#6 [La Casa de las revelaciones]

-¡Ayuda, por favor! -exclamé mientras me desvanecía de dolor y frío, pues tenía sangre viva corriendo en las rodillas a causa de todas las caídas, golpes y tropiezos que sufrí y, por supuesto, las lágrimas de oro brotaban sin parar en mi rostro.

-Erick, ¡no te quedes ahí parado! ¿qué esperas? ¡ella necesita ir a un hospital de inmediato! ¡mira como está de lastimada y traumatizada!, si, ¡tenemos que ayudarla!, es nuestro deber, querido. -dijo la Señora Andrews con los ojos sobresaltados, las manos temblorosas y mil nudos en la garganta, pues aún permanecía muy preocupada mientras me sostenía entre sus brazos, pues efectivamente logró evitar a tiempo que me cayera rodando por las escaleras cuando me desmayé.

-Daphne, Nina... Nina está llorando lágrimas de oro, o sea, el último ingrediente de tú ya sabes qué, por lo tanto, ella no requiere de ninguna clase de atención médica o tratos especiales, ¡uff! -aseguró el Señor Sweet con una expresión de asombro y desagrado al mismo tiempo tras encontrarse muy asustado, pues sin pensarlo más, tomó las dichosas lágrimas doradas de mis ojos con ayuda de un pequeño frasco transparente apenas vio que éstas iban a agotarse de mi cara.

-¿Qué? ¿entonces Nina es quien creo que es? ¡ay no! -Preguntó la Señora Andrews con las manos sobre la cabeza en señal de completa indigación y pánico, pues aún estaba aturdida al momento de hacer hipótesis porque jamás se imaginó algo como eso de mi, una simple chica rebelde que vino a cambiar las vidas de todos para siempre.

-No lo sé, no tengo idea, pero te juro por mi vida que lo averigüaré muy pronto y si es quien creemos esto será muy malo. -afirmó el Señor Sweet con una expresión llena de paranoia y las piernas temblorosas, pues al verme llorar con el último ingrediente del Elíxir su esperanza y codicia resurgieron de la nada.

-¡Ohhhh! ¿qué sucedió? ¡AHHH!¿dónde estoy? ¿qué hago aquí? ¿cómo fue que llegué? -Pregunté ansiosa luego de despertar de mi súbito desmayo, ya que aún me encontraba mareada, confundida y extraviada por culpa del golpe en la cabeza cuando perdí el conocimiento.

-¡Dios mío! ¡Nina! ¡al fin despertaste! ¡qué gran noticia!, y mira cariño, no te preocupes, soy yo, tu ex profesora de inglés y francés, Daphne Andrews, o "DaBed" como me conociste junto con tus amigos, lo sé. -dijo la Señora Andrews estando algo desesperada y ofuzcada, pues antes de despertar trataba hasta más no poder de hacerme recobrar la consciencia con extrañas maniobras de enfermería luego de llevarme hasta un lindo sofá color rosado con puntos verdes para mantenerme caliente y protegida.

-Sí, ¡gracias al cielo! ¡logré escaparme de allá! ¡lo conseguí finalmente!, Dios, ¡soy libre! ¡muchas gracias Sarah! -dije con seguridad una vez que me sentí completamente aliviada mientras lloraba lágrimas de oro sobre el cómodo sofá de la Señora Andrews pero, sus sicodélicas miradas de juicio me parecían muy incómodas porque ellos estaban estupefactos con respecto a mi posible don de nacimiento.

-¿A caso dijiste Sarah?, perdona, ¿pero qué? ¿otra vez estás llorando lágrimas de oro como si nada?, no, ¡definitivamente esto no fue un sueño o una simple casualidad! ¡es real! ¡ish! ¡tú eres demasiado rara! ¿lo sabías, niñita? -Preguntó el Señor Sweet encontrándose muy intrigado mientras me veía fijamente a los ojos sin parpadear o tener alguna expresión positiva por mi respuesta ante sus difíciles interrogantes.

