#52 [La Casa de la muerte]
Ahora más que nunca debía de cuidarme muchísimo, pues sabía muy bien que mi hija era increíblemente poderosa desde el momento en que Sophia y Senhkara me permitieron volver a la realidad después de dejarme sola, no obstante, mi situación era cada vez peor debido al diagnóstico médico que recibí en presencia de mi hermana, y como desde ahora ya no tenía ninguna clase de protección divina, comencé a vivir con el miedo irracional de que verdaderamente algo saliera mal y muriera junto a mi bebé al momento justo en que ella llegara al mundo.
Debido a eso y con una asfixiante sensación de impotencia no tuve otra alternativa más que volver a casa a escondidas de los médicos del hospital y confesarlo todo con mi propia versión de los hechos, pues mi hermana Kara ya se había adelantado tras ver la condición tan delicada en la que nos encontrábamos, y por eso, a partir de ese momento, cada persona dentro de la Casa de Anubis ya se había enterado sorpresivamente acerca de aquella terrible noticia.
Ciertamente, el hecho de decirles la verdad a mis padres y a los otros habitantes de la Casa de Anubis me causaba demasiado dolor tras saber que nadie iba a tomárselo bien, en especial, mi pobre madre, con quien por cierto no tuve mucho tiempo para convivir luego de haber estado separadas durante tantos años y una noticia como esa iba a destrozarla, sin embargo, debía de hacerlo cuanto antes, pues la paranoia ya era parte de mi por la clara situación que vivía, y evidentemente, se apoderó de la poca cordura que restaba en mi cabeza al tener la certeza de que tanto Rufus Zeno como Evelin Martin querían quitarme a mi bebé recién nacida para sus maquiavélicos planes cuando yo falleciera y el mundo se encontrara en completo riesgo.
Desde luego, para poder proteger a mis dos hijas mientras aún vivía tenía que revelar con lujo de detalles acerca de aquella tormentosa condición de salud que nos estaba perjudicando luego de que mi hermana Kara les dijera lo que sabía en medio mar de lágrimas y gritos de desesperación que alertaron a toda nuestra familia, y aunque quisiera seguir evadiendo el tema, la realidad era otra muy diferente y ya no tenía opciones para elegir o hacia dónde escapar, por eso, dije la verdad a pesar de ser consciente de que iba a recibir pura lástima, reproches y regaños, empero, una pizca de esperanza renació de mi alma al creer que si tenía a mamá Eloisa cerca quizá podría devolvernos un poco la vitalidad, pues mi frágil corazón dependía exclusivamente de ella para sobrevivir tal como el de mi segunda hija, una niña especial.
Mi condición era cada vez peor, pues evidentemente los médicos alertaton a la familia de que yo había desaparecido del hospital y eso aumentó los niveles de ansiedad por parte de quienes me amaban antes de verme llegar a casa, pues mi hermana Kara fue incapaz de dar explicaciones claras sobre el arduo problema de salud que enfrentábamos tras hallarse destrozada emocionalmente, lo cual, solo fue una bola de nieve que incrementó la desesperación de nuestros abatidos padres, quienes reaccionaron bastante mal.
Tal como creí, las lágrimas de oro de mi percudido rostro no dejaban de brotar en grandes cantidades aunque no llorara por voluntad propia, lo cual, evidenció que algo muy malo me sucedía, ya que me sentía mareada, mi piel se tornó amarillenta, bajaba muy rápido de peso por culpa del constante vómito y la falta de apetito, mi humor se encontraba alterado casi todo el tiempo tras tener ataques de pánico, irritabilidad y evidentemente la depresión se presentaba como atenuante a aquella situación cuando me recordaba que todo era mi culpa.
—¡Ohhhh!, Kara, hija mía, ¿Pero qué rayos te sucede? ¿Por qué actúas así?, espera, espera, ¿Dónde está Nina? ¿Ella no estaba contigo?, queremos hacerle un baby shower y necesito de su aprobación. —preguntó nuestra madre tras hallarse muy preocupada y nerviosa, pues yo no había regresado a casa todavía.
—Karita, ¿Qué sucedió allá? ¿Por qué tu hermana no volvió? —preguntó mi padre encontrándose igualmente alterado, ya que también notaron que ella no podía hablar y solo lloraba.
—¡MAMÁ! ¡VÍCTOR! —gritó Kara nuevamente.
—¡Kara Alejandra Carter Frobisher! ¿Nos puedes explicar qué sucede?
—Mamita, ¡Por favor perdóname!
