Capítulo 4 ~ No mires los garabatos

Día 08 de marzo del 20XX, 8:30pm

Era muy tarde, talvez ya muy tarde, al menos para Freddy.

Podías oir desde fuera los pasos constantes y preocupados de una madre esperando el regreso de su pequeño hijo.

Él no llega tarde, ¿por qué legaría tarde? Y si hubiera ido a algún lado, ¿por qué no ha avisado?

Aveces ella miraba al telefono dudando si debía o no empezar a llamar a la misma policia porque su jóven no regresaba temprano a casa. Todavía eran las ocho de la noche, para cualquier jóven en realidad aún es temprano, pero no para sú joven. Ella sabía lo que esto significaba y no dejaba de marcarle el celular esperando una respuesta y derrepente oyó el golpeteo a su puerta. No lo dudó ni un segundo y corrió a abrirla.

Ahí lo veias al chico que venía muy tranquilo con una bolsa de chetos en manos y para nada sorprendido.

-Freddy Alfonzo Venegas Andrade, ¿estas son horas de llegar jovencito? -habló entonces la madre con un tono enojado mientras observaba como su hijo ingresaba a la sala tranquilamente-.

-Eres una exagerada -le contestó pero sin siquiera girar a decirselo en la cara-.

Eso desconcertó a la madre de Freddy.

-... No eres Freddy.

-Felicidades Martha. -se gira a verla- Finalmente parece que has aprendido a diferenciar nuestro tono de voz.

-No es el tono, es cómo hablas.

-Si, como sea. -se gire y sigue caminando- Encenderé la tele y ya no hables, tu simple presencia arruina este día.

-Deja en paz a mi hijo. -le habló con enojo- Te lo ordeno.

Entonces el chico se detuvo.

-¿Ahora te crees en el derecho de poder darme ordenes?

Tanto Martha, la madre de Freddy, como el ya conocido como "el parasito" o "la sombra", se tenían un gran odio. Por parte de la mujer, temía por la seguridad y bienestar de su hijo, por parte de la sombra, sentía un odio inexplicable que le era difícil de entender, de cualquier forma no es como que hubiera aprendido a sentir otra cosa que no sea negatividad, odiaba su voz, su forma de habla e incluso su simple presencia. Si decidió volver a casa antes de las nueve fue por el mero hecho de que el cuerpo estaba agotado de tanto caminar sin rumbo alguno.

Ya se había gastado todo el dinero en un acarde donde se quedó jugando por horas en las máquinas y lo que le había sobrado ya lo había gastado en los chetos que ahora sentía asco en comer.

La simple presencia de Martha hacia que él recordara el asco y odio que sentía ante la vida que tenía y debía soportar.

-Estas bajo mi tutela aunque eso no nos guste a ambos, así que si. Entre tú y yo muchacho, las ordenes vienen de mí.

Tenía una ira contenida dentro, como queriendo gritar, decirle las cosas más horribles que pensaba de ella y que quería decirle.

"Tu me dijiste que soy un parásito. No soy tu hijo y mucho menos algo que quieras cuidar. ¿Por qué entonces cuando más te comviene, quiéres tratarme como a un crio tuyo? Sabes que no lo soy y jamás lo seré."

Ese fue el pensamiento que se le vino a la mente pero no pudo dejar salir las palabras de su boca, en vez de eso sólo acortó todo diciendo.

-Te odio.

Y aunque ella sabía que quien le hablaba no era su hijo, tenía un sentimiento encontrado con sólo oir esa palabra saliendo de él.

Las emociones, era algo que él no entendía, por lo que para él todas estas eran una tormenta en medio de la marea que trataban de ahogarlo y él sólo nadaba tratando de salir de entre las inmensas olas que trataban de hundirlo. No entendía porque el clima era así de cruel con él, pero los relampagos que se oian, eso era lo único que entendía de toda esa marea.

-No me hables ¿quiéres? -dijo forzando una extraña sonrrisa en su rostro- Te oyes ridícula hablando así. -empieza a reir- ¿Realmente crees que puedes decirme lo que tengo que hacer? JA. Agradece que traje de vuelta a tu hijo a casa, -se gira a mirarla- porque podría simplemente no haber vuelto. Cuidado con tus palabras Martha, no querras que algo malo le pase a tu hijo ¿verdad?

