Capítulo XXIV: Puto Carpe diem [Parte 1]
Cr. img: Amanda Shields
Penúltimo capítulo!
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El viernes llegó. Los últimos días habían pasado tan rápido y solo mirando hacia atrás, todo lo golpeó por completo, y se dio cuenta que había pasado cerca de cuatro meses enteros dentro de Haedogje Pa. TaeHyung sabía que los agentes encubiertos generalmente solo tenían once meses antes de ser retirados, obteniendo escasa información para generar cargos y órdenes decentes. En menos de la mitad de ese tiempo asignado había logrado hacer mucho más, pero no iba a presumir de este hecho en particular. Después de todo, solo lo había logrado debido a que se acercó tanto a JungKook, y si lo hubieran dejado trabajando en el territorio jurisdiccional como el resto, entonces no habría hasta ahí. TaeHyung no tenía dudas de que, en dado caso, habría terminado: atrapado, destrozado o muerto.
Había estado encubierto por un tercio del año hasta ahora e iba a terminar ese día.
TaeHyung no sabía realmente qué sentir al respecto, solo sabía que no sentía alivio. Sintió una fuerte mezcla de cosas, principalmente ansiedad, incertidumbre y arrepentimiento. Tal vez también agregó una buena dosis de auto repugnancia. Sentado a la mesa de la cocina en la suite, con un vaso de agua en la mano y el peso de la píldora de metadona en la lengua, estaba bastante seguro de que los sentimientos negativos superaban con creces los positivos, especialmente cuando sus ojos se posaron en JungKook.
JungKook, que estaba completamente ajeno a todo mientras comía su último desayuno como un hombre libre, el último día que estaría en su compañía y en la de JiMin.
JiMin se había calmado en los últimos días, acercándose a su "yo" habitual y, como resultado, JungKook no había presionado más en su repentina melancolía. Pero TaeHyung lo vio cuando le dieron la espalda al hombre más joven, la forma en que los labios de JiMin se hundían en las esquinas y sus ojos se enfriaban mientras JungKook no lo miraba. En ese momento, JiMin estaba intentando comer los restos de su comida, picando y jugando con sus palillos para que pareciera que todavía iba a terminar su comida.
TaeHyung ya había desayunado, pero la comida se sentía demasiado pesada en su estómago, casi como una roca. Probablemente así estaba también el estómago de JiMin, y por primera vez en lo que pareció mucho tiempo, TaeHyung ansiaba de nuevo la maldita morfina. El período de cuando la necesitaba físicamente para evitar que se sintiera enfermo pasó, pero los deseos realmente no habían desaparecido. Siempre estaban allí, en el fondo de su mente, y ese día eran mucho más fuertes de lo habitual. Tal vez la píldora los tranquilizaría, no lo sabía, pero esperaba que ese fuera el caso. Simplemente se la tragó con un sorbo de agua y esperó a que hiciera efecto.
Ese día ya tenía que hacer malabarismos con sus propios sentimientos de disgusto y vergüenza, no necesitaba el deseo de morfina, que lo hacía aún más difícil de manejar.
—¿Hoy será un día ajetreado? —preguntó JiMin por el simple hecho de intentar entablar una conversación como siempre, mientras sus palillos jugaban con el mismo trozo de pollo. Su cuchara parecía haberse quedado atascada en las gachas de arroz, porque no la había tocado en bastante tiempo. TaeHyung permaneció en silencio en lugar de responder porque realmente no sabía qué decir.
—Supongo —respondió JungKook mientras colocaba su propio vaso sobre la mesa—. Es un día laboral típico. ¿Por qué preguntas, bebé?
—Simplemente curiosidad —dijo JiMin con una sonrisa suave mientras bajaba su mirada a la mesa.
