Capítulo IV: Tierra quemada
Cuando abrió los ojos, tardó en darse cuenta de que realmente estaba despierto... y que estaba tendido en el suelo. Eso lo tomó por sorpresa. Sintió su espalda como si hubiese estado apoyada en una pared de yeso en lugar de un piso de madera maciza. Sin embargo, seguía sin creerse que había estado en el piso; algo completamente inesperado. TaeHyung respiró profundamente y exhaló lentamente por la boca, cerrando sus ojos en el proceso. Su corazón palpitaba frenéticamente en su pecho y no era difícil de saber la razón. Acababa de tener una pesadilla. Una muy mala. Se había alterado mientras dormía, terminando en el suelo como una estrella de mar, con los brazos y piernas extendidos. La camisa se había levantado hasta las costillas. El aire se sentía bastante frío en su abdomen desnudo, pero no tanto como la madera que había debajo de sus muslos y espalda. En algún lugar en el piso, juntos con las finas mantas, debían estar sus pantalones, completamente arrugados. Quizás estaban en el escritorio al otro lado de la habitación. No estaba seguro. Cabía la posibilidad de que los tuviese enredados en su cabeza.
TaeHyung no estaba sorprendido de haber tenido una pesadilla durante la noche, ¿o en la mañana? No había sido de Do —el hombre que fue estrangulado a muerte— como hubiese esperado. No, TaeHyung resultó ser el de la mala suerte. Lo recordaba vívidamente. En su pesadilla, había sido azotado contra una pared —como la noche anterior—, la primera vez para que su mejilla rebotara en el yeso y la segunda para por fin ser volteado. Intentó defenderse, gritó y suplicó, pero no fue escuchado por Nam. Ni una sola vez. Atacó con sus puños y ningún golpe llegó a su destino. Pataleó y se retorció para tratar de zafarse, pero todo fue en vano. Nam soltó sus cabellos para tomarlo de su garganta, con la otra mano jaló hacia abajo sus pantalones. Después la ropa interior.
Resultó ser de esas pesadillas que se percibían reales e incluso después de despertar era difícil de procesar el hecho de que no había ocurrido. Cuando los dedos de Nam se cerraron con fuerza en su garganta y respirar se volvía difícil, TaeHyung pensó que en verdad iba a morir. En su cabeza parecía crecer una gran presión, pero que no le impidió sentir todo. Cuando Nam había vuelto a tirar hacia abajo sus pantalones y luego bajó la cremallera de sus propios pantalones, Tae supo lo que se avecinaba.
Usar el término «deslizar» no le pareció acertado. No, para TaeHyung era «apuñalar». Sí, había sentido la sensación punzante del pene de Nam enterrándose en su interior como un cuchillo. Segundos después de eso, se había despertado aun percibiendo la sensación y preguntándose si en verdad un cuchillo estaba enterrado dentro de él. El dolor fue tanto que lo creyó real. Seis pulgadas de acero frío y afilado. La idea fue suficiente para tener el impulso de hacerse ovillo. Afortunadamente no había sucedido. Sabía que no, porque había sido... bueno, supuso que había sido rescatado por Woo.
TaeHyung extendió su mano para tocar su frente y sus dedos le parecieron cálidos. Había sudor y aún no se había enfriado. Después de unos segundos, lo limpió con la palma de su mano y luego abrió los ojos. Lo primero que vio fue el techo de un blanco impecable. No estaba en la habitación de la pensión, pues ese techo estaba cubierto de grietas y manchas de tabaco, pero el que estaba viendo en ese instante no tenía mancha alguna. No obstante, había algo particularmente inusual, y le tomó un poco vislumbrar que se trataba de un espejo.
Había un espejo en el techo. ¿Cuál era su propósito?
Frunció su ceño, observando el reflejo ligeramente distorsionado de la cama. Podía ver las sábanas terriblemente arrugadas. Una de las muchas almohadas faltaba y presumiblemente estaba con él en el piso. Giró la cabeza y la vio del otro lado de la cama. Probablemente cubierta de sudor al igual que su frente y camisa. Tardó en procesar todo antes de volver a mirar hacia el techo, entonces comprendió el propósito del espejo.
Claro, era para observar.
TaeHyung se sentó, emitiendo un gruñido, alzando sus manos para tallarse primero sus ojos y después sobarse las sienes. Su cabeza dolía y no estaba alarmado por ello. JungKook le hizo beber casi toda una botella de champán la noche anterior mientras conversaban. Probablemente no fue mucho alcohol, pero lo suficiente para recordar vagamente que había accedido a hacer algo. Le echó una mirada a la habitación sólo para darse cuenta de que era malditamente impresionante. El departamento era grande, toda una gran habitación con excepción del baño que estaba enfrente de la cama. La cocina estaba separada por una barra que servía tanto como mesa como una pequeña pared divisora. Había tres taburetes a lo largo de la barra, hechos al parecer de cromo y cuero negro. TaeHyung giró su cabeza para mirar el resto de la habitación. La sala de estar tenía un solo sofá frente a una gran pantalla. A ojos de Tae no parecía una TV, pero aún no podía descifrar qué más podría ser. Una mesa de vidrio estaba frente al sofá, completamente vacía. En la esquina había una planta alta con flores bonitas. Hmmm, eso era interesante. ¿Acaso sería su estación de trabajo? ¿Era el lugar donde se quedaría y trabajaría?
TaeHyung luchó para ponerse de pie y tuvo que sentarse por unos breves instantes en la cama para orientarse. Mierda, quizás sí se pasó de copas. No fue buena idea beber. Estar ebrio ( en vísperas de ello) significaba dejar ir la lengua, y una lengua suelta era sinónimo de problemas. ¿Cómo era ese dicho?
—Labios flojos hunden barcos... —murmuró TaeHyung mientras su visión se volvía más estable.
Contó hasta diez en su cabeza y luego se puso de pie, cruzando la habitación para ir al escritorio. Vio la computadora, archivos por todos lados. Uno de ellos aún estaba abierto y bastante robusto, la mayoría de su contenido había sido analizado. Justo al lado de éste había dos copas largas y la botella de champán. Dom Pérignon Rose Vintage 2003. Él no sabía lo que eso significaba, sólo que olía maravilloso y sabía dulce. El líquido tenía un toque de rojo y su olor se asemejaba a un perfume femenino. TaeHyung tomó una de las copas para olfatear su interior. ¿Tomó la copa de JungKook o la suya? No podía asegurar nada, no era como si supiera identificar por el contenido o las manchas de lápiz labial en el cristal. La dejó en su lugar y echó un vistazo al archivo abierto. Había una fotografía de un hombre que reconoció y, sin embargo, no recordaba su nombre. En unos minutos su cerebro despertaría.
TaeHyung sorbió su nariz y después la frotó bruscamente. Recordó lo que había ocurrido en la noche. Luego de que le fue permitido entrar en la suite, JungKook le hizo jurar que le serviría; un juramento que pareció darle el título de "Jefe Exterminador de Ratas". Lo cual era extraño porque creyó que ese trabajo era de Woo. Pero parecía que JungKook necesitaba de alguien joven. ¿Significaba que no confiaba en Woo, o que planeaba jubilarlo? La idea era algo que requería mucho espionaje para saber la verdad.
Estaba claro que Woo era lo más cercano a ser un tutor de JungKook. Un compañero de práctica, un colega que le ayudaba en realizar tareas importantes para Haedogje Pa. Pero quizás no estaba dando los resultados esperados. O quizás JungKook quería cambiar de modelo a uno más joven y atractivo. TaeHyung debió sentir algo de vergüenza por pensar de sí mismo de esa manera, pero no fue así. Después de ver varios hombres pertenecientes a Haedogje Pa, TaeHyung sabía que, a comparación de ellos, él era un supermodelo. Era más alto que la mayoría, delgado y con músculos escondidos bajo su piel (gracias a HoSeok). Su rostro no denotaba amargura, ni cicatrices desfigurantes, ni nariz rota, ni dientes rotos o astillados.
