Viaje: Día 8 (1)



[Taehyung]

Bajé del taxi con la cabeza gacha. Nada más salir, dejé caer las maletas al suelo y me puse a observar el portal de mi casa. El viaje había acabado, estaba de nuevo en Corea. Suspiré y me froté los ojos con la esperanza de que todo hubiera sido un sueño y despertara en el primer día del viaje, pero para mi desgracia al abrirlos el mismo portón que llevaba viendo toda mi vida seguía erguido frente a mí.

"No quiero volver"

Y no quería. Deseaba con todas mis fuerzas seguir en África sin ninguna obligación más que disfrutar. Lo había pasado tan bien que me dolía en el alma terminarlo, porque a pesar de que me habían prometido volver, yo sabía de sobra que pasaría bastante tiempo hasta entonces.

Negué varias veces con la cabeza, intentando animarme y esbocé una sonrisa al tiempo que cogía de nuevo mis maletas y abría la puerta de mi portal. Jungkook no había venido conmigo porque sus padres estaban de viaje y se quedaba a dormir en casa de Jimin y Hobi. A mi también me hubiera gustado, pero mi madre y hermana sí que estaban en casa, y sería una falta de respeto volver y ni siquiera pasar a verlas.

Al entrar en casa ya pude escuchar lo apresurados pasos de mi madre dirigiéndose a la puerta, lo que me animó un poco más. Sonreí más sinceramente y entré, topándome con ella a pocos centímetros.

- ¡Mi Taehyung! –me atrapó en un fuertísimo abrazo, provocando que tuviera que soltar el equipaje. Yo también la correspondí, olvidando por un momento lo bien que lo había pasado en el viaje. Realmente no recordaba lo mucho de menos que echaba a mi familia.

- ¡Alien!

Esta vez era mi hermana, quien se abrió paso apartando las maletas con una patada y se unió al abrazo. Reí y también la correspondí. Seguidamente mi madre se llevó las maletas a mi cuarto y mi hermana me arrastró hasta la cocina, donde reinaba un aroma de lo más apetecible.

- ¿Es ramen? –pregunté emocionado al tiempo que cogía asiento frente a un cuenco enorme. Eché un vistazo a su interior y me relamí. Con lo tarde que era no esperaba que me hubieran guardado cena.

- ¡Lo cociné yo! –puse una mueca y aparté el cuenco, haciendo que ella se enfadara y volviera a colocarlo en su lugar. - ¡Que está bueno, bobo!

- ¡Dahyun, no insultes a tu hermano!

- ¡El está insultando mi comida!

- ¡Taehyung, no insultes la comida de tu hermana!

- ¡Pero es que me quiere envenenar!

Al final resultó que el ramen no llevaba nada raro, de hecho estaba increíblemente bueno. Ahora entendía que a mí no se me diese bien la cocina, pues mi hermana se había llevado todas las aptitudes culinarias. ¡Maldita! Bueno, tampoco me podía quejar. Yo me llevé la inteligencia y unas orejas super guays.

Estuvimos hablando mientras cenábamos a pesar de las horas que eran. Cierto que no era muy tarde, apenas llegaba a la una, pero entre el cansancio y que el cielo estaba completamente negro, parecía tardísimo. Mi madre se fue a dormir y mi hermana y yo nos quedamos en el salón viendo la tele, un drama muy cursi, para ser más exactos. No se cómo, pero siempre acababa quedándose ella con el mando.

- Y luego Namjoon se enredó aún más. Y yo fui a ayudarle, pero debí haberle hecho algo a la cuerda en alguna otra vida porque también me enredó y tuvimos que pedirle ayuda a Zico... ¡Y hablando de Zico! ¡Besó a Jin! Sí, como lo oyes. Es que la princesa se moría por besarle y él se adelantó. Palabras bextuales.

- Será palabras textuales, Tae...

- Sí, eso. Y bueno, pues luego...