-Espera, ¿enserio mencionaste la palabra escapar? ¡oh no!, Nina, mi amor, ¿de dónde o de quiénes huyes, ah?, anda, ¡confía en nosotros, por favor! ¡te aseguro que esta vez sí haremos algo bueno por ti! ¡lo juro! ¡hemos cambiado! ¡tú nos cambiaste a todos y solo eso ya te hace ser muy poderosa! -Preguntó también la Señora Andrews tras hallarse igual de intrigada y alterada por mis palabras, ya que ahora mismo ambos tenían el perfil de unos buenos y leales protectores después de todo.

-... Pues sí, creo que ya no tengo más alternativas, ¡debo confiar en ustedes porque este es el fin que Sarah había predicho!, y respecto a su pregunta, sí, ¡escapé de la Casa de Anubis a como pude debido a que Vera y Harriet Denby me han esclavizado, humillado, lastimado y perseguido sin piedad durante los últimos meses, ¡ayúdenme! -afirmé con un tono de voz tembloroso y la garganta seca, pues me daba miedo hablar con quienes alguna vez me estuvieron buscando para encerrarme por culpa del elíxir y la Copa de Ankh, sin embargo, ahora debía refugiarme bajo su misteriosa protección al desvanecerme nuevamente debido a las emociones que recibí en tan poco tiempo, no sin antes sufrir de un terrible dolor de cabeza, mareos y una muy molesta taquicardia.

-¡No!, un momento, ¡ESTÁS MINTIENDO! ¡eso no puede ser verdad porque para tu información esa mujer que dice llamarse "Harriet Denby" en realidad se llama Caroline y fue llevada por A...

-¡Sí, Señor Sweet!, sé perfectamente que esa bruja terminó en el inframundo porque su codicia fue demasido lejos, ¡yo misma lo vi cuando todos ustedes despertaron a RFS y luego Él los quería para la ceremonia con la diosa Ammut porque se volvió un cruel villano solo por su culpa, ¡ashh!, créanme que enserio sufrí al verlos en esa terrible situación pero no pude llegar a tiempo por culpa de mi abuela, lo lamento mucho, de verdad.

-¿QUÉ? ¡eso es imposible! ¿cómo sabes todo eso, ahm? ¡tú no pudiste vernos porque estabas en tu país ayudando a tu abuela enferma!, de hecho nos enviaste una carta y le rompiste el corazón a mi hijo, tus amigos y a Fabián Rutter.

-¿Fabián? ¿Él de verdad sufrió cuando se enteró que no volvería?

-Obviamente, querida, ¡no se levantó de su cama durante meses hasta que llegó Mara a sanar su pobre corazón!, de hecho, mi hijo estuvo en controversia con todos sus amigos porque tu estúpida carta se perdió y Él la tuvo que falsificar pero creyeron que ambos eran amantes por causa de su absurdo secretismo, ¿estás contenta? ¡les hiciste mucho daño!

-¿Qué dijo? ¿Mara? ¡ohhhh!, no, espere, ¡esa fea carta era una trampa que me pusieron para evitar que regresara a casa! ¡yo jamás podría lastimar a mis amigos!, pero, ¿u-sted le-yó e-sa te-rri-ble no-ta?

-No, Eddie no me lo permitió y cuando me di cuenta la carta real había desaparecido, pero a ver, ¿como por qué motivo alguien querría sabotearte con la intención de asegurarse que no volvieras? ¿a caso eres especial y no lo sabíamos?

-Yo... -titubeé con a cabeza abajo mientras sonaba los dedos de mis manos, pues la ansiedad que sentía estaba en su máximo apogeo.

-Nina Martin, creo que tú nos debes una gran y convincente explicación ahora mismo, eh niña, ¡no entiendo nada de lo que sucede y tus actitudes dejan mucho que pensar! -exclamó el Señor Sweet luego de cruzarse de brazos y mirarme con dudas.