TaeHyung entendió que la forma en la que se había referido Nam hacia él, no era de extrañar. Comprendió rápidamente que en realidad había hablado de JungKook. El joven que había mostrado interés en Tae, quien lo sacó de la pensión y lo dejó estar en un complejo de lujosos departamentos en Gangnam-gu. Sí, Nam era un cabrón, pero también dijo la verdad. De todos los maravillosos atributos que JungKook poseía, al parecer, la lectura de personas no figuraba en uno de ellos. A menos que lo haya leído y haya visto algo más que la superficie, algo que incluso TaeHyung desconocía.
—Mmm, no. Me conozco —dijo, girándose para ver al otro lado de la habitación—. Me conozco mejor que nadie. Más que él, más que NamJoon...
NamJoon. Su equipo que estaba en la estación. TaeHyung tenía que informarles de todo lo que le había pasado en esas horas. La sola idea de mencionarle a NamJoon de un intento de violación hacia él, no era algo que le apetecía hacer. ¿Mentiría? ¿Diría sandeces y se callaría? ¿El equipo debía saber que eso no afectaba a la actividad criminal? TaeHyung apostaba a que al menos una docena o más de sangre nueva habían sido violados en estos últimos días. Esto pasa en los grupos criminales, en las pandillas, en la mafia. Ése era el propósito de una violación. Un arma de poder y control; no era sólo sexo. TaeHyung no necesitaba decirles a sus compañeros, pero sintió que debía hacerlo. Tenía que informar todo y, si ocurría un intento de violación, se debía informar. No cambiaría nada más que...
Lapantalla en la pared se iluminó como un faro.
TaeHyung apartó la mirada de la cama para posarla en la pantalla y ver que había un mensaje. Entonces todo cobró sentido para él. Era un sistema de intercomunicación que conectaba todas las habitaciones, o quizás algo más cercano a una webcam. No tenía idea de qué tipo de mensaje estaba recibiendo o de quién y por eso se acercó. Parecía que debía aceptar la llamada y dio un vistazo en la pantalla para encontrar un código de identificación. Luego presionó el botón en el costado y un segundo más tarde la pantalla mostró una imagen o video en vivo. Tardó en percatarse que estaba viendo otra habitación. Quien le llamó se había apartado de la cámara.
Desde los altavoces escuchó voces apagadas y luego JungKook apareció. Estaba en el acto de abotonarse la camisa y TaeHyung se preguntó si acababa de despertarse. ¿O llevaba rato despierto y no se había vestido sino tiempo después? Bajó la mirada para observar sus dedos antes de devolverla hacia arriba. Podía ver algo del penthouse detrás de él y en un sofá de cuero estaba bastante seguro de haber visto un leopardo. El gato más jodidamente grande que había visto nunca, y ocupaba gran parte del sofá, durmiendo por lo que podía ver.
—Ah, veo que estás despierto —dijo JungKook, levantando su zurda para asegurar su puño.
—Sí, Amo Jeon, estoy despierto y me disculpo por hacerlo esperar —respondió TaeHyung en voz baja. Después de lo sufrido con Nam decidió ser más cortés a partir de ese momento. El objetivo era parecer dócil—. ¿Necesita de mis... servicios?
—Un tributo despierto a las 6:30 am. Eso es nuevo. —Sonrió JungKook para sí mismo—. ¿Has revisado los archivos que te dejé?
—He leído casi los tres —explicó.
De pronto se percató de su estado de casi desnudez, la arrugada camisa y los muslos visibles bajo ésta. ¿Cuánto de él podría ver JungKook? Verlo arreglarse le hizo acicalarse su propio pelo. Descubrió que era un rotundo desastre a simple vista.
—Estoy planeando leerlos todos tan pronto como pueda. Luego verificar la... hay archivos virtuales, ¿cierto, Amo Jeon?
—Sí, muchos.
—Los habría leído todos, pero... —TaeHyung hizo una pausa y se humedeció los labios. Esto hizo que el joven le sonriera con malicia. No era necesario mencionar el champán, ambos sabían que había bebido más de la cuenta.
—¿Qué piensas exactamente sobre eso? —preguntóJungKook, mirándolo, arqueando una ceja lánguidamente hacia él. Al mirarlo,TaeHyung pensó en un gato; un elegante gato negro con ojos grandes e inclusocaninos más grandes. Tae se sintió como una presa deliciosa para él y trató deno moverse y mantener su mirada fija.
—Creo, Amo Jeon... —TaeHyung se detuvo un momento para acomodar sus ideas. No quería parecer demasiado ansioso, podría parecer sospechoso. ¿Estaba ansioso porque quería agradar, o porque quería más información? Como una rata que se suponía él debía cazar—. Creo que me tomará un día revisar los archivos... creo que puedo manejar esto.
—¿Crees o sabes? No hay necesidad de modestia conmigo, TaeHyung. Yo no hablo de posibilidades sino de absolutos.
—Sé que puedo —confirmó, añadiendo un asentimiento para parecer más seguro. Al oír esto, vio que los labios de JungKook se levantaban en una amplia sonrisa: complacido. Ese gesto le hacía lucir más joven, casi dulce. Entonces TaeHyung recordó su sonrisa después de la muerte de Do y cambió rápidamente de opinión—. Amo Jeon, sé que puedo manejar esto.
—De acuerdo, entonces no debe molestarte que te someta a pruebas. El inicio lo pondré fácil. —JungKook se movió al otro extremo de la cámara, la camisa crujiendo ligeramente mientras lo hacía—. Siendo que eres de Mapo-gu, seré gentil. —TaeHyung en realidad era de Yongsan-gu, pero no iba a corregirlo—. Quiero cagar a alguien que conociste ayer, quiero cagar a Nam.
TaeHyung sintió un nudo en su garganta, deslizándose tortuosamente a su estómago y volviéndose difícil de tragar. De todos los hombres que pudo elegir, tuvo que ser Nam. Estaba tratando de alejarlo de su mente y de una manera u otra volvía. Como una bofetada en la cara. Su piel se tornó fría.
—Amo Jeon, ¿puedo ser... puedo ser sincero con usted?
—¿Honestidad? No puedo decir que sea algo que maneje Haedogje Pa, pero sí. —JungKook terminó de asegurar su otro puño y le prestó toda su atención—. Quiero que seas honesto conmigo, TaeHyung.
—No me agrada Nam.
Durante unos segundo JungKook permaneció inmóvil y en silencio, TaeHyung se preguntó si había cruzado la línea. Él era sangre nueva después de todo (o tributo, como JungKook lo llamó anteriormente), debía guardar respeto a sus superiores.
—Quiero decir, es abiertamente detractor de usted. Él no se queda callado y se enfoca en su posición. Él puede dar ganancias, pero... pero sigue sin agradarme, Amo Jeon.
—Eso hace que seamos dos... —murmuró JungKook para sí mismo cuando se levantó para arreglar el cuello de su camisa.
En el fondo, TaeHyung vio una sombra pasar, un rápido destello de un cuerpo y nada más. Pensó que se trataba de un hombre, por su forma. Rápidamente vino a su mente lo que Nam le había dicho, en la probabilidad de las preferencias sexuales de JungKook. Su mirar volvió al joven de forma fugaz.
—Continúa con tu trabajo, TaeHyung. No quiero hacer mucha presión, pero espero grandes cosas de ti. —La expresión de JungKook cambió ligeramente y TaeHyung humedeció sus labios nerviosamente otra vez—. Así que cumple.
—Yo... Yo lo haré, Amo Jeon.
