One
Había oscuridad a su alrededor mientras caminaba a pasos lentos, tenía una gran sonrisa, porque, no importaba la oscuridad, él se sentía a salvo. — Casi llegamos, amor.
Mark asintió, sentía el olor fresco de la primavera, y los pajaritos cantar a su alrededor.
Sintió un toque en sus labios tan tranquilo que se sentía en un sueño. Quizá lo era.
La oscuridad lo dejó y fue reemplazado, por el brillo de la primavera. El lugar parecía sacado de una película de hadas. Mark no podía creer que había un lugar tan hermoso frente a sus ojos.
Volteó solo para abrazar a su novio y dejarle un par de besos en la mejilla.
— ¡Esta hermoso, mi amor! ¡Muchas gracias!
Fue correspondido, se sentía bien que su novio acariciara sus cabellos. — No más que tú, felices siete meses, Mark. Te amo.
— También te amo Yuta.
La alarma lo despertó de su sueño, Mark abrió los ojos con pesar, mirando a su novio de espaldas poniéndose ropa limpia. —Buenos días mi amor. Me voy a trabajar, dejé comida en el microondas, iré con mis madre después para ayudar a la boda de mi hermana así que no me esperes temprano.
Mark asintió algo desorientado, el sueño era tan real, más bien era un bello recuerdo que atesoraba con su corazón. Asintió a su novio, poniéndose de pie.
Su novio tomó sus manos y las guío a la cintura, antes las pasó por el contorno del tatuaje que Mark solía admirar en ocasiones. Apretó la cintura de su novio dejando un pequeño beso en sus clavículas.
— Donghyuk...
— ¿Qué?
— Tu mamá ya te tuvo, ¿porqué otra vez te separa de m?í.
Su novio río dejando un beso en su frente. — Tonto, es mi familia, mi pequeña hermanita va a casarse, tengo que estar para ellos. Aparte... dijiste que vendrían tus amigos.
Me voy guapo.
Mark acompañó a su novio Donghyuk hasta la cochera donde lo miró ir en su moto hasta perderse por el pavimento.
Suspiró un poco y se sintió culpable.
Yuta...
¿Cómo se le ocurría a su sub conciente la gran idea de soñar con su ex? Otra vez.
Mark se sentía vagamente en paz, es decir tenía dos años de relación con Donghyuk, lo amaba, los dos había salido a delante.
Ambos tenían veinte tres años, Mark ya era un productor musical aclamado y Donghyuk un odontólogo próximamente independiente.
Estaban bien.
— Volví a soñar con él.
Mark toma un poco de su bebida preparada, son más de las seis de la tarde cuando ya está con sus amigos tomando una comida. Los dos son amigos y colegas, pero sobre todo, cómplices del pasado.
Jaemin es el primero en mostrar su sorpresa, inmediatamente mirando a Dejun quien con sopresa mira a Johnny. No es la gran cosa, no porque no sea sorprendente, sino porque no es la primera vez, ni la segunda o la tercera.
Mark lleva soñando con Yuta más veces de las que le ha dicho un "te amo" a Donghyuk los dos años que llevan de novios.
Mark conoció a Yuta cuando tenía quince, y el otro diecisiete. Fue su primer amor. Fue cada pieza de su corazón desde que aceptó que lo amaba.
Yuta era un chico increíble, amoroso, cariñoso, hasta "cursi" por antiguas palabras de Johnny, pero eso hace más de siete años atrás no parecía importar, porque era su primer amor. Porque era la primera expectativa que tenía de un amor.
Mark amó a Yuta y Yuta lo amó a él.
— ¿Es solo sueños o aún piensas en él?
Johnny pregunta mirándolo, aún recuerda como inicio todo, como Yuta y Johnny eran amigos, como sintió la primera vez en la que Johnny los presentaba, como Dejun se burlaba del coreano de Yuta y viceversa, como Yuta criticaba los restaurantes de comida japonesa que recomendaba Jaemin.
— Ambas. — Mark quiere ocultarse debajo de la mesa. Piensa en él, sueña con él.
Incluso, se arrepiente de no estar con él.
Mark aún recuerda.
Habían cumplido diez meses de novios.
Mark lloraba sobre el regazo de Yuta.