-¡Oh si! ¡claro que los vi perfectamente, Señor Sweet!, además, es real el hecho de que me mantuvieron encerrada muy lejos de la Casa de Anubis y falsificaron aquella sucia carta, ¡fue mi propia abuela pero eso ya no importa!

-¡Claro que importa!, y no te creo, ¡eso debe ser un engaño más de tu parte! ¡tu abuela fue una mujer ejemplar y cuando estuvo aquí nunca hizo algo mal como para dudar sobre ella!, sí, ¡qué malagradecida nieta resultaste ser! ¡Joy tuvo razón en exponerte públicamente!

-... ¡Nada es lo que cree, Señor Sweet!, la verdad pronto será revelada y tenga por seguro que la situación empeora aún más, ya que RFS volvió a ser malvado cuando un estudiante de la Casa de Isis conjuró un pacto de sangre para traer de regreso a esa mujer del inframundo, por eso todo lo que su único hijo Eddie y los otros chicos de Anubis hicieron para traer la paz al mundo fue en vano, ¡ahora solo dependen de mi y no quiero volver a luchar!

-¡Ohhhh! ¿qué? ¡NO! ¡Roberth no! ¡otra vez no! ¡Dios mío! ¡es el fin!

-¡Erick Sweet! ¿qué está sucediendo, eh? ¿por qué ambos se alteran tanto? ¿de qué me perdí, si se puede saber?, y, ¿quién es RFS? ¿qué significan esas raras siglas? ¡no entiendo!

-¡Solo olvídalo, amor mío! ¡esto es muy complicado hasta para mi y de todas maneras todos estamos en grave peligro de muerte si lo que Nina Martin dice con tanta seguridad está pasando, ¿cierto?

-Cierto Señor Sweet, cierto.

-¡Ay Nina! ¡estás ardiendo en calentura! ¡uff! ¡ven conmigo!, ya no importa si nos mentiste o no, ¡debes descansar o si no morirás! ¡yo me encargaré de que te repongas!

...

Después de ese milagroso evento en el cual encontré a mis ex maestros protectores de la sociedad secreta de los Rodenmaar, me desperté en una suave y confortable cama color rosa decorada con torres Eifel mientras que yo estaba cubierta con pañuelos fríos sobre mi rostro y pies, por lo que, como era de esperarse, me levanté de inmediato tras encontrarme muy alterada y preocupada debido a mi nuevo entorno desconocido al no recordar absolutamente nada de lo anterior.

-¿Eh? ¿dónde estoy? ¿qué sucede? ¡oh! ¿estoy en Anubis? ¡ay no! ¡Dios mío!, bien, bien, ¡me rindo, Vera y Harriet!, ya no tengo salida y por lo tanto desde ahora pueden explotarme a su conveniencia. -Gritaba desesperada con cientos de lágrimas de oro brotando de mi interior al estar completamente desesperada por pensar que había vuelto a aquel infierno con las brujas que me maltrataban, pues me encontraba alucinando producto de la fiebre.

-¡Ohhhh! ¡Nina! ¡tranquila! ¡no debes temer más!, mira, soy yo, la Señora Andrews, tu estricta ex profesora en la Casa de Anubis, pero relájate, ya no estás ahí dentro, ¡ahora duermes segura en mi apartamento! ¡solo descansa! ¡shh! ¡te encuentras a salvo con nosotros dos porque a nuestro lado nada ni nadie podrá volver a lastimarte, eso te lo juro, preciosa jovencita. -dijo la Señora Andrews estando muy feliz de que despertara por segunda vez no sin antes haberse asustado bastante al momento en que grité como loca a la luz de la aurora del día, ya que continuaba llorando lágrimas de oro con normalidad y tranquilidad.