Dicho esto, la llamada terminó. TaeHyung lo vio acercarse para presionar algo que no podía ver, probablemente un botón al costado del dispositivo. Y después, la pantalla se volvió negra. Un ligero indicio de su reflejo se podía admirar en la superficie lisa. Cabello desordenado, ojos muy abiertos. ¿No había dicho JungKook que eran las 6:30 am? ¿Cuánto había dormido? Al parecer no mucho, pero estaba despierto y casi lleno de energía. Eso significaba que debía mantenerse así y ponerse a trabajar. TaeHyung suspiró con cansancio y se giró para darle otro vistazo a la habitación. Haber visto la puerta del baño como si lo sedujera, causó que cruzara la habitación para entrar.
Ni siquiera se detuvo a admirar, simplemente se sentó en el inodoro cerrado. Colocó los codos sobre sus rodillas y enterró su cara en sus manos. Antes de poderlo notar, sus ojos picaban y él se limpió bruscamente. No era el momento para llorar, había sido suficiente con lo sucedido en la pensión con Nam. Tenía trabajo que hacer, y eso era ordenar archivos. Su miedo podría esperar. En ese momento estaba lejos de Nam, estaba en una bonita suite, seguro y donde nadie le pondría las manos encima.
Lo que pasó, pasó y tenía que dejarlo ir.
TaeHyung había tenido la mejor oportunidad. Una que ni siquiera había esperado. Pero no era un trabajo fácil, para nada. Iba a ser un desafío constante y debía esforzarse al máximo. Todos los archivos... mierda, TaeHyung estaba seguro de que debía encontrar algo. Quizás no era la evidencia esperada, pero sí los eslabones a una cadena que iba a romper. Entre mejor actuara, y se volviera cercano a El Chico, mayores posibilidades de hacerse de todo. Si TaeHyung pudiese obtener pruebas físicas de peso y lograr coordinar una redada en el momento perfecto... atraparía a El Chico directamente en su red y así destruir Haedogje Pa.
De tan sólo pensarlo sintió escalofríos.
Por eso debía dejar de llorar en ese costoso baño. Debía regresar a la habitación, sentarse en el escritorio y comenzar a memorizar archivos. JungKook tenía mucha más información para cagar a sus hombres que su equipo en la estación. Iba a desafiar a su fantástica memoria, obligándola a aprenderse todo.
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JungKook terminó de abrocharse los botones de su camisa mientras miraba la pantalla negra. Un segundo antes había estado viendo a TaeHyung y estaba confundido con lo que había visto. ¿Por qué TaeHyung pareció asustarse con la sola mención de Nam? Había visto cómo sus facciones se distendían suavemente antes de tensarse, había visto su hermosa piel tornarse pálida. ¿Había tenido experiencias pasadas con el hombre, cuando trabajaba para Lim? ¿Acaso Nam le había dicho algo después de la reunión en Mapo-gu? JungKook no tenía idea, pero no le agradó lo que vio. Odiaba a Nam, y no necesitaba de tener más razones para hacerlo.
Detrás de él se escuchó un ruido metálico y se volvió para mirar por encima de su hombro. Lo primero que vio fue a Wangbi tendida en el sofá como si fuera la dueña de éste, y no podía negarlo. Él no la reprendería, el gato había costado tanto que valía más que las cosas que había en el penthouse. Ella no estaba dormida pues sus ojos verdes le miraban fijamente, desafiándolo a hacerle algo. Sus orejas se movieron perezosamente. Claro, JiMin deseó un gato casi salvaje en lugar de uno doméstico como compañero, y a pesar de todo ella era dulce. No podían decir lo mismo de sus socios. JiMin le comentó en alguna ocasión que llevara a Wangbi a una reunión con una correa (pues él la había sacado a pasear de esa manera), porque se asemejaba a un Rottweiler. Bueno, quizás era un poco más grande y no tan intimidante. JiMin estaba en medio de la limpieza. Ese pensamiento lo divirtió un momento para después percatarse de que en verdad eso estaba haciendo el chico. Quizás debía empezar por bajar a Wangbi de los muebles antes de cubrirlo todo con pelaje blanco y dorado.
—Bebé, la sirvienta viene mañana. ¿Qué crees que estás haciendo?
—Limpiar el desastre que haces —respondió JiMin desde su posición en su mayoría debajo de la cama.
Las sábanas estaban tiradas en un lado, así que no podía verlo, tan sólo sus piernas desnudas y parte de su albornoz de seda. El dobladillo apenas cubría su culo, el cual estaba al descubierto.
—Viendo que tú nunca lo haces, cariño.
—Te lo acabo de decir, tenemos una sirvienta. No necesito limpiar.
—Bueno, me gusta la limpieza —rebatió JiMin.
JungKook lo miró unos instantes antes de cruzar la habitación para llegar a la cama. Se agachó para agarrarle la parte inferior de las piernas y lo sacó de donde estaba. JiMin chilló ante esto, arrastrado a lo largo del suelo de mármol hasta que estuvo fuera. Su albornoz se subió, la seda negra se arremolinaba alrededor de sus caderas. No tan suave como su piel. Luego lo hizo rodar sobre su espalda. Había una marca rosada donde su abdomen se había frotado contra el mármol, bajando desde las costillas inferiores hasta el ombligo, y luego hasta la base de su pene.
—¿Qué clase de "buenos días" son estos, hmm? ¿Despertarme y encontrarte limpiando como una persona común? ¿Una madre soltera con tres turnos de trabajo? —JungKook ladeó la cabeza mientras lo miraba—. Limpiar es malo para ti.
—¿Malo? —rio JiMin de forma suave, imitando la acción de JungKook, ladeando su cabeza—. ¿A qué te refieres con eso, cariño?
—Gatear por el suelo hará que tus rodillas se tornen ásperas —recitó JungKook, acuclillándose para posar una de sus manos en la rótula de la rodilla de JiMin—. Eso sería malo. Además... —Alcanzó la pequeña mano del otro que descansaba en su abdomen y la tomó— callos, piel agrietada. No.
—Kookie, limpiar una vez cada dos días no hace daño —dijo JiMin con una sonrisa. JungKook pasó el pulgar por los nudillos de su mano lentamente—. Aparte, no tuviste esta vista cuando despertaste, te levantó la sensación de mis labios en tu pene.
—Eres mejor que cualquier despertador, cariño.
—Soy mejor que muchas cosas. —JungKook respondió a esto con una sonrisa, concordando con el otro—. Pero... tienes que dejarme limpiar. Woo estará aquí pronto, ¿recuerdas? ¿10:30 am?
—Eso es dentro de cuatro horas.
—El suficiente tiempo para preparar el desayuno y organizar tus reuniones, transacciones y cancelaciones. ¿Qué puedo hacer mientras estás ocupado en tu estudio? Limpiar, hacer que la suite se vea presentable. ¿De verdad quieres que Woo vea mis braguitas de diseñador cubiertas de tu semen en el sofá? ¿Los restos de una cogida en la mesa de vidrio? No, así que ve a preparar el desayuno mientras limpio, cariño.
JiMin tenía razón y eso fue lo que finalmente le hizo ceder y dejarlo solo. Tenía muchas cosas que coartar en las cuatro horas, y también sabía que debía volver a su carga habitual de trabajo cuando terminara su reunión con Woo. El hombre lo había programado justo la noche anterior y eso lo desconcertó. Sin embargo, intuyó que tenía que ver con el negocio en Mapo-gu. Entonces JungKook se puso de pie y fue directo a la cocina.
