Capítulo XVI: Quédate conmigo (¿Por favor?) [Parte 2]
Cr. img: A quien corresponda
ATENCIÓN
El contenido de esta parte puede tocar temas como uso de drogas siendo menor de edad, trastornos psicológicos, mención de juegos mortales.
Lo normal aquí lol
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Durante casi veinticuatro horas, JiMin había estado sentado en el extremo de la cama con su teléfono en la mano: esperando. Lo había enchufado, el cable delgado se extendía sobre la cama como una serpiente rosa, solo para asegurarse de que la batería no se agotara y perdiera una llamada. Perder una sería lo peor que le sucedería y apenas podía soportar la idea de dejar el dispositivo por un segundo. ¿Quizás JungKook lo llamaría pronto, respondería a los casi cien intentos de llamadas que ya había hecho? Quizás no lo haría. ¿Quizás Jungkook no estaba respondiendo por razones de seguridad, o tal vez estaba muerto?
JiMin no había comido, no había dormido desde que había visto las noticias mientras estaba con YoonGi. Durante varios minutos estuvo casi convencido de que lo había imaginado todo, el audaz título negro en la pantalla de su teléfono casi les gritaba a ambos. Pero entonces se hizo terriblemente claro que no había sido una alucinación sino una realidad. Demasiado para drogarse y comer comida china durante todo el fin de semana. No, lo habían llevado de regreso al bloque de apartamentos en las primeras horas de la mañana después de aproximadamente un solo día en su compañía y desde entonces no se había movido de la cama.
En la tumbona, Wangbi estaba felizmente tendida en toda su extensión, con la barbilla en las patas delanteras y las orejas temblando perezosamente cada tanto. Se veía en paz, durmiendo descuidadamente, como si nada importante hubiera sucedido. Como si uno de sus papis no estuviera perdido ahora mismo y posiblemente muerto. JiMin supuso que eso realmente significaba muy poco para un gato, y en el camino de ese pensamiento se encontró deseando ser un gato. Ser un gato significaba que no había mucho de qué preocuparse, salvo cuándo aparecería la próxima comida y cuántas caricias en la barriga se podrían acumular durante el día.
—¿Wangbi? —Al oír su voz, sus oídos dieron un fuerte tirón y luego sus párpados se abrieron y sus ojos esmeraldas lo miraron directamente—. Él va a estar bien, ¿verdad? —Wangbi simplemente rodó sobre su espalda con un ronroneo retumbante mientras estiraba su columna vertebral y sus largas extremidades—. YoonGi mintió, mintió por completo...
Bien, no era culpa de YoonGi, estaba siendo mezquino. El otro hombre había tratado de consolarlo de la única manera que había podido. Debería murmurar comentarios menos sarcásticos y estar más agradecido de que YoonGi no lo hubiera sacado a patadas de su guarida, sino que habló con él. Habló con él sin esperar algo a cambio como todos los demás. En realidad, lo había hecho sentir como un humano por un corto período antes de que todo el infierno se desatara y destruyera la sensación. Mierda, YoonGi realmente lo había hecho olvidar por algunas horas de Haedogje Pa y había encontrado la marihuana extrañamente agradable después de haber compartido más de medio menú de comida china.
JiMin suspiró y extendió la mano para frotar sus párpados bruscamente con un puño enrollado, el teléfono firmemente apretado en el otro. Podía sentir que comenzaban a picar, exigiéndole que los cerrara y descansara, pero no podía hacer eso. No hasta que supiera lo que había pasado.
—Estúpido y maldito casino —murmuró JiMin—. Estúpido de mierda...
Hubo un zumbido en algún lugar de la suite y su corazón saltó hasta el fondo de su garganta.
JiMin dejó caer su mano y miró su teléfono por unos segundos, viendo que la pantalla permanecía oscura y no vibraba en su mano. ¿Se había equivocado, había pensado que había escuchado el sonido? ¿Estaba incluso despierto ahora? Podría haberse quedado dormido y, sin embargo, se escuchó otro fuerte sonido. JiMin se sobresaltó y se dio la vuelta para mirar el sistema de intercomunicación en la pared. Vio que estaba encendido, la pantalla azul brillante y lo alertó de un mensaje entrante.
—¡Ah! —JiMin casi tropezó con sus propios pies al cruzar la suite. Cuando llegó al sistema presionó el botón con tanta fuerza que de milagro no se rompió—. ¿Hola?
—El amo Jeon ha regresado —explicó DongJun en la pantalla del sistema y JiMin podría haber llorado de alivio ante sus palabras. Incluso si era un imbécil y aún no lo había perdonado por la burla de la "princesa", se sintió tan aliviado por su rostro y sus palabras que ni siquiera le importó—. Abra la puerta de antemano. —La llamada terminó abruptamente y JiMin miró fijamente el cuadrado negro por un momento en ligera confusión. No sabía por qué necesitaba abrir la puerta, pero cruzó la suite y lo hizo, manteniendo la puerta abierta y esperando en la puerta. Fue una solicitud extraña, una que causó una sensación de incomodidad y ansiedad al comenzar a revolverse en su estómago que los restos persistentes de su última dosis de Valium no podían calmar.
JiMin vio por qué DongJun le había dicho que abriera la puerta en elmomento en que las puertas del ascensor se abrieron y varios cuerpos salieron un minuto después. Primerollegaron JungKook, TaeHyung y HongSuk como trío y vio que TaeHyung estabasiendo apoyado por ambos. Como si estuviera... herido de alguna manera ynecesitara su ayuda. JiMin se hizo a un lado para dejarlos pasar y luego SiWonquien cargaba sus bolsas debajo de cada brazo con muy poco esfuerzo.
—Kookie, qué...
—Ponlo en la cama —ignoró JungKook hablando por encima de él mientras arrastraban a TaeHyung a través de la suite en dirección a la cama. JiMin los miró con horror y cuando escuchó a TaeHyung gritar de dolor, sintió el impulso más apremiante de tomar con fuerza el cuello de su bata—. Suavemente, suavemente.
—Mierda —maldijo TaeHyung, con la voz quebrada mientras lo colocaban sobre la cama.
—Kookie, ¿qué pasó? —inquirió JiMin sin aliento—. ¿Qué está pasando?
—TaeHyung recibió un disparo —replicó JungKook cuando HongSuk cruzó la suite de nuevo. SiWon dejó las maletas junto a la puerta, luego la cerró y los dejó solos. JungKook trató de acomodar al otro hombre en una mejor posición, por lo que JiMin corrió a ayudarlo, levantando su cabeza para colocar almohadas debajo—. Le dispararon en el hombro durante el ataque al Casino Golden Monkey, tuvo una cirugía y...
—¿Ci-cirugía?
—...y la bala fue retirada —continuó JungKook con una voz extrañamente tranquila, como si toda esta terrible experiencia no fuera aterradora para él. JiMin se sintió un poco como si le hubieran disparado también, su aliento dejó sus pulmones en un fuerte jadeo que le hizo doler el estómago—. Tuvo una cirugía, está perfectamente bien, bebé.
