Lección 6
Cómo tratar de socializar
JiMin estaba desde las once de la mañana mirando por la ventana de la sala el parque que quedaba a unas cuadras del departamento de YoonGi, se había dado cuenta de la existencia de ese parque esa mañana cuando un pájaro se asomo por la ventana y salió volando justo cuando JiMin trató de acercarse. Así que ahora, el robot se encontraba viendo cómo varias personas caminaban sin rumbo aparente, a los perros correr de un lado a otro con sus dueños, y también veía una pequeña construcción de colores que le llamó la atención, en donde todos los niños se concentraban, todos escalando o corriendo alrededor de ella.
Un bostezo se hizo escuchar por la casa y JiMin se giró, viendo como YoonGi salía de su cuarto recién despierto. Sus ojos se cruzaron y YoonGi hizo una mueca de verdadera confusión, mezclada con espanto.
—Ah... —se rascó la nuca y se estiró—, a veces olvido que estás aquí —se explicó, dejando su mano en su cuello y mirando con atención al robot—. ¿Buenos días? —enarcó una ceja.
—Buenos días —dijo y se volvió a girar hacia la ventana, el mayor enarcó una ceja.
—¿Qué estás viendo? —se acercó unos pasos—. Espero que no estés planeando tirarte por la ventana, no creo haberte hartado tan rápido.
JiMin claramente no entendió el chiste y decidió responder su pregunta.
—A esas personas —apuntó con su dedo hacia el parque, YoonGi miró sobre su hombro y una vez que notó de lo que hablaba el menor, hizo una mueca con los labios.
No, YoonGi no estaba del todo entusiasmado con vestirse y bajar a sentarse en el parque pero sabía que si el robot era capaz de seguirlo a todos lados, nada lo detenía de mirarlo con ojos fríos esperando que le dijera que sí podrían ir, y él no quería tener que soportar eso.
—¿Acaso quieres ir? —lo miró y JiMin le devolvió la mirada, asintiendo junto con una sonrisita.
YoonGi volvió a mirar por la ventana, la cantidad de personas que había no era tanta, sin embargo, había un montón de niños y él no era la mejor persona del mundo si se trataba de esos pequeños engendros.
—¿Quiere quedarse aquí como todos los días, sin hacer nada productivo?
YoonGi frunció ligeramente el ceño, encarando al rubio que lo miraba sin expresión de culpa o arrepentimiento por lo que acaba de decir.
—¿Eso no es un poco irrespetuoso? —enarcó una ceja—. Hasta donde sé, deberías ser como un perrito amaestrado.
—Sólo estoy diciendo la verdad y no soy un perrito —explicó, el pelinegro se cruzó de brazos—, cualquier persona se aburriría o al menos eso tengo entendido, usted es alguien bastante único, Hyung —finalizó, volviendo a mirar por la ventana.
El pelinegro no sabía muy bien como tomar eso, por un lado le dijo "único" que para él es un halago, pero por otro lo llamó "aburrido". Soltó un suspiró y se separó de la ventana.
—Primero, es mejor que comiences a ser más respetuoso —comenzó, JiMin lo miró de inmediato—, no siempre se le dice a todo el mundo lo primero que piensas de ellos.
—¿Por qué no? —frunció sus cejas en confusión.
—Porque... por ejemplo, quizás pienses que alguien es un inútil, pero no puedes decírselo, porque cuando no tienes tacto puedes herir los sentimientos de los demás.
—¿Le hirió sus sentimientos que le dijera que usted es aburrido? ¿Le duele?
YoonGi frunció los labios nuevamente.
—JiMin, sólo no digas cosas así.
El robot asintió y procesó lo dicho.
—Ahora, deja que me cambie de ropa y vamos al dichoso parque.
JiMin sonrió y asintió—. Yo lo espero aquí.
YoonGi se detuvo y miró al rubio, analizándolo.
—Quizás deberías ponerte otra cosa...
—¿Por qué debería? —preguntó con duda—. Ayer usted me dijo que no era importante cambiarse de ropa.
—Íbamos a la tienda, no era importante que te vistieras decente —decía mirando el atuendo casi de hospital que cargaba el otro encima, junto con aquellos zapatos blancos que realmente parecían pantuflas.
—No lo entiendo... —JiMin miró su ropa y frunció sus cejas en completa confusión—. Hyung, ¿por qué a veces las personas salen con pijama y por qué otras veces se visten bien? ¿Vestirse bien significaba algo bueno? ¿Vestirse mal significaba algo malo? Tampoco tengo más cambios de ropa...
—JiMin, no preguntes tantas cosas —lo paró mostrando ambas palmas, esperando que se relaje, el robot cerró la boca—. Eso honestamente no sé cómo explicártelo, son cosas de la sociedad —se encogió de hombros.
—¿Las "cosas de la sociedad" no tienen explicación? ¿Sólo son así?
El pelinegro suspiró.
—Sí, JiMin —le dijo, quizás había un poco más que explicar pero siendo honesto, YoonGi tampoco sabía qué más decirle. JiMin no parecía menos confundido, y le dio algo de gracia que esa fuera la mejor expresión que el robot hubiera aprendido hacer—. Ven, creo que puedo prestarte ropa, somos casi del mismo tamaño.
