Epílogo.

5 años después.

Me encontraba tomando un frapuccino mientras revisaba mis notas en mi laptop, y al mirar por la ventana noté que sería un día soleado.

Estaba sentada en mi mesa favorita mientras Álvaro atendía unos clientes.

La cafetería no había cambiado en lo absoluto, excepto por nuevas recetas y ofertas.

Revisé mi facebook y noté que tenía varios mensajes, eran mis lectores elogiando mi más reciente libro: "Hueles a café", donde contaba mi historia... Solo que decidí nunca exponer que se basaba en mi vida.

— Kate...— Me llamó Álvaro, el cual se encontraba en el mostrador.

— ¿Qué sucede?

— Creo que esos son...— Intentó hablar, pero dos personas irrumpieron en el lugar.

— Steve y Fanny.— Terminé la frase.

Ambos se encontraban frente a mí, mirándome callados.

Álvaro rápidamente se acercó y los observó con detenimiento.

Mis ojos exploraron a ambos.

Steve se había ejercitado un poco, pero su forma de vestir y su cabello permanecían igual. Por el contrario, Fanny había cambiado bastante, llevaba el cabello largo y rubio, y continuaba con sus faldas largas de abuelita tejedora. Además, su barriga estaba redonda como una pelota... Era evidente que estaba embarazada.

— Fanny... Steve...— Susurré confundida.— Creí... Que nunca los volvería a ver.

— Fanny... Estás embarazada.— Agregó Álvaro tan asombrado como yo.

— Nosotros... Bueno... Nos gustaría tener una conversación, civilizada, entre los cuatro.— Dijo Steve educadamente.

— Pues... Claro, adelante, siéntense.— Les invitó Álvaro a sentarse junto a mí.

Los cuatro nos sentamos en la mesa junto a la ventana, como en los viejos tiempos.

— Ustedes... ¿Están juntos verdad?— Pregunté sonriendo.

— Pues... Si.— Respondió Fanny acariciando su barriga.

— ¿Te digo algo? En el momento en que atravesaste el umbral y te marchaste, y Steve te siguió, una parte de mí supo que algo así sucedería.— Confesé.

— Pensé lo mismo. — Añadió Álvaro.

— Tendremos una niña. ¿Saben cómo la llamaremos?— Preguntó Steve.

— ¿Fanny?— Supuso Álvaro.

— Exacto.— Respondió ella.— Recordaste que te mencioné en una de nuestras citas que así deseaba llamar a mi futura hija.¿No?

— Por supuesto, nunca olvidaré ninguna de nuestras citas, ni nuestros partidos... Por cierto, ¿aún juegas básquet?— Preguntó Álvaro.

— Pues si, aún es mi pasatiempo, pero desde que quedé embarazada no he vuelto a retar a alguien.— Confesó.

— ¿Qué hay de ti Kate?— Preguntó Steve.— ¿Qué se siente ser una escritora famosa?

— ¿Saben sobre mi carrera?— Pregunté asombrada.

— Decidí irme con Fanny del país, y ambos seguimos tu carrera desde las redes, estuvimos pendiente de aquel concurso de literatura por fases eliminatorias, e incluso vimos cuando ganaste el primer lugar. Luego, cuando tus libros comenzaron a salir en papel... Pues... Bueno... Mejor te muestro.— Steve sacó su celular y me mostró una foto, tenían un pequeño librero, y uno de sus departamentos tenía seis libros. — Esos son tus seis libros, desde el primero hasta el último, los hemos coleccionado y leído.

— Después de todo...— Suspiré.

— Por lo que veo tú continúas aquí Álvaro.— Mencionó Fanny.

— Este es mi lugar, definitivamente.— Respondió él.

— Bueno, me alegro de verlos pero... ¿Por qué han venido exactamente?— Pregunté curiosa.

— Hemos venido a hacer las paces.— Dijo Steve.

Álvaro y yo guardamos silencio e intercambiamos miradas.

— Sé que lo que ambos hicieron fue terrible, pero al final... Nosotros terminamos haciendo lo mismo.— Continuó él.