—Pe-pero no luce bien —argumentó JiMin mientras miraba a TaeHyung.
El otro hombre llevaba un jersey en lugar de su camisa habitual, gris claro, y actualmente estaba empapado de sudor. Todo su cuerpo parecía estar cubierto de sudor y estaba respirando demasiado rápido para el gusto de JiMin. Esto no era bueno y no le importaba lo que JungKook dijera. Si Taehyung estuviera perfectamente bien, entonces estaría sentado derecho en ese momento, luciendo un poco incómodo, pero de otra manera, manejando bien la lesión. Un hombre "bien" no necesitaba ser llevado a una habitación, gimiendo y sudando, con la piel cerca del tono gris de su ropa.
—Fue el viaje, lo hicimos en barco —respondió JungKook mientras quitaba el pelo de la frente de TaeHyung—. Debería haber estado descansando y recuperándose, pero tuvimos que movernos, tuvimos que regresar a Seúl, aquí es más seguro. Ahora puede descansar todo el tiempo que necesite, puede recuperarse adecuadamente.
—Cariño, ¿puedo hablar contigo? ¿A solas? —preguntó JiMin, soltando la parte delantera de su bata para poder tomar una de las muñecas ajenas—. ¿Por favor? —JungKook se dejó arrastrar hacia la habitación lateral—. Mierda, Kookie. —JiMin lo presionó con fuerza contra la pared, el impacto haciendo un ruido sordo—. Te lo dije, te dije que no fueras a Singapur, te...
—Lo sé. Lo sé, bebé...
—...y mira lo que pasó —continuó—. ¡Casi mueres! ¿Qué dije? No vayas y aun así no me escuchaste, te pusiste en peligro, pusiste en peligro a Tae y...
JungKook extendió la mano para acunar su rostro con las manos, las palmas contra sus mejillas y los pulgares clavándose en sus pómulos muy ligeramente. JiMin dejó de hablar ante su toque, dejando escapar el aliento en un suspiro cansado mientras cerraba los ojos. La sensación de su piel contra la suya, cálida, suave y viva, era tan confortante que no podía entender por qué. JiMin extendió la mano para tocar el dorso de sus manos, deslizando sus dedos a lo largo de su piel mientras tomaba algunas respiraciones lentas para tratar de calmarse.
—Lo siento, bebé —susurró suave JungKook—. Sé que me advertiste y sé que tenías razón, pero tuve que hacerlo, bebé. Lo entiendes, ¿cierto? Tuve que hacerlo porque papá me lo pidió; era importante.
—Estaba tan asustado —confesó JiMin en voz baja—. No contestaban mis llamadas y había fotografías en todas las noticias del edificio y de las personas que estaban siendo transportadas en jodidas bolsas para cadáveres. Yo solo... —Respiró tembloroso—. Estaba tan putamente asustado.
—No pueden matarme, cariño —afirmó JungKook mientras le pasaba los brazos por la cintura y lo acercaba. JiMin sintió que sus dedos se aferraban a la seda con fuerza mientras el joven enterraba la cara contra su cuello, con el aliento cálido sobre su piel—. Lo intentaron y fracasaron, no lo volverán a intentar.
—¿Tae? ¿Tae va a estar bien? —inquirió JiMin mientras giraba la cabeza y sentía su cabello contra sus labios. JungKook murmuró algo contra su garganta, las vibraciones causaron pequeñas oleadas de placer que lo atravesaron—. Pudo haber muerto por ti. No puedo creer que casi muriera por ti, Kookie.
—Mmm, mataré a quien sea que lo haya lastimado —prometió JungKook dando besos contra su garganta y sentía que sus dedos llegaban hasta su trasero, tomándolo con fuerza—. Arrancaré cada una de sus extremidades.
Aun si TaeHyung se encontraba en la habitación contigua seminconsciente, eso no parecía detener a JungKook. Él lo movió para colocarlo contra la pared, presionándose cuerpo a cuerpo contra él, las caderas chocando perezosamente. JiMin podía sentir la erección del menor, quien tiró del cinturón de su bata. No supo cómo es que terminaron en la cama, simplemente fueron acciones de manos yendo y viniendo, de muslos apretando fuertemente caderas. No se molestó en quitarse la bata. JiMin tomó el bote de lubricante que siempre había debajo de las almohadas y rápidamente colocó suficiente en sus dedos, preparándose, mientras JungKook se quitaba la ropa.
—Mierda, he necesitado esto desde... —JungKook abrió su cinturón con fuerza y luego comenzó a desabrocharse los pantalones—...esa estúpida noche en el casino. Masturbarse no es lo mismo.
—Ven y tómalo. —JiMin abrió sus piernas para él, aun hundiendo sus dedos dentro de sí—. Es todo tuyo.
JiMin podía decir que JungKook estaba desesperado porque siempre era así después de asesinar. Estaba acostumbrado a que regresara a la suite con el olor a pólvora que le quedaba en la piel; muy desagradable a la nariz. A veces, JungKook ni siquiera se molestaba en quitarse los guantes, una vez que lo tomaba, deslizaba el cuero lubricado dentro de él mientras aún estaba enredado en su ropa. Pero esto era diferente, era un nivel de desesperación que JiMin nunca había sentido. JungKook parecía no poder encontrar el ritmo, no podía mantenerlo mientras se deslizaba lo más profundo que podía y se apoyaba sobre sus codos. Incluso lo besó y había pasado tanto tiempo desde que lo había besado durante el sexo que JiMin se sorprendió.
—No te das cuenta lo... lo —habló el menor sin aliento, embistiendo rápido y duro, con sus labios en la garganta ajena—... lo fácil que es morir hasta que...
—Kookie.
—...hasta que casi pasa —continuó, con las manos sosteniendo sus muñecas contra el colchón—. Es muy fácil, rápido y...
—Uh... cariño. —JiMin echó la cabeza hacia atrás contra las almohadas, sintiendo el aliento y la boca del otro hombre contra su garganta al hacerlo—. Despacio, vas muy rápido. —Las caderas de JungKook prácticamente se sacudían contra él ahora, frenéticas mientras iba tan profundo como podía. JiMin hundió los talones en la parte baja de la espalda, los dedos de sus pies se curvaron por la fricción y los sonidos sin aliento que el otro hombre estaba haciendo. No iba a durar mucho, podía decir que todo terminaría muy rápido.
—Todas las balas y, mierda, suh... sangre fue tan ¡ah! —Las caderas de Jungkook se golpearon contra las suyas una, dos y luego una tercera vez cuando llegó al orgasmo. JiMin sintió que todo su cuerpo temblaba cuando se derrumbó sobre él con un profundo gemido de placer, la cara aún presionada contra su garganta. Después de unos segundos de respiración agitada y quietud, JungKook se movió para mirarlo a la cara—. ¿Tú... tú no te corriste, bebé?
