Viaje: Día 7 (1)
[Namjoon]
¿Por qué Jin tiene que ser la madre del grupo? ¿Por qué tiene que ocuparse él de animar a Taehyung? ¿Por qué tiene que acompañarle a comprar un zumo y hasta dárselo con pajita como si fuera un bebé? ¿Por qué tiene que pellizcarle las mejillas y hacerle cosquillas mientras yo espero en un maldito banco, marginado del mundo, haciendo cola para facturar las maletas?
- Señor... -solté un bufido sin apartar la vista de mi novio, quien seguía disfrutando con el castaño de orejas tridimensionales. Se veían adorables, cierto, pero sabía mil formas en las que Jin se vería mejor, y en el noventa por ciento de ellas yo estaba con él. – Perdone señor...
- ¿Eh? ¿Qué quieres? –Aparté la vista de Jin y me giré hacia la voz, percatándome que era la azafata quien me llamaba porque ya era mi turno. -¡Oh, sí, perdona!
Ella me sonrió, quitándole importancia al asunto. Incluso comenzó a darme conversación mientras facturaba el equipaje. Sí, todo el equipaje, ya que los demás me habían dejado cargando con absolutamente todas las maletas mientras se iban a comprar postales o algo así. Al menos gracias a ello había conocido a una atractiva azafata, y a juzgar por sus gestos y comentarios, podría haber conseguido fácilmente su número. Por desgracia, o más bien por suerte, apareció Jin en ese instante y me agarró firmemente de brazo, apoyando su cabeza en mi hombro al tiempo que dejaba un beso en mi mejilla.
- ¿Ya terminaste? –preguntó con una voz exageramente melosa, la cual por algún motivo, me resultó bastante atractiva. En realidad todo lo que tuviera que ver con Jin me parecía atractivo. Le sonreí y asentí. Luego me giré hacia la azafata, quien parecía bastante desconcertada.
- ¿Eso era todo?
- S-sí... -respondió sin dejar de mirar a Jin con sorpresa.
- Entonces ya nos vamos, que hay gente esperando – soltó el castaño alegremente, arrastrándome inmediatamente del brazo.
Yo ya sabía lo que le pasaba, el porqué de su repentina aparición y su extremadamente cariñoso comportamiento. Era algo tan sencillo como que mi princesa tenía celos. Normalmente el celoso de la relación era yo –Y como para no serlo. Es insoportable ver como intentan ligar constantemente con tu novio, haciéndole cumplidos e invitándole a copas incluso cuando yo estoy delante. Si no me he metido en ninguna pelea en todo este tiempo, ha sido porque él me lo ha pedido, porque ganas no me han faltado. –pero también había ocasiones en las que era él quien sacaba el radar, y por algún motivo me resultaba muy adorable.
Sonreí conforme y le abracé, atrayéndolo más hacia mí, ignorando las diferentes miradas que recibíamos. A lo lejos divisé a los demás del grupo en los asientos de espera del aeropuerto. Taehyung estaba con un puchero apoyado en Hope, ya que todos, él era quien estaba más afectado por la vuelta a Corea. El pelinegro le acariciaba la mejilla y consolaba, intentando hacer chistes. Por otro lado estaban Jimin, Jungkook y Zico viendo fotos en la cámara, y Suga recostado en el hombro de este último, con las gafas de sol puestas y durmiendo.
- ¿Cuánto queda para que salga el vuelo? –pregunté a nadie en concreto mientras cogía un asiento y tiré de Jin hacia mí, sentándole en mi regazo.
- Media hora
- ¡¿Media hora?! –Tae colocó las manos en su cabeza y miró a Hope asustado - ¡Solo nos queda media hora antes de irnos! ¡No quiero! –Se giró, colocándose de rodillas en el asiento y agarró a él. – Yo me quedo. Me iré a vivir con Weit Aminut y adoptaremos un león.
- Se llama Drew. Ya te lo expliqué el otro día.
Tae ignoró mis palabras y siguió aferrándose al asiento como un niño pequeño. Sujeté de la cintura a Jin, llamando su atención y le miré con preocupación. Para mi sorpresa él negó varias veces, restándole importancia al asunto, y seguidamente tocó el hombro de Tae.
- ¿Qué quieres? He dicho que no me voy a ir y ya está.
- ¡Tae, por favor!
- ¡Que no, Hobi, ya está! ¡Decidido! ¡Y tú te quedas conmigo!
- ¡Si hombre!
Volví a levantar la vista hacia Jin, quien seguía observando pacientemente la escena. No fue hasta varios minutos después, cuando hubo un silencio relativamente largo, que comenzó a hablar.
- Taehyung...
- ¿Qué?
Jin sonrió y señaló a la espalda de Taehyung, bueno, a su lado más bien. Seguimos con la vista la dirección hasta topar con la cara de orto que mejor conocía en el mundo. Suga se había levantado las gafas y estaba fulminando a Tae con la mirada. El menor abrió la boca sorprendido y se sentó correctamente de inmediato.
- Como vuelvas a hacer ruido te corto en pedazos y doy de comer a tu perro.
- En realidad es mi perro –intervino Hoseok, ganándose otra mirada del peliverde.
- Me importa una mierda. Callaros.
Y Tae no volvió a quejarse en los siguientes diez minutos. Jin me sonrió satisfecho y yo le di un beso, en parte felicitándole por tenerlo siempre todo bajo control, y en parte porque me moría por hacerlo. Siempre me moría por besar a Jin.
- Namjoon
- ¿Sí?
- Bésame.
