Lección 39
Cómo decorar para navidad.
—¿Ahora?
YoonGi suspiró y se cruzó de brazos mientras se recostaba sobre el respaldo del sofá, sus ojos se cerraron para pretender dormir y JiMin empujó juguetonamente su hombro en un acto lo suficientemente infantil como para hacerlo sonreír.
—No... —murmuró sin embargo.
JiMin suspiró, miró a los alrededores un segundo, pero volvió a poner su atención sobre el hombre a su lado.
—¿Y ahora? —YoonGi abrió los ojos.
—JiMin... —lo miró seriamente.
Parecía un niño que en cualquier momento comenzaría con un berrinche y YoonGi quizás estaba curioso de ver a JiMin hacerlo, su corazón seguramente no lo soportaría.
—YoonGi... —sus mejillas se inflaron.
Ambos tuvieron una lucha de miradas de tan solo un par de segundos, claramente YoonGi perdió porque JiMin se veía tan adorable que no pudo evitar cerrar los ojos como si eso lo lastimara. El menor entendió que había ganado, conocía el juego y por lo mismo celebró con una risita cuando YoonGi se frotó las sienes.
—La navidad está a muy poco tiempo, deberíamos ir decorando. ¡El árbol ya está aquí! —señaló la caja que reposaba a un lado de la entrada.
—Sí, el árbol que fui a buscar ayer —se quejó como por centésima vez en el día, la caja no era en absoluto pesada pero levantarse temprano para ir por ella fue molesto, mucho más si pudo haber pasado su mañana dándole mimos al rubio—, y hoy no quiero...
—Ni siquiera festejamos Halloween —le reclamó.
—Sí lo hicimos —JiMin hizo un puchero—, bueno, no como todos lo hacen, pero lo hicimos —agregó completamente seguro de que había hecho lo correcto.
Y bien, si bien YoonGi no era gran fan de navidad, lo era menos de Halloween. Pensó en ir con JiMin a un par de casas de miedo, pero no quería hacer que el contrario se asustara y mucho menos quería que guardara en su sistema asustar a la gente o cosas relacionadas con sangre y muerte, así mismo, se restringió a ver películas tontas e infantiles por lo mismo, mientras JiMin le regalaba dulces a los niños que tocaban su puerta.
Quizás lo único bueno de la noche había sido que el menor se disfrazó de dinosaurio para ser parte de la fiesta, a pesar de que el disfraz era sólo una de las pijamas que YoonGi no había podido resistirse a comprarle. Fue muy adorable y no pudo evitar tomarle muchas fotos mientras JiMin hacía "rawr" con su nariz fruncida.
—Es otra festividad tonta JiMin —ladeó su boca.
—Sí, pero no decoramos la casa —explicó como si estuviera verdaderamente indignado por eso—, ahora tenemos todo para que llegue el espíritu navideño y no quieres.
Min viró los ojos, ladeó su cabeza y mantuvo su mirada fija en el rostro de JiMin. Estaba seguro de que el chico estaba molesto, su nariz fruncida le daba una idea.
Suspiró.
—Mira...
—¡Hagámoslo juntos! —lo jaló del brazo para levantarlo del sofá.
—¡E-Espera! —logró recobrar el equilibrio, pero de nada sirvió porque de igual manera terminó sentado en el suelo con el contrario a su lado, abriendo las bolsas de las compras ya hechas—. JiMin, literalmente acaba de terminar Halloween —se quejó. El rubio le dio una caja en donde se encontraban las luces y a él regañadientes las sacó.
—No me importa~ —abrió la caja del árbol y sacó una base de metal junto con tres tubos del mismo material y diferente tamaño, sus cejas se fruncieron—. Esto no parece un árbol...
Min casi se ríe de su cara de confusión.
—Tienes que armar el armazón primero —soltó las luces y se acercó para ayudarlo a pesar de que no estaba del todo emocionado por decorar—, ven.
JiMin sonrió, sentándose al lado de YoonGi. Ellos iban a colocar el árbol justo al lado de la ventana principal.
—Hace unos años sacaron estos modelos y mi madre estaba desesperada por uno, nunca creí que fueran la gran cosa pero recuerdo haber ido a comprarlo con papá luego de una fila enorme —contaba mientras colocaba la base de metal, luego un tubo largo sobre ella y lo encajaba con fuerza—. Pásame el otro.
El rubio lo hizo y observó como YoonGi lo encajaba sobre el tubo más grande.
—¿Tu madre es muy fanática de la navidad? —preguntó pasándole la última pieza, la situación era vagamente comparable a la vez que se había roto el tubo del baño, pero el nuevo no estaba separado en cuatro piezas.
—Un poco, estuvo repitiendo el cuento de que Santa Claus existía durante quince años de mi vida sólo para que "la magia" no se perdiera —terminó de encajar la última sobre las otras dos mientras JiMin lo miraba fascinado—. Bien, ahora sólo... —rebuscó un poco en la base.
—Parece un palo de escoba —fue lo primero que se le ocurrió decir al rubio, mirando al armazón listo—, ¿no crees que te estafaron?
YoonGi se carcajeó.
—No, estoy seguro que no —le dijo sin mirarlo y presionó el pequeño botón rojo que estaba buscando—. Listo —se sentó a su lado, mirando fijamente el objeto.
Los ojos de JiMin parecieron brillar cuando de repente, de la estructura comenzaron a salir tubos más pequeños a lo largo, entonces las pequeñas hojas que asemejaban un pino aparecieron y lentamente fue transformándose en la recreación casi perfecta de un árbol de navidad natural. Incluso parecía recién regado por una lluvia suave, brillando con ligereza por donde la luz lo tocara.
