Esposas (Namjin)


Capítulo dedicado a: JxnHime , MT_0702 , AliceLynnLee2min , namyonesaNayVarsiemonsaurioKamiiAsdfghjkNatiiHuaiquimilYehettiex.

¡BENDITAS SHIPEADORAS DEL NAMJIN ALABADAS SEÁIS! 

(Por cierto, me percaté de que Wattpad solo deja dedicar a una persona-jodido wattpad y sus limitaciones, me tocan las narices- así que las demás personas las mencionaré y escribiré al principio de cada capítulo) <33333333




[Jin]

Era imposible sentirme tranquilo cuando Namjoon me saludaba mostrando esa falsa inocente sonrisa. Seguro que tenía algo planeado, y basándome en experiencias anteriores, había casi un noventa por ciento de posibilidades de que su idea fuera pervertida o extremadamente peligrosa. A decir verdad, no sé qué opción gustaba más.

- ¿Y a dónde dices que se fueron tus padres?

- Dos semanas a Polonia por motivos de trabajo de mi padre.

- Ah... –tome otro puñado de palomitas del bol que descansaba en su regazo, y me las metí todas a la vez. Me encantaba llenarme la boca cuando comía, siempre me habían dicho que quedaba muy adorable. –Qhue inquerezhanteh.

- Luego me dices a mí que no hable con la boca llena.

Tragué por completo y me encogí de hombros, apoyándome más en él. Estábamos viendo una película de miedo, la cual no funcionaba nada en Namjoon y yo usaba una táctica genial de no prestar atención y hablar todo el rato, para no enterarme y no asustarme. Aunque pareciera una tontería, me hacía ilusión comer palomitas mientras veíamos una película abrazados. Era tierno, incluso contando el hecho de que no era nuestra casa.

Cuando terminó Namjoon fue directo al mando que estaba en su lado del sofá, para apagar la tele. Al parecer él también estaba deseoso de que terminara la película, aunque lo había disimulado mil veces mejor que yo. Sonreí y alcé la vista para mirarle.

- ¿Vamos a dormir?

- Sí bueno. Más o menos. –Y ahí estaba de nuevo, esa sonrisa de medio lado mirándome fijamente que conseguía encenderme al segundo. – Dejémoslo en que vamos al cuarto.

Asentí, haciéndome una idea de lo que había detrás de sus palabras, y le seguí hasta el segundo piso, la habitación de sus padres.

Era tan grande como la recordaba en la fiesta. Con la cama en medio y la lámpara alzándose sobre nuestra cabezas. Sí, podría denominarse como elegante y estilosa. Me gustaba, y sobre todo me gustaba que ya no estuviera el asqueroso lagarto verde en ella.

Fui a girarme hacia Namjoon, pero casi no me dio tiempo ni a dar medio giro, pues segundos después de escuchar la puerta cerrarse, una mano obstaculizó mi visión por completo, sumiéndome en la oscuridad. Solté una risa y me dejé hacer.

- ¿Qué planeas? –pregunté con diversión, pues a decir verdad, en el fondo las ideas del rubio me gustaban bastante.

- Shhh... – me comenzó a guiar lentamente hacia la cama, cuidando tanto mis pasos como los suyos. Cuando sentí chocar el colchó contra mis rodillas, pensé que me iba a destapar los ojos, pero antes de eso ocurrió algo totalmente inesperado.


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Quitó la mano y lo primero que hice fue girar mi rostro, observando aquello que me impedía mover las manos. Tenía unas esposas sujetándome las muñecas a la espalda. Me giré de inmediato hacia Namjoon, perdiendo el equilibrio y tropezando. Habría caído de espaldas a la cama si no fuera porque me sujetó a tiempo de la cintura y acercó a él.

- ¿Qu-qué es esto? –pregunté con desconcierto.

- Unas esposas Jin. Ya sé que soy el listo de la relación, pero pensé que llegabas a más.

- ¡Ya sé que son unas esposas, idiota! –respondí con molestia, intentando alcanzar a ver el objeto metálico que me tenía inmovilizado. –Me refería a por qué las llevo puestas.

- Porque te las acabo de poner yo.

- Namjoon... –respondí levemente frustrado, lo que aumentó aún más su irónica sonrisa.

- Oh venga, no te enfades... – me dio un beso y sonrió, inclinándose sobre mi oreja. –Lo harán más divertido...

No respondí. Quizás tenía razón. Ya me había atado veces anteriores, pero siempre era con una camiseta, y la verdad es que fueron contadas. Normalmente solía sujetar mis manos en alto con su propia fuerza.

- Supongo que nunca está de más probar cosas nuevas...

- Exacto.

Sonrió y volvió a besarme, esta vez profundizando el beso con el paso de los segundos. Fuimos avanzando y me dejó con cuidado sobre la cama, sosteniéndome de la cintura para luego colocarse encima de mí. Adentró sus manos por dentro de mi camiseta, haciendo pequeños círculos en mi vientre, estremeciéndome con solo ese mínimo contacto. Fue subiendo hasta llegar a mi pecho y besó mi cuello, centrándose el tiempo necesario en cada zona para pasar a la siguiente, marcándome. Era todo tan placentero que no se cómo se me vino ese pensamiento a la mente, y menos aún el motivo por el que lo dije.

