೬𐇵☕Café #8: Cortado☕ຼ້ೂ

— ¡Es inadmisible! ¡No pienso aceptarlo! — Exclamé adentrándome en la cafetería, estaba hablando por teléfono con mi jefa.

Álvaro se detuvo y me preguntó qué sucedía moviendo sus labios.

— Sabes que esa chica no tiene ningún tipo de experiencia, para colmo cuestiona todo lo que hacen los profesionales creyéndose la mejor... No soportaría tenerla a mi lado criticando todas las modificaciones que hago en el libro de Madelaine.— Intenté explicarle a mi jefa.

Me senté a la mesa mientras escuchaba su respuesta, Álvaro estaba de pie, a mi lado.

— Está bien, está bien... Supongo que no hay más opciones. ¿Verdad? — Respondí enojada, colgando la llamada sin terminar la conversación.

Aventé el teléfono a la mesa rompiendo su pantalla.

— ¡Kate! ¡Cálmate por favor! ¡Mira lo que le hiciste a tu celular! — Álvaro habló con un tono fuerte, como nunca antes .

— No lo entiendes, mi trabajo se irá a la ruina... — Intenté explicarle mi situación.

— Bien, dime qué vas a ordenar para traerlo y me cuentes que está pasando. ¿Vale?

— Un cortado y unos Nuggets para llevar.

Café Cortado☕: Pequeña mezcla de espresso y leche en partes iguales, a diferencia del Capuccino y el Latte, no lleva espuma de leche.

Unos minutos después Álvaro regresó con mi cortado y una empanada.

— Los Nuggets demorarán un poco, han pedido muchos alimentos fritos hoy.— Dijo Álvaro sentándose frente a mí.— Ahora cuéntame por qué estás tan alterada.

— Lo que pasa es que me han puesto una compañera, una ayudante, en el trabajo, pero es una chica creída, y para ella todo lo que escriben los escritores está incoherente, quiere modificar los escritos por completo y eso está prohibido, hay incluso puros profesionales allí, personas ancianas que tienen experiencia, y ella lo único que hace es cuestionar y decir que los demás hacemos mal el trabajo, no soportaría tenerla parloteando y criticándome todo el día...Steve está en una situación parecida. Es como si el mundo estuviera en nuestra contra.— Me desahogué.

— Ya veo, lo siento... Pero esa ira repentina provocó un terrible destino para tu pantalla.

— Para colmo hoy desperté con más calor de lo habitual y no tengo ánimos para recogerme el cabello porque me duelen los brazos, ayer tuve que cargar bolsas pesadísimas... Fanny está de regreso a la universidad así que no vendrá a peinarme.— Me quejé y me quejé con alguien que no tenía nada que ver con mis problemas.

— ¿Qué hay de Steve? Estoy seguro que si lo llamas y le explicas que te sientes adolorida vendrá y te atará el cabello.

— Oh no, Steve vendrá en unos minutos pero no tiene idea de cómo se hace una miserable cola de caballo.— Expliqué para luego beber mi cortado.

Álvaro se levantó de su asiento y se puso de pie detrás de mí, tomó mi cabello y empezó a manipularlo.

— ¿Qué... Qué estás... Haciendo?— Le pregunté nerviosa.

— ¿Traes alguna banda? Voy a trenzar tu cabello. — Respondió.

— ¿Sabes trenzar? Es increíble. ¿Por qué no le enseñas a Steve?— Sugerí.

— Estoy seguro que no le caigo bien. — Afirmó.

También estaba segura que Steve sentía indiferencia hacia él.

— Me avisas si de repente te halo algún cabello. ¿Ok? — Añadió.

Era tan atento y preocupado... Sus dedos surcaban suavemente mis cabellos, era como un príncipe.

— ¿Por qué sabes sobre peinados?— Pregunté intrigada.

— Tengo una prima pequeña, y ya te conté que me gusta mucho compartir con niños, aprendí con mi madre y cada vez que la veo le hago un nuevo peinado.

— Álvaro... Eres como un ser puro. ¿Acaso tienes defectos?

— Más de los que crees, no soy puro ni nada de eso, de hecho, tengo bastantes manchas negras en mi historial...

— ¿A qué te refieres con manchas neg...?

— ¡Listo! ¡He terminado! — Exclamó interrumpiendo mi pregunta.

No tenía idea si me había interrumpido por casualidad, o a propósito, así que decidí mejor no preguntar sobre el tema.

En ese momento Steve apareció frente a nosotros.

— Buenos días rayito de sol. — Me saludó para luego besar mis labios.

Álvaro retiró la taza y el plato y se dirigió al mostrador.

— ¿Ese chico me está huyendo?— Preguntó Steve.

— No... Simplemente no quiere problemas, sabe que no te agrada. — Respondí.

— ¿Cómo me va a agradar después de meterse en nuestros asuntos Kate? Pero mejor no hablemos de eso... Nunca he peleado con mi futura esposa ni planeo hacerlo ahora... — Steve agarró mis manos y las besó. — Mejor hablemos de ese hermoso peinado que te hiciste hoy, te ves preciosa.

Álvaro trajo el papel de la cuenta y una bolsa con los Nuggets.

— Ese peinado se lo he hecho yo... ¿Te gustaría que te enseñara?— Sugirió Álvaro.

— ¿Qué? ¿Cómo? ¿Pero qué es esto? ¿Por qué esa cercanía con mi novia?— Preguntó Steve molesto levantándose de la silla y golpeando la mesa con su puño.

Todos los clientes y trabajadores comenzaron a observarnos y a cuchichear.

— No admito peleas en mi centro de trabajo, te estoy diciendo que puedo enseñarte para que se lo hagas tú. — Intentó explicarle.

— No se por qué cosa debería enfadarme más... ¿Por hacerte el chistosito con Kate o por intentar que haga algo tan femenino como peinar? ¡Los hombres no hacen peinados! ¡Eso es para mujeres!

— ¿¡Me estás llamando marica maldito idiota!?— Exclamó enojado Álvaro .

— Por favor ya basta... ¡Deténganse los dos! — Grité asustada, el miedo a que algo malo ocurriera me estaba cegando.

Álvaro miró directamente a mis ojos, tenía apretados los puños, como si estuviese listo para impactar sus nudillos contra la mejilla de Steve... Y de repente relajó sus manos y se calmó.

— ¡Steve vámonos de aquí! ¡Te explicaré todo en casa! — Exclamé agarrando a mi novio de la mano para sacarlo de allí.

Con la tensión en el ambiente provocada por la discusión, olvidé pagar la cuenta y a mitad de camino al recordarlo, no pude evitar sentirme avergonzada...

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