End
Yuta estaba feliz, no había algo o cosa que detuviera su felicidad.
Mark por fin estaba en su vida después de mucho tiempo.
Tampoco es que se había imaginado de que algún día volvería a verlo. Pero claro, fue lo mejor que le había pasado.
Yuta ese día no iría a trabajar, era miércoles, Jaehyun regresaría, así que después de dejar a Mark en su trabajo, había regresado a casa hasta que fuera momento de ir por Jeong.
- Estoy llegando.
Avisó su mejor amigo, Yuta sonrió agradecido de ver a Jeong, después de unos días , por fin decidió ponerse para ir a al aeropuerto por su amigo.
Estaba jodidamente feliz, Mark era su novio, la persona que más amo estaba con él nuevamente.
Cuando, llegó al aeropuerto Jaehyun ya estaba ahí, literalmente su mejor amigo llegó corriendo a sus brazos y no pudo hacer nada, más que tomar sus muslos entre sus manos.
— Esto es raro.
Jaehyun estaba demasiado cerca de su cara, ahí los dos dejándose ver por la gente mientras lo tenía cargado entre sus brazos.
— Pero te extrañé.
— Eres más grande que yo, Jaehyun.
Yuta podía sentirse avergonzado pero no podía estar enojado o incómodo, Jaehyun su más grande mejor amigo, sentía que su vida prácticamente estaba resuelta, pues cada paso estaba hecho.
— Te vez jodidamente feliz.
Jaehyun seguía en sus brazos, ambos podían sentir el mismo brillo en sus ojos, podía creer que Jaehyun tuvo una buena pasada en corea.
— Mark me aceptó como su novio.
Sabía que Jaehyun compartiría su felicida, su amigo sonrió a su lado.
Unos minutos más tarde ambos estaban en un gran y seguramente caro restaurante, en ocasiones Yuta se preguntaba porque Jaehyun se vestía como un vagabundo si le gusta las cosas demasiado exclusivas y caras, por no decir tratos especiales.
— ¿No habías dicho que Mark, "el amor de tu vida" llegó gracias a un error?
Yuta sonrió sintiendo como los recuerdos llegaban a su mente, y es que Jeong tenía razón. Logró conocer a Mark prácticamente por un terrible error del cual aún sentía culpa. Pero hoy en dia, incluso desde que conoció a Mark, tenía en claro que lo volvería a cometer.
— Lo fue, y fue el mejor.
Fueron hace unos años, Yuta tenía quince años y Yui dieciséis.
No es que sintiera amor real, o una atracción sexual tan grande. Simplemente eran jóvenes, sus padres no estaban, Yuta tenía condones que le habían dado en la escuela, cerraron las cortinas y pusieron seguro a la puerta. Empezaron tímidos con besos hasta que sus cuerpos se calentaron y ahí sucedió lo que tenía que pasar.
Besos torpes, preguntas avergonzadas y afirmaciones inseguras.
— No me ha bajado.
Entonces Yuta sintió el peso del mundo cayendo sobre sus hombros a sus quince años. Había sido su primera vez, a ambos les había ganado la curiosidad, lo hicieron, habían utilizado protección, incluso Yui había acudido a ponerse un diu de emergencia así que lo único que podían pensar era. "¿Qué habían hecho mal?
— Pero usamos condón.
Yui asiente y Yuta está más que atorado en preocupaciones. No pueden hacer mucho, son adolescentes, Yuta está tirando de sus cabellos mientras su novia está apunto de llorar.
— Esperaré una semana. — Dice ella con crecientes lágrimas en su ojos. — Sino hay que buscar una solución.
— No importa que nos vayamos juntos, nos tenemos el uno con el otro.
Ella volvió a asentir con algo de lágrimas en sus ojos. Nayu podría tener quince pero era un gran soñador que pensaba en un hogar con una bonita esposa y algunos niños.
— Yo no quiero tener bebés, Yuta, sabes cuales son mis sueños.
Yui quería ser una modelo, Yuta planeaba estudiar arquitectura.