—¿Ah? ¿De qué hablas?
—... A Nina la tuvieron que hospitalizar de emergencia en la unidad de cuidados intensivos luego de la ecografía y yo no pude evitarlo, ¡yo debía de protegerla y le fallé!
—¿QUÉ? ¿Cómo que mi hija está internada?, Kara, ¿Qué pasó?
—Víctor, lo siento pero yo... Yo no puedo hablar en este momento.
—¡Ja!, Karita, ¡Qué buena broma!, esta vez sí caí pero por favor no juegues así, eh, hija, ¿Tu hermana ya volvió, cierto? ¡quiero verla de inmediato! —preguntó nuestra madre con una mueca de incredulidad tras negarse a sí misma lo que sucedía.
—No, mamá, ¡Esto no es ninguna broma!, Nina de verdad está mal.
—¡No! ¡AHHH! ¿Qué?, Kara, por favor dime que esto no es cierto, ¿Qué sucedió? ¿A caso ella me necesita? ¡Ohhhh!, claro, seguramente se trata de su corazón y por eso debemos ir hacia allá cuanto antes para...
—¡VÍCTOR! ¡SEÑORA ELOISA!, los están llamando del hospital, ¡Es por la pobre de Nina! —dijo Trudy de la nada mientras bajaba las escaleras a toda velocidad al ser importante.
—... ¿Hola? ¿Qué sucede? —preguntó mi padre a través del teléfono.
—¡Ay Víctor! ¿Qué dicen? ¿Nuestra niña está bien, verdad?
—Eloisa... Nina desapareció del hospital en extrañas circunstancias.
—¿QUÉ?, no, ¡Ella no! —exclamó nuestra madre con un tono de voz entrecortado, la piel helada y las piernas en un temblor.
En ese instante, entré por la puerta principal de la Casa de Anubis tras haber vivido grandes desafíos, pues lo único que quería era abrazar a mis seres amados luego de saber que solo ellos podían brindarme apoyo y consuelo en ese momento aunque lo tomaran bastante mal por mi ingenuidad, rebeldía, secretismo y atrevimiento de volver completamente sola después de haberme escapado del hospital.
—¡Ohhhh! —exclamé con un gran nudo en la garganta al regresar a casa, pues debía de aclararlo todo.
—¡HIJA! —gritó mi madre.
—¿Qué?, Nina, hermanita, ¿Qué haces aquí? ¡tú deberías de estar descansando y los médicos del hospital te están buscando como locos después de que escapaste! ¿A caso te sucede algo más? —preguntó Kara con una mueca de sorpresa y preocupación inmediata.
—Hija, ¿Por qué lo hiciste, ah? ¡Huíste de un centro médico sin ser vista a pesar de encontrarte enferma y embarazada! —preguntó mi padre con una expresión cargada de emociones, ya que estaba tan confundo como los demás.
—Tenía que volver aquí, a casa, ¡uff!, porfavor perdónenme pero no puedo irme sin antes explicarles el porqué de toda esta desgracia, ¡ya me queda muy poco tiempo y quería despedirme como se debe!
—¿Cómo así que ya te queda "poco tiempo"? ¿A dónde vas, hija? ¡mierda!, por favor no me asustes más de lo que ya estoy. —preguntó nuestra madre al hallarse bastante perturbada y nerviosa.
—Yo... ¡Ohhhh! —exclamé tras querer confesarlo todo de una sola vez cuando de pronto sentí que todo se tornó color negro a mi alrededor y evidentemente me desmayé frente a mi hermana Kara debido al agotamiento físico y aquella diabólica enfermedad que nos perjudicaba.
—¡NO!, hermanita linda, ¡Ahora no, por favor!, vamos, ¡Regresa a nosotros! ¡No te vayas aún!, te lo suplico. —dijo mi hermana mientras lloraba a cántaros tras conocer acerca de mi condición, pues sabía que mi muerte se estaba aproximando.
—... Kara, ¿Qué rayos sucede ahora con tu hermana, eh?, ya basta, ¡las dos me están asustando mucho!, además, ¿Me puedes explicar por qué se desmayó así de la nada y tú le dices esas cosas tan escalofriantes? ¿A caso ella planea irse lejos de casa con su esposo e hijos y nos dijo nada para no preocuparnos? —preguntó nuestra madre Eloisa tras alterarse mucho más que antes, pues sus palabras la dejaron bastante intranquila.