Había tres habitaciones en la suite, pero JiMin parecía tener preferencia en la cama abierta en el suelo. La segunda habitación era sólo para filmar, equipada con innumerables cámaras alrededor de la cama, e incluso en el techo. La tercera estaba en el primer piso junto con un área de biblioteca-oficina. Había un techo abierto para el verano, donde había una piscina y una terraza, y la zona del baño era enorme. A veces, JungKook se preguntaba si todo era demasiado, pero luego, al ver a JiMin meciéndose en la hamaca con Wangbi acostada sobre él como un perro en el cálido aire de la noche de verano, o la sangre que a veces se acumulaba en el mármol le hacía pensar que no. Le traía de vuelta a la realidad.
No había tal cosa como demasiado, sólo muy poco.
JungKook se dispuso a hacer el desayuno sin JiMin —por una vez—. No es que el chico le ayudara realmente, simplemente se sentaba en el mesón y tomaba ocasionalmente un bocado del tenedor o pelaba vegetales a la velocidad de la muerte porque sabía que la visión lo distraería; sus dedos agarrando la empuñadura del cuchillo y su pulgar presionando ligeramente contra la parte posterior de la cuchilla. Ese hoyuelo de piel suave en el metal, el destello de la luz de la ventana. Eso significaba que JungKook estaba acostumbrado a cocinar solo. Rompió huevos de codorniz e hizo que JiMin le regañara para que no dejara un desastre en la cocina también. JungKook derramó un poco de líquido en el mesón sólo para molestarlo. Se dispuso a preparar el omelette y un poco de arroz para acompañar, cortando pimientos y champiñones.
Un desayuno rápido con JiMin haciendo todo lo posible para irritarlo jugando debajo de la mesa, golpeándose los tobillos como un niño de primaria. Tan pronto terminó, JungKook subió las escaleras para entrar en su oficina y comenzar a trabajar. Eso significaba leer cada palabra en cada correo electrónico, reproducir mensajes en la contestadora múltiples veces, tomar nota de los datos que parecían incorrectos a sus ojos y más. JungKook en ocasiones se sentía un CEO, dirigiendo un negocio más de los que sus propios hombres hacían. Tenía que hacer más ecuaciones matemáticas que un jodido contador la mayoría de las mañanas. Una vez, JiMin entró a su oficina y sólo miró el monitor para llamarlo genio a los pocos segundos. Él no lo creía así, él sabía que se necesitaba más cerebro que fuerza para dirigir un imperio.
Así como TaeHyung.
Pensar en el tributo no era lo mejor, considerando todo. Se distraería de su trabajo si dejaba que su mente fuera acaparada por TaeHyung. Aunque no fue algo malo, a decir verdad. Especialmente cómo lo había visto tras la pantalla esa mañana. Su camisa arrugada, cabello enredado lo suficiente para mostrar un poco de su frente. Esa maldita costumbre de humedecerse los labios cuando estaba nervioso. Sí, eso era agradable de pensar, incluso cuando JungKook se halló mirando su monitor sin recordar qué estaba viendo en primer lugar.
Eventualmente se le informó que Woo estaba en el bloque de departamentos; cortesía de JiMin que le había llamado dulcemente. JungKook no quería bajar las escaleras para encontrárselo, pero no tenía opción. A nadie más que a JiMin se le permitía estar más de unos pocos pies dentro de la suite. Nadie cruzó más allá del área de la cocina, que estaba a una docena de pies de la entrada. Sólo sus actores llegaban más lejos, a la habitación acondicionada para filmar. Entonces, en ese momento, él debía salir y bajar a encontrar a Woo. Se puso de pie, sin molestarse en apagar la computadora porque la usaría pronto. Salió y sobre la división de vidrio que servía de barandilla, pudo ver la planta baja y a Woo de pie respetuosamente junto a la puerta con sus manos cruzadas frente a él.
—Siéntate Woo, JiMin, dale un trago al hombre, ¿podrías?
—Sí, Amo —arrastró las palabras JiMin. Lo hizo de tal forma que sonaba a sarcasmo y JungKook se preguntó si Woo tuvo la idea de que así era como el chico lo llamaba en la cama. Quizás en varias ocasiones lo llegó a pensar, ¿no es así?
Cuando JungKook descendió las escaleras, vio a JiMin moverse a la cocina. Le escuchó pedirle a Woo que debía sentarse en la mesa, con una sonrisa amable en su rostro. Como siempre. JiMin tenía buenos modales. Sorprendentemente, JungKook no debió enseñarle. El chico era bueno actuando, por lo que también era bueno fingiendo. Sabía cuándo sonreír para volver el ambiente agradable y tranquilo.
—¿Algo que informar? —preguntó JungKook rodeando la escalera y acercándose a ambos hombres.
JiMin estaba en el mesón, sirviendo dos copas de champaña. No era de la mejor que tenían, en realidad era a la que le gustaba llamar "champaña para invitado". Era lo suficientemente cara para ser mejor que cualquier otra cosa que sus hombres pudieran beber, pero no la mejor. No, la mejor estaba reservada para sus padres o JiMin... o TaeHyung en la noche anterior.
—Nada que no pueda estar en un informe —respondió Woo, esperando a que JungKook llegara a la mesa y tomar asiento, para imitarlo—. No tengo nada que informar de Dongdaemun-gu, verá a los locales por la mañana y estoy seguro de que ya los conoce.
—Sé que me desagrada Jo ByungTae —replicó JungKook mientras JiMin colocaba la primera copa frente al otro hombre. Woo ni siquiera la tomó en cuenta—. Su pequeño favoritismo es malo para el distrito. No me importa si el chico es su sobrino, no puede ponerlo por encima del resto. Creo que tendré que resolver ese problema.
—No, lo que tengo que informar se relaciona con los acontecimientos ocurridos anoche, Amo Jeon.
JungKook tomó la copa en cuanto JiMin la puso frente a él, con su mano libre yendo a la cadera de éste y lentamente a su trasero. La que sostenía la copa la sostuvo frente a él. ¿Qué quería decir exactamente Woo con eso? Se cuestionó. ¿Tenía algo que ver con TaeHyung? Había notado que el hombre había estado bastante... conmocionado en cuanto llegó. Como si le temiera a algo. JungKook había pensado que se debía a su presencia, después del incidente con Do, pero quizás era otra cosa; como lo que le iba a contar Woo. JungKook dio un ligero apretón en el culo de JiMin que resultó en una risilla y una palmadita en su mano para que le soltara.
—Continua Woo, soy todo oídos —respondió, girando su cabeza para ver al chico cruzar la habitación y tumbarse en la cama con Wangbi, estirándose casi como un gato. El animal estaría dejando pelo sobre las sábanas de nuevo, como siempre, pero ¿cómo regañarla si veía a JiMin frotar su rostro contra su barriga de pelaje blanco?
—Al recoger a Kim de la pensión de Mapo-gu, como pidió, me encontré con un problema. En forma de Nam. Creo que estaba intentando algo parecido a una... violación correccional —explicó Woo, moviéndose en su asiento, cruzando una pierna sobre la otra y tirando del ligero pliegue en su rodilla de sus pantalones.
JungKook lo miró por encima del borde de su copa y por alguna razón sintió el impulso de reírse de lo que acababa de decirle. Era algo tan absurdo que no podía creerlo. Nam, ¿intentando violar a uno de sus reclutas?
—Lo siento, Woo —dijo JungKook después de unos segundos, bajando la copa. Sus labios se curvearon para formar una sonrisa de lado porque estaba confundido—. ¿Puedes repetir eso? Me temo que podría haberte escuchado mal.