A ella le aterraba, no quería demostrarlo pero muy en el fondo le tenía miedo, sobre todo cuando él le sonrreía así, con esa sonrrisa de loco y sin miedo. No pudo decirle nada más, definitivamente él tenía bajo contról la situación, temía por su hijo y estaba algo tranquila al saber que volvió a casa pero esa amenza por parte de la sombra le devolvió ese miedo.

¿Él era capáz de hacerle daño a su hijo? Tristemente la respuesta era... Si.


-Eso me gusta, tu silencio. -habló entonces el chico- Tan agradable que puedes llegar a ser sin decirme ni una sola palabra. Bien, si que amas a tu hijo. Ahora si quieres que cene más te vale no me molestes mientras veo la televición, ¿te parece?

El chico vuelve a caminar rumbo a la sala.

-... ¿Hasta cuándo...?

Él chico vuelve a detenerse desconcertado.

-¿Hasta cuándo estarás despierto?

-... Te dejaré que hables con él en el desayuno, -habló un póco más calmado- ¿suena justo?

-Si.

Dicho esto, el chico se hechó en el sofá a ver la televición, dejando a la madre parada en medio de la oscuridad.

Dejandola con un dolor que nadie podría sanar y un miedo que no se podría calmar.

* * *

Día 09 de marzo del 20XX, 7:20am

Era lo que parecía ser un hermoso amanecer de un sábado cualquiera. El jóven de cabello castaño decidió aprovechar en levantarse muy temprano para hacer algo productivo. Fue al baño donde decidió darse una tranquila ducha y luego vestirse, no sin antes despeinar un póco su, según él, perfecto peinado.

Todo lo hacía tarareando, no dejaba de hacer ruido por donde iba. Parecía estar tarareando una de las canciones de esa banda favorita suya.

-Oh, ¿qué pasó aquí? Ahora todos quieren ir ya contra mí~

Se oyó como este cantaba hasta la cocina.

Lo que a cualquiera le daría gracia o al menos algo de alegría sólo despertaba los nervios de Martha, la madre de Freddy.

Ella sabía bien que Freddy no contaba, sabía que su hijo era algo tímido respecto al canto. Además, el tono de la voz y la fuerza con la que cantaba, ya le daba la señal de que quien seguía presente no era su Freddy.

¿Por qué aún él tiene el contról?

No podía concentrarse en preparar un desayuno, ya eran las nueve de la mañana para ese momento.

Ahí venía el chico, llegaba a la mesa del comedor mostrandose tranquilo y aparentemente con un mejor ánimo. Se sentó en la mesa donde ya todo estaba preparado y se quedó observando el sandwich que le habian preparado a Freddy, luego alzó la mirada sólo para encontrarse con que Martha se había sentado en frente suya.

-... ¿Esperas que coma esto? -preguntó mostrando desagrado-.

-Dijiste que me ibas a dejar hablar con Freddy en el desayuno -le contestó con un tono molesto-.

-¿Eso dije? -habló mostrando desinteres antes su promesa dicha la anterior noche- Tengo una pésima memoria y lo sabes.

-Dejame hablar con él.

-No quiero.

-Escuchame bien parásito, -dijo poniendose de pie- dejame hablar con mi hijo ahora o si no...

-¿Si no, qué?

-Juro que en cuanto sepa como desacerme de tí-

-Vas a hacer que desaresca y no vuelva -interrumpió y completó el chico-. Buscate una mejor amenaza, es obvio que no pueden deshacerse de mí.

Dicho eso, el chico agarró una taza y le hechó chocolaté en polvo y leche.

-Eso crees, pero yo creo que finalmente encontramos a la persona indicada que nos dirá finalmente lo que eres y como sacarte de nuestras vidas. Sólo así mi hijo tendrá una vida normal y segura finalmente.

-¿Vida segura? -procede a tomar un póco de la chocolatada de su taza- Sin mí, creeme que el inútil de Freddy no sobreviviría.

-Él está en peligro contigo, siempre lo metes en problemas.

-¿Y tú no?

-Yo sólo busco su bienestar.

-Tú sólo lo sobreproteges.

-¿Tú que sabes de proteger?