- En esta cama es donde lo hicieron Jiho y Suga, ¿verdad?

Namjoon se incorporó y me miró con desconcierto.

- ¿Eh?

- Sí, ya sabes. Esa vez en la fiesta. Esta es la cama de tus padres, fue donde les vimos a la mañana siguiente.

- ...

- ...

- Joder Jin, me has cortado el rollo.

Soltó un suspiro y sin darme tiempo a responder me cogió en brazos, cargándome a la espalda. No sé por qué razón pero siempre terminaba cogiéndome, siempre. Era algo que nunca cambiaría, por mucho que se quejara luego, supongo.

- ¿Qué haces? –pregunté al ver que salíamos de la habitación, y con el detalle de que yo aún seguía esposado.

- Vamos al cuarto de invitados. Ahora me da asco usar esa cama.

- No te da asco pensar que tus padres lo han hecho allí, pero sí que lo haya hecho tu hermanastro y tu amigo.

- ¡Jin, por dios! ¡Ah, ahora lo estoy imaginando! ¡Qué imagen más desagradable, joder!

- ¡Pero si tu eres peor que todos ellos juntos!

Me dio un azote, probablemente para que me callara, y soltó una carcajada al escuchar mi quejido. En realidad solía reírse del noventa por ciento de las cosas que yo hacía o decía, cosa que me sorprendía, pues podría destacar en muchas cosas, pero jamás me consideré una persona graciosa.

- Seguro que Mario no se comportaría así.

- Mario no existe, Jin.

- ¡Claro que existe! ¡Y es supergenial y caballeroso!

- ...

- Ah, Mario... seguro que él me iría a salvar a un castillo en vez de esposarme.

- Yo también te iría a salvar.

- ¿En serio?

- Claro. Y luego echaríamos un polvo en lo alto de la torre.

- ¡Namjoon!

Fui a golpearle pero recordé que tenía las manos esposas a la espalda, así que simplemente me limité a reprocharle la falta de romanticismo con mi voz, cosa que le dio completamente igual. De hecho probablemente ni me oyó con el volumen de su risa por en medio.

Tras atravesar el pasillo, llegamos a la entrada de otra habitación. Creo recordar que era la que tenía Namjoon antes de entrar a la universidad. Cuando se fue de casa, sus padres la dejaron como cuarto de invitados, y con el cambio, todos los pósters y pertenencias de mi rubio se fueron al trastero. De alguna forma entendía a los padres, pues a mí tampoco me gustaría que mis amigos o cualquier persona invitada se alojara en un cuarto lleno de fotos de chicas medio desnudas y raperos con miradas que parecían amenazar con asesinarte en medio de la noche.

- Namjoon, me duelen las muñecas...

- ¿En serio? –el mencionado me bajó rápidamente, sentándome sobre la nueva cama. Una mucho más pequeña pero igual de impecable. – Déjame ver.

- No son las esposas bobo, sino la postura. Es incómodo estar todo el rato con los brazos a la espalda.

- Ah... ya decía yo –aún así siguió indagando a mi espalda, haciendo que el sonido del metal resonara por la habitación. Finalmente escuché un chasquido y mis manos volvieron a ser libres. Namjoon me mostró las esposas, ahora abiertas, y ladeó la boca.

- ¡Ey, son rosas! –declaré alegre, observando el objeto.

- Lo sé. Las compré yo.

- Lo decía porque me gustan, sé de sobra que las has compra-

Me interrumpió en medio de la frase, atrapando mis labios entre los suyos empujándome hacia el fondo de la cama, haciendo presión en mi pecho con su mano sin dejar de besarme. Era la mejor forma de hacerme callar que conocía.

- Jin –le miré al tiempo que tomaba aire. Estaba con la camisa medio abierta, dejando a la vista su torso y cuello, este último demasiado intacto para mi gusto. Ya me encargaría de darle color. – Te las he quitado, pero pienso usarlas.

Parecía bastante decidido. Bueno, en realidad parecía completamente excitado, y ya se sabe que cuando Namjoon comienza a pensar con la cabeza de abajo, poco se puede hablar con él, pero a mí me gustaba de esa forma.

Seguimos besándonos, deshaciéndonos de las prendas de ropa que nos incordiaban, que nos separaban. Comenzó a masturbarme, primero lento y luego acelerando el ritmo, para nuevamente volver a bajarlo. Los gemidos que salían de mis labios eran inagotables, expresando el placer que me envolvía solo con su tacto. Podría ser bueno que te lo hicieran, pero que te lo hiciera Namjoon era aún mejor.

- Pon tus manos en alto –hice lo que me ordenó, rozando el frío metal de las barras del espaldar de la cama.

No me percaté de sus intenciones hasta sentirlas en mi propia carne, sintiendo como volvía a esposarme, solo que esta vez a una de las barras de la cama. No se sentía tan incómodo como tenerlas a la espalda, de hecho estaba bastante a gusto, a excepción del hecho de que no podía tocar a Namjoon. Eso último era un detalle muy importante y especialmente molesto.

