— ¡Feliz día de San Valentín para la chica más especial que he conocido! — Steve exclamó de pie frente a mí en la mesa de la cafetería.

— Feliz día mi amor... ¿Qué traes allá atrás?— Pregunté arqueando una ceja.

Steve escondía algo en su espalda, traía el obsequio en sus manos.

— Kate... Desde que te conocí supe que eras la mujer que deseaba para pasar el resto de mis días...— Steve se arrodilló en una sola pierna.

— Steve... —Impactada me levanté de la silla, no podía creer lo que estaba a punto de suceder.

— Te amo más que a cualquier cosa en este mundo, me has vuelto un hombre mejor y no existe otra cosa que desee más que estar a tu lado. — Mientras Steve me preparaba emocionalmente para lo que estaba a punto de suceder, todos en la cafetería nos observaban con detenimiento, mientras las chicas cuchicheaban. — ¿Quieres ser mi esposa Kate Winner?— Formuló la tan esperada pregunta abriendo una pequeña cajita negra con un precioso anillo dentro.

— ¡Ella acepta! ¡Por supuesto que sí!— Gritó Fanny emocionada mientras se adentraba en el lugar.

— ¿Qué va a ordenar?— Se acercó el mesero hacia la mesa.

— ¿Cómo que ordenar? ¿No ves que estoy en plena propuesta de matrimonio? —Giró Steve su cuello, notándose su enojo ante la actitud del mesero.

El mesero permaneció en silencio, con la libreta y el bolígrafo entre sus manos.

— ¿Kate?— Preguntó Fanny, estaba ansiosa por conocer mi respuesta.

— ¡Acepto, claro que acepto!— Exclamé lanzándome a los brazos de mi prometido.

El ambiente de la cafetería se alteró cuando todos comenzaron a aplaudir y silbar.

Fanny nos abrazó a ambos con lágrimas en los ojos.

— ¿Qué sucede?— Preguntó Steve preocupado.

— Es que este día es tan especial para mí... Esperé tanto este momento, están hechos el uno para el otro, merecen la mayor felicidad... — Explicó Fanny entre sollozos.

— Te prometo que encontraremos alguien perfecto para ti Fan, solo espera un poco... —Traté de calmar la situación.

— Eh... Disculpen.— Interrumpió el mesero nuestro cálido abrazo.— Felicidades por el compromiso, pero no pueden ocupar una mesa sin consumir...

Steve le lanzó una mirada desagradable.

— Lo siento... Lo había olvidado, un café frappé por favor.— Tomé mi pedido.

Café Frappé☕: Espresso, crema o nata, hielo, en ese orden de manera ascendente.

— Un cupcake por favor. —Pidió Fanny.

— Yo no quiero nada. —Agregó fríamente Steve.

El mesero se retiró asintiendo con la cabeza.

— No me cae bien ese meserito novato...— Expuso Steve.

— Por favor, no hizo nada malo. —Contradijo Fanny.

— Tengo un regalo para ustedes.— Les interrumpí antes de que comenzaran una discusión.— Este es para ti Fanny, y este es tuyo Steve.— Les extendí los regalos.

— Su café frappé. —Colocó mi pedido el mesero sobre la mesa. —Su cupcake. —Y también el de Fanny, para luego retirarse.

— ¡Es un reloj!— Exclamó emocionado mi novio tras ver su regalo.

— El mío... ¡Unas pulseras compartidas! — Fanny estaba realmente feliz con su regalo, sabía que siempre había soñado compartir algo conmigo.

— Amor, debo irme al trabajo, te recojo a las 8:00. —Steve se despidió y besó mis labios.

— ¿Saldrán en la noche?— Preguntó Fanny.

— Eh... Sí. ¿Alguien te invitó a salir?— Traté de relajarla un poco.

— No... Y la verdad es que estoy feliz por eso, los hubiera rechazado.— Me confesó.

— ¿Cómo? ¿Por qué? — Pregunté sorprendida.

— Es que me siento atraída por alguien, desde el momento en que lo ví.

— ¿Enserio? ¿Quién es?— Estaba algo confundida.

Fanny dirigió su mirada hacia el nuevo mesero.

— ¿El mesero? ¿Te gusta? — Pregunté comenzando a emocionarme.

— Me atrae... Sé que es repentino, pero no he dejado de pensar en él desde que salí de aquí ayer...

— Tengo una idea, tú y Steve no vienen a diario, pero yo sí, intentaré conocerlo y hablarle de ti. ¿Qué crees?

— ¿Y si no es una buena persona? ¿Y si no le gusto? ¿Y si me termina sucediendo lo mismo de siempre?

— ¿Sabes? Tengo tanto miedo como tú de que vuelvas a caer en ese agujero, pero vamos a intentarlo. Seré discreta. ¿De acuerdo?

— Está bien... Pero no metas la pata o te la cortaré.

Unos minutos después Fanny se marchó a la universidad.

Comencé a observar a los clientes, habían muchas personas con regalos, chicas con flores, y parejas enamoradas. Aunque también había un chico llorando solo... Quizás lo habían rechazado.

El aroma del café inundó mis fosas nasales, disfrutaba tanto su olor... Era mi aroma favorito.

Tras dejar el pago en la mesa luego de recibir la cuenta, pasé justo por al lado del mesero al dirigirme a la salida.

— Que seas muy feliz con tu compromiso... Kate. — Susurró el mesero en mi oído.

Me detuve en corto, mis zapatos de tacón impactaron contra los blancos adoquines.

Miré el reloj, me quedaban 10 minutos para llegar a la editorial, Pero por suerte quedaba solo a dos manzanas más, así que avancé fingiendo no haber escuchado su comentario.

Este chico es un poco raro...

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