Lección 33

Cómo sentirse frustrado.

—... y encontré un artículo en internet que hablaba de eso, me pareció interesante —columpió sus pies de un lado a otro, mirando la espalda del pelinegro con atención. Sus pequeños dedos jugueteando con los botones de su ropa como si de un niño pequeño se tratase.

Después del día en la pista de patinaje, sus salidas se hicieron mucho más recurrentes y el día anterior decidieron pasar por el centro comercial para comprarle un poco de ropa nueva a JiMin, ahora el rubio estaba usando un pijama con estampado de patitos que escogió YoonGi y el armario del rubio dejó de tener sólo negro y blanco, se negaba a guardar la ropa del contrario en otro sitio.

—¿Ah, sí? —preguntó con curiosidad mientras terminaba de cocinar y servir su propio desayuno. JiMin, quien estaba sentado en el bar de la cocina, asintió a pesar de que YoonGi no lo estaba mirando—. ¿Y qué piensas al respecto?

NamJoon había contactado con él para pedirle que le hiciera preguntas de ese tipo al rubio, hacerlo razonar por su propia cuenta y que este respondiera algo bien estructurado era un avance. YoonGi se sentía bastante orgulloso al respecto.

—Pues, no entiendo por qué las personas con poder lo usan a su favor en vez de ayudar a los demás, los gobiernos, por ejemplo, ¿no se supone que cuidan a una nación? ¿Por qué mienten y roban entonces?

—Porque son unos idiotas —respondió simple.

—También las cosas que suceden en los países pobres es injusto, pero a nadie parece importarle, ¿entonces sólo les importan los países que tienen cosas de las cuales aprovecharse?

YoonGi suspiró y miró al rubio, este parecía realmente preocupado por lo que decía y el mayor por un segundo se sintió como un tonto por dejarle usar la laptop a su gusto. Sin embargo, aquello de alguna manera eran temas de los que JiMin debería ser consciente, ¿no?

—Así es la humanidad, JiMinnie —había caminado hasta él y tomado sus pequeñas manos, JiMin hizo una ligera mueca disconforme con esa respuesta y Min le sonrió con comprensión—. Creo que a nadie le importará algo realmente hasta que toquemos fondo y nos digamos: "somos una mierda, tenemos que cambiar".

—¿Y eso cuándo ocurrirá?

—Espero que pronto —dijo con sinceridad, a pesar de que aquello era algo que decían siempre—. Pero honestamente, por cómo va el mundo, parece ser que las cosas importantes seguirán siendo ignoradas por mucho tiempo.

—Eso está mal...

—Lo sé —entrelazó sus dedos mientras le sonreía con culpa.

JiMin se dio cuenta de la mirada del contrario y le correspondió suavemente, ambas se mantuvieron durante lo que YoonGi sintió como unos hermosos minutos, pero que realmente no llegaron a más de cinco segundos. 

De repente, alguien empezó a tocar la puerta de la casa.

Ambos voltearon a ver la puerta con curiosidad y luego intercambiaron miradas nuevamente. Hasta donde sabían, NamJoon no los iría a visitar hasta que cumplieran los cuatro meses. Sin embargo, teniendo en cuenta que al hombre le gustaban las sorpresas, el pelinegro comenzó a hacerse la idea de que estarían los tres conversando de lo que no pudieron cuando cumplieron tres meses.

Pero para su mala suerte, cuando abrió la puerta y un pastel de chocolate apareció justo en frente de su cara, supo que la visita de NamJoon no era el caso y la mueca de fastidio al saber claramente de quién se trataba no se hizo esperar.

El pastel bajó y luego la cara sonriente de Kim SeokJin apareció del otro lado.

—Uhg...

—¡Hola YoonGi-ssi! —saludó y le dio el pastel, era eso o dejarlo caer al suelo y YoonGi no era tan mala persona.

—Estoy muy seguro de que aún no es navidad... —le dijo, intentando sonar lo menos tosco posible.

—Quise venir un poco antes, extrañaba a mi abuela —se encogió de hombros, su encantadora sonrisa no se borraba y el pálido estaba deseando mucho cerrarle la puerta—. ¿Estás ocupado? —enarcó una ceja, una sonrisa ladina formándose en su rostro.

