Lección 3

Cómo entretenerse estando solo en casa

El robot se encendió en el horario al que estaba programado; ocho de la mañana. Se levantó del sofá tranquilamente mientras caminaba alrededor y encendía sus sentidos, esperaba encontrarse con YoonGi saliendo de su habitación a las once de la mañana, pero cuando no vio al pálido salir y se metió a su habitación, se dio cuenta de que había algo raro.

—¿YoonGi Hyung? —preguntó en la puerta del baño, esperando una respuesta, pero cuando giró el picaporte, se dio cuenta que tampoco estaba ahí.

No había nadie en casa, sólo él.

Caminó hasta la cocina, esperando encontrar una pista que le dijera a donde había ido YoonGi. Las opciones que consideraba eran dos; lo había abandonado o había ido a comprar algo. Quizás incluso olvidó que él estaba ahí, por lo que ni siquiera había considerado la idea de avisarle que saldría.

Pero ahora... ¿Qué haría JiMin?

No podía apagarse de nuevo, según su razonamiento, las personas normales no se dormían para pasar el rato (además de YoonGi, pero quizás el mayor no era el mejor ejemplo), además, se suponía que había sido creado con una personalidad socializadora, simpática y enérgica, pero aún no sabía cómo desarrollar esas funciones, YoonGi era todo lo contrario, así que ahora no estaba seguro de qué podría hacer para no aburrirse.

—¿Debería llamar a NamJoon Hyung y avisarle que he sido dejado abandonado aquí?

Pero finalmente descartó la idea, YoonGi se metería en problemas y él no quería crear alguna situación innecesaria.

Vagó un poco más por la casa hasta que finalmente decidió quedarse sentado en el sofá y después de analizar el control un rato, encendió la televisión. Realmente no entendía mucho la fascinación de YoonGi por mantenerse viéndola durante horas, pero si servía para entretenerse podría intentar verla.

La encendió, dejándola en el primer canal que salía.

—Hoy veremos cómo preparar un pastel de chocolate, perfecto para hacer felices a sus familiares —la mujer sonreía enérgica a la pantalla—. Mi esposo y mis hijos lo aman, los suyos también lo harán, se los aseguro. Nada mejor que hacer feliz a alguien —agregó ella.

—¿Feliz?

El robot observó con curiosidad la pantalla, reconociendo la palabra.

[⌚]

—Hey, robot —llamó al contrario una vez que entró por la puerta y se quitó los zapatos—, tuve que salir porque tenía que pagar la cuenta de agua que llevaba como medio mes de retraso, olvidé que estabas aquí entonces... —se detuvo, notando como el robot miraba con aparente interés la televisión de la sala, finalmente girándose y sonriendo cuando notó que YoonGi había regresado.

—¡Hyung! —se levantó de su puesto y caminó hasta el hombre—, pensé que había sido abandonado, me alegra saber que no es el caso. ¡Bienvenido a casa!

—Eh, sí... Uh... ¿Estabas viendo televisión? —preguntó ligeramente confundido por el repentino cambio de actitud—. ¿Te encuentras bien?

—Me encuentro perfecto, Hyung —respondió sonriente, YoonGi desvió la mirada hacia la pantalla aún encendida—. También aprendí como hacer varios postres para usted, ¿eso le gustaría?

—¿Estuviste viendo programas de cocina todo el día? —enarcó una ceja, mirándolo nuevamente e ignorando la pregunta del contrario.

—¡Así es! ¿Quiere que le haga algo? —se inclinó un poco hacia delante y YoonGi colocó sus manos sobre el pecho ajeno para empujarlo un poco lejos de él—. Oh, lo siento, su espacio personal —se alejó un paso.

—Sí... uh... ¿qué estabas diciendo hace un segundo?

—Espacio personal —respondió de inmediato.

—No —lo miró con ojos aburridos, olvidaba que con el robot todo era literal—. ¿Quieres hacerme un postre? —prefirió preguntar.

—¡Sí! —sonrió.

YoonGi parpadeó un par de veces sin entender del todo lo que estaba ocurriendo, pero si estos eran los resultados de ver un sólo programa de cocina, mejor colocaba control parental; no quería que de repente se despertara un día con sed de sangre o... de otra cosa. 

Así mismo, si aprendía cosas tan rápido, quizás podría usarlo como un sirviente o algo.

—Sorpréndeme, robot —dijo, caminando hacía el sofá para comenzar a configurar la televisión.

—Me llamo JiMin, Hyung. Debería comenzar a llamarme por mi nombre como yo lo hago con usted —explicó el robot.

—Bien —dijo—. Sorpréndeme, JiMin —corrigió.

Y el robot le dedicó nuevamente aquella hermosa sonrisa.

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