— Perdón por ser un mal novio.
Yuta le acariciaba los cabellos como solia hacerlo mientras taradeaba una dulce canción. — No te preocupes mi amor. Yo te comprendo.
Lo que pasa es que Mark, tenía miedo, Mark era un idiota, Mark era la mierda pura.
— Si tus padres no nos aceptan, corremos el riesgo de que nos separen. Prefiero que estemos así a qué no estemos juntos.
— Yo quisiera que pudiéramos hacerlo, Yuta. Quisiera que pudiéramos salir tomados de la mano, no tener que escondernos. Ir y venir como verdaderos novios. Soy egoísta a tenerte oculto, mi amor.
— No corramos el riesgo. Así estoy bien. Aún no tengo nada para ofrecerte.
Yuta no tenía problema, Yuta podía soportar ver a los padres de su novio decirle y preguntarle por cuál chica estaba interesado, qué haría en el futuro sin mencionarlo, sin tener idea de que ellos deseaban un futuro juntos.
— ¿Crees que amas a una persona que no has visto por más de siete años?
Todos vieron a Jaemin soltar la pregunta. Mark tragó el nudo pensando.
La última vez que había visto a Yuta este le contaba que iría a estudiar la universidad a los Angeles. Pedía con una sonrisa, "es nuestro momento" decía Yuta, sus ojos brillaban, Yuta le estaba pidiendo que fuera con él a los angeles.
"Haría todo por qué fueramos"
Pero su respuesta fue no.
No fue de inmediato, Mark lo pensó el resto del día pero, ¿Que hacía un chico a sus dieciséis cuando tu novio te pide abandonar todo?
Recuerda las lágrimas de Yuta, y las suyas, Mark no pensó más que como un niño, Yuta ya era un adulto, Mark aún tenía unos años en la secundaria, aún era menor, aún dependía de sus padres. Aún tenía miedo.
Aún creía que ese año de relación era solo unos meses que olvidaría pronto. Ahora sabe que no.
— No he podido olvidarlo.
— No es tarde. — Dejun dice.
Cada uno de sus amigos muestra su apoyo pero Mark cree que está mal.
Es demasiado dilema como para no cuestionarse a si mismo.
— Lo es. — Contra dice Jaemin.
— No sabes nada sobre él, no tienes idea donde está, si ya tiene a alguien más, si es (que probablemente no) el mismo de quién te enamoraste, y claro, si yo que que sé, si sigue vivo.
— ¿¡Cómo puedes decir eso!? — Johnny es quien grita poniéndose de pie con histeria evidente. Dejun le da la razón y Mark se siente ahogado en un vaso con agua. — Idiota desalmado. Nadie le dice a su mejor amigo que probablemente el amor de su vida está muerto.
— Es un decir. — Se intenta defender el más menor de los cuatro. — No es sano decirte que regreses con quién dice ser el amor de tu vida si no sabes que ha sido de él desde hace muchos años. Fácil, así comose escucha. Han pasado siete años, ya no es el mismo y puede que te odie.
Pero conste Mark, te quiero y espero no creas que soy el dragón o la reina malvada de tu cuento de hadas.
— Tenías dieciséis cuando él se fue. Ahora tienes veinte y tres, han pasado siete años, es el número de la suerte. No sé que decirte, hermano, es difícil, tú amas a Donghyuk.
Mark solo borra su sonrisa. Jaemin tiene razón. Aparte de tener la razón en lo que dijo, había otro punto importante. Ya tenía novio, dos años de relación con Donghyuk, el doble de que tuvo con Yuta. Viven juntos, conoce a su familia y Donghyuk la suya, con él, salió del closet, con él tuvo el valor de hacerlo. Yuta fue su primero en muchas cosas, Pero Donghyuk lo ha sido su todo.
— Tengo que dejar de pensar en él. — Dice con una sonrisa, toma de su bebida intentando relajar su expresión y empezar a borrar ese ambiente. — Tengo a Donghyuk, y lo quiero. No voy a dejar a mi novio por un capricho invisible.
Shh...
Besos traviesos, y caricias a escondidas. Mark amaba a su novio, Yuta lo era todo para él.
Yuta el amor de su vida.
— házme el amor.
