೬𐇵☕Café #7: Azteca☕ຼ້ೂ

Crucé el umbral de la cafetería acompañada de Fanny, que no tenía universidad. Inmediatamente el aroma de mi elixir me relajó, y cerré los ojos.

— ¿Este lugar es como tu santuario no? — Preguntó Álvaro mientras nos sentábamos a la mesa.

— Beber mi café mañanero, tener una conversación agradable y escribir, es mi ritual... — Expresé apasionadamente.

Saqué la libreta y una pluma de mi bolso.

— Vengo inspirada hoy, se me ocurrió algo que podría dar un giro radical en la historia. Por dios si tan solo pudieran ver la escena como la veo en mi cabeza... — Comenté.

— ¿Y si ordenamos los aperitivos y después nos cuentas sobre tu gran idea?— Preguntó Fanny interrumpiendo mi discurso.

— Mira que llegas a ser hambrienta. Álvaro, ¿podrías traerme un café azteca y un muffin? Y también unas galletitas de chocolate. Fanny deberías pedir un azteca también.— Le sugerí.

Café Azteca ☕: Espresso, leche y helado, en ese orden de manera ascendente.

— ¿Por qué?— Preguntó Fanny.

— Porque se le añade helado...

— ¡Lo quiero! ¡Y también unos brownies!— Exclamó Fanny.

— Está bien... Ya los traigo...— Respondió Álvaro entre risas.

— No me contaste cómo te fue con Álvaro ayer. — Saqué el tema.

— Ohh... ¿Cómo sabes?— Cuestinó Fanny frunciendo el ceño.

— Estuvimos hablando ayer, notó que tienes problemas, y le conté tu situación, fue tan gentil... Lo hubieras visto, no dudó ni por un segundo en ayudarte a construir emocionalmente. El tono y la intensidad con la que habló dicen mucho... — Le guiñé.

— Me llamó y me invitó a comer pizza en la tarde, y discretamente me preguntó sobre el amor en mi vida, supongo que quería escucharlo también de mi boca, cuando le conté dijo cosas muy bonitas, cosas que nadie me había dicho, me hizo sentir...

— ¿Especial? ¿Diferente a lo que has sentido?— Le interrumpí.

— Exacto... ¿Cómo lo sabes?

— Es que... Bueno... Yo... Lo presentí. ¿Y han hablado de sus gustos?

— Además del básquet tenemos muchos otros intereses en común, como los géneros de películas, el tipo de música, las comidas, e incluso los videojuegos.

— ¿Han compartido tanto en solo dos encuentros?— Pregunté asombrada.

— Si, es increíble para mí también, y además ayer dijo que era una chica linda y que no debía rebajarme... Kate... Enserio me gustaría que funcionara con él. Es diferente, es justo lo que buscaba.

— Lo se, es tu chico ideal, lo supe desde antes...

— Perdón la demora... Se descompuso la máquina de café y la estábamos reparando... Aquí tienen. — Álvaro dejó los aztecas, las galletas, el muffin y los brownies sobre la mesa.

— ¿No vas a traer nada para tí?— Preguntó Fanny con tono de preocupación.

— Lo lamento, no puedo acompañarlas hoy... Hicimos lo que pudimos para que la máquina hiciera suficiente café para los últimos pedidos, pero sigue averiada... Se le ocurrió a la maquinita descomponerse ahora... Debo buscar a alguien que la arregle, los otros meseros se ocuparán de todo, pronto traerán su cuenta. ¡Adiós!— Álvaro explicó todo muy rápido, notamos que estaba algo estresado.

Fanny y yo hablamos de mi trabajo y sus estudios mientras bebíamos nuestros cafés y comíamos nuestros dulces .

Fanny se marchó un rato después, su madre la llamó para avisarle de la repentina llegada de su hermana, que llevaba 4 años en el exterior.

Aproveché que me encontraba sola y la cafetería estaba silenciosa, para escribir mi alocada idea en la novela, la cual no pude contarles a Fanny y Álvaro al final.

2 horas después.

Álvaro atravesó la entrada con un señor que al parecer arreglaría la máquina.

El señor procedió a pasar al mostrador y comenzar a revisarla.

— ¿Todavía estás aquí?— Preguntó Álvaro notándose el asombro en su rostro.— Llevo dos horas fuera...

— Me quedé escribiendo, y pedí una malteada.— Expliqué.

— Es increíble como pierdes la noción del tiempo cuando haces algo que te apasiona.

— Si, es como magia.

Álvaro miró hacia ambos lados de la cafetería, habían solo 3 clientes.

— Este lugar está prácticamente muerto, así que me sentaré aquí y me contarás tu idea para la novela. Bueno, primero cuéntame de qué trata.— Álvaro se sentó a mi lado y puso su libreta y bolígrafo sobre la mesa.

— Bien, la historia está ambientada en los años 60, trata sobre una chica, Zoe, que tras perder a sus padres es enviada al hogar de una prima que la prostituye, y que además le enseña el arte de la estafa, para que sacara más beneficio de sus clientes. Su monótona vida de prostituta estafadora da un giro radical cuando un millonario se muda a la ciudad, y su prima le encomienda una orden: Seducirlo hasta el punto que pague una millonada por una noche de pasión. Sin embargo, a Zoe se le comienzan a complicar las cosas cuando se da cuenta que está enamorada de ese hombre, y lo último que quiere es estafarlo, pero si no cumple con su encomienda, su prima la echará a la calle.

— Es atrapante y no es nada cliché, es algo nuevo... Impactante, me parece estupenda tu novela sinceramente.— Opinó Álvaro.

— ¿Tú crees?— Pregunté emocionada mirando fijamente sus ojos.

Álvaro permaneció unos segundos en silencio y no me respondió.

— ¿Álvaro? — Pregunté.

— Disculpa... Es que me distraje, me entretuve mirando el brillo de tus ojos cuando me preguntaste si realmente me gustaba tu novela...

No supe qué responder ante eso, así que lo esquivé.

— Bueno... Pues esta es la idea, ya la he escrito mientras no estabas, sucede que Zoe...

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