—Desde luego, Amo Jeon —aceptó Woo, cruzando las manos sobre su rodilla—. Cuando entré al alojamiento del tributo ayer por la tarde, encontré a Nam agrediendo sexualmente a Kim. ¿Quiere detalles? —JungKook confirmó con un vigoroso asentimiento. Él quería saber todo en ese instante. De todos los reclutas, Nam, escogió a TaeHyung—. Tenía a Kim contra la pared por la cabeza y gran parte de sus pantalones estaban abajo. Si hubiera llegado un minuto más tarde, entonces hubiese ocurrido una violación. Fue impecablemente sincronizado. —JungKook percibió que el vidrio de la copa no resistiría mayor presión de la que estaba ejerciendo en ese momento—. Nam no dijo nada, pero se rindió cuando le dije que se detuviera.
—¿Por qué lo estaba haciendo en primer lugar? —preguntó JungKook logrando mantener su voz serena. Sin embargo, sabía que Woo podía percibir su ira. Casi podía sentir un tirón muscular en un lado de su mandíbula.
—Creo, Amo Jeon, que Kim no obedeció a sus órdenes. Nam intentó reclamarlo para tenerlo bajo su ala, a pesar de todo. Esto es lo que dijeron los testigos. Entonces, cuando el tributó lo rechazó, Nam sintió el impulso apremiante de mostrar dominio para mantener su posición como superior. La violación es una herramienta de guerra y muy efectiva para controlar...
—No estamos en guerra, Woo, no somos un jodido ejército guerrillero —escupió JungKook, el primer latido de ira se disparó en su cabeza. Ah sí, ahí estaba una vez más su vieja amiga: la ira cegadora. Aún era de mañana y, sin embargo, podía sentir que la tensión aumentaba, lo cual no era una buena señal para el resto de su día. Su mandíbula y sus dientes posteriores estarían doloridos cuando haya solucionado el problema.
—Escuché algunas palabras selectas de Nam, de acuerdo con unos testigos —continuó Woo mientras arreglaba sus gafas—. Nam estaba claramente borracho, pero eso no excusa su comportamiento o lenguaje. Él lo llamó "mocoso malcriado".
—¿Eso es todo?
—Y que es un "homosexual closetero", Amo Jeon.
El silencio que cubrió la suite fue tan repentino que casi fue cómico. Al otro lado de la habitación, holgazaneando en la cama con Wangbi, JiMin había dejado de cantar por lo bajo. Podía sentir que se había quedado tan quieto como el silencio. Probablemente había dejado de acariciar al gato. Woo mantuvo su mirada firme.
—¡Ese hijo de puta! —vociferó JungKook, lanzando la copa hacia la pared. El champán voló por todas partes en una neblina, una fina neblina de líquido dorado golpeando las paredes y el piso con sonidos palpitantes. Escuchó a JiMin jadear sorprendido. Woo ni siquiera se inmutó—. ¡Esa mierda inútil! —Se puso de pie de un salto y la silla cayó hacia atrás para golpear el suelo con un sonido ensordecedor. Esta vez JiMin gritó—. Tráelo, tráelo a este edificio. Arrástrenlo si es necesario. Necesito ver a Nam hoy y no aceptaré un jodido "no" como maldita respuesta. No me interesa si dejó el jodido país para esconderse en una jungla en Delta Mekong, lo quiero hoy.
—Nam todavía está en Seúl —explicó Woo—. Lo he estado vigilando desde anoche y todavía está en el área.
—Si alguno de sus hombres causa problemas, dales una paliza. Si cualquiera de sus hombres ataca en defensa, mátalos —exigió JungKook, a sólo unos segundos de golpear la mesa con sus puños. Podía sentir que hasta sus dedos dolían de lo apretados que estaban—. Hace unos meses me imaginé que esto pasaría, Nam no ha sido más que un problema para el distrito.
—Su padre parece pensar lo contrario ya que da ganancias.
—Sus hombres hacen esas ganancias —contestó JungKook—. Reemplázalo y ni siquiera repararíamos en su ausencia. —Sabía lo que Woo replicaría incluso cuando no quería escucharlo. El hombre le diría que su padre probablemente se opondría a esto, porque significaría afectación en sus márgenes de ganancia para Mapo-gu. Sin embargo, en ese momento, JungKook tenía una razón más para seguir con su decisión—. Nam no ha hecho más que cagar en Haedogje Pa la mayor parte del año. Él da ganancias, pero se pasa por el culo las jerarquías. No podemos permitir que Nam sea un ejemplo para el resto. Si influye falta de respeto, los demás lo seguirán. —Woo hizo un ruido de estar de acuerdo y JungKook escuchó a JiMin salir de la cama. Sus pies descalzos pisaban el mármol, dirigiéndose a la cocina—. Nam puede decir todas las mierdas que quiera sobre mí, no me interesa. Lo que me importa es que cada insulto hacia mí, lo está lanzando a Haedogje Pa, y por consiguiente a mi padre.
JiMin dio una vuelta por el mesón y JungKook lo vio recoger algo junto al fregadero. Era un rollo de toallas de cocina. Después le vio moverse por la habitación para limpiar el desastre que acababa de crear. No había sonrisas tiernas, sólo una expresión ansiosa. El chico se inclinó para limpiar el champán, el papel blanco adquirió una tonalidad más similar a la orina que a lo que era en realidad.
—Nadie insulta a mi padre y vive para ver otro día —explicó JungKook, la ira seguía ardiendo, pero comenzaba a convertirse en una llama constante en lugar de un fuego descontrolado—. Erradicaré a cualquiera que lo haga. Nam es reemplazable, es uno más en el distrito y ya. Conoces hombres, Woo, y yo también. Sé que puedo reemplazarlo por alguien que no hablará ni una maldita mierda sobre mi familia, alguien que puede obtener ganancias y no atacar a los reclutas para fastidiarme.
—¿Cree que Nam lo hizo por motivos personales?
—...Lo creo —afirmó, sus ojos movieron ligeramente para ver a JiMin antes de devolver su mirada a Woo—. ¿Tienes algún problema con eso, Woo?
El hombre se quedó pensativo por un momento, con las manos juntas en su rodilla y una expresión difícil de leer, como siempre. JungKook lo encontró bastante molesto teniendo en cuenta las circunstancias en las que estaban.
—No, Amo Jeon —respondió después de un minuto—. También creo que Nam traspasó muchos límites. Se ha convertido en una amenaza en lugar de un aliado. —Woo se detuvo antes de agregar—. Creo que su padre apoyaría tal decisión, dadas las circunstancias.
—Bien, entonces fuera de mí vista —ordenó JungKook, haciendo un gesto con su brazo, incitando a Woo a marcharse del lugar. El hombre se puso de pie e hizo su rutina habitual: arreglando su chaqueta y anteojos antes de girar sobre sus talones y abandonar la suite. El heredero lo miró irse y tan pronto como la puerta se cerró, JungKook tomó su silla y la acomodó para sentarse. No se sentó por completo, pues la parte trasera de ratán era dura e inflexible contra su espina dorsal. Colocó ambas manos a cada costado de su cabeza.
—Kookie, acababa de limpiar —se quejó JiMin, sobre sus manos y rodillas, recogiendo fragmentos y colocándolos en el fajo de toallas de papel. Wangbi estaba olisqueando un charco de champaña a unos metros de distancia—. Trabajé duro y tú sólo hiciste un desastre en segundos.
—Pensé que te gustaba el desorden —replicó JungKook mientras lentamente se frotaba las sienes con sus pulgares. Genial, no eran ni las 11:00 am y ya tenía un jodido dolor de cabeza para hacer mejor su día.
—Me gusta cuando me vuelves un desastre —corrigió JiMin—, no cuando tú, ah...
JungKook abrió los ojos y giró su cabeza justo a tiempo para ver al muchacho llevarse la mano a la boca. JiMin presionó sus labios en la almohadilla de su pulgar. Una mirada al piso delató al fragmento que había agarrado descuidadamente, el borde irregular curvado como un diente de tiburón con una gota de sangre en él. JiMin emitió un sonido de dolor mientras liberaba su mano, convirtiéndose pronto en un gemido de niño caprichoso.