—...No estaremos en la reunión todo el día —dijo después de pensarlo un poco y TaeHyung notó que los ojos de JungKook se movieron para mirarlo. Su cabello todavía estaba húmedo por la ducha, lo separó para revelar su frente, y pudo ver el más mínimo surco entre sus cejas. Había algo en su mirada y después de un momento de pensamiento, TaeHyung estaba bastante seguro de que sabía lo que era. Fue el esbozo de una idea que comenzó a nacer en su mente—. Tal vez solo hasta media tarde, eso deja suficiente tiempo para estar contigo, cariño.
—Eso sería bueno. —JiMin también levantó los ojos y TaeHyung pudo sentir el peso de su mirada sobre él también.
—No estarás solo por mucho tiempo —dijo JungKook mientras se movía para ponerse de pie y se acercaba a su asiento. El hombre más joven se inclinó hacia delante para presionar un beso en su frente y TaeHyung vio la forma en que los labios de JiMin casi temblaron ante el contacto, sus dedos temblaron tanto alrededor de los palillos que casi los dejó caer—. Así que, hasta entonces, tendrás que jugar con Wangbi y distraerte. Deberías... —JungKook se enderezó, con una mano apoyada sobre su hombro para rozar la bata de seda—... deberías pensar en algo que podamos hacer juntos. Haz planes, ¿sí?
—Está bien, pero sea lo que sea que decida tienes que hacerlo, pase lo que pase —declaró JiMin mientras colocaba los palillos y dejaba caer sus manos ligeramente temblorosas sobre su regazo para que el otro no se diera cuenta. JungKook estaba demasiado ocupado mirando su rostro para notarlo; lo miraba con una sonrisa suave y bastante dulce en las comisuras de sus labios. Desde la muerte de su padre, TaeHyung había notado una marcada disminución en tales sonrisas, pero desde que habían asesinado a Kim JinWoo, parecía no hacer nada más que sonreír. Era bastante discordante—. No vayas a negarte.
—¿Cuándo te he dicho que no, bebé?
Unas mil jodidas veces, pensó TaeHyung mientras tomaba otro sorbo de agua y apartaba los ojos para mirar a través de la suite. JiMin solo hizo un ruido satisfecho ante esto y escuchó el sonido del hombre más joven moviéndose para besarlo en los labios esta vez, el contacto suave de un beso abierto pero casto. JungKook se alejó para cruzar la suite en dirección a las escaleras para seguir vistiéndose. Tan pronto como desapareció dentro de la habitación, TaeHyung se levantó de su asiento y se acercó a JiMin.
—Hoy es el día, ¿sí? —dijo TaeHyung en voz baja, colocando sus manos en la parte superior de sus brazos para mantenerlo en su lugar por un momento. Él movió sus ojos para mirar hacia el balcón del primer piso, casi como si JungKook escuchara su voz en el dormitorio. Posiblemente no podría y, sin embargo, no quería correr ningún riesgo—. Sabes qué hacer, ¿no?
—Sí, Tae, sé qué hacer —respondió JiMin en un susurro. No miró hacia la oficina, sino que simplemente mantuvo la vista baja para observar el piso—. Esperaré el mensaje, lo... lo sacaré como dije que lo haría.
—Nada de echarse hacia atrás —entonó, apretando los dedos firmemente alrededor de sus brazos—. No hay que cambiar de opinión, ¿sí? Hoy es el día y confío en ti para salir adelante. Todo mi equipo confía en ti, y sé que es una gran responsabilidad...
—Lo es, es tanta jodida responsabilidad...
—Pero puedes hacerlo —continuó TaeHyung sin dudarlo—. Recuerda, solo confío en ti. Nadie más, por eso te elegí, así que no hagas que me arrepienta de confiar en ti, JiMin.
JiMin parecía que quería decir algo en contra, un rápido destello de irritación apareció en su rostro antes de que pudiera contenerlo y no comenzar una discusión. No era el lugar ni el momento para discutir, por lo que simplemente alejó el impulso y, en cambio, extendió la mano para sacar sus manos de sus brazos suavemente. TaeHyung lo vio cruzar la suite para sentarse en la cama, levantando las piernas frente a él y bajando la cabeza. La forma en que sus hombros estaban caídos era una señal incómoda, pero entendió por qué JiMin se sentía como estaba. El otro hombre había estado forzando sonrisas falsas durante varios días seguidos, solo se había obligado a desayunar y pretender que todo estaba bien cuando ciertamente no lo estaba. Realmente no era de extrañar por qué se veía tan abatido en este momento, pero TaeHyung solo esperaba que JungKook no notara su repentina caída de humor como lo había hecho hace unos días.