JiMin pareció olvidar sus conflictos y se acercó sonriente al mayor—. ¡Muchas gracias YoonGi Hyung!
—Sí, sí. Sólo apúrate antes de que me arrepienta —le sonrió.
[☀]
—¿Seguro que sabes cómo ponerte la ropa? —preguntó el pelinegro al lado de la puerta de su habitación con un poco de estrés, el contrario llevaba metido ahí alrededor de quince minutos y sus ganas de salir habían desaparecido—. ¿JiMin? —se acercó a la puerta para entrar, pero esta fue abierta y el rubio salió sonriente.
—Listo —YoonGi lo miró de pies a cabeza.
JiMin tenía el suéter a rayas mal puesto con un brazo que ni siquiera estaba metido en la manga, los pantalones se le caían porque no estaban abrochados y ni siquiera traía los zapatos puestos. El pelinegro suspiró, su primer impulso fue reírse pero estaba tan frustrado en ese momento que no lo hizo, miró a JiMin con reproche y este desapareció su sonrisa al no ver una reacción positiva.
—Entonces no sabes ponerte la ropa, hubieras comenzado por ahí —bufó YoonGi, acomodando el suéter y abrochándole los pantalones al menor, quien miraba todo con atención. Cuando terminó, el mayor fijó sus ojos en los del contrario—. Dime que al menos te sabes poner los zapatos.
—Uh... —JiMin desvió sus ojos hacia la derecha, y YoonGi volvió a suspirar—. Lo siento.
—Un "lo siento" no te pone los zapatos JiMin, quizás a la próxima podrías avisarme para ahorrarme todo esto —dijo con fastidio, caminando hacia su cuarto para buscar un par—. Ahora ni siquiera quiero caminar...
—Pero podemos no salir si no quiere —le dijo, pero YoonGi había regresado con el par.
—No, olvídalo, ya me vestí —se agachó—. Levanta el pie derecho —el robot lo hizo de inmediato y YoonGi batalló un poco para ponerle el zapato, bufando hasta que finalmente lo logró y ató las trenzas.
En otras circunstancias, se habría reído, porque los pies de JiMin eran realmente pequeños.
—Hyung, le dije que no debemos salir si no quiere, no quiero obligar...
—Pie izquierdo —JiMin lo levantó y cuando YoonGi terminó, se levantó—. ¿Viste como se pone?
—Sí —asintió de inmediato.
—Entonces ahora sí sabes ponértelo, vamos.
Ambos salieron del edificio a pasos calmados, JiMin sostuvo la chaqueta de YoonGi para no perderse y a un par de cuadras se encontraba el parque. El pelinegro miraba todo con cansancio, sus lentes de sol bien puestos para que sus ojos estuvieran bien y el robot mirando todo con curiosidad, señalando lo que consideraba interesante.
—Hyung, ¿qué es eso? —preguntó una vez que se encontraban en el centro del parque, señalando la pequeña construcción colorida que había visto desde la ventana de la casa.
—Un parque infantil, ahí juegan los niños pero... oye, ¿a dónde vas? —lo siguió, un tanto molesto porque no lo había dejado terminar.
—Quiero ver más de cerca —y siguió caminando, entrando al área de juegos donde todos los infantes se le quedaron mirando por unos segundos, curiosos y confundidos porque había un adulto ahí—. ¡Hola! —sonrió—, soy JiMin —se inclinó un poco.
—JiMin —lo agarró del brazo, apartándose un poco—. Son niños, esta no es zona de adultos, puedes mirar, pero no jugar con ellos.
—Pero Hyung, no soy un adulto, soy un robot —dijo como si fuera lo más lógico.
—Pareces adulto y eso es suficiente, a los padres no les va a gustar —explicó, tratando de evitar las miradas de los padres que comenzaron a hablar entre ellos—. Creo que tampoco fue una buena idea —estaba comenzando a sentirse nervioso—. Vamos a caminar por otro lado...
—¡Es un robot! —señaló un niño.
Todos los niños cambiaron sus expresiones y se acercaron con curiosidad hacia JiMin, YoonGi terminó siendo apartado.
—Joder —murmuró, colocando sus manos dentro de sus bolsillos, mirando a todos lados viéndose más nervioso de lo que planeaba. Si se metía en problemas JiMin iba a ser el culpable.
Sin embargo, el robot caminó directamente hacia los padres ya que los niños parecían querer presentarlo y así lo hizo, provocando que el corazón de YoonGi latiera en pánico, sus pies se congelaron pero se quedó estupefacto cuando el robot pareció llevarse bien con ellos, provocando un par de risas y que le contestaran con amabilidad.
Sin embargo, se dio cuenta luego que los padres solo estaban fingiendo, sus sonrisas desaparecieron cuando el robot se giró y los murmullos entre ellos continuaron. YoonGi estaba ahí observando todo, sintiendo sus manos picar y sus nervios provocaban que sus pulmones no tomaran el suficiente aire. No había sido una buena idea, definitivamente no lo había sido, todo el mundo lo estaba mirando, podía sentirlo.
—¡JiMin! —el robot lo miró, estaba a punto de sentarse en un columpio—. Vayámonos.
—Pero a los padres no les...
—Ya me oíste —lo tomó de la muñeca y lo alejó de los niños quienes se quejaron al momento de ver que su nuevo amigo se alejaba.
Qué día de mierda.
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