—Bueno, creo que llegó el momento de explicarles todo mucho mejor debido a que mis estúpidas emociones me han impedido aclarar la situación de mi pobre hermana, ¡uff!, perdón... Me cuesta mucho poder hacerlo y aunque sea duro, doloroso e imposible de creer tengo que ser yo quien les diga la verdad antes de que sea muy tarde para ella y su bebé, ¡no hay otra opción!
—Kara, ¿Qué demonios sucede con tu hermana, mi hija? —preguntó papá tras hallarse desesperado.
—Es que mi hermana Nina está muy enferma y ella va a m... —trataba de decir Kara cuando de pronto me desperté de aquel súbito desmayo con un horrible dolor de cabeza, mareos y aturdimiento extremo, pues mi segunda hija fue la que causó que volviera en sí gracias a su fuerte movimiento desde el vientre.
—¡Ohhhh!, madre, padre, ¿Están aquí, verdad?, sí, ¡uff! ¡Por favor libérenme de esta espantosa pesadilla!, vamos, se les ruego de todo corazón, ¡Necesito su ayuda ahora más que nunca! —dije con un tono de voz fuerte y claro tras encontrarme realmente agobiada.
—¿Qué tienes hija mía?, por favor explícanos todo porque no hemos entendido casi nada... Vamos amor, cuéntanos la verdad, tú sabes que ahora somos una gran familia y siempre vamos a apoyarte en lo que sea, mi niña. —dijo mi padre al estar igual de preocupado por mi situación tal como mi afligida madre.
—Es que la doctora Noodles nos dijo hace unas cuantas horas que voy a MORIR junto a mi inocente hija cuando ella nazca, pues mi corazón volvió a fallar gravemente y el hígado de mi pequeña está muy dañado al punto de necesitar un trasplante si llega a sobrevivir, ¡uff!, por eso lloro más lágrimas de oro de lo usual y lo merezco, ¡Yo soy la única culpable de todo esto y me maldigo!
—Hermana, ¡Por favor no te alteres así porque te hace más daño!, vamos, respira... Sí, tranquilita, créeme que todo en esta vida tiene una solución y ya verás que si podrás curarte, yo lo sé, solo hay que tener mucha fe.
—¡Basta Kara! ¡Por favor ya no me des más falsas esperanzas porque tú mejor que nadie sabe que ya no existen tratamientos posibles de acuerdo con lo que dijo la doctora, ¡Este es el fin! ¡ya no hay escapatoria y mi hija también se irá! —afirmé con miles de lágrimas de oro en el rostro y una notoria palidez mientras trataba de volver a ponerme en pie, pues el desmayo me dejó con muchísimo mareo y confusión.
—¿Pero qué carajos están diciendo las dos, ah?, no, ¡Eso es imposible! ¡Hey!, todos aquí sabemos muy bien que mi Nina es completamente inmortal de nacimiento y además yo estoy de su lado para mantener su corazón a salvo, ¿o no? ¡Ohhhh! ¡Por los dioses!, no, ¡AHHH!, esto debe de ser solo una cruel pesadilla y ya. —dijo mi madre con sobresalto luego de escuchar nuestras palabras, pues de inmediato se puso a llorar junto a mi al sentir en mi vientre el primer movimiento real que provino de mi segunda hijita luego de largos meses en silencio.
—¡No, Eloisa!, ahora estoy convencido de que mi temor más grande finalmente se hizo realidad... Aunque nuestra adorada nieta Katherine heredara el don de la inmortalidad de su madre por ser hija del ex Osarian y ella, la nueva bebé no, lo cual la hace ser demasiado débil a pesar de que probablemente vaya a poseer todos los poderes que Nina obtuvo alguna vez, excepto la vida eterna.
—¿QUÉ?, Víctor, ¿Entonces estás diciendo que nuestra segunda nietecita que aún no nace va a sufrir tanto o más que su madre? ¡No!, no puede ser verdad. —dijo mi mamá con los ojos hinchados y el estómago revuelto tras haber recibido semejantes emociones.
—¡Así es!, por desgracia mi peor pesadilla durante estos cinco tortuosos años se cumplió y ya no hay marcha atrás. —afirmó mi padre mientras bajaba la cabeza en señal de dolor y tristeza absoluta, pues Él nos amaba más que a su propia vida y el perdernos le causaba terror.
—¡NO! ¿Qué demonios? ¿Y por qué yo no sabía nada sobre esto? ¡Ohhhh! ¡No, no, no! —preguntó mi madre tras estar muy molesta e impactada por aquel secreto, pues ella no recordaba esa dolorosa profecía.