—¡Whoa! ¡Es muy lindo! —exclamó, mirando a YoonGi—. ¡Sólo le faltan un par de decoraciones y estará perfecto!
El simplemente asintió de acuerdo. En ningún momento había dejado de ver a JiMin, al tanto de su reacción. Incluso podía sentir su corazón emocionarse por tal rostro sonriente.
—Sí, lo es —miró el árbol y casi de inmediato sintió los brazos de JiMin rodear su cuello, entonces comenzó a reírse cuando los besos en aquella zona comenzaron—. ¡Ah, JiMinnie~!
—¡Eres genial! —halagó el rubio con una risita al final.
YoonGi sintió su corazón estremecerse y el menor detuvo el pequeño ataque cuando ambos cayeron sobre el suelo, JiMin encima, apoyado sobre sus rodillas y codos, sonriendo como si fuese algo inevitable para él y encantando al otro con aquellos ojos brillantes.
—Ups —siguió riéndose.
El pelinegro abrió la boca para decir algo pero nada salió, en cambio, JiMin ladeó la cabeza en espera de lo que sea que diría. YoonGi podía sentir su corazón retumbar eufórico en su pecho, feliz por la cercanía y deseando más del contacto. Su sonrisa se suavizó a una enamorada y despeinó los cabellos de JiMin.
—¿Esto es una especie de juego de luchas? —se apoyó sobre sus codos, haciendo ademán de levantarse, pero JiMin no se quitó—. Porque ganaste.
—No sería justo, tengo mucha más fuerza que tú —Min arrugó la nariz pero no dijo nada, el rubio tenía razón en eso y él no iba a ponerlo a prueba después del anterior incidente—. Fue un ataque de besitos por hacer un gran trabajo.
—Bien, como sea —dio un par de palmaditas en el pecho ajeno mientras ignoraba lo que el otro había dicho, esperando que JiMin se moviera, pero seguía ahí—. Vamos, levántate.
—Estás rojo —notó, mirándolo con atención.
—Uh, sí, supongo, está bien...
Sorpresivamente, JiMin le dio un pequeño beso en la frente.
—¿Q-Qué...?
—¡Whoa, se puso más rojo! —sonrió, casi a punto de reírse—. ¡Es adorable!
—Vamos, JiMin, no es momento, ya te dije lo que pienso con respecto a los besos, ni siquiera deberías sorprenderte —confesó, chasqueando la lengua en frustración, JiMin volvió a mirarlo atento y ladeó su boca.
—¿No habías dicho que ya no tenías ganas de besarme?
YoonGi se dejó caer sobre el suelo y se cubrió el rostro con sus manos, no podía creer que estaban entrando en esa conversación de nuevo.
—¿Me mentiste? —murmuró.
—No te mentí, sólo no quería que insistieras más con el tema —se defendió sin descubrir su rostro, estaba demasiado avergonzado—. Ni siquiera sé por qué hablamos de esto ahora, sólo olvídalo.
—Pero...
—JiMin —insistió.
—Entonces colocaré el muérdago —hizo ademán de levantarse.
YoonGi lo detuvo, sosteniendo su brazo, y lo acercó nuevamente a él, ahora JiMin estaba sentado sobre las piernas del pálido.
—¿Trajiste un muérdago? —le preguntó más confundido que sorprendido o avergonzado, JiMin asintió y él supo que sus mejillas estaban rojas de nuevo—. ¿Por qué?
—Porque quieres besarme —anunció.
—¡Yo no...! —se quejó y miró al cielo un segundo—. ¡JiMin!
—¡¿Qué?! —ahora él estaba confundido.
YoonGi gruñó con frustración y se frotó el rostro con sus manos para meditar un segundo antes de cometer alguna locura, cosa que no sirvió de mucho porque simplemente lo hizo; tomó el rostro de JiMin y lo acercó lo suficiente para que ambos pares de labios chocaran.
JiMin pareció haberse congelado y YoonGi mantuvo el contacto por el segundo más largo, y con más emociones, de su vida. Podía sentir cada parte de su cuerpo erizarse y su corazón retumbar como nunca antes, haciendo eco en sus sienes y su cara calentándose cada vez más de lo que creía posible.
Cuando se separó, su cara ardía y JiMin lo miraba con un sentimiento casi atónito en sus ojos, hasta que sus propias mejillas tomaron un color rosáceo y entreabrió los labios, ahora era él quien parecía no saber qué decir.
—Lo siento —jadeó YoonGi, arrepentido.
—No hiciste nada malo —refutó de inmediato, parpadeó y sonrió suave—. Está bien, estuvo bien.
El corazón de YoonGi dio un vuelco y una sonrisa tonta se formó en sus labios. Además de su pulso, su respiración también era irregular.
—¿Y estaría bien que lo hiciera de nuevo? —preguntó más bajo de lo que esperó, tímido, JiMin rió.
—Sí, lo estaría —asintió, sus ojos fijos en los ajenos durante todo momento.
YoonGi no dudó en tomar nuevamente el rostro del robot y llenarlo de pequeños besos inocentes tanto en sus mejillas como en sus suaves labios, y JiMin correspondió a cada uno de ellos con una sonrisa.
La sensación de felicidad era tan espesa para el corazón y mente de YoonGi, que en ese momento era incapaz de pensar con claridad.
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