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Después de haber terminado su última misión con Bison y que se hayan librado de ir a la cárcel gracias diferentes influencias Fadel pensaba que ahora todo lo que vendría para el y su hermano sería felicidad y que nada podría perturbarlo de nuevo ya que tenía a Style con él. Su Omega.
Kant, es un alfa con un fuerte sentido de liderazgo, y Bison, un omega dulce pero con una fuerza interna inquebrantable, eran una pareja consolidada. Fadel y Style, por otro lado, formaban un vínculo tan intenso como impredecible, con Fadel siendo el alfa protector y Style, un omega lleno de enigmas.

Podrías decir que Bison era dulce, pero también un pervertido, oh pero, no que hablar de Style.

Todo estaba en equilibrio hasta que una conversación casual reveló un pasado que ninguno de los cuatro esperaba tener que enfrentar.

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Style estaba organizandl la hamburgeseris cuando Fadel entró, como siempre, con su aura dominante llenando el lugar.

—¿Todo bien? —preguntó, pasando detrás de Style para acariciar su cuello con una familiaridad que solo un alfa con su omega podía permitirse.

Style asintió, pero algo en su expresión lo traicionaba.

—¿Qué pasa? —insistió Fadel, bajando el tono de su voz.

Style suspiró, finalmente levantando la mirada hacia su alfa.

—Estaba pensando en algo del pasado... algo que nunca te conté.

Style tenía que decírselo, acordaron que ya no tendrían más secretos después de lo que pasó la última vez con la policía involucrada

Fadel frunció el ceño, alerta.

—¿Algo sobre nosotros?

Style negó con la cabeza, sus mejillas tomando un leve tono rosado.

—No exactamente. Es sobre Kant.

El nombre del alfa resonó en el aire como una chispa en pólvora. Fadel cruzó los brazos, esperando que Style continuara.

—Hubo un momento... hace tiempo. Fue antes de que tú y yo formáramos nuestro vínculo. Yo estaba en celo y... Kant me ayudó a sobrellevarlo.

La reacción de Fadel fue inmediata: sus músculos se tensaron y su mandíbula se endureció.

—¿Ayudarte? ¿Cómo? —preguntó, aunque en el fondo ya sabía la respuesta.

Style evitó su mirada, pero respondió con honestidad.

—De la única manera en que un alfa puede ayudar a un omega en celo. Fue algo físico, nada emocional. No significó nada.

Fadel retrocedió un paso, tratando de procesar la información.

—¿Kant sabe que estoy contigo ahora? ¿Que formamos un vínculo?

—Por supuesto que lo sabe, Fadel. Pero... no creo que sea algo que haya olvidado tan fácilmente, por mucho que lo niegue.

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Esa misma noche, Fadel fue directo a buscar a Kant. Lo encontró en la sala comun del hogar que ahora pertenece a Bison y Kant. La presencia de Bison, su omega, calmaba a Kant, y eso era evidente en cómo se relajaba cada vez que estaban juntos. Pero la llegada de Fadel interrumpió la tranquilidad.

—Kant, tenemos que hablar. Ahora —dijo Fadel, su tono seco y autoritario.

Kant alzó una ceja, confundido, pero asintió.

—Bison, ¿puedes darnos un momento? —pidió Kant, acariciando el rostro de su omega con ternura antes de que este saliera de la habitación, aunque no sin lanzar una mirada curiosa hacia Fadel.

Cuando estuvieron solos, Fadel no perdió el tiempo.

—¿Cuándo pensabas decirme que estuviste con Style?

Kant parpadeó, claramente sorprendido.

—Eso fue hace mucho tiempo, Fadel. Antes de que tú y él... antes de todo esto.

—Eso no cambia el hecho de que nunca lo mencionaste.

Kant suspiró, pasando una mano por su cabello.

—No pensé que fuera relevante. No significó nada para ninguno de los dos. No podía simplemente decírtelo, recuerda que les oculte muchas cosas de las que no estoy orgulloso

—¿Nada? —Fadel lo fulminó con la mirada—. Porque para mí, esto lo cambia todo.

En ese momento, Bison volvió a entrar, seguido de Style, quienes habían estado escuchando desde el pasillo.

—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Bison, cruzándose de brazos.

Kant miró a su omega, su expresión cambiando de irritación a preocupación.

—Nada que deba preocuparte, Bison.

—Claro que me preocupa —respondió Bison, avanzando hacia él—. ¿Por qué Fadel está hablando de ti y Style?

Style suspiró, mirando a Bison. Había llegado justo después de Fadel.

—Porque Kant me ayudó en un momento complicado. Eso es todo.

Pero Bison no parecía convencido.

—¿Y por qué yo no sabía esto? Soy tu pareja, Kant. ¿Por qué guardaste esto de mí?

El silencio en la habitación se volvió casi insoportable. Finalmente, fue Style quien habló.

—Todos estamos dejando que esto se salga de control. Sí, Kant y yo compartimos algo en el pasado, pero eso no afecta los vínculos que tenemos ahora.

Fadel bufó, cruzando los brazos.

—Eso es fácil de decir, Style, pero no tan fácil de olvidar.

Bison miró a Kant, sus ojos llenos de inseguridad.

—¿Estás seguro de que no significa nada?

Kant tomó las manos de Bison entre las suyas, mirándolo directamente a los ojos.

—No significó nada entonces, y no significa nada ahora. Tú eres mi pareja, Bison. Nada cambiará eso.

