Viaje: Día 4 (2)


[Yoongi]

Solté un bufido y pataleé con desgana al notar como alguien se sentaba sobre la parte más baja de mi espalda. Sabía de sobra quien era, por lo que ni siquiera despegué la cara de la almohada.

- Como que se me ha antojado un caramelo de menta...

E inmediatamente sentí la lengua de Zico en mi cuello. Inspiré hondo, intentando controlar todos mis sentidos, y seguí tumbado, cerrando con fuerza los ojos para no perder la concentración en dormirme. Sí, dormir también requiere concentración, y más cuando tienes a un rubio prepotente comiéndote la oreja.

- Te dije que si querías acompañarme en la ducha. –Le informé con voz ronca aún pegado a la almohada.

- Ajá... - El rubio por su parte seguía prestando más atención a mi cuerpo que a mis palabras.

- Y no viniste.

- Tuve que quedarme para desenrollar a Taehyung y luego le hice de chófer hasta su cuarto.

- ¿Desenrollar? ¿Chófer? –Esta vez sí que giré levemente el rostro y le miré con un ojo cerrado y otro abierto. Zico asintió a la vez que se colocaba un poco más abajo y al inclinarse aprovechó para besarme.

- Ajá – volvió a responder sin mucho interés. Quizás era que no podía pensar una respuesta porque toda la sangre que debería ir al cerebro se le había bajado a otro sitio. En serio, no llevábamos ni dos minutos y ya podía sentir cierta erección contra mi trasero.

- ¿Zico? – pregunté, más que nada para llamar su atención, pero el mayor seguía completamente embobado en su cometido. Se incorporó un poco y me observó desde arriba, relamiéndose los labios. Yo aún seguía de espaldas, por lo que con cuidado me giré, quedándome así de cara a él.

Sentado sobre mi abdomen se veía mejor de lo que imaginaba. Iba sin camiseta, tan solo con unos anchos pantalones de baloncesto que solía utilizar como pijama. Probablemente acababa de salir de la ducha, pues su pelo aún estaba mojado, los hombros húmedos y con algunas gotas de agua descendiendo por su pecho.

- Me acabas de quitar todo el sueño – le informé entre el enfado y disfrute de la situación. Para variar, él sonrió con esa arrogancia tan característica.

- Una verdadera pena... - dijo con evidente sorna, acercándose a mi cuello y comenzando a lamerlo. En esta ocasión sí que me fue imposible reprimir un gemido, el cual se escuchó más de lo que me hubiera gustado, y todo porque al rubio idiota no se le ocurrió mejor cosa que apretarme ahí al tiempo que mordía mi cuello. Para mi desgracia sabía perfectamente que sitios tocar y de qué forma para sacarme las expresiones que se le antojaran. –Así me gusta...

Me quitó mi camiseta y comenzó a besar mi pecho, succionando cada lugar por el que pasaba, dejándome una pequeña marca rojiza por cada dos centímetros. Esto de ser tan pálido encajaba perfectamente con sus gustos para dejarme huellas por todos los sitios, pues solo un roce ya se notaba el pequeño tono rojizo sobre mi piel.

Volví a gemir y levanté instintivamente las caderas, chocándolas con las suyas, rozando su más que notable erección. Pude escuchar los jadeos junto a mi oído al tiempo que sentía sus manos recorrerme de arriba abajo hasta llegar al extremo de mi pantalón de pijama. Adentró la mano en la prenda y comenzó a tocarme sin tela de por medio, ya que yo no llevaba ningún tipo de ropa interior.

La habitación no tardó en inundarse de nuestras voces, de nuestras respiraciones desacompasadas. Lamí varias gotas de agua del torso de Zico y cambiamos posiciones, esta vez colocándome yo encima. Me incliné sobre él y comencé a besarle al tiempo que me restregaba contra su miembro, disfrutando de sus gemidos, atrapándolos con mis labios.

Me deshice de ambos pantalones y volví a colocarme sobre él, agarrando su miembro y colocándolo lentamente en mi entrada. Iba a introducirlo de golpe, pero antes de que pudiera bajar Zico me sujetó de los costados, reteniéndome. Le miré con el ceño fruncido, ansioso y confundido a la vez.

- Si haces eso te dolerá.

Le miré aún más desconcertado que segundos antes. Obvio que iba a dolerme. Pensaba montarlo y ni siquiera habíamos puesto lubricante, de seguro que al principio dolería como mil demonios, pero en este momento poco me importaba. La compensación del dolor del principio llegaba poco después, por lo que me daba igual.