Mark sabía que su novio no era la virgen reencarnada, Yuta le contó que solo había tenido sexo una sola vez en su vida. Fue con una chica a los catorce, recuerda que su novio le había dicho con risas y sonrisas que había sido pésimo, que se sentía avergonzado de eso. Y que por favor, nunca le haga recordar eso.
Mark, simplemente no lo había hecho.
— ¿Y si tus padres llegan?
Estaban escondidos en la habitación del menor, Mark lo llevó, ni siquiera estaban avisados sus padres. Ellos solo sabían que su cristiano y por obvio heterosexual hijo estaba en su habitación durmiendo o si era algo travieso, quizá jugando videojuegos.
Mark negó. — Ellos fueron a una fiesta en el trabajo de papá. Seguro tardan más de la media noche. Apenas eran las ocho.
— No me siento preparado mi amor. Apenas tenemos cinco meses de novios, somos menores de edad, no... Creo que sea buena idea.
Pero Mark volvió a negar. Se friccionó sobre su novio creando una onda de euforia en ambos. Mark quería, quería ser uno con su novio de la forma más cursi de mencionarlo. Mark amaba a Yuta y quería demostrarlo, quería sentirlo, de una manera quería decirle que siempre quería estar con él. — Tengo condones, te amo, tu me amas y estaremos juntos siempre. Por favor, Nayu.
Un niño ilusionado, así sonaba.
Yuta dejó un beso en el cuello de Mark.
— También tengo vaselina. ¿Se puede?
— Lo haré con cuidado, y dime si te duele.
— Mi amor. — Donghyuk dejó besos por su espalda desnuda, despertandolo, eran las seis de la mañana, bastante temprano pero no iba a quejarse.
Volvió a soñar con él.
Incluso soñó esa vez. Su primera vez.
— Ven, hay que desayunar juntos, hoy entro más tarde a trabajar y tú te vas a la misma hora. Ya tengo la cafetera prendida.
Asintió mientras Donghyuk ya se iba entre saltitos y cantitos alegres. Hoy iba a trabajar, decidió entrar a la ducha entonces. Total, no le gustaba el café.
— La boda de mi hermana es casi en un mes. Deberíamos de ir de una vez a buscar trajes. Tú uno gris y yo uno negro. O podemos ir del mismo color, ¿Que opinas?
Mark jugó con la cuchara en su café, Donghyuk realmente insistía que un café a primera hora mejoraba tu día. — Mejor usa el gris tú y yo uno azul. Incluso me gusta más el los tonos oscuros a ti.
— Pero no puedo llevar negro, eso opaca al novio. Ni que yo fuera a casarme.
Mark ni siquiera se movió ante esa última frase, tomó del café y siguió. — Guarda un tiempo en tu agenda para que vayamos a comprar los trajes. Avísame, ¿Sí? me voy primero.
Cepilló sus dientes y se puso una chaqueta para ir a trabajar, Donghyuk lo despidió con un beso, pero antes lo ayudó a levantar los platos y ambos rieron cuando acordaron lavarlos en la noche, juntos.
— Te amo, has que tus cantantes ganen mucho dinero, mucha suerte.
— Claro, adiós.
Manejo con la mayor libertad que el tráfico de Seúl le pudo permitir. Mark se sentía agusto, pero el recuerdo no dejaba de atormentarlo. No sé le dificultó aceptar los sentimientos que sintió por Donghyuk, no dudó en cuanto decidieron empezar su vida juntos. No era infeliz, pero siempre estaba el "hubiera" en su mente.
Llegó al trabajo en tranquilidad, Mark tenía un puesto importante pues desde sus prácticas había destacado con su talento y conocimiento.
Se instalo mirando a sus compañeros.
— ¿Recuerdas los chicos que debutaron en la sede de Japón?
Mark asintió. — ¿NCT WISH?
— Ajam. — Estaban varios reunidos, incluso Jaemin estaba ahí. — Me pidieron que te convenciera de que aceptarás ir cuando te lo diga el jefe. Te van a enviar a hacerte cargo.
— No entiendo. — Mark tomó un poco de su té de taro. Dios recuerda cuando Yuta criticaba que en Japón era mil veces mejor.