—Ely, sí lo sabías, ¡Yo lo dije meses antes de que Kathy naciera porque creí que se trataba de ella! ¡maldita sea!, ojalá me hubiera equivocado.
—¡No!, por desgracia así no son las cosas, ¡Esto no es parte de ninguna profecía porque fui quien lo causó! ¡solo es mi estúpida culpa!
—Mi niña, ¡No te culpes!, nadie puede escapar de algo que ya está escrito desde antes de nacer y como eres la Elegida estás expuesta a muchas cosas que pueden dañarte, ¡uff!, tranquila.
—Papá, aún no lo entiendes... Esto es mi culpa porque accidentalmente encontré el místico collar de Ankhenatón en la desolada tumba de la abuela Sarah cuando estaba embarazada de Kathy hace cinco años y lo llevo puesto desde entonces porque me pareció muy hermoso y algo en él llamó mi inmediata atención, sin embargo, ahora poseo la maldición en contra de todos sus portadores en la Tierra y mis dos hijas son sus esclavas por toda la eternidad, ¡hasta yo le pertenezco en cuerpo y alma sin querer!
—¿QUÉ?, Nina Sofía, ¿Cómo fue que te pusiste algo extraño que no sabías lo que era antes de preguntarle a algún experto, eh hija?, tu esposo es un egiptólogo profesional y tu padre también pudo haberte advertido del peligro, ¡Ay rayos! —cuestionó mi agobiada madre tras recordar su gravísimo error con el Elíxir cuando ella era solamente una muchachita inocente tal como yo.
—Tú... ¡Tú eres una chiquilla muy estúpida e infantil! ¿Pero cómo demonios pudiste hacerle esto tan atroz a tus propias hijas, ah? ¿Qué clase de madre eres?, es más, tu mamá tiene razón, ¡Debiste de preguntarme antes de hacer cualquier cosa o inclusive a tu actual esposo Fabián! ¡AHHH!, no, ¡esto es mucho peor de lo que yo pensaba! ¡Maldita sea! —afirmó mi viejo padre con una expresión de ira y angustia mientras renegaba mi comportamiento, pues nuevamente me vio con despecho y absoluto resentimiento tal como antes cuando no sabíamos que ambos éramos de la misma sangre tras hallarse desesperado por no poder ayudar en nada más que desearnos suerte.
—Cálmate, Víctor, ¡Por los dioses! ¡Este no es buen momento para discutir!, vamos... No le hables así de horrible a tu hija Nina porque ella no sabía absolutamente nada sobre la milenaria maldición del collar de Ankhenatón, es imposible que conociera semejante cosa, la cual solo escuché una vez de mi madre Sarah hace más de cuarenta años.
—¡Eso no es una excusa, Eloisa! ¡Ella debió de preguntar o usar el sentido común! ¡Ashh!, es indignante.
—¡Ya, Víctor!, nuestra pobre hija cayó de inocente tal como yo alguna vez con el Elíxir de tu padre porque para ella solo fue un bello relicario que creyó útil en aquel momento, así que vamos, por favor ¡Déjala tranquila!
—Eloisa, ¡Ella nos ha decepcionado y ahora nuestras nietas, sus hijas están envueltas en un mundo atroz lleno de desgracias y yo no puedo evitarlo!, es más, a este punto seguramente Senhkara y Sophia Danae ya la han abandonado a su suerte porque hasta para ellas esto supera cualquier reto o riesgo, ¿cierto, Nina Sofía?
—Sí papá, sí, ¡Esto solamente es mi maldita culpa y ellas dos renunciaron a protegerme luego de salvarme de una terrorífica pesadilla tal como dices! ¿ya estás contento?
—¿Cómo que Sophia y Senhkara renunciaron a protegerte? ¡No! ¡Ellas no pueden hacer eso! ¡Yo las nombré hace veinticinco años cuando tú naciste porque éramos amigas, así que esto es inaudito!, voy a contactarlas, sí, ¡me deben una buena explicación! —dijo mi madre.
—Eloisa, ¿A caso no lo entiendes? ¡Esas brujas sin alma solamente jugaron con nuestras emociones y tú les creíste todo! ¿Qué no lo ves? ¡Han abandonado a tu hija porque no les importa en lo más mínimo y ahora ella tendrá que afrontar las consecuencias de sus actos pero sin mi apoyo para salvaguardar sus espaldas!, es más, debe aprender a no ser tan ignorante y creerse lo máximo solo por ser la Elegida de Anubis.