—Mira. —TaeHyung cruzó la suite para acercarse a la cama, moviéndose para posarse a su lado. JiMin ni siquiera volvió la cabeza para mirarlo—. Lo siento por lo que va a pasar, JiMin, lo lamento mucho, pero hablamos de esto.
—Lo sé... lo sé —murmuró JiMin por lo bajo.
—Lo estás salvando de algo mucho peor que ser arrestado, ¿recuerdas? Estás salvando su vida, JiMin, como dijiste que salvó la tuya. —TaeHyung levantó su brazo y lo colocó sobre sus hombros para poder acercarlo más a él, presionarlo contra su costado. JiMin en realidad colocó su cabeza sobre su hombro—. Eso es lo que estás haciendo.
—Lo que estoy haciendo es traicionarlo —dijo el otro hombre con voz suave.
—No, ese soy yo, soy yo quien lo está haciendo —argumentó TaeHyung mientras mantenía sus ojos en el balcón del primer piso—. No lo estás traicionando, estás siendo... forzado a hacerlo. —Intentó no hacer una mueca ante esto y fracasó terriblemente, pero JiMin ni siquiera lo estaba mirando—. Es una cosa pequeña y finalmente serás libre de Haedogje Pa, JungKook también. Sin muerte, sin dolor, solo libertad. No tiene que morir, JiMin.
—Se siente como si lo estuviéramos matando en este momento —dijo JiMin.
TaeHyung se movió para levantarse de la cama e ir a recoger su cinturón de la funda de una mesa al otro lado de la habitación. Desde Singapur se le permitió llevar armas dentro del bloque en lugar de que DongJun le confiscara el cargador en el mostrador. Así que soltó el arma para colocarla sobre la mesa y agarró el cinturón. Se pasó los brazos por los agujeros, tirando de las finas tiras de cuero y elástico sobre sus hombros y luego asegurándolo en su lugar con unos pocos ajustes en su cinturón. Entonces TaeHyung cogió su Cz75 Shadow y sacó el cargador para que cayera en su mano. Hizo un alarde de comprobar que estaba cargado, sabiendo que JiMin lo estaba mirando todo el tiempo y luego lo empujó y escuchó el crujido de un chasquido cuando se encajó en su lugar.
—Recuerda lo que prometiste —entonó TaeHyung mientras volvía a meter la pistola en la funda y volvía a la cama—, JiMin. Si no apareces y la operación se arruina por ti, volveré aquí y te mataré, y a nadie le importará una mierda.
Como era de esperar, JiMin parecía incapaz de darle una respuesta mientras lo miraba con los ojos muy abiertos.
—Entonces, cuando recibas el mensaje, sacas ese disco duro y te vas —ordenó TaeHyung mientras cruzaba la suite para pararse junto a la puerta. JiMin estaba completamente inmóvil en el extremo de la cama, aparentemente ni siquiera respiraba. Pasó otro minuto hasta que JungKook apareció en el balcón, poniéndose la chaqueta del traje mientras bajaba la escalera.
—¿Listo? —preguntó JungKook cuando terminó de asegurar los puños de su camisa y se estiró para arreglar la solapa de su chaqueta. TaeHyung asintió en confirmación y le echó una última mirada a JiMin. El otro hombre solo mantuvo sus ojos en su regazo en lugar de mirarlos a ambos, sus dedos jugueteando con el borde de su bata de baño—. Entonces vamos.