-¿Señora Andrews? ¿enserio? ¡no lo puedo creer! ¡gracias, Dios mío! ¡ohhhh!, dígame algo, ¿dónde está Víctor Jr? ¿y el Señor Sweet? ¡ahhh! ¿qué rayos sucedió conmigo? ¡he venido hasta aquí solo por Él porque el volver a verlo me inspiró a salir del terrible encierro con las locas de Vera y Harriet Denby, la siniestra mujer que ahora se apoderó de la Casa de Anubis solo por haber estado junto con la diosa Ammut en el inframundo! -Seguí preguntando cosas "sin sentido" mientras que me encontraba mal de mi pobre cabeza luego del golpe, pues estaba traumatizada y adolorida.

-Mi esposo Erick fue a la farmacia por medicinas para ti, y sí, mi niña, es lógica tu preocupación, te comprendo muy bien porque nosotros dos igualmente la sentimos pero temo decirte que eso aún lo sabemos, es todo un misterio... En cuanto a lo demás que dijiste sobre "el inframundo y la diosa Ammut" aún no lo entiendo bien, pero muy pronto lo haré con tal de ayudarte en lo que sea que estés viviendo, lo prometo, Nina. -aseguró la Señora Andrews hallándose igualmente triste y preocupada por la integridad de Víctor luego de saber que podría estar en riesgo de muerte tal como yo.

-¡NO! ¡no puede ser! ¡AHHH!, eso no puede ser posible, ¡no, no, no!

-Nina, ¡cálmate!, mira, solo te diré que Él jamás regresó de la Casa de Anubis cuando debía irse hacia su nuevo destino como vigilante en Suecia, y pues Erick y yo creemos que Él murió sin saber cómo hace años en manos de ese par de dementes porque nunca dieron explicaciones convincentes de por qué razón Víctor les dio tan fácilmente la finca, su hogar desde que era un niño, y mi esposo fue despojado de todo derecho una vez que ambas ratas se declararon las dueñas. -dijo la Señora Andrews con los ojos rojos y melancólicos tras estar casi a punto de llorar, pues intentó hacerse la fuerte frente a mi mientras me quitaba los pañuelos húmedos del rostro y me tomaba de las manos en señal de duelo, lástima y empatía.

-¿Qué es lo que dice? ¿perdón?, no, ¡eso no es verdad! ¡Víctor no puede estar muerto! ¡no! ¡yo no lo acepto porque estoy completamente segura de que Vera y Harriet Denby lo tienen encerrado en algún lugar como a mi!

-Nina, ¡eso es muy grave! ¡no puedes acusarlas sin pruebas reales!, creéme, a Mara Jeffrey le pasó lo mismo con Vera y esa sanguijuela logró salirse con la suya en un juicio que mi esposo Erick Sweet les otorgó, lo cual fue inútil porque al final se supo que sí era una vil farsante, por eso te recomiendo no meterte en sus asuntos o terminarás perdiendo.

-¡No!, iré de nuevo a la Casa de Anubis y lo rescataré de sus garras, después de todo sigo siendo la real Elegida por Anubis y esa es una de las tantas misiones que tengo en esta vida, pero sé que Él aún vive y lo voy a encontrar, ¡el precio es lo de menos! ¡yo lo voy a rescatar sea como sea!

-¿QUÉ? -exclamó la Señora Andrews casi sin poder respirar, pues lo que dije no era fácil de digerir.

-¡Sí, así es! ¡yo soy la persona a la cual estuvieron buscando durante tantos años! ¡ay Sarah! ¡perdóname, por favor! ¡te volví a fallar! ¡las estrellas no me guiaron bien y yo me equivoqué gravemente! ¡AHHH! ¡no merezco ser la Elegida! ¡Dios! ¡soy una estúpida! -exclamé totalmente convencida de lo estaba diciendo mientras que tenía varios nudos atorados en la garganta, pues tuve que decir la verdad de un solo golpe debido a mi mala condición debido a que debía aclararlo todo.

-¿Qué rayos fue lo que acabas de decir, niña? ¡WOW!, estoy muy confundida, ¿por qué mencionas que las estrellas "te guiaron"? ¡maldita sea, Nina Martin! ¿cómo te atreves a jugar con semejante cosa así de tranquila mientras me ves a la cara, ehm? -Preguntó la Señora Andrews encontrándose muy alterada y algo asustada mientras lloraba un poco al finalmente ver mis grandes coincidencias con Joy.

