೬𐇵☕Café #31: Espresso Panna☕ຼ້ೂ

— ¿No estás emocionada cariño?—Preguntó Steve envolviendo su brazo en mi cuello.

— Por supuesto que sí, se supone que será el día más feliz de mi vida. — Respondo intentando ocultar mi inconformidad.

Nos sentamos en la mesa junto a la ventana y esperamos la llegada de Fanny.

No me había enviado ningún mensaje ni tampoco me había llamado, por lo que no tenía idea de cómo le había ido en su cita con Álvaro.

— Buenos días. ¿Qué llevan sus órdenes?— Se acercó Álvaro para preparar nuestros pedidos.

— Un espresso panna.— Ordené yo.

Café Espresso Panna: Espresso y crema batida dulce, en ese orden de manera ascendente.

— Unos Nuggets para llevar.— Ordenó Steve.

— Enseguida.

Unos minutos después Fanny llegó a la cafetería, pero se encontraba apagada, carente de esa luz y alegría que la caracterizaba.

— ¿Y esa cara tan larga?— Preguntó Steve preocupado.

— Desde ayer estoy algo confundida.— Le respondió Fanny sentándose a su lado.

— ¿Pero qué sucede?— Pregunté.

— Tuve una cita con Álvaro ayer, fuimos a cenar.

— Pues... Eso es genial. ¿No?— Añadí.

— Esta vez fue diferente, él se encontraba distante, como si hubiese estado pensando en algo más durante la cita.— Nos explicó.— Y para despedirnos, me besó.

Los celos ma atacaron por dentro.

— Pero no entiendo. ¿Si te besó porqué te sientes así?— Preguntó Steve confundido.

— Porque lo hizo por obligación, lo se.

Steve y yo nos quedamos pensativos.

— Explícate mejor.— Le pedí.

— Estuvo toda la cita distraído, pensando en quién sabe qué, y en el momento que nos despedimos me dió un soso beso, sin ternura, sin intercambio, solo un beso corto, y listo, no me miró a los ojos ni dijo nada, solo siguió su camino como si hubiera sido un plan que tenía.

— Como si hubiese sido un robot programado para hacer eso... Sin querer hacerlo. Sentiste que lo hacía porque sería lo mejor, pero no porque eso deseara. Más bien algo que tenía planeado, y seguiría su plan. ¿No es así?— Preguntó Steve.

— Has entendido a la perfección... A pesar de que es difícil de explicar.

— Yo... No entiendo en absoluto. Pero quiero que sepas que ambos estamos aquí para ti.— Respondí.

Pero la verdad es que le había mentido a Fanny, había entendido claramente lo que explicó. Álvaro siguió su vida tal como le pedí, que intentara continuar sus planes con Fanny. Pero al parecer lo hacía sin ganas.

— Todo está enredado en mi interior, comprendo que no entiendas lo que digo.— Respondió Fanny.

— Bueno, quizás tenía algún problema familiar y por ende no te besó como tú deseabas. Después de todo, sus acciones apuntan a que siente cosas por ti, Fan.— La consoló Steve colocando su mano en el hombro de ella, para luego mirarse ambos a los ojos.

— Tu café, Kate. Y los Nuggets de Steve.— Colocó Álvaro nuestros pedidos sobre la mesa.— Fanny...— Susurró en cuanto se percató de su presencia.

— Hola...— Le saludó ella desganada.

— ¿Podemos conversar hoy?

— Claro... Te llamaré en la tarde.— Respondió ella.

— ¿Qué lleva tu orden?

— No... No quiero nada, gracias, ya debo irme.— Se despidió abandonando el asiento y dirigiéndose a la salida.

— Amor, yo también debo irme, recuerda que hoy cenaremos en casa de mi madre.— Steve besó mis labios suave y tiernamente y se marchó.

— ¿Por qué hay tantos desánimos aquí? —Preguntó Álvaro arqueando una ceja y sentándose a mi lado.

— No lo sé para ser sinceros.— Mentí.— ¿Qué tal tu cita con Fanny?— Pregunté haciéndome la desentendida.

— Pues... La besé.

— ¿Enserio? ¿Cómo te sentiste?

— Me gusta Fanny.— Respondió tajantemente.

— ¡Wow!— Exclamé, un sorbo de café cayó sobre mi blusa.

— ¿Estás bien?

— Si, si... Es solo que me sorprendiste, aunque lo esperaba.

— ¿Esperabas que me gustara Fanny?— Preguntó mirando hacia el suelo.

Ya no me quedaban dudas, aquel beso había sido un impulso... Álvaro estaba enamorado de Fanny.

— Pues... Si. ¿Cuándo vas a decirle?— Pregunté intentando ocultar mi desilución.

¿Pero qué desilución? Tu prometido es Steve, se casarán en 9 días. Y Álvaro estaba previsto para Fanny desde siempre, ese era tu plan, nadie te forzó, tú lo quisiste así para ayudar a tu amiga.

— Esta tarde, se lo diré hoy mismo.

— Bien... Espero que todo les salga bien...

— Tienes una...— Dijo él acercando su rostro al mío. — Una pelusilla.— Sacó la pelusa de mi rostro.

Estábamos a unos centímetros, podía sentir su acalorada respiración en mis labios.

No Kate, mejor vete.

— Se me hace tarde, mañana me cuentas todo. ¿Si?— Pregunté con una sonrisa frunciendo el ceño.

— Por supuesto... Está bien.

Dejé el dinero sobre la mesa y fui a la salida con el corazón más agitado que nunca, debía deshacerme de esos sentimientos de alguna forma...

Esto está mal. Las cosas así no deben ser.

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