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FLASHBACK
2014
En la escuela, una niñita presentaba su raqueta de cómo salvar al mundo de la contaminación. Ella toda bien vestida y madura, un fleco pillado dentro de dos hebillas multi coloridas, medias altas hasta las rodillas y una falda larga. Habla súper presumida, pero a la vez inteligente. Al finalizar no hace más que sonreír con los dientes chuecos. —Muy bien, Gigie, excelente trabajo. El que sigue. — Felicita el maestro barrigón desde la izquierda, el escritorio.
La niña deja de sonreír para llevarse presumida su raqueta. Quién sigue es alguien totalmente opuesto. Un niño oscuro de pantalones negros cortos, zapatos colegiales, camiseta blanca. Nació con los labios pintados en negro como si todo el humo que fumó la madre durante el embarazo hubiera causado un efecto secundario en el feto. Mira mal a todos los niños de la clase, sin embargo, no es porque quiere. Es que jamás ha podido practicar los sentimientos.
Coloca la raqueta encima de la caja de presentación. La raqueta contiene una pequeña rata apresada en el cuerpo de un juguete robot enorme. La rata está muerta. Todos los estudiantes respingan indignados. Muchos se encogen de hombros o miran disgustados la obra, obligatoriamente parados tras todos sus pupitres. Incluso el maestro reajusta sus gafas, disgustado. Quién únicamente sonríe es Mew, uno de los mayores en la clase. Permanece impresionado.
—La contaminación jamás se irá. No hay nada que logremos, por más eventos que hagamos para salvar la naturaleza, — Mira de rabillo a la niña que previamente defendía la naturaleza. Esa se indigna pero calla, cruzándose de brazos. Gulf vuelve a mirar para enfrente. —Es mejor prepararnos para el futuro, el fin del mundo, con máquinas que peleen por nosotros. Incluso, se pueden utilizar los cadáveres recién muertos de las personas y ser controlados por una flor llamada Lotus ReMie, poco conocida pero si se exprime su esencia, en adición, añades una porción de ella en el cerebro de alguien muerto....
Le da un toquecito al cráneo del ratoncito.
Tras ese toquecito, hay silencio. Todo el mundo está tenso. Demasiado enfocados en saber qué hará. Sumidos en lo macabro, pero increíblemente realista del prematuro chico.
La rata pega un grito arqueando la espalda con los ojos blancos, endereza tanto su cabeza como espalda y, conectado al robot, hace correr las piernas del robot hacia adelante. Todos pegan un grito horrorizados.
Cuando la rata cae de la raqueta, Gulf la sostiene y se la lleva al pecho. —Estos podrían ser nuevamente sacrificados al finalizar su tarea. La humanidad sería útil incluso tras morir. — Le traspasa el cuello con un palillo de dientes. Filoso por demás.
La rata recibe escalofríos antes de sucumbir a las profundas oscuridades de la muerte... Yace en la mano del chico con la cabeza ladeada. Ojos ciegos apuntando al cielo. Tres gotas de su sangre salpican el educativo suelo.
—Esa es mi propuesta. Gracias por su atención. — No le interesa si los niños o el maestro están de acuerdo, solo le importa haber presentado su opinión. Acuesta la rata-máquina en la raqueta, carga esta contra su pecho, entonces camina hacia los estudiantes. Mew aplaude. Es el único que aplaude. Aplaude rápido, fuerte, le fascina la propuesta. Gulf lo mira serio desde su estancia. Sin saber que a un chico normal como ese le pudiera gustar algo tan espantoso cómo esto.
✩
Minutos Después, lamentablemente el maestro vió eso como un circo de fenómenos y expulsó a Gulf de la escuela. Ahora mismo los padres del mismo parecían una broma. Totalmente lo opuesto a él. La madre tenía el cabello grueso súper alborotado, por si fuera peor, en color anaranjado neón. Ella usando una chaqueta más grande que su cuerpo y tirando la raqueta en el maletero. El progenitor un hombre tan callado como el hierro. Fornido, pero engreído.
—¡¿Por qué eres...?! — La madre no sabe qué decirle exactamente. Solo mira mal al muchacho. —Cuando lleguemos a casa: ¡a tu habitación!
—Siempre estoy en mi habitación. — Responde Gulf en voz baja.
—¡Esta vez sin comida! — Añade el progenitor.