— Te van a pedir que vayas y a mí de convencerte. Ellos están en conciertos y se supone que sacarán un álbum sorpresa y pues... No pueden ir y venir, así que están pesando en evitarte a producir las canciones. Almenos unos dos meses irías a Japón. Anímate.
Mark negó de inmediato. — Sabes que no puedo. La hermana de Donghyuk se casa en un mes.
— Entonces termina rápido la chamba, te pagarán bien, eres el mejor y el favorito. Ojalá me ocuparán a mi como coreógrafo, pero no, quieren al productor. Piensa como si fueran millones en dólares.
Santo y asqueroso dinero.
Jaemin tenía razón, la oferta era tentadora y solo negó una vez después le aumentaron la cifra. Conste que ese no era su objetivo.
— Mañana a las siete sale tu vuelo, tenemos un mínimo de dos meses, si acabas antes que no lo dudamos, mejor. Suerte Mark, te enviaremos los detalles del Airbnb.
Eso había sido fácil, Mark no podía negar una oferta de trabajo, menos cuando las palabras "mejor o favorito" estaban en una buena frase hacia él.
Lo difícil sería decirle a Donghyuk. No era la primera que viajaba por trabajo. Pero si sería la primera vez en la que se obligaría a terminar antes.
— Mañana... Vamos mañana a ver los trajes, incluso si no nos gustan, podemos ir otros días a otros lugares.
Mark estaba lavando los platos mientras Donghyuk preparaba algo de cenar. — Sobre eso... Tengo que ir a Japón por algo de trabajo.
— ¿Qué? ¿Cuando?
— Mañana a las siete de la tarde, regresaré antes de la boda.
— ¿Cuando? — Repitió Donghyuk, Mark sintió algo de temor hacia su novio.
Mark tragó saliva, Donghyuk ya sabía que no estaba seguro del día en específico. Pero ... No le fallaría a su novio.
— No lo sé, pero terminaré a tiempo, lo juro, estaré para ese día, incluso si no terminó llegaré para estar con ustedes.
Tomó a Donghyuk de su cintura, dejando un beso en sus labios, su novio gritó con una sonrisa. — ¡Vas a mancharme con jabón, Mark!
— ¿Entonces me crees? Anda, me pagarán muy bien, podemos adelantar abrir tu consultorio, así renuncias antes de lo planeado y vamos de vacaciones a algún bonito lugar.
Donghyuk no podía enojarse realmente con él, asintió con una sonrisa manchando su nariz con un poco de la crema de los espaguetis que estaba haciendo.
— ¿Sabe bueno no?
— Lo probaría mejor si estuviera en mi boca.
Está vez había soñado cuando el mismo aceptaba que realmente le gustaba Yuta.
Mark no fue con prisa, ambos habían logrado comprar los trajes, tampoco era como si pudieran pedir mucho de un traje el de Donghyuk fue el gris oscuro y el de Mark azul.
Incluso, tomaron un almuerzo en la calle, Mark no iba a trabajar hasta llegar a Japón y Donghyuk prepararía su renuncia pronto. Estaban bien.
Llegaron a casa a las dos, su novio lo había ayudado a empacar. — Tienes que traerme algo, nunca he ido a Japón. Tu trabajo es genial, has ido a Tailandia, estados Unidos y Japón.
Mark dejó un beso en sus labios. — Puedes conocer Japón algún día.
— Contigo.
Esperaron a que dieran las cinco para ir al aeropuerto, Donghyuk se encargó de llevarlo aunque supuestamente más tipos de trabajo lo ayudarían con el traslado, al menos hasta el aeropuerto. De ahí, todo sería virtual.
Alcanzaron a comer una hamburguesa antes de que él avión abordara, Mark estaba entusiasmado, quizá era la adrenalina de terminar las cosas a tiempo para llegar antes de la boda.
— No vayas a saltarte las comidas, fíjate bien antes de cruzar las calles y no estés viendo a los japoneses.
— Está bien.
Se despidieron como si fuera la última vez que se mirarán, Mark esperó a que Donghyuk llenará su rostro de besos, tendría que lavar su cara pero no es por Donghyuk, sino porque la sensación pegajosa del bálsamo Donghyuk estaba impregnada en su piel.