Solté una carcajada y me giré para comprobar que mis intuiciones fueran ciertas, y efectivamente lo eran. A lo lejos a nuestras espaldas estaba la azafata de momentos antes observándonos con confusión. Probablemente aún no había aceptado que yo estuviera con un chico.
- ¿Quieres demostrarle algo a esa chica? –pregunté divertido. Jin asintió inflando los mofletes.
- Que sepa que te gusto yo.
- Eso es fácil de conseguir
Le sonreí de medio lado y en un segundo ya le tenía cogido en brazos en dirección a los servicios, pasando frente a la azafata. Me disculpé con los demás diciendo que volveríamos en un momento y agarré con fuerza a Jin para que no se cayera, ignorando todas las personas que nos miraban. Al entrar a los servicios le metí inmediatamente en una cabina y entré yo con él, cerrando la puerta a mis espaldas.
- ¿Qué haces, idiota? ¿No has visto que había dos personas ahí? –me susurró con frustración, intentando abrir la puerta. Yo se lo impedí, empujándole contra una de las paredes de baño y sonreí.
- Voy a follarte igual. Como si está el baño lleno.
- ¡Baja la voz, por dios!
Solté una carcajada y le besé, comenzando a introducir mi mano por el interior de su sudadera, notando como se tensaba por el frío contacto. Sonreí contra sus labios y apoyé mi frente en la suya, observándole con detenimiento. Él ya respiraba con dificultad, mostrando esa delirante boca entre abierta. Tragó saliva e hizo un puchero.
- ¿Puedes ver si se han ido? – me abrazó al tiempo que abría los ojos, dándole una actitud más adorable a su rostro. El muy astuto sabía perfectamente como me sentaban esas expresiones, más concretamente como le sentaban a la erección que se estaba formando. Asentí apresuradamente y asomé la cabeza para comprobar que el baño estuviera completamente desierto, y en efecto lo estaba. Seguramente esos dos chicos de antes se fueron nada más vernos entrar.– ¿No hay nadie?
- Tú y yo.
Se lamió los labios asintiendo y esta vez fue él quien me besó, empujándome contra la pared contraria. El golpe de mi espalda contra la madera retumbó por todo el baño. Me encantaba cuando Jin se ponía ligeramente violento, dándome cuerda a que yo lo fuera más. Le agarré del trasero y subí, haciendo que enrollara sus piernas alrededor de mi cintura. Seguimos besándonos, cambiando de lugares, colocándole yo contra la pared, mordiendo y succionando su cuello, intentando no dejar ni medio centímetro sin marcar, y disfrutando completamente de todo ello. Jin me hacía perder el control y a mí me encantaba, no tenía más complicación.
Bajó nuevamente al suelo y le coloqué de cara a la pared, comenzando a desabrochar sus pantalones por la espalda. Mordí su cuello al tiempo que me deshacía de la prenda vaquera y la interior, agarrando y acariciando su trasero. Del bolsillo de mi pantalón saqué un pequeño bote rosa de lubricante. Desde que estaba con Jin siempre llevaba uno encima, incluso aunque en ocasiones no lo usáramos.
Me eché un poco en la mano e introduje dos dedos en Jin, tapándole la boca al tiempo que iba a soltar un gemido. No exageraba cuando decía que Jin gemía más alto que cualquier otra persona. Era muy excitante pero a la vez un problema cuando queríamos no llamar la atención, como en este momento. Me coloqué rápidamente un condón de los varios que guardaba en mi pantalón, y seguidamente metí un tercero para terminar sustituyéndolo por mi erección, ganándome otro gemido de Jin que no pude acallar.
Comencé a embestirle con fuerza, descargando y saciando todas la ganas que le tenía. Ganas en el fondo insaciables, pues me era imposible cansarme de Jin. Solo con verle, con un gesto, un movimiento de caderas, una lamida a su labio inferior, una mirada demasiado adorable... simplemente con una de esas cosas me encendía.
Los golpes contra la pared resonaban en todo el baño, casi más altos que los gemidos de Jin. Terminé por colocar mi brazo frente a él para que lo mordiera y así no hiciera tanto ruido. Cuando se corrió me apretó tan fuerte que no tardé en hacerlo yo también al cabo de unos segundos.
- Joder... -apoyé la barbilla en su hombro y besé suavemente su cuello, observando más de cerca las innumerables marcas que le había dejado, destacando la del brazo. Poco más debajo del codo se distinguía perfectamente la marca de mordida, aún reciente y rojiza, pero seguro que no tardaría en volverse morada. Me incorporé y deshice del condón, tirándolo a la pequeña papelera que había junto al lavabo.
Jin agarró papel higiénico y limpió con destreza cualquier rastro que pudiéramos haber dejado. Finalmente me dio un pequeño empujón para que saliera, seguro porque no quería ser el primero en dar la cara por si había alguien que nos hubiera escuchado. Rodé los ojos incapaz de esconder una ligera sonrisa, y salí del baño.
- No hay nadie –informé al castaño, quien no tardó en salir al escucharme.
Se terminó de acomodar y preparar en el espejo, y seguidamente salimos del baño agarrados de la mano. Antes de salir pude comprobar cómo se bajaba ligeramente el cuello del jersey, dejando más a la vista los múltiples y recientes chupetones que cubrían su cuello. Al pasar delante de la azafata, quien seguía en el mismo lugar que cuando entramos, esta abrió la boca de par en par. Creo que luego puso cara de indignación y se marchó, pero tampoco me fijé mucho. Estaba más ocupado disfrutando de la sonrisa de Jin.
- Eres mío –dijo apegándome más a él.
- Completamente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top