Bajaron juntos por el ascensor y, sin embargo, TaeHyung descubrió que su mente no comenzaba a vagar en absoluto. Se sentía bastante vacío de pie junto a JungKook, vacío de miedo y nervios, pero no sabía por qué. Saber que estaba guiando al hombre más joven directamente a una operación encubierta debió haberlo aterrorizado, pero no fue así. Supuso que después del tiroteo en Golden Monkey ya no le asustaban muchas cosas. Demonios, había encontrado que estar en el probador con JiMin era más inquietante que esto. ¿Quizás saber que su equipo estaba listo para actuar y que no iba a hacerlo solo también ayudó a aliviar ese nivel de miedo? Por una vez en toda esta operación, TaeHyung sintió que no todo estaba en él, que no estaba en peligro. No, finalmente pudo sentir esa conexión con su equipo en el mundo exterior nuevamente, y aunque la conexión era bastante débil, se fortalecía con cada minuto que pasaba.
El Mitsubishi Dignity se detuvo en la acera y TaeHyung estaba a punto de moverse y abrirle la puerta cuando JungKook lo agarró por la muñeca y lo detuvo. La puerta del asiento del conductor se abrió de golpe y salió un hombre que no reconoció, no era Yang, sino un hombre diferente.
—Prefiero conducir hoy —comentó JungKook cuando el hombre no identificado salió y le tendió las llaves, inclinándose ligeramente con respeto. Las aceptó y el hombre rápidamente regresó por la calle para bajar por la rampa que conducía al estacionamiento—. Se siente como un buen día hoy, TaeHyung. ¿No crees?
—¿Por la reunión? —preguntó TaeHyung mientras abría la puerta del asiento del conductor para él. JungKook asintió mientras entraba y cerraba la puerta de un portazo. Tae rodeó la parte delantera del vehículo para subir al asiento del pasajero, se preguntó qué significaba exactamente eso, y cuando cerró la puerta, JungKook ya estaba arrancando el automóvil.
TaeHyung decidió no presionar más y, en cambio, se acomodó en el asiento y apoyó el codo sobre el reposabrazos. El hombre más joven estaba demasiado ocupado manejando para hablar y recordó que la última vez que habían estado en el auto así, JungKook había comentado su constante necesidad de iniciar una pequeña conversación solo para romper el silencio. Pero hoy no había tiempo para pequeñas charlas, solo una reflexión profunda y algo de tiempo para tratar de recuperarse. Durante el viaje, TaeHyung sintió que JungKook lo estaba mirando, sin duda esperando para ver si rompería el silencio, pero no lo hizo.
Fue cuando el almacén finalmente apareció y JungKook estaba metiendo el vehículo en el estacionamiento cuando sintió los primeros indicios de miedo.
Realmente no fue una gran sorpresa para él que el edificio lo incomodara, porque sabía que una vez que entrara, nada volvería a ser igual después de ese punto. No iba a abandonar el edificio como Kim TaeHyung, líder conjunto de Haedogje Pa. Iba a salir como Kim TaeHyung, oficial de policía encubierto, y JungKook se iría esposado con cientos de cargos contra él. Eso fue lo que hizo aparecer un nudo en la garganta que lo ahogó y le dificultó tragar.
TaeHyung abrió la puerta y dio la vuelta al frente para abrir la otra para JungKook, permitiéndole salir. El hombre más joven hizo su rutina habitual, arreglándose la camisa y el saco.
—El clima es agradable —comentó JungKook mientras arreglaba cualquier arruga de su saco—. ¿No te parece?
—Sí, es bastante agradable —coincidió TaeHyung mientras miraba el almacén y luego se giraba para explorar el horizonte. Algo le llamó la atención que lo hizo entrecerrar los ojos, un estallido de luz algo familiar por el láser rojo de mira. ¿Fue un ligero toque de vidrio a través de los lotes? ¿Como un destello de luz solar que se refleja en el cristal de un par de binoculares o tal vez una mira telescópica? TaeHyung no lo sabía, pero parecía correcto, así que apartó los ojos y decidió no dejar que JungKook mirara en esa dirección para que no lo notara también. Puede que no haya sido nada en absoluto, pero estaba bastante seguro de que era mejor prevenir que lamentar.