JiMin se sintió bastante estúpido, acostado con los muslos abiertos y las muñecas clavadas en el colchón; su polla rígida todavía ansiosamente exigiendo atención. Era muy obvio que no lo había hecho y fue solo en ese momento que se le hizo evidente que era la primera vez que no había alcanzado el orgasmo justo antes que él; algo que JungKook había aprendido a perfeccionar. También era obvia la razón. JungKook se había dejado llevar y eyaculó prematuramente como uno de sus antiguos clientes, demasiado emocionado para controlarse y apaciguarse.
Después de un momento de silencio, JungKook se movió para levantarse de la cama sin decir una palabra más y cruzó la habitación para entrar al baño de la planta baja. JiMin se quedó completamente quieto en la cama, mirando el espejo del techo. Escuchó la ducha de la otra habitación y el sonido más suave de TaeHyung gimiendo proveniente del área principal durante varios minutos. Luego sintió algo agitándose en él, algo similar al asco, antes de apartarlo e ignorarlo. Ahora no era el momento para tales pensamientos, podrían venir más tarde con una botella de champaña. En este momento, TaeHyung y su lesión eran más importantes, por lo que realmente necesitaba dejar de pensar en su lamentable existencia por cinco minutos.
—Tengo que asistir a una reunión —anunció JungKook cuando entró nuevamente en la habitación, con una toalla alrededor de su cintura y el cabello húmedo cuidadosamente peinado hacia atrás. JiMin se enderezó para mirarlo—. Lamentablemente no puedo quedarme y cuidar a TaeHyung, así que necesito que lo hagas.
—Okay, pero nunca he cuidado a otra persona así. ¿Qué pasa si me equivoco? —preguntó JiMin desde la cama, con la bata de seda desabrochada y colgando de sus hombros.
—No lo harás. —JungKook se quitó la toalla y se la pasó para que pudiera limpiarse, viendo una mancha húmeda en las sábanas debajo de él—. TaeHyung no necesita de un médico, sino de una enfermera. Las instrucciones no son complejas, y aun si lo fueran, las ejecutarás bien, bebé.
JiMin se movió para levantarse de la cama, cerrando la bata mientras salía de la habitación para entrar en el área principal. Vio que TaeHyung todavía estaba acostado en la cama al otro lado de la habitación, por lo que fue a sentarse en el borde junto a él. Un toque rápido en su frente le mostró que su piel estaba caliente. Así que JiMin retiró la mano y observó al hombre más joven entrar en la habitación para subir las escaleras y entrar en su habitación privada para vestirse. Cuando regresó unos minutos más tarde, su teléfono ya estaba en la mano y su saco doblado sobre su otro brazo.
—¿A quién llamas, cariño?
—Min —replicó mientras iba a sentarse al final del diván. La mirada de JungKook pasó de él a TaeHyung por un momento—. Él puede suministrarme las drogas para tratarlo.
JiMin miró a TaeHyung mientras JungKook esperaba la llamada. El otro hombre estaba acostado en la cama, quieto y en silencio, con los ojos abiertos pero nublados por una fuerte mezcla de dolor y agotamiento. Escuchó al hombre más joven saludar a YoonGi antes de ir directamente al grano.
—Min, necesito morfina —comunicó JungKook—. Al menos para cinco días junto con antibióticos para cualquier infección. Puedes suministrarme eso, ¿cierto? No es para mí, es para TaeHyung. Requiere de tratamiento. Sí, morfina... Me lo han dicho, soy consciente de los riesgos. Necesita morfina —repitió en tono severo—. ¿Alguna vez te dispararon, Min? No, pero apuesto que sabes cuánto duele gracias a tu padre.
JiMin casi podía escuchar el silencio mortal al final de la línea, incluso desde el otro lado de la habitación. JungKook había tocado un tema sensible, uno crudo y doloroso que realmente no entendía. Observó al más joven por un momento antes de volver su atención a TaeHyung. Tenía el labio inferior enganchado entre los dientes y podía ver un brillo de sudor en la línea del cabello, así que le apartó el cabello de la frente y limpió su piel por él. Entonces JiMin se agachó para levantar suavemente la cabeza de TaeHyung y colocarla en su regazo para poder masajear su cuero cabelludo con ternura.
—¿Estás bien, cariño?
—No —respondió con voz rasposa—. Me duele. Me pica
—Sí, sí, esa es la dosis exacta que Kang prescribió —continuó hablando JungKook; JiMin viéndolo por encima de su hombro—. Sí, eso también. ¿Tenemos un trato, Min?
—Espera, Kookie.
—Dame un momento. —Retiró el teléfono de su boca y colocó su mano en la bocina—. ¿Qué, bebé?
—Pídele que venga —sugirió, aun masajeando la cabeza de TaeHyung—. Así no tendré que dejarlo solo y ser escoltado. Es más seguro. También puede enseñarme a administrar inyecciones, sólo para que no me equivoque después.
JungKook lo pensó un momento.
—Min, ven al departamento. Ha habido cambio de planes, ven al departamento. JiMin necesita ayuda. —JungKook hizo una pausa por un segundo y luego se echó a reír—. No puedo cuidarlo, no soy una jodida niñera. Tengo que irme a resolver unos asuntos.
JiMin suspiró y volvió su atención a TaeHyung. Claramente, YoonGi no iba a aceptar venir, lo que lo dejaría atrapado cuidando a TaeHyung solo. La sola idea fue suficiente para hacerlo sentir incómodo. El otro hombre estaba en agonía, sudando y temblando, y JiMin podía simpatizar mucho con él. Sabía lo que se sentía al ser sacudido con tanto dolor, pero lamentablemente no había tenido morfina en aquel entonces para evitarlo. Ningún hombre quería follar con prostitutas atontadas y drogadas, arruinaría la diversión.
—Enviaré más archivosa cambio de tu ayuda —ofreció JungKook mientras se recostaba. Wangbi levantó sucabeza para mirarlo—. Respaldo todo, todavía tengo todos mis archivos. Sécuáles te gustan. —JiMin lo miró, viéndolo sonreír para sí mismo y se preguntóde qué estaban hablando—. Dinero por las drogas, archivos por la ayuda. Tresarchivos. ¿Sí? Bien, me alegro de que hayamos llegado a un acuerdo, Min. —Semovió en el asiento con esa misma expresión engreída—. Él te estará esperando.
—¿Archivos? ¿Qué archivos? —inquirió con curiosidad, viendo como el otro se ponía de pie y terminaba la llamada, para después meterlo en el bolsillo.
—No te preocupes por los archivos —respondió el menor mientras se colocaba el saco—. Sólo espera a que Min llegue, él puede solucionar este problema.