—Solo como de noche..., cuando ustedes se van a dormir.
Engreídos, los adultos suben al auto. Azotando fuerte sus puertas porque es el único modo que creen serán intimidantes. Su hijo no les tiene miedo. Jamás les ha temido, porque ya él lo sabe: No todos los padres están hechos para ser padres. No los culpa, no debe ser algo fácil. A consta, no desea tener otros padres.... Las familias no son más que una debilidad. Ninguna aceptará lo raro que es.
Comienza a caminar, cuando escucha: —¡Espera! — Se congela. Totalmente pausado. Recto por demás, sujetando la maleta colegial sobre su regazo. Voltea atrás notando al chico de la clase. Ese que aplaudió.
El chico se acerca. Seis años mayor que el otro. Toma algunas clases de Gulf por obligación dado a que se colgó el año pasado. Cuando están frente al uno al otro, las hojas otoñales llueven a sus laterales. Cayendo sutiles como los copos de nieves. Muchas hojas revolotean cuales bailarinas durante la caída. Otras brillan en el sol. Solo hay colores tibios como el octubre y un sol color oro.
—Tu concepto es brillante. Quería decírtelo, es una pena que no muchos lo valoren. En fin, nadie valora lo cierto.
—Todos prefieren creer en bonitas mentiras porque es lo conveniente para una vida tranquila. Me alegra que tú no lo hagas.... Tanto, o eso demuestras. — Traga grueso Gulf mirándolo de pies a cabeza, e intentando permanecer neutral. —Lo siento. Ser social es una actividad que no pongo en práctica a diario ni me gusta.
—Está bien, a mí no me gusta tampoco.
—Tienes amigos. Te he visto.
—Tu manera de hablar, — Mew suelta una pequeña risa agradable.
—¿Qué?, ¿Qué tienes con mi manera de hablar?
—Nada malo. Es solo que me parece chistosa. Casi como un robot: muy pausado. Pero me gusta tu tonado, eres un misterio total, Kanawut.
Gulf no supo con exactitud qué lo enamoró más. Si esa sonrisa repleta de brackets, o el interés de alguien “normi” hacia un fenómeno como él.... Pero solo sabe que en ese instante: sonrió. Por primera vez. Aunque fuera una sonrisa labial. Manifestó felicidad.
✩
2023
Ahora llevan dos años casados dentro de un vecindario pacífico llamado, “DreamShine”, dónde las casas son unidas, bonitas y pegadas entre sí. Aunque no la casa de ellos. Oh, eso no. Gulf estudió arquitectura entonces construyó una mansión enteramente negra y con mucha más distancia de los vecinos a los laterales. Sin embargo, frente otra pila de vecinos, claro.
Apenas un adulto Mew se levanta, baña, viste en gabán, sale de la habitación caminando despreocupado, se agacha para evitar el lanzamiento de una hacha. La hacha voló desde los aires y se estancó en la pared. Por una maquinaria construida para cuando Mew salga de la habitación. Los hilos que empujaron la hacha caen al suelo vacíos.
Mew ni se sorprende. Solo sigue caminando normal por el pasillo.
Va a bajar las escaleras, pero mejor se sienta en el barandal de estas y se deja deslizar por toda la curva. Acostumbrado. Mientras se desliza, los escalones se abrieron mostrando kunais filosas.
Las escaleras tienen una curiosa curva, la cual Mew coge sin defectos, hasta el final de la baranda donde pega un saltito y va a la cocina. Se prepará un sándwich con calma.
Va a echarle mayonesa, confiado, cuando le parece extraño tanta tranquilidad.
Saca la cuchara de la mayonesa y el material ha atrapado una pequeña granada a punto de explotar. Mew corre para abrir la ventana a la izquierda. Lanza la granadita desde la cuchara y algo tan pequeño del tamaño de un microchip, explota masivamente en el aire. Haciendo un estallido horriblemente mortal. Sus añicos caen al césped del patio.
—Esta vez me sorprendió. — Admite Mew. Comete un brincoteo de hombros y vuelve a ordenar su sándwich.
Pasados los minutos, a la hora de irse, agarra el pomo de la puerta y permanece ahí. Mira atrás suyo a todas las invenciones de su esposo. Sonríe tranquilo.... —Desearía saber qué te tiene así. — Susurra calmado. —Jamás me han dejado de gustar tus invenciones.