—Tal vez, cuando termine la reunión, ¿llevemos a JiMin a algún lugar en vez de quedarnos en la suite con él? —sugirió JungKook, caminando el tramo de edificios distantes y probablemente lotes vacantes. Toda el área parecía abandonada, por lo que no se sorprendería si estuviera desolado, excepto por ellos... y la totalidad del escuadrón de Yongsan-gu—. ¿Mientras haya buen clima?
—Creo que le gustaría —dijo TaeHyung mientras metía la mano en la chaqueta de su traje, sus dedos rozando la funda de su arma mientras localizaba el bolsillo.
—Probablemente lo encontraremos con Wangbi, durmiendo en la hamaca como siempre cuando hay un ligero indicio de sol.
—Has estado hablando más con él, ¿eh? ¿Sobre cosas?
—Sí —dijo JungKook, quedando en silencio por unos segundos como si estuviera pensando en el resto de su respuesta—. Sí, he estado tratando de hablar más con él como lo hago contigo, pero puede ser difícil. A veces no me gusta compartir cosas, así que me siento algo incómodo hablando. —Estaba hablando de emociones, por supuesto, emociones y recuerdos, TaeHyung sabía que era así—. Pero he estado intentando, algo que... que mi papá nunca hizo.
TaeHyung sacó un cigarrillo y luego levantó su encendedor para prenderlo. Escuchar a JungKook hablar así comenzó a hacer que le temblaran las manos. Tomó una calada profunda y lo exhaló por la nariz, dando otra calada rápida antes de sacarlo de la boca y ofrecérselo al otro hombre. JungKook aceptó, sosteniéndolo entre el pulgar y el dedo índice y medio.
—¿Tratando de hacer que fumar sea un hábito de reemplazo? —preguntó JungKook mientras exhalaba el humo por la esquina de su boca, con los ojos entrecerrados ligeramente al hacerlo.
—No, todavía estoy tomando metadona —explicó TaeHyung en voz baja mientras inhalaba el humo exhalado del hombre más joven—. Dos pastillas al día, yo, uh, no estoy seguro de si voy a lograr reducir más.
—Bueno, todos tienen sus vicios —dijo JungKook en voz baja—. Mientras seas productivo y no te cagues en el suelo, dos pastillas al día me parecen bastante bien. —TaeHyung quería decirle que no quería tomar una sola píldora y que su adicción actual no era exactamente un vicio, pero decidió que era mejor callarse—. ¿Tu papá tenía vicios?
—Uh, no, no ninguno —respondió con un movimiento de cabeza—. Nada que yo sepa, quiero decir. ¿A menos que beber de vez en cuando se considere un vicio?
—No, no, no creo que lo sea —dijo JungKook mientras tomaba otra calada del cigarrillo y luego levantaba la mano para dejar que tomara una. TaeHyung se inclinó hacia delante para hacerlo, moviendo los ojos para mirar a través del tramo de lotes nuevamente. Sí, todavía podía ver ese ligero destello de luz y pensó que era la luz del sol reflejada en el vidrio, lo que significa que el escuadrón de HoSeok estaba en el área ahora mismo observando cada uno de sus movimientos—. Mi papá tampoco tenía vicios, solo una bebida ocasional aquí y allá. Parece ser que tengo más que él...
TaeHyung soltó el cigarrillo, el humo todavía estaba en sus pulmones mientras se enderezaba para mirarlo. JungKook estaba mirando al otro lado del lote con una expresión bastante difícil de leer y recordó sus palabras esa noche que habían compartido el whisky en su oficina; de cómo se había considerado un fracaso. Pensar en esas palabras actualmente dejó una sensación punzante bastante horrible en su pecho porque TaeHyung sabía exactamente lo que iba a suceder ese día. Después de todo lo que le había dicho: que no había sido un fracaso, que era más fuerte que su padre... iba a joder a JungKook inmensamente cuando los postigos de los almacenes fueran golpeados y un equipo armado invadiera el edificio para arrestarlo.