JiMin se quedó en su lugar después de que JungKook salió de la suite del apartamento, permitiendo que TaeHyung usara su regazo como almohada mientras jugaba con su cabello. No sabía realmente cuánto tiempo le tomaría a YoonGi llegar, pero para TaeHyung sería una eternidad. JiMin podía empatizar con él, pero no sabía realmente cuánto dolía una herida de bala. A juzgar por su estado actual, la respuesta era que mucho. Debió haber sido sedado en un hospital, donde recibiera atención constante, no acostado en una suite después de viajar la mayor parte del día en barco como un inmigrante que huye de una zona de guerra.
—¿Tae?
—¿S...sí, JiMin?
—Me alegra haberte conocido —susurró JiMin mientras acariciaba sufrente—. Que Kookie te haya conocido. Le salvaste la vida y con ello salvastela mía. —TaeHyung no respondió, pero él se agachó y besó su frente—. Te quiero.
—...También te quiero, JiMin —suspiró TaeHyung a la par que sus párpados se agitaban.
Hubo una serie de golpes bastante erráticos en la puerta casi una hora después, así que JiMin levantó suavemente la cabeza de TaeHyung y la volvió a colocar sobre la pila de almohadas. El otro hombre dejó escapar un suave gemido de dolor ante el movimiento. Luego se puso de pie y cruzó la suite para abrirla. De pie en el pasillo estaba YoonGi, muy fuera de lugar. Pequeño, muy pequeño y bastante incómodo. Por primera vez, no estaba vestido solo con un jersey y un par de calzoncillos, sino con ropa real: una camiseta blanca debajo de una pesada parka negra y un par de jeans terriblemente desgastados. Estaban tan desgastados y desgarrados que no parecía que quedara mucha mezclilla y JiMin miró fijamente la vista de sus muslos bastante magullados y sus rodillas ligeramente rosadas antes de levantar su mirada nuevamente hacia su rostro.
—Hola —saludó JiMin, moviéndose para apoyarse en el marco de la puerta—. Gracias por esto, YoonGi. En serio, gracias.
—Uh, no lo menciones —replicó el otro mientras jugaba con su cabello—. El amo Jeon no está, ¿verdad? —JiMin negó—. ¿Él... está... bien?
—Entra, te contaré todo al respecto —comentó JiMin, haciéndose a un lado para dejarlo pasar. YoonGi pasó junto a él, quitándose los zapatos—. JungKook está a salvo, tanto él como Tae regresaron esta mañana de Singapur. Pero como sabrás, Tae recibió una bala para mantenerlo con vida durante el tiroteo en el casino.
—Mierda, ambos vimos las noticias —comentó YoonGi mientras luchaba para quitarse la bota derecha—. Era como una película de James Bond o algo así... una mierda aterradora.
—¿J-jiMin? —llamó confundido TaeHyung—. ¿Qué está pasando?
—YoonGi está aquí para ayudarme a cuidarte, bebé —explicó JiMin—. Le pedí a Kookie que viniera para que pudiera ser mi asistente.
—...Okay —replicó TaeHyung en voz baja desde la cama. Medio consciente, medio dormido.
—Tengo mi bolsa con swag llena de morfina y Keflex* —anunció Yoongi con una expresión bastante divertida mientras sostenía la bolsa negra. Era de diseñador, eso era lo que JiMin podía ver. Bonito cuero de calidad. TaeHyung no se rio de su comentario y sólo hizo un ruido suave—. Sonaba mejor en mi cabeza... Uh, consíguele un vaso de agua, nada alcohólico —instruyó mientras se quitaba el abrigo y lo dejaba caer al suelo—. También unas tijeras.
Entonces JiMin fue a la cocina, tomó un vaso y una jarra de un armario. Procedió a llenar la jarra con agua fría del dispensador en la parte delantera del refrigerador. Encontró un par de tijeras en el cajón de la cocina y también lo llevó, colocó el vaso y las tijeras sobre el tocador para poder llenar de agua el vaso. YoonGi agarró el vaso cuando estaba lleno, moviéndose para sentarse en el borde de la cama, presionando el vaso contra los labios de TaeHyung para que éste bebiera.
—Rellena esto, ¿sí? —pidió YoonGi sosteniendo el vaso ya vacío. JiMin vertió más agua en el vaso y lo sostuvo en lo que el otro sacaba algo de su bolso.
Vio cuán delgados y pálidos estaban los brazos de YoonGi mientras abría la bolsa y comenzaba a hurgar en el contenido. La camiseta parecía colgar de su delgada figura, el escote demasiado bajo, los brazos terminando cerca de sus codos. Se preguntó si el otro hombre alguna vez salía de la guarida. La vista de sus tendones moviéndose bajo la delgada piel del dorso de sus manos extrañamente fascinante de ver. Sacó una variedad de cosas: una botella de medicamentos recetados, una jeringa sellada, un pequeño frasco de morfina, una botella de antiséptico y finalmente una bolsa con cigarros de marihuana. Todos los colocó sobre el colchón y luego destapó el frasco de la receta. Sacó una gran píldora verde y la metió en la palma de su mano.
—¿Has comido algo?
—No puedo comer —murmuró TaeHyung—. Duele mucho.
—Okay, bueno vas a tener que comer algo después de esto —respondió YoonGi mientras tomaba el vaso que sostenía JiMin y dejaba caer una pastilla en él—. De ninguna manera te administraré morfina por tres días con el estómago vacío. Te jodería. —La pastilla comenzó a disolverse en el agua y JiMin lo observó sacar un porro y colocárselo en la boca—. Bebe esto —ordenó YoonGi con el porro entre sus labios mientras le tendía el vaso. El líquido era turbio, pequeños restos de la pastilla flotando. TaeHyung lo aceptó con su brazo bueno, viendo el contenido con desconfianza—. Sí, sabrá asqueroso, pero debes beberlo. Es bueno para ti.
Mientras TaeHyung bebía, YoonGi encendió el porro y le dio una calada. Al exhalar el humo, el otro casi se ahoga mientras tragaba el líquido. Sus labios se fruncieron ante el indudable sabor amargo.
—¿Quizás no deberías drogarte? —sugirió TaeHyung en voz baja mirando el porro entre los dedos de YoonGi. JiMin retiró el vaso y lo colocó en el tocador antes de sentarse al otro lado de la cama.
—Necesito estar drogado para siquiera hacer esto —replicó, mordiendo ligeramente el cigarro—. No soy médico, Kim, soy fabricante. No inyecto a los drogadictos, no me acerco a ellos, están locos.
—No eres un adicto, Tae —habló JiMin acariciándole el dorso de su mano—. No está hablando de ti. —Al ver de reojo al otro hombre, notó el ceño fruncido—. Cuando esto termine, todos estaremos drogados de todas formas, ¿no?
