೬𐇵☕Café #12: Americano☕ຼ້ೂ

— No... Ya dije que no, te lo agradezco, pero estoy bien. — Se mantuvo firme Fanny.

— ¿No quieres que estemos juntas de nuevo?— Preguntó Hellen.

— No es eso, es que hay cosas aquí que no puedo abandonar. Trata de comprenderme.— Le pidió su hermana.

— ¿Es la universidad? Serás transferida, con eso no hay problema alguno. Yo la pagaré. — Insistió Hellen.

— Buenos días... Veo que están todos reunidos otra vez. — Saludó Álvaro cordialmente.

— Cuando Fanny dice que hay cosas aquí que no puede abandonar, no se refiere a la universidad... — Intenté explicar. — Buenos días Álvaro.— Le devolví el saludo.

— Por supuesto que no es eso, es un hombre... — Agregó Steve.

— ¿Un chico? ¿Estás enamorada hermana? ¿Por qué no me contaste?— Comenzó a preguntar Hellen sobre el tema.

— ¡Son unos tontos! — Exclamó Fanny molesta, marchándose de la cafetería.

— ¿Qué mosca la picó?— Preguntó Steve.

— No debiste hacer dicho eso... Pero amas molestarla, debes saber que ella tiene sentimientos, no es una cosa, es un ser humano, y tiene secretos... — Hablé seriamente con Steve.

— ¿Por qué quería esconder eso de mí? Genial... Todo esto por solo proponerle que se mudara conmigo fuera del país...— Reprochó Hellen.

— Eh... ¿Tomo sus pedidos? — Preguntó Álvaro en voz baja.

— Dios olvidé que estabas ahí... Lo siento.— Me disculpé.

— Álvaro, se que prometí pasarme por aquí antes de regresar, pero debo ir tras mi hermana, viste como se fue... Planeo volver antes de que termine el año, y volveré por aquí... Adiós .— Hellen salió de la cafetería como si le hubieran dado una patada.

— Tranquila... Hasta pronto. — Le respondió a pesar de que ya había cruzado la puerta.

— Un americano por favor...— Le pedí.

— ¿Perdón?— Preguntó Steve con tono de ofendido.

— Un café americano...— Aclaré.— Y unos brownies.

Café Americano ☕: Mezcla de agua y espresso, este último en menor cantidad que el primero.

— Yo... No sé nada sobre cafés como mi amorcito, tráeme uno normal y una rosquilla. — Ordenó Steve.

— Bien, enseguida.— Álvaro se retiró.

— Steve... Debes tener más cuidado con Fanny...— Insistí.

— Amor, ya entendí, no creí que fuera a tomarlo así, sabes que quiero a Fanny un montón, jamás haría algo para lastimarla. —Respondió.

— Lo sé... Se que la quieres mucho. Ey, olvidé contarte... Ayer Álvaro dijo que era graciosa y linda, además me comentó que la chica que le gusta es inigualable, y varias veces me ha dicho que Fanny es genial... Obviamente es ella quien le gusta, además, le compró un ramo de margaritas. Ayer Fanny me llamó en la noche y me contó que la pasaron muy bien en la salida... Porque la invitó a salir, por cierto. — Le conté.

— Ya veo, todo marcha bien entonces, ojalá y Álvaro sea el príncipe azul de nuestra amiga. — Se sinceró.

— Pero eso no es todo, Álvaro me ha dicho que no descansará hasta que Fanny se de cuenta de lo especial que es, y que no permitirá que se apague su luz.

— Es romántico el mesero... Supongo que no es marica como yo creía...

— ¡Ey no hables tan alto!— Exclamé.

— ¿Fanny sabe las cosas que Álvaro te dice sobre ella?— Preguntó.

— Claro, siempre le cuento todo... Debo hacerlo si quiero que sea feliz, después de todo, el está hecho para ella.

— Si pero... El meserito no es el único romántico aquí... Espera un segundo.— Steve se levantó de su asiento y salió de la cafetería, aunque no tardó ni un minuto en regresar.

— Una flor... Para otra flor.— Expresó Steve entregándome una rosa.

— ¿De dónde la sacaste?— Sentí curiosidad .

— La arranqué de una de las macetas que hay afuera.— Respondió sin más.

— ¡Steve! ¡No se arrancan las flores!— Le regañé.

— No lo volveré a hacer si no te agrada, todo por la mujer más hermosa del universo... Mi futura esposa. — Añadió besando mis labios.

— Disculpen por interrumpir... Pero aquí están sus pedidos... — Interrumpió Álvaro nuestro beso.

— No pasa nada, está bien.— Le respondió Steve amablemente sentándose de nuevo a mi lado.

— Un americano, unos brownies, un espresso y una rosquilla. — Dejó los aperitivos sobre la mesa.

— ¿Qué es un espresso?— Preguntó Steve.

— Es a lo que llamaste "café normal".— Le respondí.

Álvaro intentó retirarse, supongo que para no interrumpir nuestro romántico momento.

— Ey... ¿No te vas a sentar con nosotros?— Preguntó Steve.

Álvaro me miró a los ojos y yo le devolví a cambio una sonrisa.

— Claro... Iré por un flan para mí, ya regreso.— Fue por su flan.

— Steve, Álvaro aún no se le ha declarado a Fanny, ni ella a él ...— Comenté.

— Lo sé, no soy tonto, si te preocupa que meta la pata y diga algo fuera de lugar, no te preocupes, no lo haré. — Aclaró. — Linda.— Agregó agarrando mi mentón.

Álvaro trajo su flan y se sentó frente a nosotros, noté en su rostro que estaba algo incómodo.

— ¿Qué edad tienes?— Le pregunto Steve.

— El mes pasado cumplí 29... Y aún me siento un adolescente.— Respondió.

— Ohh... Eres mayor que Kate, Fanny, e incluso yo. Kate tiene 27, Fanny 25 y yo 28. Aunque debiste suponer la edad de Fanny porque va a la universidad.— Intentó Steve entablar una conservación.

— Si, conocía la edad de Fanny, ella lo mencionó.

Steve me lanzó una mirada pícara.

— Kate me contó que se llevan muy bien... — Introdució el tema.

— Si, es una gran chica. — Respondió solamente.

Aunque quería continuar la conversación, debía marcharme al trabajo y Steve también.

— Álvaro debemos irnos, se nos hace tarde. Nos vemos mañana.— Me despedí.

— Claro, nos vemos. — Me respondió.— Vayan con cuidado.

— Nos veremos pronto.— Añadió Steve extendiéndole el brazo.

Álvaro asintió aceptando el apretón de manos.

Por fin las aguas habían comenzado a calmarse, y mi mayor deseo era que las cosas continuaran así para siempre...

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