5. Tirándole de la lengua a la loca salvaje


Ahí la volvieron a dejar firmemente atada de pies y manos y se fueron, con lo que quedó sola con sus pensamientos, que por cierto no es que fueran aburridos. «Ni que fuera un jodido asceta masoca». Pasaron las horas, y los pensamientos más variados fueron cruzando por la mente de Mora, desde preguntarse por qué los ascetas eran ascetas (cosa que le parecía tremendamente estúpida), o pensar en orugas verdes que caminaban en filas (siempre le había parecido curioso por qué iban en fila). También le dieron unas repentinas ganas de comer fresas. Pero no habría fresas hasta la primavera. A pesar de lo incómodo de la postura, se quedó dormida, porque el dormir siempre prima ante todo. Hasta que...

—¡JODER LA PUTA! —gritó, cuando fue despertada muy repentinamente por un balde de agua helada que le habían tirado de golpe—. ¿Qué coño quieres ahora, cansino de los cojones? ¿Y qué forma es esa de despertar a una decente durmiente?

El jefaso, como había pensado llamarlo Mora por las ínfulas que se daba, pareció no darle importancia alguna al ultraje que acababa de cometer y se sentó en una silla.

—Vengo a interrogarte, así que menos quejas, loca salvaje. Vas a contarme los secretos de tu aldea.

—Jujuju, ¿secretos de mi aldea?

—¡Sabes perfectamente lo que digo! Sabemos que eres hija de Arjon.

—¿Hija de Arjon? —escupió Mora con una carcajada, sin dar crédito—. Sí, claro.

—¿Ves? ¡No lo niegas! —exclamó triunfal el oiko.

«¿Cómo se puede ser tan idiota?», reflexionó seriamente Mora. Así que la creían hija de Arjon... Arjon era el jefe de una aldea vecina, era poderoso y respetado como todos. Una lucecita de luciérnaga se encendió en la mente de Mora. Querían secretos de las aldeas...

Decidió dejar que siguieran creyéndola hija del jefe de la aldea equivocada.

—¿Y qué quieres de mí, de mi padre o de mi aldea? —preguntó Mora seriamente.

Como ella esperaba, el tío se lanzó al ataque muy satisfecho.

—Ahora eres nuestro rehén, así que harás lo que te digamos —la miró, como para que calara hondo la idea—. Queremos los secretos de un mago que conocéis. Llevadnos hasta él.

—Oh, sí, por supuesto. No tengo nada mejor que hacer que guiar a unos pendejos hasta el mago supremo de nuestras aldeas. ¡Clarísimo! No os preocupéis, yo le mando un mensaje y nos recibe a la hora del té para contarnos sus más oscuros secretos sin ningún reparo, esos que han pasado de generación en generación y que los conoce una sola persona desde hace miles de años.

El jefaso le tiró una mirada escéptica, producida por el tono sarcástico de la chica.

—Vale, vale ¿y ahora qué? —volvió a decir Mora, como si todo le pareciera precioso.

—Te quedas aquí encadenada y mañana nos dices todo lo que queremos, y nos llevas a donde esté el mago oculto.

—¡¡De acuerdo!! ¿Ahora puedo dormir, tranquila y cómodamente?

Otra vez el palpable sarcasmo con que Mora bañaba las palabras, y tras otra mirada idiota por parte del oiko, se retiró.

Los engranajes del cerebro de Mora quedaron moviéndose, como si fuera una máquina de la más fina relojería. Creían que era la hija del jefe de la aldea de Arjon. Y la querían para sacarles información de secretos de los magos. «Me cago en su puta estampa», pensó. Todo eso era cosa del emperador de los oikos, Estroncio. Le había dado por invadir y conquistar, haciéndose poco a poco con las tierras de Grinblu, ganándose aliados o combatiendo. Y al parecer ya estaban dando al traste con la tranquila vida de su pueblo.

Juzgó que sabía ya bastante de sus maquinaciones, y por lo que a ella respectaba, no le apetecía quedarse en el campamento oiko simplemente por darles el gusto. 



༄ ༄ ༄

Esto... tenía este capítulo preparado para subirlo desde hace siglos, pero en fin. Perdón, sigo sin saber qué hago con mi vida AJAJAJA. 

Vavava ¿qué os ha parecido? Toda opinión o pendejada es bienvenida. Ahora a ver si recuerdo qué más tenía que decir. Comentaría el capítulo, pero habla por sí solo: #5mentarios AJSJAJASJ.

Ah, sí, sigo con eso de hacer una lista de canciones para la historia, si quieres colaborar y decirme alguna llama al... digo, me lo dices aquí. 

Y ahora me voy a escuchar Caifanes y a pensar en comida. 

Chao chalaos <3

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