—Sí —aseguró YoonGi tomando las tijeras del tocador. En lugar de quitarle a TaeHyung el suéter, optó por abrirlo, cortando desde el escote hasta el puño para poder tirar de la tela. Con otra serie de cortes y todo estaba hecho jirones. Dejó las tijeras a un lado y luego comenzó a juguetear con el alfiler de seguridad. YoonGi lo sacó y comenzó a desenredar las vendas—. Mierda, de todos modos, estoy drogado todo el tiempo, así que no es como si estuviera en mis cinco sentidos. —Tan pronto como las vendas usadas quedaron libres, la vista que reveló era un apósito quirúrgico. JiMin vio un parche manchado bastante horrible, una mezcla de rojo y amarillo que se extendía por el algodón. YoonGi caló nuevamente el porro y luego se lo tendió a JiMin quien lo aceptó, sosteniéndolo entre su pulgar y dos dedos índices—. Aquí viene lo divertido.
—¿No puedes darme la inyección primero? —preguntó TaeHyung que intentaba mirar el vendaje. JiMin fumó del porro y cerró los ojos para no tener que verlo y notar su miedo y dolor.
—No, eso es después —argumentó YoonGi—. Después de limpiarte, tendrás la inyección, no antes. Hasta entonces el dolor ya no estará.
—Lo limpiaré siempre y cuando tú... tú lo inyectes —ofreció JiMin mientras daba otra calada al porro, esperando que su oferta fuera aceptada. Por unos segundos, YoonGi lo miró y luego sacó de su bolsa unos guantes de látex y un paquete de almohadillas de algodón.
—Látex —comentó YoonGi mientras le daba los guantes—. Fetiche.
—¿Qué? ¿Te gusta el látex? —inquirió JiMin devolviéndole el porro y colocándose los guantes—. He jugado con ellos a antes, aunque no entiendo la fascinación. A JungKook le gusta un poco; dice que se siente genial contra su pene.
YoonGi miró el hombro de TaeHyung sin responder, con el porro entre sus dientes. JiMin tuvo la sensación de que lo puso nervioso, como el día que casi se ahoga con el humo en su estudio. TaeHyung estaba demasiado ocupado mirando el espejo del techo como para prestarles atención. YoonGi tomó una esquina del apósito para comenzar a retirarlo. Quizás se había pegado un poco a la piel de TaeHyung pues éste se quejó hasta que el apósito fue retirado.
—...Diablos —suspiró YoonGi dejando caer el apósito sobre el colchón. JiMin terminó de colocarse el segundo guante cuando sus ojos capturaron la herida.
El hombro de TaeHyung era un desastre, carne apenas unida por los gruesos puntos negros que la cubrían. Se habían tensado e hicieron que la piel se alzara en un surco arrugado. Definitivamente iba a dejar cicatriz, iba a dejar un bulto carnoso incluso después de que se hubieran quitado los puntos. La piel alrededor de los puntos era de un rosa intenso que contrastaba contra su piel bronceada. Parecía inflamado, caliente y doloroso. Pero JiMin pudo ver que la herida no estaba supurando actualmente a través de los puntos. Esa era una buena señal. TaeHyung miró su hombro por un momento antes de volver la cabeza para mirar hacia el techo.
Así que así era recibir una bala por otro hombre: una masa de carne rasgada y cosida, piel húmeda y labios roídos. Esto no parecía muy heroico a los ojos de JiMin.
—Okay, vamos a limpiarte, bebé —habló JiMin con voz suave mientras sacaba una de las almohadillas de la bolsa de plástico y la empapaba en antiséptico. JiMin limpió el área alrededor de las puntadas con la almohadilla y, a petición de YoonGi, extendió ligeramente la mano libre y presionó alrededor de las puntadas. Su piel se sentía bastante dura y caliente a través del látex.
—¿Sientes alguna hinchazón?
—No —replicó mientras comenzaba a limpiar suavemente los puntos. TaeHyung se estremeció ante esto, pero no emitió ningún sonido—. Hasta ahora no hay inflamación, eso está bien, ¿verdad?
—Sí, no está sangrando internamente, así que es bueno —dijo YoonGi con un asentimiento tranquilizador sacando otro rollo limpio de vendaje de su bolso.
Tan pronto como terminó de limpiar su hombro, ambos cubrieron la herida nuevamente. Fue un esfuerzo conjunto donde JiMin tuvo que sentarlo y mantener su brazo lesionado estirado para que YoonGi pudiera vendarlo debajo de su axila y alrededor de sus costillas superiores. JiMin le dijo que estaba bien, que era fuerte por soportar el dolor y TaeHyung apretó los dientes hasta que YoonGi aseguró el vendaje en su lugar con el alfiler de seguridad.
—Ahora viene la inyección —explicó YoonGi mientras JiMin lo colocaba lentamente sobre las almohadas. El otro hombre preparó la jeringa con rapidez, demostrando que había hecho esto en el pasado, tirando del empujador para llenar la dosis y luego asegurándose de que no quedara aire atrapado en la jeringa. YoonGi buscó primero una vena en su codo interno, presionando su pulgar hacia abajo mientras giraba suavemente su brazo para obtener un mejor ángulo antes de pincharlo con la aguja. JiMin lo vio inyectarlo hasta que todo el líquido se vació en el interior de TaeHyung.
TaeHyung casi se hundió en el montón de almohadas, dejando sin aliento sus pulmones en un hermoso suspiro. Al mirarlo a la cara, JiMin se sorprendió de lo feliz que se veía por la inyección; ojos entrecerrados y soñadores, labios flojos. Como si de un orgasmo se tratara, TaeHyung parecía que estaba en el cielo en este momento.
—¿Puedo hablar contigo un segundo? —pidió YoonGi en voz baja, ladeando la cabeza en dirección a la habitación cuando se levantó de la cama y dejó caer la jeringa usada sobre el tocador.
—Claro —accedió JiMin con un asentimiento, colocándose de pie. Escuchó al otro seguirle los pasos hasta que entraron a la habitación y él se recargó en la pared. YoonGi miró la sábana manchada a unos metros de distancia antes de apartar los ojos y mirarlo—. ¿Qué sucede?
—Mierda, JiMin, no sé si debamos seguir administrándole demasiada morfina —susurró YoonGi. JiMin vio la forma en que sus ojos se deslizaron para mirar a TaeHyung a través de la puerta abierta antes de volver a su rostro—. Es jodidamente desagradable, hablo de crearle un hábito después de un uso prolongado. Si le inyectas tres, cuatro veces al día, podría volverse un adicto.
—Necesita algo para el dolor. ¿No hay algo que pueda sustituirlo, que sea menos adictivo?
—...No, no hay muchasdrogas que puedan bloquear el dolor y que no sean adictivas —murmuró YoonGi,pasando sus dedos por sus labios—. Morfina, Meptid, OxyContin, todos sonbásicamente puta heroína. Lo estamos bombardeando de ella, JiMin. El Amo Jeonno puede tener de compañero a un adicto.
—Tae podría no volverse adicto —argumentó JiMin—. Podemos retirársela, reducir la dosis a partir de mañana, ahora puede descansar y no moverse tanto. Tres veces al día como máximo, después dos y luego una dosis. Si JungKook puede evitar volverse un adicto a la coca después de varios meses de uso, también podemos evitar que Tae caiga, ¿verdad?