—Eso dolió —obvió y su labio inferior se estremeció, dando indicios de que lloraría en cualquier momento. JungKook no se sorprendería si pasaba, ya que a pesar de muchas cosas el chico podía ser infantil—. Estúpida pieza de mierda de vidrio.
JungKook se levantó de su asiento y se acercó a JiMin, acuclillándose para agarrar su muñeca. Inspeccionó la herida, notando que era profunda pero limpia y probablemente dejaría de sangrar en un par de minutos. Pero a ojos de JiMin, probablemente se parecía a un río de sangre, una herida tan profunda como las Fosas Marianas. JungKook siguió con la mirada el rastro de sangre por el costado de su mano y ver que llegaba hasta su muñeca, por lo tanto, cerca de sus dedos también. Una rápida mirada a su rostro y notó lo acuosos que sus ojos estaban y que ese pequeño y malcriado puchero que amaba aún estaba presente.
—¿Te sentirás mejor si le doy un beso?
—Sí, por favor, cariño.
JungKook bajó la cabeza para atrapar la gota de sangre antes de que cayera al suelo. Separó los labios y trazó el rastro de sangre con sus belfos, hasta llegar donde se hallaba la herida. Presionó contra ésta. Movió rápido su lengua sobre ella y JiMin emitió un sonido entrecortado por el contacto. JungKook podía saborear su sangre, tan especial como su perfume o su sudor o su semen. Tenía un sabor a cobre, similar al olor de las balas, y cuando terminó el beso, vio que todavía tenía algo de sangre en sus labios por haber presionado éstos contra su mano momentos atrás.
—¿Aún duele? —preguntó JungKook que se terminó de acercar al muchacho y lo besó. JiMin emitió un "mmmm" cuando abrió la boca y lamió la sangre por la comisura de sus labios. Una mano todavía envolvía la muñeca, así que uso la libre para posarla en la mejilla suave del otro antes de separarse—. ¿Mejor?
—Sí —confirmó JiMin, apoyando su rostro en la palma de JungKook—. ¿Kookie?
—¿Sí, bebé?
—¿Qué vas a hacer con Nam?
—No es qué le haré a él —habló JungKook, humedeciendo sus labios para limpiar cualquier rastro de sangre—. Sino lo que haré que le hagan.
—¿Terminará en un basurero? ¿O en el río Han? —preguntó JiMin, reanudando su tarea de levantar los trozos de vidrio. Cuando escuchó la confirmación por parte de Kookie, sonrió dulcemente—. Bien. Lo odio.
Obviamente JungKook lo sabía, fue gracias a Nam que se conocieron. El traficante de piel había mandado trabajadores —como siempre— para protagonizar películas, una rutina que ambos habían compartido desde que, a la tierna edad de quince años, el heredero se quiso aventurar en la industria de la pornografía. El estilo amateur usando hombres del stock de su padre, por supuesto. Pero cuando sus ojos se posaron en JiMin durante varios años, lo quiso para él. Algo similar con el Mitsubishi Dignity, también como su Beretta 92fs. Él deseó a JiMin y Nam se interpuso en el camino. El hombre lo había ofrecido como una inversión, una reducción en porcentajes de la producción de las películas a cambio de sus servicios. JungKook se había negado y en lugar de eso, lo tomó gratis. Sabía que eso había molestado a Nam, aun y a pesar de haber pasado varios meses. Incluso sin JiMin, Nam siguió obteniendo ganancias.
Por eso el desgraciado había querido a TaeHyung, la razón de querer ultrajarlo. Nam había visto su interés en el recluta y quiso arruinarlo para fastidiarlo por haberle robado a JiMin. Resultó mezquino el muy hijo de puta.
—El bastardo se arrepentirá de haber nacido —dijo JungKook, acariciando con su pulgar la mejilla contraria.
Habían pasado las horas y ya eran las 6:32 pm cuando recibió la llamada de Woo. El hombre le anunció que tenía a Nam en su poder y que estaba en camino. Lo había llevado con engaños: algo relacionado con las discusiones sobre una empresa. JungKook se preguntó si Nam sabía que era una treta. En cualquier caso, siempre y cuando terminara en el edificio con él, no importaba. Durante esas horas, se concentró en clasificar todo lo que usaría para el día siguiente, ya que iría a Dongdaemun-gu y necesitaba estar preparado. Sin embargo, también había estado vigilando a TaeHyung.
Lo que encontró era al tributo sentado en el escritorio. TaeHyung tenía un hábito bastante peculiar de sentarse con las piernas dobladas delante de él, o ladearse en el asiento para apoyar la barbilla en las rodillas. Los archivos abiertos, la computadora encendida, pasando de un estudio de fotografías a escribir furiosamente en el teclado de vez en cuando. Trabajando, eso estaba claro, estaba trabajando tanto que incluso comió en el escritorio. El apartamento estaba repleto de cosas básicas, y como ahora estaba siendo ocupado por alguien, se llenaría de cosas mejores. Ni se diga del clóset; tendría mejores ropas, eso seguro. Maldita sea, TaeHyung aún estaba usando la camisa arrugada y sus calzoncillos como un jodido universitario; esparciendo arroz por todo el escritorio en su prisa por comer, pero negándose a tomar un descanso.
Sí, JungKook estaba seguro de haber elegido al hombre correcto para el trabajo. En los siguientes días lo pondría a prueba, pero había una cosa que él sabía y era esto: él nunca se equivoca, y dudaba que esa fuera su primera vez.
Así que después de terminar con los infinitos correos electrónicos y documentos, archivos y datos, JungKook pidió una comida en el restaurante de primera clase más cercano que siempre cocinaba filete mignon exactamente como le gustaba a JiMin. Salir a comer hubieses sido una experiencia exquisita, pero eso requería seguir una etiqueta básica. JungKook prefería comer sin reglas, ya que JiMin no podría darle carne directamente de su tenedor a Wangbi ni untar crema fresca a lo largo de su clavícula o aplicar un poco en la punta de su nariz para que la lamiera. ¿Había diversión si se comía el postre directamente de los platos?
Cuando se le avisó que Nam estaba en el edificio, JungKook decidió exactamente cómo iba a suceder eso. Sus dos matones favoritos —contratados— eran gemelos, refiriéndose a ellos por apellidos difíciles. DaeWoo y SiWoo estaban un poco aislados en el departamento de inteligencia, pero eran fuertes y no cuestionaron, ellos obedecieron. JungKook les pidió que lo siguieran y ellos sabían para qué. No era momento para beber champaña, sino algo mucho más fuerte, algo que requería un vaso de vidrio grueso. Entonces llenó dos vasos cuadrados con whisky y los dejó en el mesón, levantando un banco para esperar al invitado. Incluso JiMin tenía algo de participación. Sabía que el chico quería estar presente para molestar a Nam: tumbado en la cama de la suite, a la vista con unas bragas de seda y un plato con fresas para deleitarse. JiMin parecía un nuevo dios y le recordaría a Nam cuán minúscula era su presencia en el gran esquema; su antigua vida de lujos justo frente a él. Oh, JiMin se divertiría tanto que probablemente usaría el collar de "chico malo" después.
La puerta se abrió sin previo aviso y se adentró DaeWoo con su 1.95 metros de alto y su cara de pug. Detrás de él estaba Nam, parecía medio hombre a su lado, y al final SiWoo quien cerró la puerta detrás de él antes de quedarse en su lugar como una pared de carne en lugar de ladrillo.
—Toma asiento, Nam, tenemos que hablar.