-Si, bueno, lamento mucho por decirlo hasta ahora pero debo rescatar a Víctor, ¡mi instinto de protectora me lo está gritando desde hace meses! -dije con un tono de voz afónico mientras me acercaba a una ventana en el apatamento de la Señora Andrews, ya que sentía la esencia de mi poder al preocuparme muchísimo por Víctor Jr.

-¡Ohhhh! -exclamó de pronto el Señor Sweet tras estar en la entrada principal, pues debido a la impresión tan grande dejó caer las medicinas que había comprado una vez que escuchó todo lo que le confesé a su aturdida esposa Daphne.

-¡Erick! ¡Dios Santo! ¿estás bien, querido? -Preguntó la Señora Andrews luego de estar muy preocupada al ver a su actual pareja ponerse tan pálido como un papel cuando estuvo parado frente a mi, ya que ahora ambos eran esposos y tenían los mismos intereses.

-No Daph, no me sucede nada, tranquila, el asunto aquí no es contigo sino con ella, a quien por cierto, tengo que interrogar hasta el cansancio.

-Okey, ¡adelante, Señor Sweet! ¡ya es hora de enfrentar mi destino y dejar de ocultarme como un débil ratón!

-Bien, ¿por qué carajos nos haces esto tan bajo a nosotros luego de cuidarte y acogerte sin dudarlo en nuestro apartamento apenas te encontrabas malherida, ehm?, además, ¿en qué diablos te basas como para afirmar algo tan grave?

-Lo sé hace unos años atrás, ¡yo soy la Elegida por Anubis! ¡su amuleto!

-¡Esto es indignante! ¡en definitiva no lo puedo creer! ¿es debido a eso que lloras lágrimas de oro cuando estás alterada, asustada o emotiva, eh niñita? ¿y desde cuando puedes hacerlo? -Preguntó el Señor Sweet encontrándose en completo shock cuando escuchó de mi aquellas palabras, ya que cuando se descubrió que Joy no era la Elegida por Anubis Él tuvo la curiosidad por saber quién de sus muchos alumnos era el verdadero y tan esperado salvador.

-Lo siento mucho, enserio... No quería lastimarlos, pero Sarah FSM me dio órdenes claras de mantenerlo en estricto secreto, ya que ustedes eran demasiado radicales con ese tema y cuando descubrí lo que le hicieron a Joy por esa estupidez decidí mantenerlo en anonimato para todos, a excepción de mis amigos.

-Tú... ¡Eres una asquerosa estafadora! ¡no mereces piedad ni mucho menos respeto! ¡nunca debiste haber vuelto a Inglaterra!

-¡Erick!, calma, esta situación no es para tanto, respira.

-Disculpe, ¿qué?, Señor Sweet, ¿cómo me llamó? -pregunté con desconcierto.

-¡Estafadora! ¿qué no sabes lo que eso significa, mocosa tonta?

-¡Ohhhh!, no, ¡yo nunca he engañado ni jugado con nadie porque mi única intención era proteger a mis seres queridos y a ustedes del terrible mal que asecha el mundo!, ¡se los juro!, además, no quiero escucharlos decir que "soy una invasora" o tonta tal como me llamaban RFS, Harriet Denby y la loca de Vera en la Casa de Anubis hace unos cuantos días porque no lo soy y ya saben porqué.

-¿Qué? ¡ish!, mira Nina, ¡pudiste hacer que Víctor no muriera y que mi pobre y valiente hijo Eddie no estuviera al borde de la muerte por culpa de RA! -Gritó el Señor Sweet tras encontrarse atónito, muy enfadado y bastante deprimido conmigo, pues me veía con desprecio mientras daba vueltas en círculo al imaginar mi súbito poder.