-¿Tú que sabes de si tu hijo está seguro a donde va, si está a salvo y quienes lo rodean no le harán daño? -habló entonces con seriedad- Ni siquiera estas presente todo el día y andas de viaje en viaje y no sabes si quiera si- Martha, -cambia su actitud- ¿por qué eres tan aburrida? En serio, arruinas mi mañana perfecta -dijo finalmente quitando la seriedad de al principio-.

-¿Tu mañana perfecta? Esta no es tu mañana, este no es tu desayuno y ni siquiera debería estar aquí.

-Me importa una mierda -dice para luego darle un sorbo a su chocolatada-.

-¡Dejame hablar con mi hijo! -le gritó entonces Martha-.

El chico ni siquiera parece asustado con sus amenazas, no es como que si quiera supiera lo que es sentir miedo o vergüenza alguna. Sólo terminó de tomar esa leche con chocolate de la taza para finalmente dar una respuestas.

-Treinta minutos, -respondió- pero luego los cobraré.

Dicho esto, él cerró los ojos para luego, de unos extraños movimientos que hizo con las cabeza, este los abriera y su mirada cambiara drásticamente. Sus ojos estaban como siempre, se tocó la cara y secó unas cuantas lágrimas que no pudo evitar derramar a penas tomó conciencia.

-¿Freddy? -preguntó entonces sus madre, quien se puso de cunclillas para mirarle a los ojos- ¿Estas bien?, respondeme hijo.

Ella ahora le hablaba con calma y dulzura, tratando de no alterarlo o hacerle sentir mal al respecto.

-Yo... estoy bien. -contestó algo desanimado.

-¿Cómo es que perdiste el contról tesoro?

-No, má yo...

Pobrecillo el tesoro

Oyó al de su mense hablar con alta molestia y sarcásmo.

-Yo llegue a un acuerdo con él y...

-¡¿Un acuerdo?! Freddy sabes que no puedes dejarlo salir, ayer no sé a donde te ha llevado pero regresaste después de las ocho. Era muy tarde para tí cielo.

-Estoy bien. Él no hizo nada malo, al menos no aún.

-¿Estas seguro?,¿no te duele algo?, ¿no tienes frio o sientes algún mareo?

-No, de hecho no.

-¡¿Tienes hambre?! -preguntó ya finalmente mostrano la preocupación que tenía hacia su hijo, entregandole el sandwich que la sombra había rechazado-.

-Gracias -respondió Freddy entonces y tomó el sandwich-.

-Por favor dime que ya no va a regresar.

Mejor ya ni se lo digas

-Es que... el acuerdo era que tenía hasta hoy en la tarde para... merodear por ahí a cambio de que no me fuece una molestia en la escuela y él ha respetado su parte así que...

-Hijo, no puedes dejar que ese maldito demonio te manipule, a lo mejor no piensa devolverte tu cuerpo. Sabes que no puedes confiar en él.

Y Freddy sólo lo miraba, veía como la sombra le observaba con indiferencia, pues él sabía que si Freddy no le hacia caso las cosas serían peores.

-Ya lo sé, pero... Prefiero no enojarlo por ahora, además, -mira en dirección a donde él podía ver a la sombra- quiero creer que esto puede compensar el hecho de que más tarde debemos ir a... ya sabes.

-Hijo... no lo dejes. No soporto verte así, no puedo. -se levanta- Sabes que él me odia, sólo quiere alejarme de tí.

-No temas mamá, no creo que piense en salir hoy así que... sólo ¿Puedes aguantarlo unas horas más? Por favor. No quiero pelearme con él ahora.

-Lo voy a intentar.

-Sabes que hacer para que no se vaya, a él le gusta ver la televisión y dale unas hojas para hacer garabatos, además, esta tranquilo esta mañana, no va a ser problema. Confia en mí.

-Yo confío en tí, pero en él. En él nunca podría confiar.

* * *

Por tantos años al compartir un cuerpo, ya cada uno se conoce demasiado bien. Freddy sabe cuando "el parásito" está tranquilo. Se le ve molesto casi siempre pero cuando no piensa en gritar o armar una escena y sólo se limíta a respuestas cortas y el sarcásmo, o simplemente no levanta la voz, es porque él realmente no tiene ánimos en ese momento como para enojarse y es mejor que asi se quede. Parecía que la mañana había sido favorable, a él le gustaba pensar que esa vida era suya y el simple hecho de levantarse y darse un baño, algo que es muy cotidiano, de alguna manera le daba un buen ánimo. Pero eso sólo lo sabía Freddy, ¿sino cómo creen que muchas veces lo ha tenido bajo contról cuando más jóven?