—Okey Víctor, ya, ¡Por favor no seas tan dramático! ¡uff!, sé que esto es demasiado rudo de asimilar o aceptar pero aún hay algo dentro de mi corazón que me dice que no debemos de preocuparnos mucho porque ellas van a salvarse como hace cinco años cuando nació Kathy, además, sabes muy bien que a partir de ahora ella y nuestras nietecitas nos necesitan muchísimo más que antes debido a ese espantoso error, del cual parece que sus supuestas protectoras huyeron por miedo. —dijo mi bondadosa madre tras estar algo enfadada e indignada con mi padre debido a su actitud nefasta e hiriente.
Mientras tanto, mi esposo Fabián también había regresado del trabajo luego de que le dieran una reducida jornada laboral tras salir mucho antes para ser testigo de nuestra felicidad cuando supiera el sexo del bebé, pues gracias a la intervención de la tía Daphne Andrews, el Señor Sweet le permitió salir a mitad de su horario solamente por mi tranquilidad aunque estuviera realmente agotado y con una inusual sensación inquietante que le impedía pensar con claridad porque había algo en Él que le decía que no estábamos bien.
A pesar de que Fabián no creyera en los presagios, la intuición o las coincidencias debido a su filosofía de vida, aquel día apresuró el paso con tal de volver a casa para abrazarnos fuertemente y demostrarse a sí mismo que solo exageraba, sin embargo, sí fue como presintió tras ver un completo caos en el que alguna vez fue nuestro hogar feliz, pues aunque yo ya hubiera regresado del hospital como se esperaba con el resultado de la ecografía reveladora, toda su emoción y melancolía se vinieron abajo justo al instante en que se encontró a mi hermana Kara en la entrada de la Casa de Anubis llorando como loca mientras veía viejas fotografías de los álbumes familiares, ya que ella también aprovechó el doloroso momento para decirle toda la verdad a mi esposo.
—¡AHHH!, Fabián, Fabián, ¡Ven un momento conmigo, por favor!, créeme que te necesito mucho, querido cuñado y más de lo que puedes imaginar. —dijo mi hermana mientras lloraba muchísimo frente a la Casa de Anubis en una banqueta, pues apenas lo vio decidió hablar claro con Él sobre mi salud.
—Kara, ¿Qué te sucede? ¿Es algo sobre Nina o de mi hijo?, sí, ya vi, ¿A caso me vas a llenar de serpentinas azules o rosas por el sexo de mi bebé en un ruidoso espanta suegras, ah? ¡uff!, cuñada, creo que he descubierto tus planes para sorprenderme aunque me resulte realmente raro, pero creo que pudieron ser mucho más sutiles, originales y creativos para algo tan importante e inolvidable como esto, ¡no era necesario hacer tanto drama!, me asustaste. —preguntó Fabián con una mueca de confusión absoluta tras verse en medio de lo que creyó y era una broma o un nuevo estilo para revelación de géneros en bebés aunque obviamente la desesperación invadió cada entraña de su ser.
—Ah, no Fabián... Esto no es una fiesta o broma tal como piensas, ¡Es todo lo contrario! ¡Estamos de LUTO y es urgente que lo sepas ya porque mi hermana te necesita mucho!
—¡Ohhhh! ¿Cómo que de luto? ¿Qué rayos sucede aquí?, Kara, ¡me estás asustando muchísimo!, vamos, dímelo de una sola vez, ¿A mi hijo o a Nina les ocurrió algo malo? ¿A caso mi amada esposa Nina perdió a nuestro bebecito como tanto temía y por eso no se movía? ¡AHHH!
—... No, no, ¡Eso aún no sucede pero mi hermana Nina sí está muy delicada de salud, querido cuñado y no sé por cuanto tiempo más logre soportar tanto dolor!, por eso te lo dije, ¡Debes apoyarla y consolarla antes de que se vaya para siempre!
—¿Cómo que "eso aún no sucede"? ¿A qué te refieres con eso y cuando dices abiertamente de que ella se irá para siempre? ¡Ashh!, Kara, por favor ya deja de titubear tanto y dime la verdad, ¿Qué carajos le sucede a mi esposa Nina y a nuestro futuro hijo, eh? ¡te lo imploro! ¡yo tengo derecho a saberlo todo si voy a apoyarla!
—... Tu pequeña hija nacerá muerta y lo más probable es que Nina también lo haga en el momento del parto, pues su corazón es débil otra vez y el hígado de su bebé está muy enfermito, por lo tanto, según lo que dijo la obstetra en el hospital, ninguna de las dos sobrevivirá porque no existen tratamientos para frenar sus problemas de salud, ¡les queda muy poco tiempo! —dijo mi hermana con muchísima angustia, pues siguió llorando como loca sobre Fabián.