Todos saben que un bebé puede detener esos pensamientos.
— Todo va a estar bien.
La semana había pasado y ambos estaban con las uñas en sus dientes, nerviosos, ansiosos, esperando con pavor la prueba. Yuta mira cómo las lágrimas caen de los ojos de su novia. — Dice positivo. Dos rayas.
— ¿Segura?
La ansiedad carcome sus entrañas, ninguno de los dos saben que hacer o que decir, la prueba marca dos rayitas lo que indica que es positivo.
Las lágrimas corren sin detenerse de los ojos de Yui, Yuta puede parecer positivo pero sabe que su papá es capaz de correrlo de la casa, que su madre le dará la espalda y que prácticamente estaría perdido con un bebé en camino a sus quince años.
— ¿¡Joder que vamos a hacer!? Yuta. Estoy jodidamente embarazada. No quiero tener un bebé, Yuta. No quiero y no puedo.
Tengo que abortar. No estoy lista, ¡No estamos listos!
— No puedes opinar solo tú sobre eso. Le pediré ayuda a mi mamá.
— ¿Tu mamá? — Ella casi ríe con amargura.
Hablamos de Nakamoto Sora, la madre de Yuta.
Y bueno, no tenían otra opción, su mamá estaba llegando de Francia, se había arrodillado frente a ella, rogando por ayuda y por discreción, fue difícil pero ella asintió aunque él desprecio se notaba en su mirada al ver a Yui.
— ¿Qué se supone que harán ustedes con un bebé? — Ella pregunta, su voz suena dura, está bastante molesta pero no va a gritar, no va a fruncir la cejas, ella se verá lo más pulcra y serena posible. — Yuta, me decepcionas. Suban al coche.
Era prácticamente niños que hacían errores de adultos, Yui, la novia de Yuta no solo había tenido relaciones sexuales con él utilizando condones. Ella estaba nerviosa siendo su primera vez así que había tomado un post day, incluso había utilizado un diu de emergencia.
La prueba de sangre marcó negativo, con lágrimas la menor contó que estaba confundida pues la prueba que ella había hecho salió positiva.
Pero tampoco sabía porque había salido positivo si utilizó todo método anticonceptivo que le habían enseñado en la secundaria.
La explicación fue clara, las pastillas del día siguiente crean un desorden hormal que provoca el retraso y por ende las pruebas genéricas eran inciertas.
Yui no estaba embarazada.
Todo parecía casi ser un milagro pero no quedó así, pues la madre de Yuta lo dijo a su papá y por ende. Yuta terminó castigado.
Por ende, enviado a corea.
— Eres un encanto. — Jaehyun ríe tomando de su vino, parece irónico que sea mayor que Jeong pero lo tolera como su mejor amor.
— Mark fue un buen amigo cuando lo conocí, fue raro para mí pues era menor y no sabía que podía gustarme un chico. Aparte... Él también parecía tímido ante mí. Ya sabes, era aún más menor que yo.
Había una sonrisa tan grande en sus labios, el orgullo que tenía era casi palpable. Y es que en su mente podía recordar con afirmación el primer día que miró a Mark. Las veces que coqueteaba sutilmente con él pues ambos aún eran muy menores y sobre todo. Sabía que seria difícil puesto que Mark venía de una familia muy reservada y cristiana.
Aún recuerda las veces que le pedía ayuda a Johnny sin saber que este resultó ser su cupido para ambos.
El primer abrazo.
El primer beso.
Yuta hubiera querido no dejar a Mark en el pasado.
Pero si le preguntaran que prefería, haber estado con él esos siete años pero que nunca hubiera pasado su romance adolescente.
Yuta simplemente seguiría aferrado a esos días donde su pequeño Mark sonreía cuando tenían sus citas a escondidas.
— Debería tener una cita con Mark.
Jaehyun deja de lado su almuerzo para verlo con una ligera mueca de confusión.
— ¿No dijiste que eran novios ya?