Ahí lo veias, el chico miraba sólamente caricaturas o concursos de talentos, le gustaba las películas animadas o de musicales pero nuca hablaba de lo que veía. Aveces se quedaba de rodillas sobre la alfombra del suelo de la sala y se apoyaba en la mesa del centro donde tenía consigo casi siempre hojas de papel en blanco, donde él agarraba vários lápices y colores, y garabateaba. Al menos a simple vista eso parecía, ya que nunca nadie llegó a ver que era lo que terminaba haciendo con esos trazos ya que finalizada la acción, tomaba el papel, lo observaba y luego lo rompía y arrugaba en una gran bola de todos los papeles que rompió.

Freddy nunca llegaba a ver lo que este hacia, ya que siempre se enojaba si intentaba mirar, aunque tiene vagos recuerdos de la niñez donde su sombra solía dibujar lo que veía en la televición y luego le mostraba su resultado, al menos lo hacía hasta que un día Freddy le rompió un dibujo suyo diciendole que era horrible. Él trataba de demostrarle como es que se sentía cuando "él" arruinaba sus amistades y lo dejaba en ridículo frente a todos, además de que cierta persona le sugirió hacer eso para demostrarle a su "parásito" que él era quien estaba al mando. Freddy no recuerda muy bien cómo fue que ocurrió ese hecho.

Y claramente, eso no le funcionó.
Otra mala recomendación de su antiguo psiquiátra, Wiliam Afton.

Las horas pasaron y aunque en realidad el chico quería escaparse de casa y salirse con la suya, no lo hizo.

Martha no le molestó, aunque se le quedaba viendo de lejos mientras revisaba unos papeles de su trabajo.

Si, se sentía vigilado.

Si no salió fue porque incluso Freddy, que estaba conciente ya que le entregó el contról a voluntad, no le decia nada.

Por lo que no podía decir que se sentía completamente solo, ya que lo vigilaban, no estaba aburrido, pues ver la televisión no es algo que comúnmente pueda hacer y a parte estaba garabateando, algo que le gustaba hacer y gracias a que veia un programa de talento en canto, no se sentía en completo silencio. Las risas falsas que ponian cuando los presentadores hacian chistes se le hacian incomprensibles pero curiosas.

Y cuando un concursamte era admitido para seguir en la compentencia sólo contemplaba como esa persona se alegraba, reia o incluso lloraba. Por lo que él dejaba de garabatear sólo para prestar atención a ese momento.

¿Qué es sentirse... emocionado?
¿Qué es ganar?
¿Cómo se siente ganar?

Pero no decía nada, él había estado en silencio durante todo ese tiempo y cuando llegó la hora del almuerzo, Martha sólo le dejó un plato de spagueti en la mesa sin decirle nada. Él simplemente lo recivió en silencio sin siquiera mirarla, realmente no quería ni hablarle.

Ella sólo se aseguraba de que se comiera todo, no quería que su hijo tuviece hambre luego. Siempre le preparaba fideos cuando se trataba de el "parásito", lo hacia porque era uno de los póco platillos que este aceptaba comer y sin quejas, talvez porque los fideos son suaves o es el simple hecho de que le gusta hacer giros con el tenedor y no debe cortar nada con un cuchillo... Tampóco es que a ella le agrade la idea de darle un cuchillo, aunque fuece uno sin filo, el sólo pensarlo le daba miedo.

No pasó mucho rato para que se oyera como celebraban en el programa a un concursante, un pequeño niño que había cantado en el escenario y cómo luego mostraban que su familia lo felicitaba y este lloraba de felicidad.

La sombra sólo tomó el papel que había estado garabateando en la mesa y empezó a romperlo, arrugandolo y juntandolo con otros papeles hasta generar una bola de papel roto. Pero no parecia satisfecho con lo que acababa de hacer, así que tomó la última hoja de papel que le quedaba y empezó a trazar con un color marrón sobre esta.