-¿Cómo que Eddie estuvo a punto de morir? ¿a caso dijo Ra? ¡ay no! ¡mis visiones siempre fueron ciertas y Eddie tuvo razón sobre mi poder todo el tiempo solo que yo lo entendí en sentido contrario! ¡Dios mío! ¡la Casa de Anubis y el mundo entero estaban en inminente peligro sin mi presencia! ¡uff!, miren, puedo explicarles lo que sucede, pero...

-¿Visiones? ¡nagh! ¡mejor cállate, niñita! ¡no me interesa saber nada sobre ti! ¡ah!, por favor no empeores la situación mucho más de lo que ya está, de verdad, Nina Martin.

-¡Pues va a escucharme porque yo soy del día siete, del sétimo mes y nací a las siete de la mañana!, sí, a diferencia de Joy yo sí soy de la real séptima hora pero nunca me tomaron enserio o relacionaron con ese gran poder debido a mi reciente llegada al internado hace años.

-¡AY POR DIOS! -volvió a exclamar la Señora Andrews muy cerca de mi.

-Sí, en cuanto a las lágrimas de oro yo no sabía nada hasta hace poco, pues todo fue muy rápido para mi luego de que Roberth Frobisher Smythe quisiera asesinarme, pero según Harriet Denby, creé un "campo protector" que cubrió toda la casa y a mi persona, sin embargo, eso no terminó ahí, ya que logré liberar a RFS para siempre de la terrible maldición que sufría por los impuros de corazón en lugar de herirme como ellos tanto querían, ¡ah!, si, aquí tengo la prueba de lo que les estoy afirmando debido a que logré recuperar mis papeles de los artículos que Eddie ocultó por seguridad.

-¿CÓMO? ¡imposible! ¡ohhhh! ¡esto no puede ser cierto! ¡recuperaste tu percudido expediente y lo que nos acababas de decir era real todo este tiempo! -Preguntaron los Señores Sweet al mismo tiempo con una voz peculiar, pues ambos estaban muy sorprendidos conmigo.

-¡Ashh!, lo sé, todo esto suena muy loco pero estoy convencida de que
Víctor aún está con vida, sí, ¡lo puedo sentir desde el fondo de mi alma y lo voy a encontrar muy pronto!, por cierto, ¿para qué son esas feas medicinas, si se puede saber? ¡yo estoy perfectamente bien de salud! ¿o me veo tan mal? -Pregunté estando algo conmocionada tras lo sucedido con mis ex maestros, pues ahora era conciente de que lo revelado era muy grave y mi libertad podría estar en absoluto riesgo otra vez.

-¡Qué estupidos fuimos todos!, era obvio que tú eras la Elegida porque Víctor me decía cada cierto tiempo que eras extraña pero yo no le hacía caso y míranos ahora, ¡es prácticamente imposible que hayas resurgido! ¡ay Nina!, te pusiste a tí misma en grave peligro solo por tu terquedad y orgullo!, pero no, esta vez haremos lo correcto contigo.

-¡Uff! ¡gracias a Dios! ¡fue buena idea haber confiado en ustedes aunque tuviera demasiado miedo!, pero, ¿qué haremos ahora? ¿iremos a Anubis?

-Sí, pero solo Daphne y yo porque a ti te enviaremos de regreso con tus padres o encargados hacia los Estados Unidos en seguida, pues ahora vivirás encerrada por el resto de tus días hasta dentro de veinticinco años, ¡ah!, y dime algo, ¿aún rescatarás a Víctor después de todo lo que nos confesaste sin tener ni la mínima vergüenza, ehm jovencita? -Preguntó el Señor Sweet estando en verdad colérico e hiperventilado debido a que por culpa de la ira justificada que sentía casi me toma por el cuello para hacerme revelar más detalles a causa de que la decepción superaba cualquier cosa luego de mi fría, arriesgada y repentina confesión.

-¿Qué, qué? ¡no! ¡no puede hacerme eso! ¡yo creí que iban a protegerme!

-Sí Nina, así lo haremos, por eso tendrás que permanecer encerrada y custodiada las veinticuatro horas del día en una casa de seguridad.

