enseñanzas

Ethan salió de su departamento hacia su auto, se desplazó por la autopista hasta llegar frente a su destino: la Universidad Reyes era una de las más costosas y prestigiosas del país. Se estacionó, y luego ingresó a la Facultad de Ciencias científicas donde sus alumnos lo esperaban. Todos al verlo tomaron asiento, las chicas lo miraban embelasadas por lo atractivo que era. Ethan era conocido como un maestro muy estricto y perfeccionista, pocos lograban aprobar su clase, y si lo hacían era porque habían hecho mucho esfuerzo, por ejemplo: algunos tuvieron que pasar noches de desvelos y de arduo trabajo en más investigaciones que él les asignaba. La metodología de Ethan era diferente y eso asustaba a muchos, pero no podían negar que sus enseñanzas les garantizaban a los alumnos aprendizaje y experiencia; sin embargo Ethan tenía un objetivo por el cual utilizaba ese tipo de métodos y ese era encontrar un cómplice que fuera capaz de matar por él, que fuera leal y en el peor de los casos morir por él.
Pero su búsqueda hasta ese momento había sido negativa todavía no había encontrado a su candidato. Él necesitaba a alguien pronto para terminar su más grande sueño, no podía arriesgarse que la policía lo descubriera, y a pesar que llevaba asesinando ya más de un año donde la policía no tenía sospecha alguna sobre él, necesitaba agilizar ese proceso.
Ethan escribió en el pizarrón su nombre e hizo su respectiva presentación.

—Soy el profesor Coleman. Me imaginó que han escuchado rumores sobre mi manera de manejar mi clase—les dijo haciéndo una pausa—. Bueno les diré que los rumores son ciertos. Me gusta los trabajos bien hecho y puntuales, no solo veremos la biología básica, sino también nos adentraremos a subcategorías como la fisiología y Anatomía, explorando así la composición general de los seres vivos—les explicó con una sonrisa macabra, una que sólo podía identificar las personas que conocían sus "pasatiempos"—. Al final del semestre sólo tres personas tendrán créditos extras con un trabajo individual final que les asignare—finalizó dándose la vuelta para regresar a su escritorio, tomó su libro para pedirles luego que tomarán el suyo para comenzar las clases.

Mientras tanto unos ojos color caramelos lo miraba desde del fondo del salón de clases, ella había decidido tomar esa clase no solo por aprobar una clase más, sino porque estaba enamorada locamente de Ethan. Su objetivo era demostrarle sus habilidades y aptitudes en esa Ciencia y quizás de algo más. Suspiró hondo hipnotizada por sus ojos azules y su cuerpo masculino bien trabajado, se lo imaginó en ese instante sin camisa mostrando sus pectorales. Se mordió el labio inferior por sus pensamientos indebidos, el ruido de las sillas la regresaron a la realidad: la clase había finalizado.

Dirigió su vista hacia el pizarrón pero Ethan ya no estaba. Se puso de pie, salió del salón a su próxima clase donde sus amigos la esperaban.