Llevaba dos maletas más lo que iba a en su bolsa, esperaba todo en Japón saliera bien, desde estadía, tiempos y materiales.
Sería un buen viaje.
Durmió la mayoría del vuelo, no fue mucho pero si lo suficiente para recordarlo, y bostezaba mientras hacía su documentación. Era temprano, apenas las nueve, había gente por do quier, luces por todas partes, era un buen lugar.
— Mark... Disculpa las molestias, el Airbnb no proceso el pago, así que estamos buscando otro lugar, aún así, si no encontramos, buscaremos un cuarto de hotel para que te quedes está noche. Puedes pasear por las calles por mientras. ¿Si?
Ese era Johnny quien se encargaba de las cosas aburridas de la agencia y al parecer no era el mejor.
Mark no sintió sopresa en lo absoluto, y sabía que la suerte era mierda que fácilmente se podía aplastar.
Balbuceó un "si" en la llamada mientras se paseaba por un centro comercial, había dejado sus maletas en paquetería. Era algo tarde, casi las diez de la noche pero no sé sentía demasiado cansado. Aparte, las calles aún estaban alumbradas con muchas personas.
Pasó por una librería, miró los restaurantes pero no estaba con ánimos de mucho. Mark sentía que le estaban contagiando el cansancio de la gente que laboraba sus últimas horas.
Vagó por las tiendas mirando productos novedosos, estaba interesado pero cada vez se cansaba más, seguramente tendría que buscar un hotel por cuenta propia o terminaría en una banca.
Mark se sentía cansado, casi quedándose dormido al estar dando vueltas por casi tres horas. Estaba soñando.
Era imposible.
¿No es así?
— ¿Yuta?
Y es que, si esto fuera un sueño, ese Yuta no se miraría con esos siete años encima cayendole de maravilla. Sería ese chico de diecisiete, con ese corto cabello castaño y ese mentón redondo.
No ese increíble chico, adulto, todo un hombre.
Mark no estaba procesando las cosas cuando sintió los cálidos brazos rodeándolo.
Incluso lo alzó unos centímetros permitiendo sentir que tocaba las nubes o quizá era el cielo.
Mark por más que lo tuviera cara a cara no podía creerlo. Siete años. Y en menos de cinco horas desde que llegó a Japón lo tiene ahí. Cara a cara, no era exactamente igual pero no era difícil reconocerlo. Era él: Nakamoto Yuta; por un año su proclamado amor de su vida.
Mark sentía que iba a llorar ahí mismo después de pensar y soñar mil veces ese rostro.
Ni siquiera lo había imaginado y eso que todavía inunda sus sueños. Sin duda era el destino porque no había otra manera de que pareciera posible.
— ¡Mark, no creí que te fuera a ver otra vez! Dios, no puedo creerlo. Eres tú.
Ahora era un poco más alto, su cabello, era castaño oscuro, un poco más largo, su rostro era afilado, se miraba mucho más varonil después de estos siete años, llevaba una playera sin mangas dónde relucía un tatuaje en su brazo, se miraba mayor, guapo. Era extraño que le gustará tanto.
Yuta dejó de alzarlo para poder verlo a los ojos por fin. Ambos estaban anonadados de este momento.
— De verdad. No puedo creerlo.
¿Qué le dices al chico que consideras el amor de tu vida que no has visto por siete años, que sueñas con y sobre todo, que nunca terminaron porque desaparecieron de la existencia del otro?
Exacto, Mark tampoco sabe.
— ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has estado?
Mark quería saber que había en la mente de Yuta, quería que Yuta le preguntara si había ido a buscarlo, si había estado pensando en el. O si, pensaba en el "hubiera"
— Vine por trabajo. Yo... Acabo de llegar hace menos de cinco horas.
Aún Yuta tenía sujeta su cintura, se sentía tan correctamente bien.
Aún así, estaba incómodo o nervioso.
¿Hablarían?
¿Yuta aún ...?
— ¿De verdad? ¿Es tarde por qué no estás descansando?
Mark relame sus labios. — No tengo donde quedarme aún, me hablarán cuando esté el Airbnb listo para ir.