- ¿Y? –pregunté indiferente.

- Pues que no queremos eso.

Chasqueó la lengua y sin previo aviso me quitó el control, empujándome sobre él, sujetando mis muñecas a un lado de su hombro con una mano y dilatándome con la otra. Lo hacía tan malditamente bien que podría haberme llegado a correr ahí mismo. Usó su propia saliva para seguir el cometido y al tiempo entretenía su boca con mi clavícula, mordiéndola y lamiéndola a su antojo. Parecía su maldito juguete y me encantaba. Un juguete que no paraba de gemir y probablemente se iba a morir de placer de un momento a otro. Tenía mi miembro presionado contra su abdomen, sintiendo como avisaba de que de no tardaría mucho en liberarse, y Zico seguía jugando conmigo.

- Zico... - Me restregué contra él e intenté zafarme de su agarre, pero fue imposible, además de que tampoco puse mucho empeño. Simplemente las corrientes que recibía de vez en cuando me invitaban a contraerme. – Ya n-no me va a doler. Zico... Zi-Zico, joder... no me ignores...

- Es que es divertido ver como gimes cuando hago... - volvió a tocar un punto en mi interior con sus dedos, provocando que yo arquease la espalda y gimiese en voz alta contra su hombro. -... esto.

A pesar de todo me soltó las muñecas, permitiéndome incorporar y sentándome nuevamente sobre él. En esta ocasión no me detuvo cuando me coloqué su miembro en la entrada y descendí, quizás con bastante más facilidad de la esperada. Podía sentirlo todo.

Comencé a subir y bajar, con sus manos sujetando mis caderas y su boca marcando mi cuello. No tardé ni la mitad de las embestidas que solía hacer, y todo porque el muy idiota había estado jugando conmigo demasiado tiempo. Me corrí sobre su torso pero no nos detuvimos, lo que volvió a hacer crecer la excitación en mi interior. Zico colocó las manos en mi trasero y me ayudó a moverme, guiándome cada bajada, juntándome más a él. Mis gemidos volvieron a posicionarse sobre los suyos, incapaz de retenerlos, y más aún cuando tocó ese punto y volvió a hacerlo una y otra vez. Arañé su pecho y me incliné sobre su hombro, mordiéndolo con fuerza sintiendo como esa oleada de placer me envolvía por segunda vez, aunque esta vez él también me acompañó, sintiendo como me llenaba por completo.

Me dejé caer exhausto sobre su pecho, dándome igual si estaba manchado o no. Levantó mi barbilla y me besó dulcemente, sonriendo sobre mis labios.

- Definitivamente los caramelos de menta son los mejores.

- Definitivamente los rubios idiotas son los mejores –respondí esbozando también una pequeña sonrisa.  

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¡Bueeeeeeenas!

No tuve mi mejor semana y entre que estoy de exámenes y todo... pues como que no pude escribir /se va a una esquina a esconder/ Oc, no me matéis, que ahora intentaré subir dos o tres más capítulos. De hecho probablemente termine esta noche el viaje y comience con los extras :3

Y también aviso que me voy a poner a leer finales y continuaciones de ciertos fics (SelenaWar y MaaariEdwards, os voy a llenar de comentarios QUE HE VUELTOOOO <3. Os lof) Por cierto, todes aquellos que escribáis y os gustaría que me pasara a leeros, avisadme, que tengo ganas de leer fics y sería un placer hacerlo con los vuestros. <3

¡Besos y abrazos pa tó el mundo! 

Por cierto, una última cosa. Me duele en el alma hacer esto porque #YoonminEsTodoLoMaloDelMundoVivaElJikookOComoMuchoElSukookmin, PEEEEEERO una super amiga mía que me presenta a coreanos cuando quedamos (Marina, te lof), está escribiendo un fic Yoonmin, que realmente creo que vale la pena leer. Son capítulos cortos y el azúcar se pasa la vida subido a un árbol. En serio, es muy gracioso y tierno y bonito. Lo único que le falta es Jikook, peeeeeeero bueno, nada puede ser perfecto. Oc, ahora en de verdad, es muy bueno y lo recomiendo 100% . Su cuenta es Minaali_ y el fic se llama "Our tree... forever" 

¡Ahora sí, byeeeeeeeeeee! <3

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