Lección 47
Cómo desvelarse por un buen motivo.
Lo primero que vió JiMin al abrir los ojos fue el peluche que se había ganado aquel día en el centro comercial, pero no había rastro de YoonGi. No se demoró en analizar mejor la habitación y con una expresión de confusión se levantó cauteloso de la cama al darse cuenta de que estaba vacía. Así mismo, notó la puerta abierta del armario, así que finalmente caminó hasta la sala.
JiMin ladeó su cabeza en confusión cuando se encontró con YoonGi sentado en la mesa, sus dedos sobre el teclado de lo que parecía ser un piano pequeño y sus audífonos puestos sobre su cabeza. De sus labios salía una canción suave, casi murmurante y sus ojos estaban casi cerrados, quien sabe si era por el mismo sueño o por la concentración.
JiMin se preguntó cuánto tiempo había estado ahí sentado, cuánto tiempo de sueño tuvo y por qué aún no había notado su presencia. No dudó en caminar un par de pasos hasta acercarse lo suficiente y antes de que pudiera quitarle los audífonos, YoonGi se dio cuenta de que JiMin estaba a su lado. Le dedicó una mirada con ojos cargados de ojeras y una sonrisa que lucía como una disculpa.
—Lo siento —finalmente dijo, los audífonos cayendo sobre su cuello.
—¿Por qué lo sientes? —preguntó de inmediato.
—Porque no he dormido nada componiendo una canción y sé que odias que no descanse lo suficiente —explicó, uno de sus puños se levantó para restregar su cansado ojo derecho y JiMin formó una pequeña mueca con los labios.
—No me enojaré si vas a descansar ahora —dijo, acercando su mano al puño de YoonGi para apartarlo de su cara—. No te hagas eso en el ojo, te harás daño —YoonGi rió.
—Está bien... —bostezó, estirando un poco su agotada espalda—. ¿No quieres oír lo que llevo hasta ahora?
JiMin pareció pensarlo un par de segundos, se le notaba en su expresión que no estaba contento con las pocas horas de sueño del pelinegro pero pareció entender muy rápido que, después de todo, YoonGi se había esforzado, aunque no de la manera correcta.
—Está bien —sonrió.
—Bueno, como introducción, esta canción la tenía en mi cabeza hacía un tiempo, pero no sabía qué melodía ponerle —comenzó y movió el cursor sobre la pantalla de la laptop para darle play.
Una melodía suave llenó la sala mientras JiMin miraba con curiosidad como la cabeza de YoonGi se movía suavemente al ritmo que no sonaba como JiMin hubiera esperado. Decidió entonces seguir el ritmo tal y como lo hacía el pelinegro, descubriendo los matices diferentes que cargaba la dichosa canción que le había provocado un desvelo al hombre.
—No suena como un piano —dijo suave cuando terminó.
—Es que esto no es un piano, es un sintetizador —explicó, dedicándole una sonrisa cálida a JiMin—. Puede sonar como un piano, pero también puedes experimentar con los sonidos y esto fue lo que salió. Me gustaría agregarle más instrumentos, como un violín, pero esto es lo que tengo por ahora —se encogió de hombros—. Además, no creo que sepas tocar el violín, ¿o sí? —enarcó una ceja, un tanto divertido.
—No debe ser tan difícil —continuó, provocando una risa de parte de YoonGi y se acercó un poco, inclinándose hacia la pantalla de la computadora para entender mejor la canción—. ¿Y la letra? —preguntó, girándose para mirar con atención cómo el hombre se levantaba de la silla, masajeando su cuello con su mano derecha y bostezando nuevamente.
—Está lista, aún no la grabo porque no quería despertarte, pero ya la tengo —se acercó a JiMin, plantando un pequeño beso sobre su frente y tomándolo de la cintura—. Y creo que la llamaré "So Far Away".
JiMin miró con atención los ojos de YoonGi, notando las ojeras que se habían formado y la manera en la que parecía más feliz que los otros días. A comparación, no lucía igual al mismo hombre que había conocido meses atrás y sonrió por eso, ya que había hecho un buen trabajo.
—Es un lindo nombre —levantó su mano hacia la mejilla contraria y se inclinó para darle un beso a YoonGi, él no demoró en responder y en suspirar por el contacto, abrazando a JiMin con cariño.
—Gracias...
"Te quiero", murmuraba la cabeza de YoonGi.
[⏰]
Con el paso de los días, YoonGi seguía haciéndole retoques a la canción y tantas habían sido las veces que la voz del hombre se puso a cantar y rapear que JiMin podría decir que se la sabía de memoria. Se había encargado de hacer los quehaceres de la casa mientras YoonGi trabaja casi contra reloj y trató de no molestarlo en lo más mínimo.
De repente, una llamada entrante se oyó en el celular de YoonGi, así que JiMin se acercó a contestar para no desconcentrarlo. Al ver que el nombre era conocido, este sonrió al tiempo que deslizaba sus dedos sobre la pantalla y entraba al cuarto de YoonGi.