—Es diferente —contradijo YoonGi—. El Amo Jeon no usa la coca para bloquear dolor, la usa por placer. Su cerebro la asocia con el placer, ¿entiendes? Pero el cerebro de Kim comenzará a asociar la morfina con dolor llegando al punto de hacerle creer que hay dolor para así obtener la inyección. —JiMin lo miró y sintió un vacío en su estómago. YoonGi sabía de lo que estaba hablando y eso era aterrador—. Mi viejo cayó en la heroína, bueno una mezcla de Fentanilo* con heroína, después de recibir una bala como Kim —confesó en voz baja—. Ya era un hijo de puta loco antes de esa mierda. Con ella simplemente empeoró. No me gusta esa mierda, te arruina el cerebro, te jode la puta vida.
—Pero no puedo verlo sentir dolor, YoonGi. No es justo. No puedo cuidarlo así, viéndolo llorar de dolor; es demasiado.
—Simplemente no me gusta, es todo. —YoonGi se cruzó de brazos, rascándose la parte interna de uno de sus codos, deteniéndose cuando percibió la mirada de JiMin—. Pero si el Amo Jeon quiere que lo droguemos, eso haremos.
JiMin miró a TaeHyung que parecía estar dormido. Tenía los ojos cerrados y los labios ligeramente separados, el pecho subía y bajaba suavemente. Bien, esperaba que estuviera dormido para no tener que sentir ningún dolor en este momento. Pero ahora que TaeHyung había sido atendido, eso significaba que YoonGi probablemente se iría, para volver a su guarida y dejarlo solo con el hombre drogado y herido.
—¿Tienes algo más? —preguntó JiMin mientras se movía para recostarsecontra la pared. Cruzó un tobillo sobre el otro y notó que la mirada de YoonGise detuvo para estudiar esto antes de volver a levantar su rostro. Quizás viosus muslos por más tiempo de lo considerado cortés y completamentecomprensible. Después de todo, él también se había quedado mirando sus muslosdelgados—. JungKook estará ocupado hoy, corrigiendo un problema con unatransacción comercial fallida. Tae está fuera de acción durante unos días antesde ver a papá y tener una reunión o lo que sea. Estoy aburrido.
—Tengo más porros, pero esto no es realmente una fiesta... —comentó YoonGi mientras se movía de un pie al otro de la misma manera incómoda que antes—. Además, probablemente debería irme y...
—No —dijo JiMin condemasiada brusquedad—. No te vayas, sólo quédate un rato, ¿por favor? —Ante suspalabras, vio a YoonGi con los hombros levantados y sus dedos formando pequeñospuños apretados—. Podemos fumar y jugar con Wangbi o lo que sea. Solo no medejes atrapado en esta suite con él. Terminaré bebiendo una botella entera de champán y noquearme con Valium hasta que termine llorando sobre el inodoro como de costumbre.
—...Mierda, JiMin —murmuró YoonGi—. Eso es chantaje emocional.
—No quiero quedarme solo con él, YoonGi —reiteró Jimin en voz baja—. Tengo miedo de que le pueda pasar algo y no saber qué hacer. —El otro hombre se movió de nuevo, rascándose el codo ahora sin el más mínimo cuidado mientras bajaba la mirada para mirar al suelo—. Confío en ti, sé que está a salvo en ambas manos.
Después de un minuto de silencio incómodo y evitar el contacto visual, de inquietudes y miradas furtivas, YoonGi finalmente cedió y regresó al área principal. JiMin lo tomó como una buena señal y lo observó mientras recogía la bolsa de la cama junto a TaeHyung mientras lo seguía.
—Wangbi~ —llamó JiMin en un tono dulce antes de agacharse y chasquear los dedos. Ante el sonido, ella se movió para salir de la tumbona, acercándose a ellos. Escuchó a YoonGi haciendo un ruido de sorpresa mientras ella pasaba para sentarse frente a él—. ¿Quién es una hermosa reina, hmm? Eres tú —dijo JiMin mientras acunaba su rostro y se inclinaba hacia adelante para presionar un beso en su nariz y la parte superior de su cabeza.
—Nunca había visto un gato así antes —comentó YoonGi mientras se sentaba en el borde de la cama y sacaba los porros—. ¿Ella hace trucos?
—Está bien entrenada, sigue órdenes. Como yo —dijo JiMin, frotando su nariz contra la parte superior del cráneo del animal.
—Háblame sobre eso —susurró YoonGi. Empujó uno de los porros en la esquina de su boca y luego se inclinó para deslizar otro entre los labios de JiMin.
—Acaríciala —dijo JiMin mientras le soltaba la cara, haciendo rodar el porro en la esquina de su boca también—. Vamos, puedes acariciarla. Ella es muy amigable.
YoonGi se movió para poder sentarse en el suelo al lado de la cama también, cruzando las piernas y tendiéndole la mano al gato. Wangbi olisqueó sus dedos por un segundo, conociendo su aroma y luego se acurrucó contra él. YoonGi dejó escapar una risa sorprendida por esto, la misma que JiMin había escuchado un par de veces y encontró bastante entrañable. Entonces Wangbi se sentó en el suelo entre los dos, con la cola balanceándose ligeramente sobre el mármol.
—La mitad de un porro no es suficiente para mí —murmuró YoonGi mientras recuperaba el encendedor y encendía el porro—. Pero no más para ti después de esto, este es suficiente para ti. —JiMin simplemente permaneció en silencio y le permitió encender su porro, tomando una calada profunda y manteniéndola en sus pulmones. Comenzó a picar después de unos segundos, ese sabor desagradable lo hizo hacer una mueca mientras lo exhalaba de nuevo—. El Amo Jeon probablemente me matará por permitir que pruebes más drogas y folles así...
—¿Sí? Bueno, me deja follar con extraños cada dos días más o menos, como si las drogas importaran.
—... ¿Por qué estoy aquí, JiMin, en serio? —preguntó YoonGi mientras seguía acariciando al gato, con los ojos en TaeHyung que yacía dormido en la cama—. ¿Es porque quieres que cuide a Kim o es algo más? Sé honesto conmigo, no me importa una mierda, solo dime.
—Yo solo... quería hablar. ¿Ya sabes? Como cuando hablamos el otro día. Me gustó, fue agradable tener a alguien con quien hablar.
—¿No hablas con el Amo Jeon? ¿O Kim? —preguntó YoonGi, frunciendo ligeramente el ceño.
—En realidad no, no sobre cosas tontas —confesó JiMin mientras sostenía el porro entre su dedo índice y medio. Notó que YoonGi lo sostenía de forma extraña, con el dedo pulgar debajo del porro y todos los dedos sosteniendo la longitud, excepto por su dedo meñique que sobresalía ligeramente—. Están demasiado ocupados para escuchar cosas tontas.
—¿Cosas tontas como... toda tu vida? —adivinó el otro hombre, tomándolo desprevenido con sus palabras directas. Trató de no hacer una mueca cuando dio otra calada y dejó que el humo espeso flotara en su boca en una bola.