— Sí. — Yuta asiente con obviedad mientras en sus labios empieza a crecer una sonrisa recordando aquellos momentos. — Pero cuando Mark y yo éramos novios, solíamos tener citas a escondidas donde solamente él y yo estábamos porque en esos tiempos sus papás no sabían de mí. Eran nuestros momentos más mágicos por así decirlo.
— ¿Y ahorita ya lo saben?
— No lo sé, solo se que Mark ya salió del closet con ellos. Pero ese no es el tema, Mark y yo nos mudaremos a corea, siempre soñé en traerlo a Japón a citas.
— Entonces hazlo rápido.
— Gracias, amigo, eres el mejor. — Aunque parece que su conversación termina ahí, Jaehyun asiente lentamente, está seguro que conoce a Jaehyun bastante bien, aún así ríe de su media actitud infantil del menor.
— ¿Qué pasó con ustedes?
Miró como la expresión de sopresa aparecía en los ojos de Jaehyun, su amigo sin duda era fácil de leer en aquellos aspectos. Pues aunque para muchos siempre mostraba signos de indiferencia Jaehyun era alguien juguetón que disfrutaba abrirse ante sus verdaderas amistades y le encantaba recibir atención.
— Bien si tanto insistes lo hicimos en la regadera, casi en la casa de Mark, en el ascenso-
— Eso no quiero saber, y joder, ¿En la casa de Mark?
— Algo así. — Jaehyun ríe sin darle importancia. Entonces sigue hablando. — No sé cómo explicarlo, Johnny siempre me gustó en ese entonces, ahora también pero, tengo un gran, gran, graaan apetito sexual cuando lo veo, de que una vez se agachó porque se le había caído un billete, se le miraba un culo que yo realmente quise cogerlo en ese momento.
Otra mueca aparece en el rostro de Yuta mirando a Jaehyun haciendo quien sabe que señas con su mano y dedos más aquella expresión psicópata o similar. — Dios, eso tampoco quiero saber.
— Bueno, ¿Conoces el Rubbing ? Yo estaba dormido cuando sentí algo húmedo y dije entre mis sueños, "¿Jeong Jaehyun a tus años tienes sueños húmedos?" Pero resulta que Johnny metió su-
— ¡Mierda no!
Yuta supo que de no cargar con su apellido, lo hubieran corrido de ahí por haber gritado.
— Te lo recomiendo es jodidamente divertido y excitante.
Se preguntó en qué momento se había imaginado a Mark tendido en la cama-
No.
— Eres un pervertido. No me refiero a cuánto sexo y de que formas lo tuvieron. Me refería saber si ustedes tienen algo serio.
— ¿Quieres salir a fumar?
— Ninguno de los dos fumamos.
— Cool. Entonces hay que hacerlo.
Alzándose de hombros Yuta siguió a Jaehyun quien tan solo con caminar algunos de los trabajadores lo guiaba anotando sus pedidos.
Jaehyun fue el primero en prender su cigarro unos segundos antes de que lo entregarán junto con él encendedor y un carnicero soltando el humo ya estando acomodados en la terraza del restaurante. Yuta por su parte le siguió no muy convencido, no tenía problemas con el tabaco más allá de fumar con su grupo de amigos en la universidad y que su madre lo regañara por ello.
— Entonces, ¿Te rompieron el corazón?
— Nah, al contrario. — Su amigo suelta el humo mirando el cielo despejado. — Johnny y tu tienen la misma edad pero parece que a él lo sacaron de una película del siglo pasado. Mi padre tiene razón me asusta el compromiso. Johnny me hace sentir que quiere algo serio conmigo y aunque me guste; tengo miedo de no ser lo indicado, ni yo para él o él para mí. Quiere que nos demos una oportunidad pero es difícil porque tenemos un país de distancia y no se si quiero mudarme solamente para descubrir si es el amor de mi vida. La seriedad no es lo mío. Me gusta la diversión y el sexo pero no estoy seguro de dar ese paso.
— Si te sirve de impulso... Me iré con Mark a corea.
