Lección 30
Cómo reaccionar frente a los cambios de planes repentinos
Habían pasado unos cuantos minutos desde que la madre de su Hyung se perdió en la cocina, por lo que él decidió mirar los cuadros que estaban pegados en las paredes con una tierna sonrisa pintada en el rostro. Le fue fácil reconocer a su Hyung, no cualquier niño tenía esa cara tan característica suya.
También reconoció a quien suponía que era GeumJae, el hermano de YoonGi, y pensó que le hubiera gustado conocerlo antes para saber qué tipo de personalidad tenía a diferencia de su Hyung, así como también se preguntó si en algún momento YoonGi lo hubiese llevado a conocer su hogar. Quizás, en otras circunstancias, todo sería mucho más liviano y cómodo para permitirse alguna equivocación con su comportamiento.
—Tu padre regresará en una hora, el resto de la familia ya está en casa de tu tía —apareció a quien ahora reconocía como YoonHye, quitándose el delantal de cocina y colocándolo en unos sujetadores que estaban cerca—. ¿Ninguno de los dos tiene hambre?
—Yo un poco, no he comido nada~ —HoSeok se acarició el estómago con una mueca dolorida y la mujer le sonrió.
—Uno para Seokie, ¿y tú, Yoonie?
—Yo no —negó—, gracias.
—Hyung, tiene que comer —le reclamó con el entrecejo ligeramente fruncido. YoonGi sintió su rostro calentar.
La señora Min se fijó en quien acababa de hablar, sus labios y entrecejo ligeramente apretados en una mueca, ella estaba a punto de decirle lo mismo a su hijo y le pareció extraño que el rubio lo hiciera primero. Analizó un poco al robot de pies a cabeza y se cruzó de brazos.
—¿Es algo así como un asistente que te dice qué hacer? —preguntó un poco incrédula—. YoonGi, ya estás grande para eso.
—¿Qué? —frunció el ceño, HoSeok riéndose un poco—, claro que no.
—Pero te cocina y hace todos los deberes~.
—HoSeok, cállate —viró los ojos.
—Ah, entiendo —asintió la mujer—. Entonces lo tienes por eso, es obvio, tan flojo... ¿Es uno de esos "robots acompañantes" que han dicho que saldrán a la venta en unos años? —se rió un poco y negó con la cabeza—. Vaya locura.
—Mamá, no digas eso —volvió a mirar al rubio para ver su expresión, este sólo miraba con duda lo que ocurría.
—Como sea, les serviré y luego nos iremos, ¿bien? —asintió y nuevamente recordó sus años de infancia, su madre siempre había sido un poco mandona.
—Le puedo ayudar a lavar los platos —propuso JiMin sonriendo, ella lo miró antes de ir a servir la comida. Los modales del rubio resaltando como siempre.
—Seguro que lo harás, eh...
—Soy JiMin —completó la frase—, lo siento por no haberme presentado adecuadamente, es un gusto —volvió a inclinarse como lo había hecho en la entrada y ella asintió distraídamente antes de perderse en la cocina.
JiMin miró a su Hyung buscando aprobación y sólo recibió un suspiro, ¿había hecho algo mal? Estaba seguro de que no.
—JiMinnie —lo llamó—. ¿Quieres conocer mi habitación? —señaló las escaleras y JiMin sonrió en grande, asintiendo—. HoSeok llévalo, yo hablaré con mamá.
—Seguro —le mostró su pulgar y miró al robot—. Vamos JiMin, a jugar con los calzones del YoonGi adolescente.
—¡Sí! —sonrió, siguiendo a HoSeok.
—¡Hey!
Ambos subieron las escaleras entre risas y el pálido suspiró sonoramente evitando perseguirlos, ojalá su madre se hubiera desecho de todo lo suyo porque no quería que el rubio supiera de su ropa interior con estampados de animales, sería demasiado vergonzoso. Luego de ya no escucharlos y de rezar a los dioses porque HoSeok no lo hiciera pasar pena, decidió caminar hacia donde estaba su progenitora, no sabía por qué se había puesto nervioso de repente.
—Mamá —la llamó una vez dentro de la cocina y ella levantó su mirada de los platos que estaba sirviendo.
—¿Qué sucede? —preguntó mientras revisaba las ollas de comida.
—Sólo... —soltó aire, la mujer volvió a prestarle atención y enarcó una ceja cuando notó que su hijo parecía estar preocupado—, preferiría que no le hablaras mal a JiMin, me incomoda un poco y a él realmente... hum... —dudó cuando vio una expresión que conocía a la perfección, aquella en la que preguntaba qué demonios estabas diciendo.
—Por favor, Yoonie —soltó con un tono burlón—, como si le molestara que lo hiciera. Es un robot, no una persona —negó con un suspiro pensando en esas nuevas tecnologías innecesarias. Levantó dos platos y se los entregó al pelinegro—. Lleva esto afuera.
—Hablo en serio mamá —no se movió—, él reacciona como lo haría cualquiera, y no quiero que...
—Estás exagerando —él estuvo a punto de protestar—, pero está bien, no quiero pelear contigo.
El pálido suspiró, mirando los platos. Él tampoco quería pelear con ella.
—Lo que no termino de entender es para qué lo trajiste contigo —se cruzó de brazos, esperando una explicación—. Podrías haberlo dejado en tu casa para que la cuidara, ¿no está hecho para eso?
—No, no está hecho para eso... al menos él no —respondió tranquilamente, ignorando lo despectivas que habían sonado las palabras de la mujer—. Sólo quería que estuviera conmigo cuando fuéramos a visitar a mi tía y a Jae —explicó.