— Steve y yo nos fuimos juntos en plan amigos, pero poco a poco las cosas se torcieron, y ambos intentamos reprimir lo que sentíamos porque terminaríamos haciendo exactamente lo mismo, no me sentía bien siendo pareja del ex de mi mejor amiga. — Explicó Fanny.— Entonces entendí todo cuando te disculpaste por no haber podido alejarte de Álvaro. Porque intenté constantemente alejarme de Steve, y ninguno de los dos pudo olvidar al otro. No justifica lo que nos hicieron en el pasado, pero si terminamos haciendo lo mismo... ¿Por qué juzgarlos? Así que hemos decidido venir de visita, para intentar reconciliarnos. Es un poco rara toda esta situación, y por supuesto, algo fea... Pero... ¿No creen que es lo mejor?

— Yo estoy dispuesto a comenzar de nuevo.— Comentó Álvaro.

— Ninguno de los cuatro podrá olvidarse de lo que pasó... Pero podemos construir nuevos recuerdos.— Añadió Steve.

— Pues... ¡Claro!— Exclamé alegremente.

— ¿Abrazo grupal?— Preguntó Fanny.

— ¡Abrazo grupal!— Exclamamos todos dándonos un fuerte abrazo.

— ¿Hasta cuándo se quedarán?— Pregunté ansiosa.

— Pues... Planeamos buscar un alquiler para estar por aquí unos días, comenzaremos a venir de vez en cuando. — Respondió Steve.

— Nada de alquileres... ¡Se quedarán en nuestra casa!— Exclamó Álvaro.

— ¿Tienen casa propia?— Preguntó Fanny.

— Y eso no es todo...— Dije mostrándole nuestras manos.

— No me digas que...— Intentó decir ella.

— ¡Si! Nos casamos... Tuvimos una boda hermosa... Llevé un vestido blanco como una princesa, justo como lo soñé, incluso mejor.— La interrumpí.— ¿Qué hay de ustedes?

— Pues... Aún no nos hemos casado, pero planeamos hacerlo dentro de poco.— Respondió Steve.

— Por cierto... Odiabas a los niños Steve.— Recordó Álvaro.— Recuerdo que te pusiste como un ogro cuando creíste que Kate estaba embarazada.

— Las cosas han cambiado amigo. Aprendí mucho gracias a esta cosa.— Respondió Steve despeinándome.

— Me alegro mucho.— Respondí.

— Nunca olvidé aquello que dijiste el día de nuestro casi casamiento... Y si, hoy puedo decirte que estoy orgulloso del hombre que soy, al lado de Fanny... Aún me quedo perplejo cuando pienso que el amor de mi vida estuvo todo el tiempo frente a mis ojos, y no lo noté.— Explicó Steve.

— Bueno... La cafetería se está llenando, así que debo ponerme en acción, Kate les entregará las llaves de la casa para que puedan instalarse allí. Nos vemos luego.— Se despidió Álvaro tocando los hombros de ambos  y besando mis labios para continuar con su labor.

— Aquí tienen las llaves.— Las saqué de mi bolso.

— ¿No vendrás?— Preguntó Fanny.

— Iré luego, continuaré editando unas cosas en la laptop, pueden prepararse lo que quieran, les enviaré un mensaje con la dirección.— Respondí tomando su mano.

— Intentemos de nuevo ser amigas... ¿Vale?— Preguntó ella.

— Lo lograremos.— Respondí.— Zorra.— Dije entre risas.

— Oh... Lo había olvidado, te llamé zorra un par de veces aquella noche.— Respondió ella sonriente.

— Me lo merecía, tranquila, nos vemos luego.— Me despedí.

Fanny y Steve abandonaron el establecimiento y yo regresé a la mesa para continuar editando.

— ¿Se han marchado?— Preguntó Álvaro acercándose.

— Irán a nuestro hogar... ¿Sabes algo? Me siento feliz de que ellos se tengan el uno al otro, y que se hayan enamorado.

— Aunque aquella noche imaginé que algo así pasaría, no pude evitar sorprenderme... Es algo raro.

— A veces lo raro es lo mejor.— Respondí levantándome y envolviendo mis brazos en su cuello.

— ¿Qué piensas de tener un pequeño como ellos?— Preguntó.

— Me parece buena idea.— Susurré en su oído.— Ojalá y tenga tus ojos, y tus hoyuelos.

— Y ojalá tenga tu personalidad.— Añadió él.— Aunque lo amaremos sea como sea.

Enterré mi nariz en su cuello y lo abracé fuerte.

— Aún siento que me vuelves loco Kate Winner, nada ha cambiado.

— Tienes razón... Nada ha cambiado... Hueles a café.

Fin... Este... Si es el fin.

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