—Sí, eso —coincidió JiMin con un suave asentimiento mientras observaba cómo se disipaba el humo en el aire, extendiéndose tenues zarcillos blancos.
—Está bien, así que habla —dijo YoonGi encogiéndose de hombros con la mano libre sobre la cabeza de Wangbi con bastante comodidad.
—Ya no sé lo que está pasando —habló JiMin en voz baja, mirando los bonitos dedos de YoonGi molestando uno de los oídos de Wangbi—. Solía haber orden, me gusta el orden. Me hace sentir seguro, pero... pero ahora es solo un caos y tengo miedo. No he estado asustado en mucho tiempo. —El otro hombre lo miró con atención, sin apartar los ojos de su rostro una vez—. Siento que tengo doce años otra vez, y lo odio.
—¿Qué pasó cuando tenías doce años?
—...Algo malo —murmuró JiMin, con el porro flotando frente a sus labios. El pelaje de Wangbi pareció ondularse cuando la miró, con rayas y puntos moviéndose hasta que parpadeó y se acomodaron nuevamente—. Algo de lo que nunca he hablado. —YoonGi pareció pensarlo por un momento antes de dar otra calada, una pulgada más o menos de ceniza colgando del extremo.
—Entonces, ¿es solo una de esas tonterías?
—Cuéntame sobre tu papá y te lo diré —ofreció JiMin.
—No hay mucho que contar, mi viejo estaba jodido. Trabajar para Jeon durante tres décadas lo hace, especialmente después de recibir una bala en la rodilla durante su servicio. Pienso que había algo mal con él, ¿sabes? ¿Como aquí? —YoonGi tocó su sien para enfatizar—. No sé qué, pero no tenía razón en la cabeza, incluso antes del accidente no tenía razón. Se iba por semanas, y luego volvía a casa y causaba el infierno.
—¿Qué clase de infierno? —cuestionó JiMin cuando el gato bostezó y se estiró en el suelo entre ellos con una serie de ruidos retumbantes.
—Le pegó a mi madre hasta que se arrastró por el suelo como una jodidafoca. Después del accidente, me obligó a inyectarlo, cuando se puso tan mal que no podía hacerlo por sí mismo. Tenía como...diez en ese momento, aprendiendo a drogar a alguien con China White*cuando debería haber estado estudiando. —YoonGi se rio por lo bajo, plano y sin diversión—. Maldito imbécil, comencé a usarla solo para bloquear toda esa mierda. Solía amenazar con echarme a perder después de que mi madre desapareció, realmente pensé que lo haría en ese momento.
JiMin lo miró atónito, de repente descubriendo que había perdido lacapacidad de hablar o incluso respirar. Conocía a YoonGi desde hace un par demeses y, sin embargo, no tenía idea de nada de esto. ¿JungKook lo sabía? ¿Y TaeHyung?De repente se sorprendió al saber que YoonGi tampoco había elegido esta vida,al igual que él. No había decidido unirse a Haedogje Pa por su propia voluntad, sino que había sido arrastrado por su padre. Al igual que Jungkook, que había nacido como un heredero con su destino decidido antes de que incluso pudiera caminar. Como él, que nunca había querido ser vendido a miles de personas, usado y abusado hasta el punto de desmoronarse por dentro. Yoongi era igual que él. Solo Taehyung había elegido esta vida y qué extraña decisión había tomado.
—Creo que él asesinó a mi madre... —dijo YoonGi con voz suave—. Creo que lo hizo y por eso Jeon lo mató. No fue la policía, sé que no fueron ellos, solo otro encubrimiento como el resto. Te lo dije, mi viejo era un perro loco, así que Jeon lo mató antes de que empeorara. Me tomó bajo su ala después de eso. No se me permitió mezclarme con el Amo Jeon, ya que era un drogadicto de catorce años, pero aun así me acogió. Por eso sigo aquí, respirando y trabajando para Haedogje Pa. —YoonGi tocó la ceniza que había al final del porro y olisqueó—. Tu turno.
—...Cuando tenía doce años me compraron para una fiesta, para una fiesta de sexo —explicó JiMin lentamente—. Había hombres y mujeres allí, en una gran pensión a las afueras de la capital. Debí haber sabido que había algo mal en el lugar, ¿sabes? Como el hecho de que el piso estaba cubierto de lona. Pero no lo pensé, tenía doce años y había sido arrastrado por un grupo de adultos que me dijo que iba a ser una noche divertida. Comenzaron a jugar, y a los niños les encantan los juegos. Se suponía que era un juego divertido.
YoonGi lo miraba sin pestañear, aferrándose a cada palabra que decía como si fuera un predicador pronunciando un sermón que le otorgaría la salvación. Pero no había salvación en este sermón, sino condena y horror.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que había pensado en esto? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que las pesadillas lo acechaban, como un reloj? Gracias al Valium o la sensación del cálido cuerpo de JungKook junto a él en la cama, no lo recordaba, pero los pensamientos siempre estaban ahí: acechando. Ahora que estaba hablando de ellos nuevamente, probablemente los traería de vuelta a la superficie y eso sería un error. Pero había prometido decírselo a YoonGi siempre y cuando le hubiera contado sobre su padre, por lo que parecía correcto. JiMin cerró los ojos por un momento mientras respiraba hondo y descubrió que casi podía ver la pensión en su mente. Podía ver y oler esa repugnante lona azul incluso ahora, y sintió un escalofrío que le recorría la espalda.
—No fui contratado para jugar, Nam me dijo explícitamente que no lo era, pero de todos modos me acorralaron. Había un arma, nos dijeron que íbamos a jugar a la ruleta rusa* con espacios en blanco. Fue un juego divertido, YoonGi —dijo JiMin entre dientes—. Un juego divertido que yo y otros siete niños tuvimos que jugar.
—...Mierda.
—Llegó mi turno y nada salió. En ese momento estaba llorando y diciéndoles que no se me permitía jugar o me metería en problemas. Una de las mujeres, finalmente se rindió y le dijo al resto que yo era intocable, que solo me habían contratado para tener relaciones sexuales y que Nam se enojaría si algo me sucedía. Me dijeron que simplemente apretara el gatillo contra la niña a mi lado, justo contra su cabeza para terminar el juego.
—JiMin...
—El arma estaba cargada, estaba jodidamente cargada, YoonGi, le disparé en la cabeza. —JiMin golpeó el porro en el piso sin preocuparse por ello, enterrando su rostro en sus manos—. Su cabeza explotó, los niños comenzaron a gritar, yo comencé a gritar y los adultos se reían de mí. Pude haber sido yo, debí haber sido yo y es por eso por lo que no puedo tocar pistolas.
—Mierda, JiMin. — YoonGi casi gimió. JiMin respiró hondo y luego bajó las manos de la cara con un suspiro desigual.