Freddy, si el mismo. Había estado dormido durante un buen rato, así que cuando tomó conciencia y vió como es que la sombra había roto otro papel, decidió mirar un póco que es lo que este hacía a continuación, tenía curiosidad, en si ya era sorprendente el hecho de que este no haya intentado huir de casa o meterse en problemas, por lo que finalmente se decidió tratar de ver que era lo que tanto garabateaba con tanta concentración, estaba tan enfocado en ello que ni sintió la presencia de Freddy tan cerca suyo.

En el prograba se estaba presentado una chica que iba a tocar la guitarra y a cantar a la vez. Se le podía ver sonrriente, nerviosa pero decidida, iba tocando la melodía de fondo mientras que la sombra seguía garabateando con fuerza sobre esa hoja, era una fuerza un tanto brusca que hasta se podría decir que parecia dibujar con cierto odio y cada trazo brusco chocaba con otro y empezaban a tomar forma, por ahí algunos trazos que acababan en punta, otros que se juntaban y formaban un espiral, alguna figura conocida y otros formaban objetos.

Freddy no podía creer lo que veía.

En el televisor se veía como la competidora ganaba y daba gracias a su familia y amigos que la apoyaron a llegar a donde está, todos aplaudian y ella sonrreia, luego se mostraba la reacción de su familia esperandola detrás del escenario y como ella corría a abrazarlos.

Los trazos se hicieron cada vez más bruscos y lo que parecía formar un dibujo de alguien ganando un trofeo rodeado de várias personas, terminó perdido en vários espirales de color rojo que pasaron por encima. Algunos rayones negros y marrones y finalmente partió la hoja a la mitad. Fue cuando Freddy se alejó un póco antes de que la sombra se diera cuenta de que había visto algo si quiera.

Ahora sólo rompía y arrugaba la última hoja de papel, haciendo hací una pelota de papel garabateado.

-¿Por qué mirabas? -preguntó entonces-.

-Yo no vi nada -respondió Freddy entonces-.

-Por supuesto y yo no noto cuando estas mintiendo -respondió enfadado-.

-...Sólo vi que lo rompiste, es todo.

El chico guardó los colores, tajador, borrador y lapiz en una cartuchera de cuero vieja, algo desgastada pero a la vez tratada con cuidado. Tenía escrito con un plumón permanente negro el nombre de A.Venegas. Terminada la acción, procedió a ponerse de pie y sentarse en el sillón con la bola de papel en manos, luego fijó su vista en el relój sobre el televisor que marcaban las tres cuarenta y cinco.

-¿Realmente debemos ir? -preguntó-.

-Tenemos que ir.

-El anterior te sometió a terapias y pruebas de porquería, ¿por qué piensas ir ahora? Sólo pasaremos por el mismo infierno y otra vez voy a tener que pelearme con otro adulto.

-Ella no parece que vaya a querer pelearse.

-Yo no confio, todos son iguales, para ellos sólo somos un maldito experimento.

-Sólo quiero que esto termine o mejore y si no funciona... ¿crees que llegando a acuerdos las cosas podrían mejorar?

-No, muy en el fondo deseas una vida normal y todos a quienes conoces de mucho sólo quieren que me vaya al carajo. Esta vez me comporté sólo porque ayer pude ir a conocer el lugar y hoy la mera presencia de Martha me quitó las ganas de salir, además, seguramente ni me dejaría ir a algún sitio, es por eso que quería pasar un día en la escuela y no creas que no te lo quitaré, estas advertido.

-Para andar amenazando, aún así, hoy estas muy tranquilo.

-Hoy se estrenaba la nueva temporada de este programa -dijo poniendose de pie y señalando al televisor-.

-¿El de "Voz con Talento"? Aún no entiendo cómo es que te gusta, no te veo muy concentrado en lo que ocurre.

-No necesita tanta concentración tampóco, -dice tomando asiento en el sillón- sólo es gente cantando bien o mal.

-Tampóco es que te rias de la comedia que ponen o te emocione que gane alguien, sólo lo dejas ahí mientras... ¿dibujas?

-Si viste lo que hice entonces.

-Ya te dije que sólo vi que lo rompiste.

-Ya te había dicho antes que no mires nada de lo que raye.

-¿Por qué no? Cuando tuve que dibujar para el trabajo de ayer tu no dejabas de criticarme, ¿por qué no puedo hacer lo mismo?

-Porque tu dibujo era horrible y estaba mal hecho.

-Para tí todo lo que haga esta mal. ¿Pero si tu haces algo mal no esta mal?

