O1
La mayoría, nunca piensa en morir. No cuando quiere tanto vivir. Así que la idea por si sola es aterradora.
A quien dejamos, los planes del futuro, la tortura psicológica de saber que algo nos consume desde dentro y no hay nada en nuestras manos que se pueda hacer. No hay treguas, ni oportunidades.
Min YoonGi piensa constantemente en eso, mientras el acelerador lineal hace su trabajo. No hace mucho en realidad, más que hacerles creer a los demás que les está dando un momento más, una ilusión de que a lo mejor si romperá lo que le está matando.
"El tratamiento es bueno, muchas personas sobreviven a esto, YoonGi. No serás el primero y tampoco el último en pasar por un proceso que salvará tu vida. Y además de eso, eres joven y eres fuerte."
Pero el médico no tenía ni una puta idea.
Los disparos nunca se sienten. La mayoría piensa que si, pero no lo hace. Es solo recostarse y recibir radiación en la zona donde las células se vuelven locas, infectado y matando todo a su paso. El cáncer es así, se siente. Pero las radioterapias en realidad no lo hacen.
Las luces de la sala se encienden y sus párpados cansados enfocan el cielo artificial pintado de peces naranjas, nadando en un mural que se mantendrá quieto, ajeno a todos los intentos inútiles de mantener a una persona que se está deteriorando ante una enfermedad y un tratamiento en conjunto.
YoonGi no salía creer en esas mierdas melancólicas. Por lo menos no durante los primeros meses, cuando le sonrió a su novio y le dijo que estaría bien, estaba empezando y ya sabes; si algo se detecta a tiempo, se tienen todas las de ganar.
Dejó de sonreír cuando se enteró que la maldita cosa había hecho metástasis. Se había propagado por el sistema linfático y ahora tenía planes semanales que lo dejaban sintiéndose tan cansado, tan asustado, tan.. ya no.
Su familia estaba a su lado. JiMin también. Cuando caminar se hizo más difícil, cuando dormir lo hacía sentir un poco mejor, cuando comer se volvió un reto. Las náuseas, los vomitos, el sudor frío, los cambios de humor, el dolor en la piel, en los huesos, en los intestinos.
Siempre a su lado. No sé fueron, incluso cuando el coraje y el valor se convirtieron en llantos y en sueños confusos.
—Eso será suficiente por hoy, YoonGi. —El técnico frente a él lo saca del breve trance y YoonGi asiente, haciendo lo posible por sentarse en la camilla para poder irse a casa de una buena vez.
El final del día casi se acerca o talvez no. Es fácil perderse cuando pasas gran parte del día dentro de cuatro paredes y un montón de personas hablando y hablando.
Un par de brazos lo atraen sin esfuerzo y se deja levantar sin chistar. JiMin siempre parece frenético a la hora de mantenerlo cómodo, apoyándolo hasta que está sobre la silla de ruedas y siendo cuidadoso en acomodar la manta sobre su regazo.
—¿Crees que sería muy difícil si alguien bajara al aire acondicionado? —JiMin le preguntó enserio, empezando a sacarlo de la sala a paso decidido. —¿O es como un requisito para hacer funcionar todo esto?
—Es diciembre. —YoonGi le dice, frotando las yemas de los dedos en la suave lana. —El frío ya es de por sí malo y de lo otro no sé.
La mirada de YoonGi se mantiene en los azulejos del camino, escuchando los pasos acelerados y las conversaciones a su alrededor. Hay más personas esperando su turno y casi se siente mal echar un vistazo y darse cuenta de que antes de probar una sola radioterapia, tu cuerpo aún parece.. propio.
—¿Tienes hambre, cariño? Bueno, tampoco es pregunta porque comeremos juntos en casa y después nos acurrucaremos antes de que tú papá quiera enviarme a mi propia casa a la fuerza.
YoonGi murmura, cerrando los ojos por el resto del camino y echando la cabeza hacia atrás. Le duele un poco el cuerpo, pero solo un poco y ese quizá sería un buen día por el simple hecho.
—Practicamente vivimos juntos, Min. Papá solo disfruta verte incómodo, porque igual dormirás en mi cama e igual follaremos.
Un pequeño sonido de sorpresa le distrae y YoonGi abre un solo ojo. Están yendo directo a la sala de recepción y una mujer mayor le ha escuchado decirle a su novio que quiere dormir más que feliz.
Tiene cáncer y todavía algunas necesidades. Park JiMin debería ser culpado por alterarlo de esa forma. Si pudiese verle la cara, apostaría a que JiMin está luchando por no sonrojarse más. Siempre fue tímido en algunos aspectos.
No en follar.
—Eso no es.. es que tiene el sentido de humor.. —JiMin medio dice, acelerando el paso.
YoonGi se despide del personal con una breve inclinación, deseando salir y olvidar durante el fin de semana. Sábado y Domingo son días tan buenos, sus únicos descansos de las torturas físicas a las que se somete por algo que no se irá tan rápido y tan bien como quisiera.
Pero mientras JiMin lo levanta con cuidado y lo sube al auto, mientras le ve abrocharle el cinturón de seguridad y darle un suave beso en los labios.. mientras lo ve feliz y optimista, con fé y la esperanza de vida, YoonGi no puede hacer otra cosa más que seguir y seguir.
Está luchando contra si mismo y el resultado le duele tanto.
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