Entonces, el rostro de la pelinegra se frunció como si le acabaran de decir la mayor ofensa de todas.
—No irá —dijo un poco sorprendida y enojada, YoonGi también frunció el ceño.
—¿Por qué? —su voz salió más a la defensiva de lo que quería.
—¿En serio lo estás preguntando? —casi se rió—. Por Dios, no hará nada estando allá más que rellenar un asiento, no seas irracional —negó con la cabeza sin creérselo—. Como si pudiera entender lo que sucede... —murmuró lo último y su hijo apretó la mandíbula—. Además, es una reunión familiar, HoSeok está aquí porque es prácticamente de la familia, tu robot es sólo eso, un robot, no quiero que tus tías y tus primos se incomoden con su presencia.
—Mamá —intentó que el enojo no lo dominara, no quería decirle algo malo a su progenitora, mucho menos en un momento así—, yo le pedí que me acompañara y quiero que lo haga, nadie tiene que saber que es un robot.
—Yo lo sabré —dijo ella rápidamente.
—Pero no hay ningún problema...
—Él no irá —el hombre estuvo a punto de refutar—. Min YoonGi, si le tienes respeto a tu familia entonces harás que tu robot se quede aquí —elevó el tono de voz, mostrándose firme—. Ni siquiera deberías llevarlo a ver a tu hermano, él no... no puede sentir nada, ¿qué vas a ganar con eso? —se veía incrédula.
El mencionado bajó la cabeza hacia los platos, se mordió el interior de la mejilla y tomó aire, intentando retener las lágrimas.
—Llamaré a HoSeok... —se dio la vuelta sin ver a la mujer y dejó los platos descuidadamente sobre la mesa de la sala.
Subió las escaleras del segundo piso, escuchando algunas risas de fondo que hicieron a su agitado corazón calmarse sólo un poco y sentirse mal al mismo tiempo. Cuando estuvo por fin frente a la puerta, se encontró con una escena que catalogaba como ofensiva y graciosa, en otras circunstancias se hubiera reído fuertemente sin embargo; JiMin tenía uno de sus calzoncillos de Kumamon en la cabeza y HoSeok le estaba lanzando otra tanda que el robot intentaba esquivar.
—Hey, idiota —HoSeok se detuvo, ambos formaron muecas de susto e intentaron ocultar la evidencia—, sólo baja a comer antes de que cometa asesinato.
—¡Soy demasiado joven y hermoso para morir! —salió corriendo entre risas y YoonGi intentó atraparlo, fallando rotundamente.
—¿Sucede algo, Hyung? —preguntó el rubio cuando vio que no se movía de su posición—, si se molestó entonces lo siento mucho —decía mientras se quitaba la prenda de la cabeza con una sonrisa en su rostro—, pero todo es culpa de HoSeok Hyung.
—No, sólo vine a decirte algo importante —su expresión decayó un poco y se sentó a su lado, JiMin se dio cuenta de eso y su expresión cambió a una preocupada.
—¿Es muy malo? —preguntó cautelosamente.
—Sólo... no... —miró sus manos—. No irás a... bueno, ya sabes a donde, al menos hoy —frunció sus labios—. Lo siento, pero...
Cuando levantó la mirada su corazón se estrujó y no pudo seguir hablando, JiMin tenía pintada una mueca de decepción pura en su bonito rostro, su mirada estaba gacha y YoonGi retuvo los impulsos de tomar su rostro entre sus manos.
—¿Es porque no le caigo bien a su madre? —inquirió casi balbuceando mientras jugaba con sus dedos.
YoonGi dejó salir un bufido, sabía que el menor se había dado cuenta.
—No, claro que no —JiMin lo miró—, es sólo que yo no quiero exponerte a eso, ¿sí? —mintió—. Me di cuenta de que mi familia es algo especial y no quiero que empiecen a señalarte o...
—Pero investigué mucho —hizo un ligero puchero—, prometí esforzarme mucho para dejar una buena impresión.
YoonGi volvió a sentirse jodidamente culpable cuando escuchó aquello, no podía creer que su madre viera al rubio como una cosa, JiMin actuaba como lo haría cualquiera frente a una situación así. Era frustrante.
—Lo siento —le sonrió con tristeza.
El rubio estuvo unos cuantos segundos mirándolo con su entrecejo fruncido, procesando todo lo que le había dicho mientras analizaba las razones que llevaron al contrario de decidir aquello, hasta que finalmente asintió y suspiró ligeramente, luego rodeó los hombros ajenos con sus brazos y ambos se fundieron en un abrazo suave. YoonGi sabía lo que hacía, JiMin estaba seguro de eso.
—Está bien, yo lo espero aquí —le prometió con una pequeña sonrisa formándose—, puedo apoyarlo desde lejos también.
—Me parece perfecto —acarició su espalda y no pudo evitar esconder su rostro en la curvatura de su cuello, sintiendo su corazón retumbar como un tambor.
—¿Quizás después pueda conocer a su familia? —preguntó curioso pero sonando desanimado.
—Quizás sí, sin que haya un contexto tan complicado de por medio —le respondió con suavidad, disfrutando de la posición durante unos minutos antes de que su madre lo llamara para comer—. Mañana te llevaré a visitar a mi hermano sin mi familia molestando, ¿sí?
—Está bien, Hyung —sonrió—, mañana iremos sólo usted y yo.
—Sí —sonrió con tristeza.
JiMin era más que un simple robot, YoonGi estaba seguro de eso.
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