Seguí contándole todas las anécdotas del viaje, incluso cuando pensé que Hobi se había acostado con mentita pero luego resultó ser mentira. No se si me llevé más desilusión o alivio, la verdad. El caso es que seguimos hablando hasta que sonó el timbre. Miré con confusión a mi hermana, ya que yo no esperaba ninguna visita. Ella se encogió de hombros y puso en pie.

- Iré a ver.

Cuando desapareció por la puerta aproveché para intentar cambiar de canal, ¡pero la muy desgraciada se había llevado el mando! Así que como no tenía ganas de levantarme, estiré la mano con todas mis fuerzas para ver si alcanzaba, y luego incliné todo mi cuerpo, quedándome a punto de caerme del sofá.

- Tae – Esa voz no era de Dahyun – ¿Qué haces?

Giré la cabeza hacia la puerta, perdiendo el equilibrio y cayendo al suelo. Cuando levanté la vista me encontré con la mejor persona que podía haber aparecido en estos momentos, haciendo que una incontrolable sonrisa se formase en mi rostro.

- ¡Hobi! –exclamé abriendo los brazos, ignorando las horas que era. Él rió y se acercó a mí, abrazándome y seguidamente poniéndome en pie. Me revolvió el pelo y besó levemente. – ¿Qué haces aquí?

- Cuando te dejamos en el taxi no tenías muy buena cara, y vine a comprobar si estabas bien.

Adoraba cuando se preocupaba por mí. Cuando me sujetaba el rostro entre sus manos y observaba detenidamente en busca de algún detalle que me pudiera delatar. Pero ahora no lo había, porque me sentía completamente feliz. Iba a besarle cuando una voz nos interrumpió.

- Ey Hoseok –fruncí el ceño y ambos nos giramos hacia la inoportuna de mi hermana, quien estaba apoyada en la puerta con una sonrisa divertida. De seguro que disfrutando de mi enfado. - ¿Te quedas a dormir?

- ¡Sí!

- Tae, no te he preguntado a ti.

Hobi rió y me revolvió el pelo antes de responder.

- No hace falta, traje la moto. No quisiera molestar.

- Ya sabes que no molestas. De hecho cuando estás en casa Taehyung no arma ningún lío, así que es un placer tenerte. –la muy desgraciada me sacó la lengua y volvió a la conversación como si nada. – Yo ya me voy a dormir, que me caigo de sueño.

- Eso, vete ya.

- Buenas noches –se despidió ignorando mi claro ataque. Iba quejarme cuando un bostezo se me escapó. A decir verdad yo también me moría de cansancio. Miré a Hobi mientras me frotaba los ojos.

- ¿Te puedes quedar a dormir, porfa plis? –le pregunté con un puchero.

- Si me lo pides así sabes que será imposible negarme –sonrió y me acarició tiernamente la mejilla, relajándome inmediatamente ante su contacto. Cerré los ojos y me apegué más a él, abrazándolo. - ¿Te llevo a la cama?

- Mmmh... -asentí sin abrir los ojos, recostado en su pecho. Al instante sentí como me levantaba. Enrollé las piernas en su cintura y apoyé la cabeza en su hombro. Salimos del salón y él fue apagando las luces a su paso, hasta llegar a mi habitación. Una vez ahí me dejo con cuidado sobre la cama. Se empezó a desvestir, hasta quedar solo en camiseta, y metió bajo las sábanas, en el hueco que yo le había hecho. Le abracé, rodeándolo con mis brazos y me acomodé a su lado como si se tratara de un peluche, escondiendo la cabeza en su pecho. –Gracias por preocuparte por mí...

- Gracias a ti por hacer que quiera preocuparme...

Besó mi frente y volví a cerrar los ojos, pensando en que quizás era cierto que el viaje había terminado. Quizás tenía razón e iba a pasar un porrón de tiempo hasta que volviera a ver a las aves raras, los rinocerontes, los elefantes o incluso a los leones. Pero no me importaba, pues sabía que mientras estuviera con la persona que me encontraba abrazando, no me haría falta ningún viaje o vacaciones para disfrutar. Solo con estar con Hobi me bastaba para sonreír.


FIN

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