Capitulo 2

LOS BRAVUCONES

Ok, ahora sí, el primer día de clases.

Clay salió de su habitación, con la mochila colgando de su hombro derecho y comenzó a caminar con dirección a la cafetería que era el lugar donde se iba a encontrar con sus amigos antes de que comenzaran las clases. En la mayoría de las clases estaban ellos juntos, por lo que seguramente Lance y Aaron montaran el desastre cuando el profesor saliera del salón.

Esos dos nunca iban a cambiar.

Entró a la cafetería, dirigiendo su vista hacía la mesa donde él y sus amigos solían estar durante los descansos. Ahí estaba Macy, haciendo algo en el cuaderno que Clay reconoció como el que usaba cuando estaba aburrida. Sonrió y se acercó, sentándose frente a ella.

–Hola princesa– dijo él, llamando la atención de la pelirroja.

–Clay, ya te he dicho muchísimas veces que no me digas así– reclamó Macy, mirándolo.

–Y yo ya te he dicho muchas veces que ese es tu apodo– Clay sonrió.

Macy negó con la cabeza sonriendo, regresando su vista a su cuaderno.

–¿Qué haces?

Clay, curioso, se inclinó un poco hacía adelante para ver lo que estaba haciendo, pero ella en seguida cerró el cuaderno casi de golpe.

–En confidencial.

–¡Oh, vamos!

Ambos sintieron a alguien pararse junto a la mesa, así que ambos miraron hacía esa dirección, encontrándose con un chico por lo menos dos años mayor que ellos, de cabello azulado con un mechón en tonos rojos y anaranjados. Clay hizo una mueca, mientras que Macy soltó un suspiro molesto.

–¿Qué demonios quieres, Shia?– le preguntó Macy al chico, evidentemente molesta.

–¿Qué pasa, Macy? ¿Ahora ya ni siquiera puedo ver a mi princesa?– dijo el tal Shia, sonriendo engreído.

–Que tu princesa ni que nada. El único que me puede decir princesa es él– Macy señaló a Clay.

Quien tan sólo la miró con una cara de 'No me metas es esto'.

–¿Y tú quién eres?– le preguntó Shia al castaño de ojos azules, levantando una ceja.

–Soy Clay– respondió Clay, algo temeroso.

La mirada que le tenía Shia encima no era muy bonita que digamos. Lo miraba como si estuviera molesto, o mejor dicho celoso.

¿Pero qué rayos tiene él con Macy?

–Yo pienso que no deberías estar con él, Macy– habló Shia luego de un minuto incómodo –No es de la realeza, y mucho menos parece de la nobleza. Más bien, no me sorprendería que venga de esas aldeas de esclavos a las fronteras del reino.

Clay apretó los puños debajo de la mesa. Él sabía que no venía de un lugar muy bonito, pero tampoco era para que dijera semejante cosa.

¡Ni siquiera Lance había dicho eso cuando se conocieron! ¡Y eso que se llevan de lo peor!

–A tu padre no le gustaría que estés con gente así– Shia se cruzó de brazos.

No lo escuches. No lo escuches.

–Ya deja de decir estupideces, LaBlade– habló Macy, a lo que Clay la miró –Mi padre lo conoce a él y a los demás, y no me ha dicho nada al respecto de sus familias. Así que mejor cierra la boca y vete con tu grupo de engreídos.

Clay resistió como pudo las ganas de reírse por la casa que había hecho Shia antes de irse. Casi que le salía humo por las orejas. Se fue a otra de las mesas, donde estaban tres chicos los cuales también tenían un mechón de cabello de color.

Engreídos, esa era la palabra perfecta para describirlos a los cuatro.

Decidió no prestarle más atención a ese grupo, y miró a Macy. Ella había regresado a lo que sea que estuviera haciendo en el cuaderno; eso era algo que la hacía diferente de las demás chicas: no le daba miedo decir lo que pensaba ni aunque fuera a su padre.

Él era testigo de eso.

–Gracias– dijo Clay, a lo que Macy lo miró y sonrió.