JungKook estaba preocupado por cómo sus vicios lo hacían parecer un fracaso en comparación con su padre. Dentro de poco, él sería la razón por la cual el imperio de Haedogje Pa fuera completamente destruido.
—Bueno, no hay nada de malo en los vicios siempre y cuando sepas cómo controlarlos, ¿cierto? —comentó TaeHyung mientras estiraba la mano para frotar su nariz con brusquedad.
—Es difícil controlarlos después de un tiempo —dijo JungKook mientras levantaba el cigarrillo y lo dejaba frente a su boca por un momento—. Es difícil saber exactamente cuándo el vicio se convierte en una adicción.
Sí, como el vicio de JungKook de chicos guapos y sexo del que JiMin le había hablado. Al igual que su vicio de asesinato y tortura que asombró a los hombres de su padre y no de una buena manera, provocando que lo quisieran muerto para que no pudiera tomar el control de su propia herencia para que las cabezas no comenzaran a rodar cuando estuviera al frente. Su obsesión con el poder y el control, junto con su hambre ilícita de ser dominado y utilizado, lo hizo tan fácil de complacer que TaeHyung apenas podía creer que alguna vez se había preocupado por sus perspectivas de lograr acercarse a él; que podría haber terminado muerto en sus manos. No, en el segundo en que JungKook lo vio por primera vez y sintió una agitación sexual en el fondo de su estómago, TaeHyung se había preparado para el éxito.
TaeHyung había usado su propio vicio contra él, había creado una extraña dependencia conjunta en JungKook que el hombre más joven ni siquiera sabía. En un momento, JungKook lo había estado controlando, obligándolo a cometer actos de violencia con la esperanza de ser recompensado y protegido, pero en algún momento eso había cambiado. JungKook ya no era el cuidador como lo fue con JiMin: con palmaditas en la cabeza y regalando cosas. JungKook había ido más profundo, se había vuelto lo suficientemente íntimo como para encontrar el mismo disfrute en sus recompensas también. Ahora el hombre más joven no solo lo alababa y manipulaba, sino que también estaba obteniendo un gran placer de él; placer que TaeHyung también había estado manipulando desde la noche en que filmaron ese video pornográfico juntos. NamJoon le había dicho una vez que estaba confundiendo la gratificación sexual y la codependencia con el amor...
...y JungKook estaba haciendo exactamente lo mismo que JiMin.
TaeHyung se había convertido en su vicio, luego en su obsesión y finalmente en su mayor debilidad.
—Ven —dijo JungKook mientras sostenía el cigarro para que él diera otra calada. TaeHyung lo hizo y el hombre más joven dio una última, soltó el cigarro y luego lo aplastó con su talón con un fuerte giro con el tobillo—. Deberíamos entrar. —Finalizó mientras exhalaba el humo por la nariz y metía la mano en la chaqueta del traje para sacar una llave. Entonces TaeHyung se movió para acercarse al edificio, agachándose para agarrar el candado, desbloquearlo y arrastrar la cortina de metal hacia arriba. JungKook se deslizó debajo y luego entró detrás de él.
El almacén se parecía a casi todos los que había visitado. Había una amplia área vacía, exceptuando dos sillones y una larga mesa baja, sin cajas a la vista. Una rápida mirada a través de la habitación mostró pasillos de malla alta que corrían a lo largo de cada pared, unas escaleras en la esquina más alejada, y había otra puerta enfrente del postigo de entrada. TaeHyung lo miró y se preguntó si eso conduciría de nuevo al área de almacenamiento antes de soltar la cortina metálica nuevamente. Rebotó en el piso de concreto con una serie de golpes metálicos y JungKook ni siquiera lo miró cuando cruzó la entrada para sentarse en uno de los sillones.
—Entonces, ¿con quién es exactamente esta reunión? —preguntó TaeHyung mientras se acercaba a él para mirar el interior del almacén. JungKook lo observó desde su posición en el sillón, con una pierna doblada sobre la otra y la barbilla apoyada en la palma de su mano—. Nunca me lo dijiste, así que no sé qué esperar.