—¿CÓMO? ¿Pero qué dices, Kara? ¿A caso mi bebé va a ser otra preciosa niña? ¡Ohhhh!, soy muy feliz.
—¿Ah? ¡Fabián! ¿A caso me escuchaste? ¡Aquí nadie puede ser feliz o dichoso porque Nina va MORIRSE junto a su hijita cuando nazca! ¿ya? ¡despierta!, hay que aceptarlo o será más duro.
—¡AHHH! ¡No! ¡No, no, no! ¡Esto no puede estar pasando ahora! ¡Ellas dos son mi vida entera y si algo malo les sucede yo también dejaré de respirar! ¡uff!, perdona pero jamás voy a aceptar semejante cosa. —exclamó el pobre de mi esposo Fabián con una expresión de dolor y pena real, pues estaba llorando mucho más que Kara luego de oír toda la verdad.
—Fabián... Como amigos y ahora cuñados hemos sido cómplices en muchísimas aventuras y misterios sin iguales, pero este sí es el final definitivo para mi desafortunada hermana Nina y su única hija, ¡Lo puedo sentir a diferencia de hace cinco años atrás y tú tienes que resignarte desde ya! ¡AHHH! ¡Maldita sea! ¡Esto no debió de suceder jamás! ¡Ohhhh! —afirmó mi hermana con las manos sobre la cabeza, notorias bolsas en los ojos y el maquillaje corrido de tanto llorar, pues ella tampoco podía aceptar semejante cosa a pesar de decírselo a Fabián al sentirse muy culpable por no poder protegernos toda la vida.
—¡Eso nunca pasará, Kara! ¡Mi princesita nacerá sana y su madre tampoco morirá!, no, estoy seguro de que ella no va a volver a dejarme solo porque... Porque no puedo perderla nuevamente, ¡Oh no!, claro que no, ¡Esa desgracia no ocurrirá mientras yo viva! ¡no me separarán de ella otra vez ahora que al fin estamos juntitos y en familia! —afirmó mi esposo Fabián con algo de esperanza aunque estuviera adolorido e impactado, pues corrió tras de mí para estar conmigo en esos difíciles momentos.
—¿QUÉ? ¿Qué mi amiga Nina qué?
—¡Amber! ¿Nos estabas escuchando?
—... Kara, limítate solo a responder mi pregunta, ¡Por favor no te quedes callada! ¡yo también tengo derecho a saberlo si se trata de Nina, mi hermana del corazón! —preguntó Amber de la nada con los ojos llorosos al estar completamente paralizada por lo que escuchó sobre mi.
—Sí, Amber, ¡uff!, lo que le dije a Fabián es verdad, pues lamentablemente mi hermana Nina y mi pequeña sobrinita morirán al momento del parto en unos cuantos meses más porque ambas están muy enfermas por culpa de la maldición de un estúpido dios egipcio que las maldijo gracias a un collar.
—¿Un collar egipcio? ¡Hey! ¡Eso no me lo dijiste antes, Kara! ¿Qué sucedió? —reclamó Fabián.
—Bueno, pues ya lo sabes... No puedo ni quiero hablar más sobre esto, perdón, ¡no puedo soportarlo!
—A ver Kara, ¿CÓMO? ¿Entonces es verdad? ¡No! ¡AHHH!, no, no, ¡Ella no se puede morir! ¿y entonces dónde quedó su supuesta inmortalidad?
—En nuestra consentida Kathy, querida Amber, ¡ella heredó ese estúpido don cuando nació hace cinco años y Nina, su madre lo perdió, por eso es que ambas fallecerán!, y créeme, teníamos esperanzas de que pudieran sanarse, pero no hay cura en ningún rincón del mundo.
—¡NO! ¡Nina no! ¡NO! —gritó Amber con desesperación tras saber que mi final estaba aproximándose.
—¡Ohhhh!, no, ¡Eso no puede ser verdad! ¡AHHH! ¡No puedo volver a perder a otro de mis mejores amigos así de golpe porque no lo soportaría así que Nina no puede irse todavía!, no, eso no, ¡Dios mío!, esto es muy doloroso... Primero Eddie y ahora ella, ¡NO! —exclamó mi amiga Patricia de la nada tras también haber estado escuchando la conversación, pues evidentemente se alteró tanto o más que Amber luego de revivir otra trágica muerte.