— Es un maldito traidor de mierda pésimo amigo. ¿Vas a abandonarme?
— ¡No! Planeo que te animes a ir allá y seamos amigos por siempre y busca ese amor que tanto temes en tener. Desde que te conozco haz sido soltero y eso me asusta porque cuando termine con la ya sabes quién descubrí que eres todo un pervertido cuando intentaste hacer algo conmigo en mi oficina. Vivo con el miedo de ver a las personas e imaginarme que haz tenido sexo con ellas.
— ¿Qué? Yo estaba aburrido. Era un juego de amigos.
El mayor sacó el humo de su boca tras una risa apresurada. — Pusiste mi mano en tu erección. Tuviste una erección mientras revisamos papeles.
Aunque el recuerdo no es agradable, Yuta dejó atrás cualquier mala expresión que pudo haber generado en su rostro siendo reemplazado solo por una sonrisa tranquila. — Te quiero, y sé que Johnny puede no ser tu gran amor, pero puedes intentarlo, nos iremos los dos, estaremos juntos como buenos amigos apoyándonos.
— Idiota.
Esto parecía como el final de una cursi película, dónde Yuta se sentía tan feliz y completo ahora que Mark regresó a su vida, que su mejor amigo está de su lado compartiendo recuerdos del pasado con una gran sonrisa. Dónde podía admirarse como si los dos hubieran dado un paso importante, como si ahora fueran más adultos de lo que ya son y saber que hay una nueva etapa en sus vidas por venir.
Jaehyun sonreía soltando el humo y tomando su vino, con sus ojos brillando por el humo pero aún con esa expresión pensativa.
— Deja de mirarme. — Jaehyun lo apunta mostrando un puchero. — Me iré pero con una condición, que lo pidas por favor.
— Hecho.
— Entonces que sean dos, y ... Que me regales un Spiegelau.
— Lo haré.
Unos días después Yuta con ayuda de su gran amigo, iba con una sonrisa manejando con la voz ansiosa de Mark como canción de fondo.
— ¿Ya puedo quitarla?
— Aún no. — Contesta, Mark yace a su lado con los ojos vendados parecía el escenario perfecto. — Amor espera un poco más.
Era imposible como una sonrisa creció en los labios de ambos, de Mark de escuchar el apodo y de Yuta ver a su novio. — Siento que han pasado horas.
— Solo han sido treinta y siete minutos, estamos cerca.
Y así fue, Mark soltó un pequeño quejido esperando a llegar al lugar.
Su camino no ya no duró más de quince minutos cuando empezó a apreciar el lugar. Había una increíble luz de día, flores por todas partes y una casa no tan pequeña de madera, el lugar era precioso, incluso podía escuchar a los pajaritos cantar.
Había un gran árbol donde debajo de él estaba todo un picnic armado y a su lado a Jaehyun dejando un ramo de flores detrás del tronco.
Estaba listo.
— Llegamos.
— ¿A dónde?
— Espera, te ayudaré a salir, no sé vale ver aún, ¿de acuerdo?
— Yes.
Bajó con prisas topandose con Jaehyun quien ya cargaba un casco en sus manos. — Malas noticias. No hay agua caliente.
— Puedo con eso.
— Bien, hay una pizza en el horno solo treinta minutos, en la parte trasera una romántica chimenea. Y todos los vinos tintos posibles.
— Bien, te amo, eres el mejor adiós.
Jaehyun asintió entregadole las llaves de la casa.
— I know, usa palabras en ingles eso los pone calientes a los gringos.
— Mark es canadiense.
— Igual funciona.
— Bye.
— ¡Dios sí más fuerte!.
Yuta rio girando los ojos mientras pateaba a Jeong.
— Ya largo.
Y con eso Jaehyun se fue.
Sintió crecientes nervios inundar su cuerpo mientras abría la puerta para Mark. La nostalgia estaba sobre sus hombros recordando los momentos donde solía tener citas a escondidas con su pequeño novio en ese entonces.