—¿Por qué sientes que necesitas esperar algo, TaeHyung? Es solo una reunión simple, por lo que no necesitas estar preparado. Si hubiera alguna transacción, te habría notificado por adelantado.
—...Okay.
—No puedo evitar notar que estás nervioso —comentó JungKook, aun luciendo muy cómodo en su asiento. TaeHyung sintió náuseas y la metadona no estaba haciendo nada para combatir la sensación.
—Bueno, sí, estoy un poco nervioso, quiero decir, desde Singapur siempre me gusta saber qué está pasando —mintió TaeHyung—. Incluso una simple reunión me pone nervioso si no sé quién estará presente. Estoy siendo paranoico, ¿verdad? —bromeó con la esperanza de que fuera natural. Cuando agregó una carcajada, los labios de JungKook se levantaron ligeramente en las esquinas.
—No, no estás siendo paranoico. Entiendo. Podrías haber muerto ese día porque no lo sabías, ninguno de nosotros lo sabía. —JungKook se movió para acomodarse en su asiento con un profundo suspiro—. Yo también me encontraría nervioso después de pasar por algo así, TaeHyung.
—Es solo que dijiste que no es una reunión importante, pero parece que... —TaeHyung estudió el almacén nuevamente, asegurándose de mirar hacia los pasillos—. Esto parece que podría ser bastante importante, ¿sabes?
—Bueno, supongo que hoy es un día importante —acordó JungKook mientras arreglaba la chaqueta de su traje, alisando cualquier posible pliegue—. La gala será la verdadera representación visual de mi ascensión como líder de Haedogje Pa, pero hoy es otra forma de ascensión; la más importante, de hecho.
TaeHyung lo miró y trató de entender qué quería decir con eso. Pudo haber sido cualquier cosa, pero tenía una idea de lo que JungKook quería decir. Con cada ascensión venía un proceso de purga total y JungKook aún no se había sometido a su propia limpieza de la ciudad para eliminar todo rastro, no solo del clan Kim, sino también de su padre.
—Hoy es el día en que comenzaré a purgar esta ciudad —anunció JungKook con una amplia sonrisa—. Los políticos, los departamentos de policía, los embajadores, todo será purgado. Muchos hombres y mujeres se encontrarán eliminados del poder en los próximos días, TaeHyung, y muchos podrían perder la cabeza.
—Ya era hora —comentó al ver que la sonrisa del joven se ensanchaba—. Y me decías que hoy no era importante.
—No creo que lo sea —reafirmó JungKook—. Después de todo, solo estamos teniendo algunas conversaciones sobre hombres y mujeres selectos y organizando la eliminación de su poder o sus cabezas. No es como si hoy fuéramos a eliminar cabezas, TaeHyung. —Ante esto, TaeHyung intentó sonreírle, sus labios se torcieron ligeramente en las esquinas—. Eso sería importante y mucho más emocionante.
TaeHyung sostuvo su mirada por un momento y de repente se dio cuenta de algo, algo en lo que no había estado pensando en absoluto al escucharlo hablar hace un momento. Todo este tiempo se había estado preguntando de qué se trataba la reunión, pero no con quién sería. JungKook no iba a reunirse con su padre o con un hombre como Woo para la limpieza, sino con alguien más. Alguien con suficiente poder, recursos e influencia para poder brindar toda su asistencia. Solo quedaba un hombre capaz de tal cosa del lado de JungKook y sabía exactamente quién era ese hombre.
Si TaeHyung no hubiera estado aterrorizado ya, el conocimiento de que Bae GooHee iba a pasar por esas puertas en menos de media hora, ciertamente lo habría hecho.
—Siempre es emocionante cuando las cabezas comienzan a rodar —dijo TaeHyung con los labios entumecidos y JungKook se rio dulcemente de acuerdo.
FIN DE LA PARTE 1
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