Style también se giró hacia Fadel, tocando suavemente su brazo.

—Y tú eres mi alfa, Fadel. Lo que pasó con Kant fue una decisión desesperada, nada más.

Aunque las palabras parecieron calmar a los omegas, la tensión entre los alfas aún era palpable. Sabían que necesitarían tiempo para superar el resentimiento, pero ambos también entendían que lo más importante era proteger los vínculos que habían construido.

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La noche caía silenciosa su casa, pero en la mente de Fadel el ruido era ensordecedor. No podía dejar de imaginarlo: Style, su omega, buscando consuelo en Kant, otro alfa. La idea era como una espina clavada en su orgullo. Casi quería volver a su antigua vida y matarlo.

En su habitación, Style lo observaba con cautela, sentado en la cama mientras Fadel, de pie junto a la ventana, mantenía su mandíbula tensa.

—No fue algo emocional, Fadel —dijo Style con suavidad, intentando romper el hielo que había entre ellos.

Fadel se giró lentamente, su mirada seria.

—Pero fue algo físico. Y aunque digas que no significó nada, tú eres mi omega ahora. Eso debería significar algo.

Style se puso de pie, acercándose a él.

—Lo significa. Lo sabes. Tú y yo compartimos un vínculo que nunca tuve con Kant. Lo que pasó fue por desesperación, no por deseo.

Fadel quería creerle, pero las imágenes seguían atormentándolo. Lo que más lo enfurecía no era que Style hubiera acudido a Kant, sino que Kant lo hubiera permitido.

Mientras tanto, por otro lado, Kant intentaba calmar a Bison. Su omega estaba sentado en el borde de la cama, con los brazos cruzados y una expresión de desconfianza que rara vez mostraba.

—No es solo que lo ocultaras, Kant —dijo Bison finalmente—. Es que no entiendo por qué lo hiciste. ¿Por qué ayudar a Style de esa manera?

Kant se arrodilló frente a él, tomándole las manos con delicadeza.

—Porque en ese momento, no tenía a nadie más. Estaba sufriendo, y yo... no podía ignorarlo. Pero eso fue antes de ti, antes de que tú y yo nos vinculáramos.

Bison lo miró, su expresión suavizándose un poco, pero la duda permanecía.

—¿Y si él te pidiera ayuda otra vez?

La pregunta golpeó a Kant como una bofetada.

—No lo haría —respondió con firmeza—. Y aunque lo hiciera, mi prioridad siempre serás tú. Además, no quiero que mates a la pareja de tu hermano.

Bison asintió lentamente, pero no pudo evitar preguntarse si Style sentía lo mismo.

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Al día siguiente, los cuatro se reunieron en casa de Fadel y Style. La tensión era palpable; las miradas se cruzaban, pero las palabras apenas fluían.

Finalmente, Fadel rompió el silencio.

—Antes de que continuemos, tenemos que hablar.

Style lo miró con sorpresa, mientras Kant y Bison intercambiaban una mirada incómoda.

—¿Hablar de qué? —preguntó Style, aunque sabía perfectamente la respuesta.

Fadel se cruzó de brazos, sus ojos clavándose en Kant.

—De lo que pasó entre tú y mi omega.

Kant apretó los dientes, claramente irritado.

—Ya lo hablamos, Fadel. Fue antes de que tú y él estuvieran juntos. No tiene nada que ver con ahora.

—Pero aún así lo hiciste —replicó Fadel, dando un paso hacia él—. Sabías lo que significaba para un omega acudir a un alfa en su celo, y aún así aceptaste.

Style interrumpió antes de que la discusión escalara.

—¡Basta, Fadel! Yo fui quien pidió su ayuda. Si quieres culpar a alguien, cúlpame a mí.

Bison, que había estado en silencio hasta ese momento, habló con un tono más suave pero no menos cargado de emociones.

—No es cuestión de culpar a nadie. Pero si seguimos dejando que esto nos divida, no vamos a poder ni mirarnos a la cara. -Bison es casi que razonable la mayor parte del tiempo - Kant, se que te acostaste con muchos antes de mi, pero que haya sido con tu mejor amigo no me gusta nada, entiende que esto es difícil incluso para mi hermano.

El silencio llenó la sala. Finalmente, Fadel asintió, aunque su expresión seguía siendo tensa.

—Está bien, no quiero hablar más de esto. Pero quiero que quede claro: Style es mío ahora. Y no voy a tolerar ningún tipo de intromisión.

Kant alzó las manos en señal de rendición.

—No tienes que preocuparte por eso.

Aunque la discusión parecía haberse resuelto, las heridas seguían abiertas. Esa noche, Style encontró a Bison en la cocina, sirviéndose una taza de té.

—¿No puedes dormir? —preguntó Style, acercándose con cautela.

Bison negó con la cabeza, mirando el vapor que subía de su taza.

—No dejo de pensar en lo que pasó.

Style suspiró, sentándose a su lado.

—Sé que es complicado. Pero créeme, lo último que quiero es causar problemas entre tú y Kant.

Bison lo miró, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y tristeza.

—¿Aún sientes algo por él?

La pregunta sorprendió a Style, pero no apartó la mirada.

—No de esa manera. Kant es... un buen alfa. Pero no es el mío. Fadel lo es, y siempre lo será.

Bison asintió lentamente, pareciendo aceptar las palabras de Style.

...

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