—¡Hola, NamJoon Hyung! —saludó emocionado al ver aparecer el rostro del mencionado.
El hombre abrió los ojos en sorpresa y no pareció capaz de contestar en ese momento. JiMin notó el cabello despeinado del otro, sus ojos cansados como los de YoonGi y una expresión demacrada en su rostro. JiMin no demoró en formar una mueca con sus labios y NamJoon pareció reaccionar ante ese gesto.
—Oh, eres muy bueno notando cosas —no pudo evitar mencionar—, ¿te diste cuenta de cómo estoy y por eso hiciste esa cara, no? —rió suavemente, viendo las expresiones de JiMin cambiar mientras preguntaba.
—Pues sí, usted me ha hecho de esa manera, Hyung —NamJoon asintió antes de suspirar—. ¿Se encuentra bien?
—JiMin —cortó la pregunta—, quería hablar con YoonGi, ¿sabes dónde está? —insistió un poco más y el contrario entendió de inmediato que NamJoon no quería responder preguntas de ese estilo por el momento, él lo entendía, sabía que YoonGi había estado así en ocasiones, así que podía responder bien a actitudes como esas.
—Está componiendo una canción —respondió sin dudar. NamJoon levantó una ceja en curiosidad y JiMin continuó—, va a participar en un concurso, así que está tratando de terminarla antes de la fecha límite.
—No sabía que a YoonGi le gustara la música —comentó, sus cejas frunciéndose un poco por la información nueva.
—Cuando se mudó aquí quería ser compositor, pero las cosas no se pudieron, entonces —se encogió de hombros—. Es bueno haciendo música, espero que pueda escuchar la canción usted también.
—No sabrías si él es bueno o no, JiMin —mencionó con un tono de voz suave, pero algo apagado. Sonaba amable, pero no lucía contento diciendo algo como eso.
—Bueno, yo creo que es una canción linda —sonrió de igual manera y NamJoon asintió suavemente, aquella expresión de cansancio fija en su rostro—. Durante la mañana YoonGi trabaja en una editorial y durante la tarde se pone a editar la canción, pero creo que puedo decirle que usted quiere hablar con él a la hora de cenar, cuando tome su descanso.
—Está bien, gracias JiMin...
—¡No hay de qué, Hyung! —dijo animado, quizás en espera de contagiarle su humor al otro— ¿No quiere que le deje un mensaje de su parte? —sonrió.
—Uh... dile que quiero decirle algo importante —apretó sus labios en una sonrisa un poco torcida que JiMin no supo cómo interpretar; las había visto en personas incómodas, pero no estaba seguro de que NamJoon lo estuviera.
—¡Está bien! —respondió animado, como si no hubiese notado ese pequeño gesto extraño.
NamJoon suspiró.
—Te falta mucho por aprender, ¿no es así? —ahora su mirada era diferente, sus ojos cansados lucían casi adoloridos y JiMin lo interpretó como un cansancio extremo.
—Eso creo Hyung, las personas siguen siendo difíciles de entender, pero me estoy esforzando —decía con aparente ánimo y NamJoon asintió, de acuerdo con eso—. Por cierto, espero que pueda dormir mejor, tiene muchas ojeras, Hyung —comentó, mirando atentamente al hombre al otro lado del holograma.
NamJoon soltó una risa suave.
—Dormiría si pudiera, pero muchas gracias por el consejo, Minnie.
El rubio ladeó su cabeza.
—¿Minnie?
—Oh, lo siento —apretó sus labios—. Olvídalo, ¿si? —movió su mano en un ademán que parecía espantar un mosquito—. Solo dile a YoonGi que espero hablar con él pronto y que le deseo mucha suerte en el concurso —le sonrió como despedida y JiMin formó una sonrisa ladina en sus labios, otra vez no había podido interpretar aquella expresión.
—Está bien NamJoon Hyung, ¡hasta luego! —movió su mano animadamente como despedida y NamJoon colgó la llamada.
Mientras el rubio sonriente dejaba el celular de YoonGi en el mismo lugar donde lo encontró, NamJoon sostenía su rostro entre sus manos y suspiraba de frustración.
El hombre se preguntó en qué momento las cosas se habían vuelto tan caóticas... o bien, quizás ni siquiera habían dejado de serlo.
Aquella tranquilidad y profesionalismo que cargaba siempre consigo, junto con su sonrisa decorada de hoyuelos y con un aparente buen humor positivo, no eran más que una máscara absurda para ocultar aquel rostro agotado y ojeroso, ese que no había tenido una noche decente en años y que no había sentido lo que era estar verdaderamente tranquilo desde...
—Señor Kim —escuchó una voz femenina irrumpir en su oficina—, lo necesitamos —ella formó una mueca con sus labios—. Otra vez...
—Vamos —se levantó de su silla y rodeó su escritorio, siguiendo a la enfermera.
Mientras la mujer enumeraba el sinfín de fallas a las que se estaban enfrentando, NamJoon solo podía estar cada vez más seguro de que necesitaba hablar con YoonGi.
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