Llevó a Mark hasta el picnic dónde antes de quitarle la venda había tomado el ramo de flores.
— Puedes quitarla.
Y con eso miró con tanta alegría en sus ojos el momento en que Mark quitaba la venda de sus ojos para apreciar el lugar aún adaptándose a la extensa iluminación.
— Do you like it?
— Sí, este lugar es muy precioso.
Abrazó a Mark sintiendo su agradable aroma, ambos sintieron el romanticismo inundar su momento cuando entre el brillo de sus ojos y sonrisas, ambos dejaron un beso sobre sus labios.
— Quería tener una cita contigo antes de que te vayas. Te voy a extrañar.
Mark por fin había dado fecha exacta de cuando terminaría su trabajo en Japón pero gracias a que era uno de los mejores ya estaba siendo requerido para seguir produciendo en corea. Yuta tendría que esperar algunas dos semanas como mínimo para organizar mudanza, cosas de trabajo, y otras cosas legales para residir en corea. Ambos estaban demasiado felices creando su nido de amor.
Desde acordando rentar un departamento para ambos, de que Mark quería presentarlo a sus padres y amigos contando algo de su pasado e incluso estaban pensando en ser padres de algún gatito o cachorro.
— ¿Cómo los viejos tiempos no crees?
Ambos abrazados en un lugar bonito sin nadie a su alcance para verlos, como cuando Mark lloraba pidiendo perdón a Yuta por tener que obligarlo a estar escondidos de todo ser humano, dónde Yuta lo abrazaba y besaba dándole algo rico de comer para que dejara de llorar y repitiendo una y cientas de veces que no había porque pedir perdón por eso era decisión de ambos. Que algún día ellos podían disfrutar estar juntos solos o con las personas enviando su amor.
— De hecho lo es. Aunque ahora es mil veces mejor.
— Lo es. Pero aunque ahora sea mejor, no cambiaría por nada del mundo aquellos recuerdos.
— Yo tampoco.
El cielo hermoso y brillante empezó a nublarse mientras contaban su historia de amor, y la repetían como hace siete años. Solo que ahora no había lágrimas, solo sonrisas mientras compartían un delicioso vino y comían la fruta que Jaehyun había dejado para ellos.
Recuerdos que sin duda atesoarian por el resto de sus vidas aún si ellos no llegan a conservar su amor.
Besos, abrazos, risas, caricias e incluso el silencio sería guardado en el cofre de los recuerdos.
— ¿Tus padres saben de mi?
Yuta asintió casi de inmediato. — Mi mamá falleció unos años después de que yo me graduará, solía estar con ella en su lucha contra él cáncer y en ese momento le conté sobre tí. Antes de conocerte, tuve un "accidente" que hizo que mi mamá se enojara conmigo y me mandará a corea. Entonces le agradecí de haberme mandado, le conté que te conocí y golpeó mi cabeza diciendo que si tanto te había amado entonces porqué no había luchado más por tí. Me había sorprendido de que lo tomara tan bien pues no le había dicho que me gustaban los hombres, pero ya sabes, las madres conocen a sus hijos mas de lo que nosotros mismos nos conocemos, según ella, se me notó desde muy pequeño. Solía ser dura conmigo pero aún así me hubiera gustado que la conocieras. Pero le reclamó a mi padre que cuando se fuera no me prohibiera salir con chicos, porque ya me había separado de tí.
— Pediré por ella y lo agradeceré.
Yuta río de ternura ante su novio, así siguieron las pláticas hasta que él primer trueno se escucho, perfecto iba a llover.
— Lamento preguntarte por tu madre, realmente hay cosas que no se sobre tí. Tenía algo de curiosidad... Escuché que tú padre es algo reconocido.
— No te preocupes mi amor. Mi madre era una diseñadora que llegó a trabajar en grandes marcas europeas era alta y elegante, pulcra, un tipo de mujer que nunca mirabas encorvada o desarreglada, incluso en pijama hacía por verse bien. Antes de morir incluso agradeció que no se iría tan vieja y arrugada. Mi padre es heredero de una maquila de industria automotriz, es viejo, sus planes eran que fuera el mejor con una esposa y dos hijos para prometerle un heredero y una princesa después de mí y esas cosas.