A los pocos segundos, una sonrisa burlona se formó en el rostro de Clay.

–Con que ahora si te puedo decir princesa, ¿no?

–Cierra la boca.

Los dos rieron. A los cinco minutos llegaron Aaron, Lance y Axl, y los cinco se pusieron a hablar de cualquier bobada para matar el tiempo. Sonó el timbre de la primera clase, por lo que los cinco se levantaron y comenzaron a ir a su respectivo salón.

–Ya lo dije como 300 veces, y lo seguiré diciendo: ¡la historia es aburrida!– exclamó Aaron, sentado como indio en su patineta voladora.

–No cuentes con que te cubra cuando te pregunten algo y estés dormido– dijo Lance.

El pelirrojo lo miró de mala manera.

–¡¿Por qué no?!

–Oigan, adelántense– los cuatro miraron a Clay, quien tenía el bolso en sus manos y lo estaba cerrando –Parece que olvidé el libro de Historia en el casillero.

–Bien, pero no tardes– dijo Axl.

–Sí, ya sabes cómo es el profesor– Aaron rodó los ojos.

Si la materia ya era aburrida, imagínense que su profesor sea aun más aguafiestas y gruñón que el propio director Brickland.

Clay asintió y se encaminó a su casillero. Los pasillos ya estaban vacíos, por lo que no fue tan difícil llegar al casillero, lo abrió y buscó el libro. Hizo una mueca.

Aquí no está.

Cerró el casillero al tiempo que cerraba sus ojos, tratando de recordar dónde había dejado el libro. Estaba seguro que lo había metido en el bolso antes de salir de su habitación; no lo sacó estando en la cafetería, y nadie se lo había sacado porque se hubiera dado cuenta gracias a sus reflejos.

Escuchó pasos acercarse a donde estaba, así que abrió los ojos, y lo siguiente que sintió fue el golpe contra los casilleros mientras alguien lo sujetaba del cuello de la camiseta. Miró al chico que lo estaba agarrando de la camiseta; era el más grande del grupo de Shia, y por supuesto que éste y sus demás amigos estaban con él.

–Hola, Clay– dijo Shia, con una sonrisa engreída.

–¿Y ahora qué quieres?– preguntó Clay, algo fastidiado.

–¿Qué qué quiero?– Shia se acercó por el costado, volviendo su expresión seria –Quiero que te alejes de Macy, y no lo digo por sólo un momento, sino que te alejes de ella por siempre.

–En definitiva estás mal de la cabeza. Ella y yo sólo somos amigos, para que te quede claro– dijo Clay.

Aunque, sintió una extraña sensación en su pecho al decir esa palabra.

–No me importa qué sean, sólo aléjate de ella– repitió Shia.

–¿Y qué si no lo hago?

Clay sintió el fuerte golpe de su cabeza contra los casilleros, el cual hizo que viera borroso por un momento. Lo único que pudo notar, fue la enorme sonrisa que estaba en el rostro de Shia.

–Sé que ocultas algo, Clay, y no voy a parar hasta descubrir lo que es– dijo él, seguro de sí mismo.

No dijo nada más, sino que le propinó un buen golpe en el estómago para que luego, el mayor lo soltara bruscamente y se fueran así como si nada a su clase. Claro que sin antes tirarle el libro que le habían sacado del bolso.




Chama reviví! 😂😂

Si quieren culpar a alguien por mis desapariciones, culpen a Maduro y sus burradas diarias

Como sea! Aquí les traigo un amortiguador en lo que puedo actualizar las otras historias (pq papi me quitó la laptop por andar de pegaa viendo Bakugan 😅)  y pos ahora toy viviendo de mis cuadernos bellos y hermosos 😅

Y les voy avisando que se me han estado ocurriendo algunas historias nuevas, entre ellas de Llorumi, adaptaciones de series (entre ellas algunos animes como Noragami 😍), Bakugan y etc.

Pero hay una historia que toy haciendo que me ta quedando muack😘

Así que, tenganme muchísima paciencia, se les quiere ❤





Pd: MADURO COÑO E TU MADRE

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