—De hecho, llegaste justo cuando estaba haciendo el desayuno —le sonrió sin ganas, esperando que entendiera la indirecta y que se regresara por donde había llegado.

—Podemos desayunar juntos entonces —le dio un golpe amistoso un poco-muy fuerte en el hombro que lo hizo apartarse ligeramente adolorido y SeokJin entró contento—. Cuéntame cómo te ha...

Su voz se calló cuando reparó en la presencia de un chico rubio que jamás en su vida había visto, sentado en el bar de cocina, mirándolo con atención. Levantó ambas cejas en sorpresa y rápidamente se giró hacia YoonGi, quien miraba la escena con aburrimiento y con un pastel mediano en sus manos.

—¿Estabas ocupado?

YoonGi abrió la boca, pero el menor se adelantó.

—¿Usted es SeokJin? —preguntó, su cabeza ladeada en curiosidad.

Jin le dedicó una pequeña expresión curiosa y YoonGi miró a JiMin para decirle con los ojos que se callara. Aunque no podía hacer muchos gestos, sus manos estaban ocupadas.

—Sí, lo soy —miró un segundo al pálido y luego a JiMin—. ¿YoonGi te ha hablado de mí? —sonrió ladino, un aire de travesura en su mirada.

—Un poco —se encogió ligeramente en su puesto y miró sus manos. Luego miró a Jin, luciendo un poco avergonzado ahora—. He usado el suéter que usted dejó, lo siento.

SeokJin rió cortamente, enternecido con la personalidad del chico.

—¿Mi suéter? —ahora miró a YoonGi, este esquivó su mirada y prefirió apuñalar al pastel con tenedor—. Por mucho tiempo me pregunté qué había pasado con ese suéter, ¿por qué no me mandaste un mensaje? —YoonGi se encogió de hombros, metiéndose una gran porción del pastel en la boca para no tener que responder a eso—. Claro —rió, sabía que el hombre haría de todo menos hablar o hacer mención de aquella noche.

YoonGi ahora estaba ocupado pensando en qué había hecho para que su mañana fuese arruinada de esa manera y se sintió más calmado cuando SeokJin dejó de mirarlo.

—¿Y te gustó mi suéter? —miró al robot quien antes estaba tratando de entender la conversación de ambos.

JiMin asintió sin dudar.

—Ya veo —actuó pensativo—. Estoy seguro de que ya no me debe quedar y ahora que lo pienso ya no me gusta tanto, quédatelo si quieres —se acercó un poco más y JiMin sonrió en grande, sólo como él sabía hacerlo.

—¡Gracias! —se bajó del bar y caminó hasta quedar frente al más alto, haciendo una leve inclinación luego—. Lo cuidaré mucho.

Aigo, eres tan lindo —le sonrió, colocando sus manos en los bolsillos de su chaqueta para evitar apretarle las mejillas al desconocido—. ¿Quieres un poco de pastel? —señaló a YoonGi con un movimiento de su cabeza.

—Me encantaría —asintió.

—JiMin, no tienes que aceptar sólo para quedar bien, si luego te dañas los circuitos será mi culpa —le advirtió Min con un pedazo del postre en la boca, JiMin hizo un puchero y Jin lo miró con extrañeza.

—¿Qué?

—SeokJin te presento a JiMin —lo señaló su mirada—, mi robot.

[🍰]

YoonGi realmente esperaba que decirle a SeokJin que JiMin era un robot con «ligeras inclinaciones hacia la destrucción de la humanidad» lo ahuyentara y lo dejara disfrutar de su día al lado de su lindo JiMinnie, tal y como debía ser. Pero no, nada de eso ocurrió, ahora sólo estaba mirando en la televisión algún programa estúpido mientras el dúo de –ni siquiera tenía un apodo para ellos– se mantenía hablando en la cocina de lo que fuera.

—¿Y no te aburre vivir con él? —preguntó realmente interesado, una taza de té servida por el rubio entre sus manos mientras miraba al chico como si fuera algo de otro mundo.

JiMin rió.

—No me aburre —negó—, YoonGi Hyung es divertido aunque no lo parezca. Pero es una diversión secreta, sólo nosotros dos la sabemos.