— Te imaginas que nos hubieras reecontrado y tú si te hubieras casado y fueras el padre de algunos bebés.
Logró imaginar aquello, en otra realidad Yuta si se hubiera casado y tenido hijos, no amaba a su novia de ese entonces pero la quería y respetaba, aún así sabía que hubiera pedido anular cualquier matrimonio con tal de regresar con Mark, que hubiera sido curioso tener algún bebé y decirle con una sonrisa que ahora cuando saldrían el "tío" Mark iría con ellos.
El segundo trueno se escucho siendo aproximadamente las seis de la tarde.
Yuta negó con una sonrisa. — Yo hubiera ido por tí, aún así llevará un bebé en mis brazos.
El tercer trueno paso asustando un poco más a ambos y al cuatro muy seguido del tercero las gotas pequeñas de lluvia empezó a mojar su picnic.
Aunque sus rostros estuvieron mojandose los dos rieron de la situación olvidando el tema, corriendo entre risas llevando su picnic al pórtico de aquella casa.
Pronto ambos como si fueran uno par de niños empezaron a correr y a jugar bajo la lluvia, "atraparme si puedes" fue lo que dijo Mark antes de correr y así mismo caerse. Y como son el uno para el otro Yuta llegó a socorrerlo en este caso, a caerse justo al llegar a su lado.
Entraron sujetando sus hombros besandose, sin querer soltarse aunque se podía sentir la tierra mojada en sus cuerpos. Caminaron cuidando del otro asegurándose de no tener más accidentes mientras subían las escaleras, y quitando sus ropas una a una estando en la arreglada y romántica habitación.
Ambos entraron ya desnudos a la ducha aún sin permitirse soltarse o despegarse, Mark soltó un primer gemido cuando el agua fría tocó sus cuerpos.
— It's ok. You have me.
Mark rio, se preguntaba porque inconscientemente estaba siguiendo las palabras de su amigo y sí siquiera lo estaba haciendo bien. Solo asintió soportando el agua fría mirándole a los ojos.
— And you have me.
— Can I have another kiss?
— Can.
Quizá Jaehyun tenía razón. Sus besos continuaron borrando la tierra de sus cuerpos, soportando con ellos mismos la fría temperatura del agua. Mark era todo un deleite a sus ojos, el tacto lo volvía loco, y aunque no hubo más que besos y toqueteos en la ducha simplemente fue magníficamente perfecto.
— Espero no te moleste ponerte ropa mía o quieres que tu bonito novio vaya de nuevo a la lluvia por tu maleta.
Mark se alzó de hombros mientras le sacaba el cabello. — Creo que un novio haría eso.
— Auch. My heart.
— Radio.
Entre besos húmedos ambos lograron vestirse, la lluvia hizo que el clima bajara un poco por lo cual ambos cargaban con pans abrigados dentro de la casa.
Yuta prendió el horno de ladrillo donde la pizza estaba lista para ser hecha.
Se confirmaron por mirar alguna serie o película acostados. Era como esa típica cita que si o si tienes que tener si deseas un romance cliché. Sofás, vino, pizza, y mucho cursi amor.
Abrazados en el sofá buscando calor termian haciendo el amor hasta quedar arropados mirándose fijamente.
Unos días después siendo el último día de Mark en Japón habían hecho varias cosas, en todas ellas casi llorando al saber que estarían unos días separados.
Mark se despidió de sus compañeros que había hecho en su trabajo, incluso también de Ryo o Giselle.
Yuta había planeado reunir a su familia con Mark, su padre y el medio hermano que tenía, pero gracias a la no planificación esto no fue posible ya que el señor Nakamoto estaba en un viaje de trabajo y su medio hermano en un sospechoso intercambio escolar.