-Sabes algo, estaba mejor sin escuchar tu irritante voz.

-Bueno tú fuiste quien inició esta conversación en primer lugar.

-Viste lo que estaba haciendo, ¿por qué veias lo que estaba haciendo?

-Ya te dije que no vi nada.

Mientes! -gritó poniendose de pie-.

Desde el comedor, la madre de Freddy observaba en silencio lo que ocurría, por obvias razones a Freddy no podía oirle pero si lo que "el parásito" le decía.

-Si no te cayas juro que clavaré este maldito tenedor en tu brazo, vas a colmar mi paciencia. No, no. Primero me porto de forma calmada y luego me reciven con gritos y ahora resulta que ni siquiera puedo dibujar, digo hacer rayones en unas estupidas hojas solo. Ah, no te hagas el listo, claramente soy más fuerte que tú, no podrías salir a tiempo. ¿AH, Quiéres apostar?

Eso último lo dijo mientras colocaba el tenedor sobre su antebrazo izquierdo. Por ende Martha se levantó rápidamente de su lugar y caminó rápidamente a la sala.

-¡Deja eso! -le gritó-.

Eso sólo hizo que la sombra clavara con fuerzas en su brazo el tenedor, claramente este tenedor no tenía puntas filudas y la duerza que ejercía el chico era débil, también debido a que Freddy luchaba desde dentro para detener tal acto. Finalmente Martha logró tomar el mango del tenedor y quitarselo, dejando sólo la marca irritada de lo que intentó hundir sobre su piel.

-¡¿Qué crees que haces?! -le gritó entonces Martha-.

-¡Incluso si me comporto como los dos desean aún así son una mierda!

En un impulso de ira, Martha empujó al chico contra el sofá, donde este cayó sentado, no por suerte, sino porque aunque la madre de Freddy quiciese darle una lección a ese chico, seguía hablando con un ente que se encontraba en el cuerpo de su hijo.

Ella nunca le haría daño a su hijo.

-No por sólo comportarte bien por unas horas va hacer que te perdone por lo que por años nos has hecho sufrir. Además, trataste de hacerle daño, con un tenedor, sin motivo alguno.

-Motivos los hay. Tengo muchas razones para enojarme, pero tu no puedes oir nada de lo que pasa dentro de esta mente. ¿Crees que esto lo hago por mera diversión?

-Todas las cosas que has hecho no tienen una buena razón. Wiliam decía que sólo hacias todo para dejar mal a Freddy y claro que me contaba sobre las horribles cosas que decias y tus razones para hacerle daño a los demás. Tus únicos motivos para ser como eres son por el simple hecho de arruinar la vida del cuerpo que posees, eso es lo que hace un parásito.

-Bueno... Talvez si sea un parásito, no importa lo que haga, sólo vas a creer en las estupideces que dicen esos doctores, ¿no es así? Él era el peor, sólo buscaba provocarme, sólo quería ver como reaccionabamos a cosas tan absurdad y a medicamentos inútiles que no servian para nada. -se pone de pie- ¿Realmente crees que soy el enemigo Martha? No sabes nada y sólo crees en las mentiras de los demás.

-Mi hijo no miente, no a mí. Y no necesito creer en nadie más, yo eh visto várias cosas que has hecho en todo este tiempo, no necesito más pruebas -mira el tenedor que le había quitado- tengo las necesarias. Ahora, son más de las doce, ¿qué no era que su acuerdo acababa al medio día? ¿Puedes irte ya? Necesito que Freddy se aliste para ir a la cita de las cinco.

-La va a pasar mal y va a ser por tu culpa -amenazó entonces-.

-Dejalo en paz.

El chico sólo se giró y cerró los ojos, luego sólo se sintió un ligero dolor de cabeza antes de volver a abrirlos.

-Fue una tontería. -habló entonces mientras procedía a sobarse la sona irritada por la presión ejercida por ese tenedor sobre su piel con anterioridad- Creí que si lo dejaba estar libre un rato más, podría hablar con él y talvez... razonar... Aveces sigo pensando que podría ser distinto pero... siempre termina igual.

-Freddy, hijo... Ya te había dicho que él no es de fiar y tampóco le gusta hablar. Porfavor, ya no vuelvas a hacer un trato con él otra vez, prometemelo.

Día 09 de marzo del 20XX, 4:12pm

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