—Yo tenía doce años, YoonGi, maldita sea —se quejó—, trabajando para Haedogje Pa y un asesino. Nam me dijo que podía tomarme un descanso y ese bastardo me dio una semana libre antes de venderme nuevamente. Tuve muchas pesadillas y oriné en la cama durante casi un año y a nadie le importó una sola mierda. —JiMin tomó una bocanada de aire rápidamente y la dejó salir nuevamente con una risa bastante forzada y dolorida—. JungKook sabe que le tengo miedo a las armas porque una vez me puso una, tratando de ser sexy o algo así. Me desmayé mirando el barril. Él sabe que tengo miedo, pero nunca me ha preguntado por qué.
—Mierda, JiMin, lo siento mucho —susurró YoonGi, con los dedos aún enterrados en el pelaje de Wangbi, pero ya no acariciándola.
—Solo Nam lo sabía y ahora está muerto, así que solo tú lo sabes. —JiMin se movió para recostarse contra el costado de la cama—. Solía sentirme seguro con JungKook, realmente seguro, pero con todo esto sucediendo siento que estoy en peligro nuevamente —dijo en voz baja—. Siento que estoy jugando de nuevo y que esta vez nadie estará allí para evitar que me dispare.
—Oh, ¿eso crees? Conozco a tres hombres que detendrían eso: el Amo Jeon, Kim y yo —respondió YoonGi mientras golpeaba su propio porro en el piso. Esperando que ninguno de ellos haya dañado el mármol.
—Ninguno de ustedes tomaría una bala por mí —argumentó JiMin—. Solo soy una puta, no lo harías. La mentira es dulce, YoonGi, muy dulce, pero sigue siendo una mentira. — YoonGi sostuvo su mirada por unos segundos y luego bajó los ojos para mirar a Wangbi—. Aprecio el sentimiento.
—Si el Amo Jeon no se preocupa por ti, ¿por qué se esforzó tanto para mantenerte a salvo? —cuestionó YoonGi —. Encerrado, sí, pero seguro. Este bloque de apartamentos, los guardaespaldas, todas las cosas para mantenerte a salvo, como Jeon solía esconderlo a él y a su madre. —JiMin no respondió a esto mientras remojaba sus labios resecos—. Le importas, estoy seguro de que le importas. De hecho, estoy bastante seguro de que lo hace de alguna manera enferma.
—Hmm, papá estará muy contento de saber que su hijo se enamoró de una puta.
—Deja de llamarte puta —dijo YoonGi con una voz sorprendentemente severa.
—¿Por qué? Es la verdad.
—Si eres una puta, entonces soy un puto adicto.
La suite quedó en silencio ante esto, un silencio pesado y bastante incómodo que JiMin descubrió que no le gustaba en lo más mínimo. Pero no había nada que él pudiera decir para romperlo. Finalmente, YoonGi le salvó y lo hizo él mismo.
—No decidiste convertirte en una puta, JiMin, no elegiste eso. No elegí tener un psicópata como un padre y volverme adicto al fentanilo antes de los catorce años, pero ya sabes, la mierda sucede. Pero lo que pasó entonces... no es ahora. No eres una puta, JiMin. — YoonGi levantó la mano para frotar su frente casi como si le doliera la cabeza—. Tomaría una jodida bala solo para que dejes de decir esa mierda. —Dejó caer la mano sobre su regazo y por un momento se miraron el uno al otro. Entonces JiMin sintió que sus labios se crispaban en las esquinas y tuvo que morderse el labio inferior para evitar reírse—. ¡En serio! —declaró YoonGi—. ¡Tomaría un golpe!
Intentó no reír.
—No eres gracioso —replicó JiMin incluso cuando sus hombros comenzaron a temblar y sintió un estallido de risas bastante vertiginoso que amenazaba con escapar—. En serio YoonGi, no eres gracioso y...
—¡No, una granada! —corrigió YoonGi mientras lo señalaba—. ¡Tomaré una jodida granada! —Eso fue lo que lo hizo reír, echando la cabeza hacia atrás contra la cama. Era extraño, habían estado hablando de algo pesado, sin embargo, se estaba riendo como loco y de repente nada de eso parecía importarle en este momento.
—¿Qué hay del na-napalm*?—preguntó JiMin mientras se tapaba la boca y trataba de no reírse. YoonGi hizo una mueca ante esto y su expresión lo sobresaltó de nuevo, lo hizo reír hasta que hubo lágrimas corriendo por sus mejillas. Después de un chillido particularmente fantástico, YoonGi dejó escapar una carcajada y extendió la mano para juguetear con su cabello.
—Estás riendo —dijo el otro hombre con una leve sonrisa en su rostro—. Sí, eso te hace a veces. La hierba me da hambre la mayor parte del tiempo.
—Bueno, no hay locales de comida china para llevar en el área, pero hay un restaurante que hace entregas a domicilio —comentó JiMin mientras se limpiaba las mejillas y se sorbía la nariz varias veces, tragándose un par de risitas más—. Apuesto a que nunca has tenido un filete mignon tan bueno como el de ellos.
—...Nunca lo he probado —comentó YoonGi.
—Entonces quédate conmigo —sugirió JiMin—, hasta que JungKook regrese. Quédate conmigo y podrás probarlo. Podemos abrir una champaña, vigilar a Tae. ¿Por favor?
YoonGi bajó los ojos para estudiar a Wangbi nuevamente, la gata tendida en el suelo entre ellos tomando una siesta con sus bigotes ocasionalmente retorciéndose. JiMin esperó una respuesta, casi impaciente jugueteando con su cinturón de albornoz. Después de quizás un minuto de silencio, el otro hombre murmuró algo de que estaba de acuerdo.
—...Gracias.
—De nada —respondió YoonGi y esta vez no había un atisbo de sarcasmo en su voz, sino una leve sonrisa en las comisuras de sus labios.
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Ali ha vuelto!!! Espero les haya gustado ;)
Nos leemos~
AliPon fuera~*~*
*Keflex: Cefalexina es un antibiótico Es utilizado paratratar infecciones bacterianas en el tracto respiratorio, la piel, los huesos,el oído. Puede ser útil en casos de pacientes con hipersensibilidad a lapenicilina.
*Fentanilo: es un agonista narcótico sintético opioide utilizado en medicina por sus acciones de analgesia y anestesia, tiene una potencia superior a la morfina por lo que se emplea a dosis más baja que ésta, siendo el efecto final a dosis equivalentes similar al de la morfina
*China White: El α-metilfentanilo es un analgésico opioide quees un análogo del fentanilo.
*Ruleta rusa: Juego que se practica con un revólver cargado con una sola bala, disparándose en la sien alternativamente los jugadores hasta que uno de ellos reciba el tiro.
*Napalm: El napalm o gasolina gelatinosa es un combustible queproduce una combustión más duradera que la de la gasolina simple. Estacaracterística ha hecho que sea utilizado por algunos ejércitos en variasguerras. El nombre napalm procede del acrónimo de ácido nafténico y ácidopalmítico, con los que se fabrica.
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