Aún así su papá prometió irlos a visitar en corea.
Entonces quedó una última persona.
— Hola mamá. Lamento tardar mucho en presentarte a Mark pero sabías que no era tan fácil.
Mark abrió la boca tan grande que sabía que no había porque preguntar sobre ello. La "tumba" de su madre era algo... Especial.
— Creo que mi departamento es más pequeño.
Yuta sonrió estando fuera de la tumba de su madre, cada detalle estaba justo como hace años desde que fue enterrada. Los grandes ventanales estaban relucientes, el toca disco dentro de ella aún giraba, y los cuadros que había de ella estaban completamente desempolvados.
— Hubiera traído flores más grande.
— Te dije que mi madre era algo especial. Ella misma diseño su tumba antes de morir, siempre fue... Extravagante.
Y literalmente como Mark lo había dicho era prácticamente un departamento.
— Hola señora Nakamoto. Yo soy Mark Lee, un chico que se enamoró profundamente de su hijo.
Yuta me habló de usted. Estoy feliz de haberlo encontrado en mi vida, las dos veces que lo he hecho.
Yuta es un buen hombre, trabajador, dedicado, amable, empático. Usted crío a un hombre increíble, espero no tenga duda sobre ello.
Sus manos se mantuvieron agarradas mientras miraban a la tumba, justo había una foto de la señora Nakamoto donde aparecía ella con un largo vestido azul que apenas dejaba a ver unos tacones del mismo color. Yuta tenía razón, se miraba pulcra y elegante, con una sonrisa fina de color rojo.
Sinceramente Yuta no dijo mucho en su estadía frente a la tumba de su madre, Mark se presentó, ambos hablaron muy poco pero aún así el mayor antes de despedirse dejó una carta, como ella se lo pidió. Pues ella decía que las palabras se pueden retractar pero la carta una vez entregada no puedes cambiarla.
" Hola mamá, soy yo tu gran y bobo hijo Yuta, no ha pasado mucho desde que te vine a ver la última vez, y que se antes dije cosas que ahora realmente contradicen lo que te diré pero bueno, ya sabes, ni yo he terminado de conocerme.
Cómo te dije, lamento tardar tanto en presentarte a Mark, ¿Lo recuerdas? El chico de quien te hablaba, estoy agradecido pues ha regresado a mí. Ni con palabras o con letras puedo terminar de explicar lo muy feliz que estoy de estar nuevamente con Mark. Quizá sea cierto lo que dicen, el primer amor también es el último porque es el más puro. Mark llegó a cambiar mi vida por segunda vez, quiero hacer todo lo que una vez te conté con él. Aunque me mudaré a corea con él, no voy a dejarte tanto tiempo, vendré a verte, te dejaré tus flores favoritas, te haré ese té de frutos rojos que tanto tomabas.
No sabes lo mucho que aún te extraño aún hayan pasado algunos años, incluso extraño tus regaños, pero más tus abrazos y tus miradas silenciosas de cariño.
Lamento haberte decepcionado cuando apenas era un adolescente, pero madre... Lo volvería a hacer, porque así me castigarias y me obligarias a ir a corea y conocería otra vez al amor de mi vida.
Mamá, el hubiera no existe y estoy conciente de ello desde hace muchos años. Es horrible que no exista, las cosas serían más fáciles si existiera. Pero a consecuencia, lo único que podemos hacer es mejorar como hubiéramos querido hacerlo antes de que todo sucediera. ¿Tiene sentido, no es así? De todas maneras se que vas a entenderme.
Muchas gracias por todo mamá, haré lo que me pediste: "ser felíz" te haré caso sobre tener alguna mascota y quizá en un futuro si te dé esos nietos que quizá tendrán un estilo refinado como el tuyo.
Espero estés muy bien dónde quiera que estés, espero leas está carta y cada que vea al cielo mires mi gran y sincera sonrisa.
Con mucho amor y cariño hacia el más allá: tu pequeño travieso, Yuta.
Fin.
(Haré epílogo)
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