Esto suena a todo menos a despedida, Mark quiere estar lejos de Yuta solo para gritar o correr, quiza ambas, tan solo para darse cuenta que esto está siendo real.
— Pasé a comprar para cenar, ¿Quieres acompáñarme? Mi departamento no está muy lejos de aquí, puedes esperar hasta que tengas tu lugar. ¿Confias en mi, cierto? O suena apresurado.
Realmente quería saber que había en la mente de Yuta. Ahora ambos eran verdaderos adultos, siete largos años habían pasado, antes Mark apenas terminaría la secundaria, ahora ya es todo un especialista y profesional.
Asintió. — Dejé mis maletas en la paquetería. Iré por ellas.
— Te acompaño.
Claro que no puedes seguir siendo novio del chico que no has visto por siete años. ¿Pero entonces que eran? Amigos, quedantes fallidos, o meros conocidos.
Yuta ya está en camino cuando Mark despeja su mente y va hacia él. Es extraña la sensación. Pero lejanamente cómoda.
Se sorprende de llegar a una camioneta. Creyó que no había un camino por recorrer pero Yuta se excusa con esa extrañable sonrisa.
— Son menos de díez minutos. Subamos tus cosas.
Todo lo hace el mayor, todo con una ligereza cautivadora. Mark quiere decirle que lo extraña, que sueña con él y a pesar de ser feliz con lo que tiene, aún está el
"hubiera" en su mente.
Ambos suben a la camioneta, es moderna cosa que le sorprende, su... Bueno, el Yuta que recuerda no solía amigar con la tecnología.
Yuta maneja en silencio, es tranquilo el trayecto y aún ve a las personas caminar por las calles de Tokyo.
No sabe que esperar de Yuta. Llegan a un gran complejo de edificios, desde ahí puede notar que cada departamento es el doble de grande que el suyo pero no dice nada. Mark baja cuando el motor del coche ya está apagado y Yuta llega a ayudarlo con sus cosas.
Suben por el elevador en silencio, es un poco incómodo pero es tranquilo.
— ¡Yutaaaa llegaste!
Mark frena sus pies de inmediato mirando a una chica llegar hacia él. Aunque entiende poco, cuando ella ya está sobre los brazos de Yuta. Siente una incomodidad, no son nada pero fueron algo, y si estaba ahí es porque de una u otra manera hablarían de ellos.
— ¿Quién es ese chico?
— Mark, ella es Giselle, me ayuda con la limpieza de mi departamento, le pagó mas de lo que hace pero es buena en ello. Ella habla ingles pueden presentárse.
— También hablo coreano, baboso. Mejor di que soy tu hermanita y por eso casi me mantienes.
— Mark es un... Viejo conocido de la secundaria... Bueno, fue mi primer novio.
Mark se siente cohibido, Giselle no pregunta nada, solo saluda y a los segundos se despide. Ya adentro solo los dos, Mark se siente arrepentido de estar ahí, porque Yuta ya lo ha mencionado; ellos fueron novios.
Ya no hay forma de negarlo o evitarlo. Y tampoco es como si lo hubiera, desde que se conocieron, solo un par de meses fueron amigos y de ahí novios que decían amarse sin control. No hay duda de que Yuta lo tiene igual de presente que él.
— Puedes dejar tus cosas, en esa habitación del fondo, incluso está el baño por si quieres usarlo o cambiarte por algo más cómodo. Haré algo de cenar. Espero aún te guste el ramen.
Se encerró en el cuarto sientendo culpa, dolor, euforia, miedo, desesperación.
Enjuagó su rostro, y le hizo caso de cambiarse de ropa. Mark dió mil vueltas por la habitación antes de salir por fin de ella. Incluso se había pellizcado, quizá si era un sueño.
Quería que su deseada realidad fuera un sueño.
— Ya está la cena.
Cuando se dió cuenta de lo expuestas que estaban sus piernas fue cuando Yuta tardó en cerrar su boca y desviar su mirada al verlo. Mark tragó saliva sentándose frente de él. Esto era extraño.
— Espero te guste. ¿Ya te han hablado?
— Aún no. Creo que será mejor que busque un cuarto de hotel yo mismo.