Evidentemente, la cruda noticia de que tanto mi hija como yo moriríamos muy pronto destrozó a todos en la Casa de Anubis, pues aquello tan trágico parecía sacado de una película de terror tras ser casi imposible de creer y asimilar debido a que nuestro final estaba muy cerca, sin embargo, lo que más me dolía era el hecho de saber que mi segunda hija jamás podría conocer las maravillas del mundo por culpa de su enfermedad y mi ineptitud porque iba a convertirse en un bello ángel de Dios al morir junto a mi en un oscuro día que estaba aproximándose.
En cierta forma no me importaba mucho el mal presagio de mi fallecimiento si por algún otro milagro mi pequeña bebé lograba salvarse un tiempo más, no obstante, también debía de pensar en mi inocente Katherine, quien ahora representaba un grave problema para mi, ya que ella era tan solo una pobre niñita que no entendía nada de lo que ocurría en casa y por eso se despreocupó por mi y su hermanita, a la cual ya había empezado a querer y esperar con ilusión justo cuando iba a volver al cielo con su papá Eddie.
Era obvio que al momento en que mi abatida hermana Kara le confesó a Fabián acerca de que nuestra bebé y yo íbamos a morir en menos de seis meses justo cuando viniera al mundo, toda la Casa de Anubis y parte de la escuela se enteraron de la situación tras haber demasiados chismes de por medio, lo cual, fue el atenuante para que llegara a oídos del Señor Sweet y la Señora Andrews, quienes se quedaron en estado de shock tras recibir semejante noticia por oídos ajenos a nuestra gran familia.
Para mi sorpresa, debido a esa desgarradora realidad, ambos tomaron la firme decisión de apoyarme en absolutamente todo gracias a su deber moral como mis protectores, ex suegros y amigos, ya que los dos hicieron hasta lo imposible para mantenerme tranquila y alejada de cualquier peligro justo para evitar que también muriera de manera fatídica y dolorosa tal como mi ex esposo Eddie, quien ahora era otro bello ángel que ya nos estaba esperando.
La nueva bebé se llamaría Alice Norah Rutter Rodenmaar, pues ese nombre lo había escuchado en un reality show londinense muy interesante y Fabián estuvo de acuerdo porque su madre, mi suegra se llamaba así aunque lo eligiéramos únicamente para colocarlo en su pequeña tumba al lado de nuestros familiares Frobisher Smythe, ya que yo me sentía cada vez peor de salud y de ánimo porque mi inquieta hija Katherine preguntaba mucho sobre todo tras ver que sucedía algo extraño en casa, y mi padre, aún no me perdonaba del todo por no decirle nada sobre el maldito collar que tanto daño nos causó solo por mi culpa.
Los problemas de salud de mi segunda hijita empeoraban conforme pasaban los meses, ya que aunque mi familia y amigos me cuidaran siempre, su percudido hígado estaba muy delicado y nadie podía hacer absolutamente nada para que ella lograra sanarse a menos de que ocurriera un verdadero milagro, pero las probabilidades de que algo como eso nos sucediera eran muy bajas.
Como era evidente, mi pequeña hija Katherine de tan solo seis añitos de edad no entendía nada de lo que sucedía, pues no recordaba nada al respecto y lo único que quería era jugar y disfrazarse de princesa, pero como mi situación de salud me lo impedía era mi hermana Kara quien debía de ocupar la mayoría del tiempo junto ella aunque sufriera lentamente mientras fingía una sonrisa para su primera sobrinita, ya que no quería perturbarla más.
Aunque mi agotada hermana amara demasiado a Katherine tenía que desahogarse en absoluto secreto y ya no tenía tiempo para realizar sus actividades normales con tal de apoyarme día y noche, no obstante, no soportaba verme vomitar todas las mañanas, presenciar mis largos desmayos, mis sofocos por la falta de aire y las quejas de dolor que se volvían cada vez más insoportables e insostenibles para cualquier persona a pesar de cuidarme de todo corazón, así que, mi enfermedad se convirtió desde entonces en una carga y un legítimo infierno que cambió las vidas de mis seres queridos por completo, sin embargo, nunca fue mi intención arruinar sus prometedores futuros por culpa de un dios maligno y mi inmadurez ante el peligro.
...