Se va. Paciente.
Tras irse, hay un pequeño silencio.
Luego, se escuchan unas pisadas descalzas y Gulf se asoma fuera del baño vistiendo una pijama azul seda e incluso un gorrito que parece de esos de cumpleaños con una curva fea y un algodón suavecito. Mira triste la puerta. —¿Por qué no te vas...? He hecho de todo para asustarte.— Suena preocupadisímo y estresado. Da una fuerte pisada a propósito y prosigue a subir las escaleras, cuyas maderas se cierran. Permitiéndole el paso.
✩
Perth Lubroski y Chimon Stanks, son un noviazgo reciente. Ambos entran al vecindario en auto. Perth conduciendo bastante animado mientras que su pareja mira todo, sonriente. —Al fin, pudimos dejar la casa de nuestros padres. Hola, vida adulta. — Suspira Chimon.
—Pasaremos tiempo juntos, — Perth le toma una mano para besarle los nudillos uno por uno. Chimon ríe encogiendose de hombros y mira a su novio. —hasta que no nos soportemos y queramos ¡halarnos de las greñas como viejos desquiciados!
Chimon ríe alto a carcajadas. —¡Oye! Eso no es cierto. ¿Cómo podría odiar tu hermosa carita? — Evade la mano del novio para mejor rasgar bajo su mentón. El conductor de tez bronceada sonríe a gusto. Incluso ronronea.
Chimon ríe y sigue mirando fuera su ventana. Viste un mameluco mahón acortado en los talones, un suéter amarillo manga-larga, converse negros y trae el cabello regado en color caramelo. Su novio tiene un recorte típico asiático, una camiseta de botones azul, pantalones negros y mocasines.
El auto de ellos pasa irónicamente al de Mew.
Estos entran al vecindario lo más feliz. Chimon escanea todo. Le resulta agradable ver las personas que están paseando sus perros, llevando los hijos a la escuela, o muchos estudiantes de la prepa caminan juntos hablando, vida normal.
Sorpresa la suya el ver la mansión enorme y única del vecindario. Una mansión monstruosamente grande. Se puede decir que no del todo recta en el pico. Aunque Perth gire a la derecha para entrar al estacionamiento de la casa (a pasos de la mansión) Chimon no deja de mirar.
—¡Llegamos!— Anuncia contento Perth.
—Amor, ¡amor! — Llama Chimon abofeteando suave uno de sus muslos sin apartar la mirada de la ventana. —¿Viste esa casa?
—¿Qué casa, chimpancito?
—Atrás de nosotros. La única casa negra, parece cagada de una nave extraterrestre así como cagan los meteoros ¡fushun! Entonces es lo único exótico aquí.
—Vaya.
—Lo sé, ¿no?
—Amor, los extraterrestres no cagan meteoros. Se les volarían los cuerpos, retractate antes de que vengan a buscarte ¡en la noche!
Le hace cosquillas bajo las axilas y Chimon aparta la mirada entre carcajadas. —¡Okay, okay! Me retracto, ¡ya!
Se miran así sin distancia entre ellos. Confiados. Perth deposita un besito en sus labios entonces se baja del auto. —Bajaré las maletas.
—Voy ahora. Ni pienses que lo harás todo ¡tú solo! — Avisa alto cuando Perth ha salido corriendo. Quiere hacerse el héroe como siempre. Mucho más ahora que comenzarán su fase de “roomies” en esta casa.
Chimon suspira con las ocurrencias del novio, pero igual se baja para rodear el auto y llegar al maletero.
Bajan las maletas, cuando escuchan un enorme estallido que los hace girar sobre sus hombros escandalizados. Hiperventilando ante el sonido. Miran la mansión de enfrente.... Curiosos por montón.
—¿Qué rayos habrá sido eso? — Pregunta Perth.
—Lo mismo me pregunto. — Traga grueso Chimon.
*N/A: Jajajaja damos comienzo a esta historia no muy larga, pero sí bonita y extraña “HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE” ¿Por qué Gulf hace esos inventos?, ¿Cuál es su propósito? ¿Se aman todavía? (Ya sé la respuesta, pero quiero probarlos jajajaja) Otra aventura da comienzo y sean bienvenidxs a ella😘😘💖*
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