— Por mi no hay problema si quieres quedarte aquí. Mentiría si digiera que quiero que te vayas, es cómodo volver a verte después de siete años. De hecho, es especial que aún nos tratemos como comodos conocidos
Esa maldita y hermosa sonrisa frente a él. Mark no podía entender lo que su pecho le estaba haciendo sentir cuando miraba a Yuta, tampoco a su boca de ser tan fácil. — Gracias, lo aprecio, también he querido verte.
Probó la comida dándose cuenta que estaba muy buena, en tiempos atrás Yuta solía cocinar para él, y aún a pesar del tiempo, Mark no puede hacer siquiera un huevo frito.
— ¿Y bien? Dijiste que vienes por trabajo. ¿A qué te dedicas? Lograste ser escritor o maestro como solias decir.
Mark negó con una sonrisa mirando a Yuta, seguía teniendo ese brillo en su mirada. — Soy productor musical. Al final, cambie mis metas. ¿Qué hay de tí?
— Vaya productor. Yo soy arquitecto, aunque estoy más con la empresa de papá. Ese viejo alega que soy su heredero y tengo que hacerme cargo del negocio. Aunque a veces puedo con ambas, me gusta trabajar.
— Siempre fuiste así.
Yuta asintió, sentía que estaba escondido en su cena pero era cómodo. — Que va. Y que más, ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te miré. ¿Qué más has hecho? ¿Viajar, aprender idiomas, Tienes novia, hijos? No sé. — Yuta se alza de hombros rascando sus cabellos. Puede notar su frustración. — ¿...Dónde estuviste todo este tiempo?
— Le dije a mis padres que era gay cuando cumplí veinte, dejaron de hablarme por tres semanas pero... Parece que no les quedaba más que aceptarlo. Ya estaba recibiendo sueldo en mis prácticas, tenía meses que me había ido a vivir fuera de casa. No sé, quizá se dieron cuenta que no funcionaria la ley del hielo. Prácticamente era independiente. Quizá aceptan mi Homosexualidad, pero no me apoyan del todo. A los veinte y uno conocí a mi novio, es odontólogo, vivimos juntos hace un tiempo. No tengo hijos, no creo que sea el momento. Creo que sigo siendo muy igual que antes.
Quiso negar a si mismo, pero su mente no dejaba de decirle que Yuta no aceptó con una sonrisa que tuviera novio. Mark no quería pensar en cosas como el "hubiera" y mucho menos lo que Yuta podría llegar a decir sobre ellos.
— Pero ... Tu cabello ahora es castaño, antes recuerdo que era negro, parecía brillar bajo el sol, pero no se ve mal. Tu rostro se perfiló un poco, los años te han caído de maravilla o será que solo te he extrañado.
Y justo como el pasado o como en sus sueños, Yuta acariciaba sus cabellos, se sentía tan bien.
— Vi que tienes tatuajes. Dijiste que te harías uno en cuanto cumplieras dieciocho.
Yuta volvió a verlo a los ojos.
Yuta se puso de pie frente a sus ojos, miró como alzaba la playera revelando algo que pudo haberle sacado lágrimas.
Mark recuerda como su antiguo novio solía llamarlo mariposa en japonés diciendo que se pondría una mariposa en su piel.
Ahora la tenía.
Lo miró bajarse un poco los pantalones, había siete mariposas siguiendo a una más grande color negro con azúl.
— Solo tengo estos dos. (Aunque en realidad sean ocho) Supongo que no te has hecho nada tú.
Negó aún mirando las mariposas tatuadas. — Están bonitas. ¿Que significan?
Yuta contestó con simplesa o como si la respuesta fuera obvio. — Tú, por supuesto. Son siete mariposas, los años que han pasado desde que te ví, buscando a la más grande, la mariposa azul te representa.
Mark se quedó mudo. — ... No creí que aún pensarás en mí... ¿Entonces... tienes pareja?
Yuta negó volviendo a tomar asiento en el suelo frente a él. — Hace casi un año que terminé con mi última novia.
Mark se sorprendio haciendo un cuento largo en su cabeza. — ¿No eras gay?
Yuta asintió. — Nosotros empezamos a andar por familia y negocios, quisimos hacer un matrimonio arreglado pero simplemente no funcionó, mejor decidimos terminar por las buenas. Después de todo, digamos que somos buenos amigos y nada más.