- ¿Vas a dejarme así?

- ¿Por? ¿Sigues estando incómodo?

Negué con la cabeza.

- Pero no puedo tocarte.

Él soltó una risa al escucharme y rápidamente se inclinó a besar mis labios, sonriendo divertido sobre ellos. Le habría sujetado para que no se alejara momentos después, pero como ya se podía obviar, me era imposible.

Comenzó a descender, dejando una hilera de besos allí por donde pasaba. Lamiendo y mordiendo mi cuello, pecho, abdomen...

- ¡Ah!

Solté un gemido cuando sin previo aviso se metió mi miembro en la boca, succionando con fuerza. Encorvé la espalda como respuesta, sintiendo una enorme presión en esa zona. Namjoon sabía lo que hacía. Él seguía afirmando que jamás había estado con un hombre, pero en estos momentos me hacía dudar por completo. Se sentía demasiado bien.

Siguió subiendo y bajando, masajeando al mismo tiempo, sacándome múltiples jadeos y acelerando mi respiración hasta pensar que podría explotar ahí mismo. Y lo hice. Grité su nombre con fuerza elevando inconscientemente mis caderas, haciendo chocar el metal de las esposas con las barras. Al momento Namjoon levantó la vista y me miró con una sonrisa, terminando de lamer sus comisuras sin vergüenza alguna.

- Para que luego no me digas que necesito tomar más leche.

- So-solo te digo... que un vaso de lec-leche por la noche... es bueno para el ¡ah! – cerré los ojos, volviendo a tirar de las esposas al sentir su lengua lubricando mi entrada. - ¡Nam-Namjoon! ¡A-sí n-no puedo... ha-hablar!

- Lo sé. Es divertido ver como lo intentas.

- Idi...¡ah~!

- Realmente divertido.

Y volvió a chupar, haciendo que ese cosquilleo volviera a recorrerme por dentro, sacándome un millón de sensaciones exquisitas. Metió un dedo y volví a gemir. Al tercero ya no podía soportarlo más, notar cómo me embestía con algo que no lograba satisfacerme del todo, aumentando el ritmo y volviéndome loco.

- En-entra ya...

- ¿Ahora no te preocupa la decencia? Qué pensaría Mario si te oyera...

- ¡Na-Namjoon... p-porfavor...

Sollocé en voz baja, ansiando con todas mis fuerzas sentirle en mi interior, y no tardé en ver mis peticiones cumplidas. Quizás entrando de una forma un tanto bruta, pero ahí estaban. Cerré los ojos, apretando la mandíbula con fuerza y tiré nuevamente de las esposas, sintiendo tensarme por completo.

- Joder Jin... – Se incorporó para estar parcialmente a mi altura y rápidamente se lanzó a morder mi cuello con ganas, robándome varios gemidos más. Todo lo hacía de una forma tan violenta que conseguía excitarme de sobremanera. – Nunca me cansaré de ti.

"Más te vale"

Pensé, porque no podía articular palabra alguna. Todo lo que salían de mis labios eran gemidos y jadeos como asentimiento. Namjoon comenzó a embestirme con fuerza, sujetando la parte trasera de mi cabeza con la palma de su mano para que no golpear contra las barras. Aprovechó que estábamos frente a frente para besarme, mordiendo mi labio con fuerza, soltándolo y atrapándolo de nuevo.

Aumentó el ritmo, llenando la habitación de su voz harta de excitación, suspirando contra la curvatura de mi cuello, tocando de lleno un punto con cada embestida que amenazaba con volverme loco.

Finalmente terminé viniéndome varios segundos antes que él, manchándole el torso y abdomen, observando cómo descendía ese líquido por su cuerpo. Estaba tan sexy que las ganas de que volviera a hacérmelo no se esfumaron ni un segundo.

Aún en mi interior, se inclinó para besarme otra vez y aprovechó para quitar el cierre de las esposas, agarrándome cada muñeca y masajeándomelas con el pulgar. Se habían quedado dos marcas rojizas alrededor de estas, aunque no habían llegado a hacer rozadura.

- Jin

- ¿Sí?

- Recuérdame que debo darle las gracias a Jimin por enseñarme este invento.


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Siento actualizar tan lento últimamente. Es que llego tarde a casa y me caigo de sueño y con sueño la inspiración llega pero no lo suficiente para escribir. Aún así intentaré ponerme las pilas y volver a retomar el ritmo más seguido :3

¿Cuál os gustaría que fuera el próximo extra? 

Y por cierto, ¡MUCHISÍSÍSÍSÍSÍSÍSÍSÍSÍ (x100)MAS GRACIAS! 

Sí, me refiero a todos aquellos que votasteis para los premios Wattpad de Kpop. Gané en la categoría de mejor fanfic lemon y aunque haya quedado como una completa pervertida xD os lo agradezco de corazón, me ha hecho una enorme ilusión. Mil gracias, en serio :)

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