JungKook hizo un gesto hacia el mesón. No la mesa. No, él quería estar cerca todo el tiempo. No alcanzó a ver si Nam miró a JiMin detrás de sus gafas, pero lo más seguro era que sí. Después de todo, era difícil no extrañarlo. DaeWoo cruzó la habitación delante de él y se quedó a unos metros de distancia detrás del mesón de la cocina. Nam notó que no tenía otra opción más que acercarse, . JungKook no le dirigió la mirada.
—Sabes, me llamó la atención que hubo un problema en la pensión anoche.
Namse congeló a su lado y JungKook sintió el impulso de reírse. ¿Pensó que podíahacer lo que quisiera? No, esto era un negocio y no había cabida para jodercosas importantes. JungKook no iba a ser su calientahuevos, él iba a cagarlo yNam lo sabía de sobra.
—¿Fuiste tú?
—Amo Jeon, yo...
—¿Por qué no me llamas como me llamaste anoche, hmmm? ¿Mocoso malcriado? —JungKook tomó su vaso y dio un pequeño sorbo. El whisky estaba caliente en su lengua, pero no tanto como su ira—. ¿Fuiste tú?
—...Sí, sí, fui yo.
—Intento de violación a mis tributos, eso es nuevo —dijo con desdén JungKook, levantando un dedo del vaso de vidrio para señalarlo. Sin voltear a verlo aún—. Sabes lo que pienso de eso, Nam. Intentaste violar a alguien que me pertenece, de entre todos lo elegiste.
—Kim fue irrespetuoso conmigo, así que...
—Tú estás siendo irrespetuoso conmigo, maldito bastardo. ¿Debería de inclinarte sobre este mesón y follarte también, uh?
—Podríamos grabarlo —habló JiMin dulcemente desde el otro lado de la habitación. Woo se rio de esto. JungKook no supo si lo hizo porque fue gracioso o porque se trataba de JiMin. El idiota parecía tener algo por JiMin.
—¿Sabes lo que oí? —preguntó JungKook, mirándolo por primera vez desde que entró—. Escuché que me llamaste "homosexual closetero".
Nam no dijo una palabra mientras lo miraba. Era difícil leer su expresión con las putas gafas de sol que traía, pero podía deducir que el hombre sabía que estaba jodido. Si sólo no hubiera hecho tal estupidez, no estaría metido en ese embrollo. Bien y malditamente jodido.
—Lo cual es tonto porque...
—Amo Jeon, yo...
—Déjame terminar, imbécil. —El hombre se calló y entonces JungKook levantó su vaso y lo sostuvo frente a sus labios—. Lo cual es tonto porque... —Tomó un sorbo profundo para drenar el vaso, saboreándolo en la lengua antes de tragar— ¿Acaso sigo en el clóset?
Nam ni siquiera tuvo tiempo suficiente para abrir la boca antes de que bajara de su banco y le estrellara el vaso justo en un lado de su cabeza. La fuerza de la parte inferior golpeando la curva de su cráneo causó que el vidrio se rompiera, pero JungKook lo soltó justo a tiempo para que sus dedos no fueran rebanados. Las piezas de vidrio volaron por todas partes y Nam cayó del banco de forma aparatosa. Muchos hombres podían soportar ciertos golpes antes de caer, pero un golpe así era suelo seguro. Cualquier tamaño que hubiese tenido el cerebro de Nam, probablemente rebotó en su cráneo como una pelota de goma. El cristal había cortado su cuero cabelludo. El otro vaso y la botella de whisky habían caído junto con él.
Otro maldito desastre que limpiar por su culpa.
—Lamento el desastre, bebé —dijo JungKook, mirando directamente a JiMin.
—Está bien —respondió el chico, agitando su mano. Mordió una de las fresas sin cuidado—. Pero apresúrate y sácalo de aquí, no quiero su sangre en el mármol. Preferiría que reemplazaras el piso completo a siquiera tocarlo. Y Wangbi intentaría lamerlo como la última vez.
—Lo escucharon, saquen al cabrón de aquí y métanlo al auto. Saben la ubicación, ¿cierto?
—Sí, jefe, matadero en Mangwol-dong —confirmó DaeWoo mientras se inclinaba y tomaba de las piernas a Nam.
—Bien, llévenlo ahí y esperen a que llegue. Tengo que recoger a alguien. —JungKook vio cómo Nam fue levantado cual costal de arroz, sus gafas de sol cayeron y aterrizaron junto a sus pies—. Tomen lo que quieran de sus bolsillos. Prepárenlo como de costumbre.
Los gemelos se fueron y el observó el charco de whisky antes de levantar su pie y pisotear con fuerza los lentes, convirtiéndolos en polvo.
—¿Crees que pueda hacer esto? —preguntó JiMin viéndolo aplastar las gafas de sol—. ¿Qué pasa si él está demasiado asustado? Nam intentó violarlo, y no todas las víctimas quieren sangre después de eso. Algunos sólo quieren fingir que nada pasó. ¿Qué pasa si con sólo ver a Nam se asusta, cariño?
—Haedogje Pa no tiene tiempo para las emociones —respondió JungKook, cruzando la habitación para llegar al tocador de la cama. Allí, en el cajón inferior, era donde guardaba sus guantes y su cuchillo favorito, ambos envueltos en seda roja de damasco. JungKook despegó una esquina de un guante, deslizándolo y sintiendo cómo la piel ceñida se ajustaba a sus dedos—. TaeHyung lo aprenderá con el tiempo. Este será su tercer acto de violencia que viva. El primero fue Do, el segundo el intento de violación —del que formó parte— y el tercero será Nam. Expón al hombre a la violencia y después de un rato dejará de asustarlo, cariño.
—Hmm, como yo. —JiMin ladeó la cabeza para mirarlo. JungKook deslizó su segundo guante. Tendría que recordarle a TaeHyung que tomara su propio par. , pero en su departamento había guantes de cuero—. Tendrás que premiarlo, recuerda.
—Los premios por mal comportamiento son muy efectivos para la violencia futura —dijo JungKook con una sonrisa. Él lo sabía mejor que nadie, su padre lo había llevado al mejor restaurante de la capital después de su primer asesinato. Incluso cuando sintió náuseas, JungKook había temblado de la emoción que de miedo—. El mismísimo Pavlov estaría orgulloso.
—Sólo no permitas que TaeHyung sepa que es tu cachorro experimental. A la mayoría de los hombres no les gusta que los llamen perros, cariño.
Que JiMin hubiese entendido su broma lo complació, porque estaba seguro de que sus hombres no lo habrían entendido.
—Te portarás bien mientras no estoy, ¿cierto?
—Me portaré bien —afirmó JiMin, dándole una fresa en la boca—. No tiene sentido portarme mal si no estás aquí para verlo.
—Guárdalo para cuando regrese.
JungKook buscó su cuchillo. Era completamente negro, incluso la propia hoja era una capa ondulante de bronce oscuro, pero brillaba como un diamante. En ese momento estaba escondido dentro del mecanismo de mariposa. Cuando presionó el interruptor con su pulgar, varias pulgadas de frío acero asesino se dejaron ver. Una vez le había preguntado a JiMin si quería un cuchillo a lo que el hombrecillo le respondió si venían en oro. No el mango, sino la hoja en sí. La respuesta fue un no, pero JungKook estaba bastante seguro de que podía encargar uno: uno con una hoja dorada, blanca o tal vez rosada que gritaría JiMin por todos lados.
—No puedo esperar para conocerlo —dijo JiMin, colocando los restos de las frutillas en el plato y chupándose los dedos que contenían un poco de jugo—, y tratarlo.
—Estarás trabajando mañana, no lo olvides —replicó JungKook, poniéndose de pie—. Lo conocerás después de eso.