De ahí no he tenido ganas de empezar otra relación. No es tan malo sabes, quizá estoy soltero y vivo solo, pero hasta ahora no he sentido gran necesidad de tener a alguien a mi lado, a penas tengo veinticinco, estoy bien así.
Yuta fue sincero con él, aún con medidas al hablar. Pero prácticamente era eso. Yuta no se enamoró de alguien más que él.
Mark ayudó a Yuta con los platos mientras el mayor acomodaba la cama del cuarto de invitados. Ni siquiera habían tocado el tema pero ya estaba más que claro que ellos ya no eran nada.
Yuta estaba en los sofás viendo algo en la televisión cuando ambos habían terminado con lo suyo.
— Estás igual que antes. — El mayor palmeo a un lado de él indicando que lo acompañará, Mark simplemente lo hizo y aunque puso un poco de distancia, Yuta lo tomó acostandolo en su hombro. — Aún conozco tus expresiones dime ... ¿Qué tienes?
— No es nada.
— Vamos Minhyung. Por los viejos tiempos, se sincero conmigo.
— He pensado en tí todos estos años. — Empezó a hablar sintiéndose triste al instante. Mark no sabía que sentía, soñaba y pensaba en el hubiera pero nunca creyó tenerlo ahí para afrontar sus sentimientos ocultos. — Me he culpado, no pude despedirme de tí. Creí por años que me guardaste rencor, que me odiabas he vivido arrepentido de no haberme ido contigo. ¿Que ibas a pensar de ti si yo decía amarte pero te dejé? Me hubiera ido contigo.
Yuta estaba tan cerca de él, miró al mayor tan fijamente hasta perderlo, Yuta dejó un beso en su frente que despertó todas las emociones que sentía su pequeño él, hace siete años. Es como si aún fuera ese niño enganchado de su primer amor, lleno de ilusión y de deseo. El mayor lo abrazó y dejó consumir por el cariño que sentía hacia el y viceversa. Se sentía tan a salvo y en paz, como si fuera lo más correcto que tendría que hacer para estar feliz. — Mi pequeño, Minhyung. Nunca pude haberte guardado rencor u odiado. — Se quedó callado por minutos dejándose consumir por el momento, envolviéndose en la fresca fragancia del mayor y la suavidad de su piel.
— El "hubiera" no existe, Mark.
Mark está apunto de llorar, está arrepentido. Pero no hay un "hubiera" no existe.
— Pero... Nunca te guardé rencor, mucho menos te odie. Fuí egoísta al pedirte que te fueras conmigo, eras menor de edad, el niño que más he amado, ni siquiera habías terminado la secundaria. Me amabas, de eso no tengo duda, pero no estábamos listos y lo entiendo. Nunca odiaria a la persona que me enseñó amar, y pensé en tí mi amor, por años lo he hecho sin parar. En todo momento estas en mi mente y el mejor día fue este que me reencontré contigo. Lo acepto Mark, te busqué y al fallar, tuve que dejarte ir, más no te olvidé.
Mark se quedó en silencio ahí tan hecho bolita en los brazos de su Yuta, no sabía que decirle. Era todo lo contrario, porque aunque Yuta siempre estuvo en su mente. Mark se sentía feliz, amaba a su novio y era la mejor versión que esperó de el mismo.
— Anda, vayamos a dormir.
Yuta lo cargó hasta la cama y Mark no quiso soltarlo aunque lo hizo, dejó un beso en su mejilla y se despidió con un "dulce sueños"
Tardó en regresar en si, pero Mark tuvo que volver a la normalidad. El hubiera no existe y eso estaba claro, Mark ya no era nada de Yuta y eso también tenía que dejarlo en claro. Mandó un mensaje deseando una buena noche a su querido novio y avisando que cumpliría en estar ese día para él.
También notificó que se quedaría en otro lugar a dormir a su trabajo aunque ya habían mandado la ubicación de su Airbnb.
Donghyuk le advirtió que no se le olvidará tomar mucha agua y volvió a decirle que no anduviera mirando a los japoneses. Tenía un novio celoso, Mark rio con la imagen de su novio en su mente, aunque sus sueños cambiaron al mismo protagonista de siempre.
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