-No, ¡no quiero!, y disculpe por decirle esto pero todo el tiempo fui huérfana porque en realidad, mis verdaderos padres me abandonaron hace veinticuatro años atrás.

-¡Nina! ¿de verdad?, ¿cómo sabes eso tan delicado? ¿qué harás ahora?

-... Lo sé porque mi supuesta abuela falleció hace días y sin tocarse el corazón me lo confesó unas horas antes de morir, pues yo no soy una Martin de sangre, pero mientras estuve en Anubis el primer año conocí en persona a Sarah Frobisher Smythe, luego descubrí cinco paneles ocultos en la Casa de Anubis y los túneles secretos en el sótano.

-¿Qué? ¿la Casa de Anubis tiene páneles secretos y Víctor nunca nos dijo nada? ¡ushh! ¡qué viejo!

-Los FSM se aseguraron de que no fueran tan fáciles de encontrar y Víctor tampoco tenía idea, sin embargo, pude abrirlos con este viejo relicario, el cual jamás descubrieron en mis pertenencias a pesar de todo, después encontré las piezas completas de la Copa de Ankh junto a mis amigos y la armé yo sola la noche del baile escolar ese mismo año sin que Rufus o alguien más me viera.

-¿Fuiste tú quien la armó, niña? ¡ay Dios! ¡no llegamos a tiempo por el maldito de RZ!, solo fue cuestión de unos minutos. -exclamó la Señora Andrews con una mirada melancólica mientras que maldecía a Rufus.

-Sí, luego regresé y resguardé la Copa para ocultarla en el salón de teatro, pero una fantasma egipcia legendaria llamada "Senhkara" me acosó junto a los chicos durante varios meses no sin antes amenazarme de muerte si no encontraba la Máscara de Anubis antes que Víctor y Vera, así que nos torturó con lo que más amábamos en el mundo, después caí al abismo del juego de Sennet en el sótano y ahí mismo conocí al fantasma del Señor Víctor Rodenmaar Sr, el viejo padre de Víctor, el cual me dio un percudido anillo para su hijo, me advirtió lo que implicaba ser la Elegida mientras rogaba mi perdón, y se...

-Espera, espera, ¿cómo dices?, no, ¡eso sí es completamente absurdo!¡nadie con vida puede ver, compartir o socializar con fantamas, así sean enemigos! ¡ja!, ¡no caímos en tu ridícula broma! -afirmó el Señor Sweet de un sobresalto, pues no era creyente de ese poder.

-No, ¡esto no es ninguna clase de broma, Señor Sweet!, ojalá lo hubiera sido, ¡créame que fue muy real! ¡yo los vi, escuché y enfrenté en persona años atrás con ayuda de mis amigos!

-Nina Martin, ¡estás loca!

-No, ¡nunca he mentido o delirado! ¡yo soy la Elegida por Anubis y debido a eso, Senhkara se desquitó conmigo!

-Ya no sé ni qué creer, pero siempre me sentí observada en la Casa de Anubis y la escuela, así que puede ser verdad. -dijo la Señora Andrews mientras se sentaba en una silla mecedora y prendía la televisión de la sala para pensar en otra cosa.

-Miren, luego de salir de aquel espantoso lugar descubrí que Eddie, el hijo del Señor Sweet era mi Osarian protector cuando me puse la máscara, la cual, me llevaría al Campo de Ciénagas para siempre pero Él logró evitarlo y encerró a esa mujer junto a Rufus Zeno en el inframundo "para siempre", ¡uff! ¿ven que he logrado salir bien de todos los peligros y retos sin su ayuda? ¡esta vez merezco ser libre y no terminar igual de frustrada como Joy! -dije encontrándome muy agotada y con ganas de llorar a mares tras decirlo todo frente a las personas que menos imaginé, pues aún no me eran de absoluta confianza y con lo que se atrevió a decir el Señor Sweet por culpa de la ira comencé a preocuparme un poco más.

...

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