Min sintió su cara arder, eso podía fácilmente malinterpretarse y él no estaba de ganas para recibir una ronda de preguntas tontas por SeokJin. Decidió mirar fijamente la pantalla con una mueca de poco interés fingida que servía como máscara para tapar el hecho de que los escuchaba claro y fuerte, la casa no era muy grande tampoco.

—Oh entiendo, seguro —asintió y apretó los labios con una sonrisa rara, ya lo estaba malinterpretando. YoonGi tenía que decirle a NamJoon que le colocara algo a JiMin para que no dijera cosas así o que al menos entendiera lo mal que se pueden tomar algunos comentarios.

La primera hora se basó en preguntas y más preguntas que no parecieron tener fin sobre su manera de pensar o sentir, al parecer Jin era un entusiasta de la tecnología y YoonGi no estaba nada emocionado con ello si eso significaba escucharlo hablar y hablar de lo increíble que le parecía JiMin. Luego hubo otra ronda de preguntas sobre las cosas que podía y no podía hacer, y al final acabó con preguntas personales sobre su vida con YoonGi, como si el propio YoonGi no estuviese ahí escuchándolos.

Pero eso no era lo que molestó al pálido hasta el punto de haberse ido a su habitación, no, de hecho la cosa que lo molestó fue que se llevaran bien.

Pensándolo seriamente, él no debería molestarse o sentirse frustrado por ser ignorado (después de todo no quería hablar con SeokJin), tampoco debería importarle que se hubieran llevado alrededor de tres horas hablando de temas en los que él no entraba (para luego meterlo deliberadamente, pero sin incluirlo en la conversación) y quizá tampoco hubiese habido necesidad de recostarse sobre el cuerpo de JiMin cuando este se sentó en la cama a preguntarle si quería cenar ya.

—¿Ya se fue? —preguntó arisco.

—¿Quién?

—¿Cómo que "quién"? Sabes de quién hablo —JiMin formó una mueca curiosa por la voz que estaba usando su Hyung.

—¿SeokJin Hyung?

—No le digas "Hyung" —se quejó de nuevo y apretujó más el cuerpo de JiMin, este enarcó una ceja en confusión con su rostro oculto en el cuello ajeno.

—Sí, ya se fue. Por eso vine a preguntarle si quería cenar —le sonrió cuando YoonGi levantó su cabeza para mirarlo. Todo su cuerpo estaba siendo cubierto por el de Min y el robot no sabía qué podía significar eso—. ¿Está molesto?

—¿Molesto? ¿Por qué estaría molesto? Sólo hablaste por horas con un completo desconocido —le habló con la cara neutra.

—No es un desconocido.

—Lo es para ti.

—Ya no lo es.

YoonGi gruñó de frustración y volvió a dejarse caer sobre el cuerpo del contrario, no sabía por qué estaba tan malhumorado y JiMin se encontraba realmente curioso respecto a eso porque Min podía escuchar su clara risa cerca de su oreja.

—Hyung... —habló bajito, dulce, y YoonGi se sintió más calmado de repente. No se levantó, estaba demasiado cómodo con su rostro en su cuello y JiMin entonces rodeó su cuerpo con sus brazos—. No esté celoso de SeokJin Hyung.

YoonGi sintió su rostro calentarse, pero no dijo nada, no podía, su corazón desbocado lo estaba distrayendo lo suficiente.

Dudó, hasta que finalmente levantó un poco la cabeza y miró al rubio a los ojos, ambos se mantuvieron callados y Min sintió su garganta seca de repente. Ambos antebrazos estaban a los costados del rostro ajeno y no pudo evitar pensar que la cara de curiosidad de JiMin lucía demasiado adorable.

Sus ojos bajaron por el rostro del contrario, miró sus ojos, sus mejillas, su nariz y apretó los labios cuando vio los ajenos.

—¿Hyung? —su boca se movió de manera casi hipnotizante a consecuencia de la pregunta y YoonGi no pudo evitar tener impulsos de inclinarse sólo un poco...

Entonces, con la cara roja y su corazón acelerado a más no poder, se quitó de encima y salió del cuarto rápidamente.

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