JungKook salió de la habitación, metiendo el cuchillo en su chaqueta a la vez. El viaje al piso de abajo fue tan corto que sintió que como si acabara de entrar al elevador cuando las puertas se abrieron nuevamente. Salió del cubo de metal y se dirigió a la puerta de madera, tocándola con sus nudillos. Esperó a que una voz llamara desde el otro lado, pero no escuchó nada. Sin embargo, después de unos cinco segundos, escuchó un chirrido al ver que la perilla se giraba, porque TaeHyung la había cerrado la noche anterior. Después de lo ocurrido con Nam, no le sorprendía tal acción.
—Oh, Amo Jeon. —Los ojos de TaeHyung se abrieron de forma graciosa cuando lo vio de pie frente a él. Aún con la camisa arrugada, descuidado como antes. Ver a cualquier otro hombre en las mismas fachas le habría irritado, pero estaba dispuesto a dejarlo pasar con TaeHyung. Todo el día había estado trabajando, siguiendo lo que le había ordenado sin una sola réplica o queja, y no había tenido la mejor iniciación en Haedogje Pa—. Buenas... Buenas tardes. ¿Es sobre los archivos?
—Es sobre otra cosa, algo más importante. —Quizás TaeHyung percibió sus deseos de entrar por lo que el recluta se movió y le permitió entrar. Incluso se inclinó levemente mientras cerraba la puerta—. Siéntate.
—Está bien, Amo Jeon. —TaeHyung terminó de cerrar la puerta y rápidamente se movió para sentarse en el escritorio. JungKook notó que estaba descalzo. Sus zapatos todavía estaban abajo en el check-in de la entrada. El heredero cruzó la habitación, pero no se quedó cerca de él. Más bien mantuvo su distancia y recorrió con la mirada todo mientras caminaba.
—¿Revisaste los archivos?
—Sí, Amo Jeon, sólo me falta un poco por verificar. He estado correlacionando información de registros y cuentas en línea para verificar si hay inconsistencias en los datos, para estar seguro de que... —TaeHyung hizo una pausa repentinamente y al voltear a verlo notó en su piel morena un tono rosado en sus mejillas.
—¿Ajá? —JungKook levantó una ceja hacia él—. ¿Por qué te detuviste?
—Bueno, eh, Amo Jeon, estaba hablando mucha jerga de mierda y estoy seguro de que prefiere sólo escuchar los hechos en su lugar, pero...
—¿Pero?
—Estaba nervioso, Amo Jeon. Pierdo el control de mi lengua cuando me pongo nervioso —explicó TaeHyung, las comisuras de sus labios se levantaron tímidamente antes de volver a caer.
—¿Te pongo nervioso, TaeHyung? —En ese momento apareció lo que tanto esperó; la punta rosada humedeciendo esos labios—. No te preocupes por la jerga, la entiendo. Significa que también la comprendes, y que no me he equivocado al elegirte.
—Los archivos son precisos, pero carecen de mucha información. He comprobado todo y estoy actualizando todas las cuentas en línea con cualquier información que no estaba presente más que en los archivos —explicó TaeHyung—. Para mañana deberán estar listas las cuentas para futuras actualizaciones.
—¿Estás planeando trabajar toda la noche?
—Hay café —respondió escuetamente TaeHyung, y la mirada de JungKook se posó en el escritorio. Había detectado el fuerte olor a café al entrar y en ese momento vislumbró la gran taza junto a la computadora—. Y debo decir que los archivos me interesan mucho.
—Apuesto que la mierda de Lim no se compara con la mía —replicó él y el otro asintió ansioso—. Dime, ¿quién en Mapo-gu crees que sería el mejor hombre para suceder a Nam? —TaeHyung guardó silencio y no respondió—. Un hombre que siempre de ganancias, un hombre con el registro más limpio que podamos encontrar. ¿Quién?
—Uhmm, Amo Jeon, ¿puedo hacer una pregunta? —JungKook posó su mirada en él, notando que tenía sus manos en su regazo. Parecía que trataba de hacerse lo más pequeño posible. Era una tendencia que había notado antes de decir el nombre de Nam en su presencia. Había visto poco antes y en ese momento vio la reacción completa. Sólo la mención del otro hombre era lo suficiente para hacer que se encogiera. Así que asintió y dijo que podía—. ¿Por qué me está hablando de Na-Nam como si pudiera ser... reemplazado?
—Porque eso estoy haciendo —respondió, sin sentir la necesidad de ser discreto y ni siquiera intentar serlo—. Quiero que Nam se vaya esta misma tarde y necesito saber si tenemos un hombre capaz de reemplazarlo.
—¿Qué se vaya? —Los ojos de TaeHyung se abrieron al oír tal cosa y lo vio retroceder ligeramente en el asiento—. Yo... supongo que... ¿Amo Jeon?
—No me llames así —dijo más como una orden que como una sugerencia—. No cuando somos sólo nosotros dos. Sólo llámame Amo Jeon cuando estén hermanos presentes y sólo entonces.
—JungKook —llamó TaeHyung con la misma voz sosegada. JungKook se dio cuenta de que era la primera vez que lo había escuchado decir su nombre desde que lo conoció y fue bastante extraño. No desagradable, pero sí extraño. Sólo tres personas lo llamaban por su nombre: su padre, su madre y JiMin. Nadie más... exceptuando ahora—. Podría nombrar unos pocos asociados, pero podría tomarme un poco de tiempo encontrar al prospecto perfecto.
—¿En quién estás pensando ahora? —dijo JungKook a la vez que chasqueaba los dedos. La acción produjo un sonido rápido parecido a un chasquido de ramita. Los ojos de TaeHyung se posaron en su mano y luego en su rostro. El joven dijo que estaba pensando en Kim—. Kim qué. Debo conocer miles de jodidos Kim.
—Kim MinHo —aclaró TaeHyung antes de agregar—. Ha trabajado para Haedogje Pa durante seis años. Está situado en Mapo-gu en este momento, ha estado desde el principio, así que no habrá necesidad de reubicarlo. Estadísticamente no ha caído nunca por debajo de los márgenes de ganancia y es... bueno, se sabe que es un hombre más amigable que Na...
—Que ese pedazo de mierda, difícilmente un enorme logro. —JungKook miró hacia la puerta otra vez—. ¿Experiencia? ¿Lealtades?
—Leal a tu padre y a ti. Él no tiene conexiones con... él. Trabajó principalmente en burdeles, pero creo que también tiene cierta experiencia con el tráfico de droga.
—De acuerdo, bien, le daremos una oportunidad a Kim MinHo y veremos qué pasa, me aseguraré de vigilarlo. Si lo jode, también lo reemplazaremos. No es una tarea difícil, mi padre ha hecho muchos reemplazos en los últimos años.
—Quiero decir, si me das unos minutos, JungKook, puedo...
—No es una opción ahora. Tienes que venir conmigo. —TaeHyung lo miró con una expresión que naturalmente podría traducirse como confusión. Una expresión a la que estaba empezando a acostumbrarse porque parecía estar en su rostro la mayor parte del tiempo que estaba en su compañía—. Necesito que vengas conmigo, TaeHyung, así que mueve tu trasero de la silla.
—Está bien, está bien, lo siento.
—No es a mí a quien deberías estar pidiendo perdón...
~*~*~*~*
Ali regresa con un capítulo más de esta historia :'3
Nuevamente gracias a mi querida beta *lanza corazones*
Espero se mentalicen lo suficiente porque el siguiente será un capítulo intenso :'v
Sin más, gracias por su apoyo y por leer ^^
Nos leemos~
Cuídense~
AliPon se va~
AliPon va a dormir~
AliPon fuera~*~*
*Ratán, rotén o rota (del rotan) es el apelativo para unas seiscientas de . se utilizan los ejemplares de tallo delgado y los de buen diámetro pelados en tiras para su trenzado en cestería y mobiliarios
*La fosa de las Marianas es la parte más profunda delos océanos del mundo.
*Berreta92fs
*Seda de damasco
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