Los últimos meses de mi embarazo pasaron muy rápido después de todo, pero, lamentablemente mi situación era peor de lo esperado, pues los vómitos eran mucho más intensos y la sangre comenzó a aparecer en ellos, mis fuerzas estaban disminuyendo y mi legendario relicario rojo se apagó de la nada al extremo de dejar de funcionar por completo y tornarse totalmente negro, lo cual, preocupó aún más a mi pobre madre, quien sabía a la perfección que esa era otra señal de que mi tiempo de vida en este mundo estaba agotándose.
Realmente estaba sufriendo por todo lo que nos ocurría, pero lo que más me afectaba era el hecho de saber que luego de mi ausencia, Katherine se quedaría solita en este mundo al igual que yo alguna vez, pues esta vez ni Eddie o yo podríamos protegerla, mimarla, educarla y amarla profundamente, así que eso me deprimía mucho más tras no poder hacer nada para impedirlo a pesar de ser la Elegida por Anubis, ya que el futuro de mi niña sería incierto y oscuro al convertirse en huérfana a temprana edad porque desde ahora mi estado físico era como la de una frágil vela de cera desgastada al pie de una ventana abierta con viento frío.
Tras cumplir los tan temidos nueve meses de gestación, realmente se me enchilaba la piel cada vez que mi segunda hija me pateaba el vientre con fuerza, cuando escupía sangre al toser, por ver brotar mis exageradas lágrimas de oro y el relicario muerto o al instante en que sentía como me quedaba sin suficiente aire para seguir respirando mientras estaba en reposo tal como me advirtieron los múltiples médicos del hospital.
A partir de ese noveno mes, mi ánimo y el de todos en la Casa de Anubis decayó increíblemente, pues sabíamos que muy pronto yo iba a dejar el mundo físico y mi esencia desaparecería de la faz de la Tierra a tal grado de dejarlos en completa vulnerabilidad al instante en que muriera, ya que, sin la presencia de un Osarian o Elegido protector cualquiera podía alterar la realidad y provocar un completo caos, así que, eso era otra preocupación que me dificultaba disfrutar de las últimas semanas de vida que me restaban.
Mi madre Eloisa dejó de hornear coloridos pasteles para su nieta Katherine; mi padre y ex suegro Erick Sweet no volvieron a salir del sótano con tal de buscar alguna clase de solución divina, lo cual, hacía que nunca más le compraran nada especial a su nieta; Kara no regresó a su trabajo o a jugar con Katherine por cuidar de mi; Amber dejó de vestir o involucrar a Katherine en la moda infantil y sólo lo hacía con su hija por obligación materna; mi esposo Fabián trabajaba arduamente para olvidarlo todo; los otros chicos de la Casa de Anubis decidieron dejar de alegrar nuestro hogar para evitar hacerme sentir mal; y yo, tampoco volví a sonreír, expresarme o a tener esperanza durante los nueve largos meses de embarazo que parecieron una acongojante eternidad.
Evidentemente, gracias a nuestra situación quien salía perdiendo en todos los aspectos era mi confundida hija Katherine, pues cada uno de sus seres queridos había cambiado con ella de la noche a la mañana por causa de su hermanita Alice, quien nacería en unos cuantos días más, pero, era muy posible de que ella tampoco lograra sobrevivir tras morir en mi frío pecho al no tener ni si quiera la oportunidad de conocernos o tener el poderoso vínculo de madre e hija que nos unía junto a su papá justo en el momento en que viniera al mundo, lo cual, tristemente me hacía recordar mis propias vivencias al revivir lo que había ocurrido con Kara y nuestra mamá hace más de veinticinco años cuando nos separaron sin piedad.
Por desgracia para todos, el día seis de julio del año dos mil veinticuatro había llegado a ser una legítima pesadilla de carácter oscuro y siniestro, pues esa fecha se convirtió en un momento fatídico para cada uno de los miembros de la Casa de Anubis tras ser la agobiante antesala de mi fallecimiento, porque, al ser casi las siete de la noche, mis fuertes contracciones empezaron y la tortura por saber sobre nuestro destino eran cada vez más insoportables.
Evidentemente, para algunas personas dentro de la Casa de Anubis mis problemas de salud no eran importantes al pensar que solo pretendía llamar más la atención, entre ellas, Joy, pues desde ya celebró a lo grande su cumpleaños número treinta en compañía de sus psicópatas padres, porque al final, ella sí era una mujer joven, hermosa, bastante adinerada, sana y soltera que merecía vivir su vida adulta libre de enfermos moribundos como yo al gozar de esos sagrados privilegios todo el tiempo.
Además, desde que me casé con Fabián, Joy me ignoraba constantemente debido a que aún continuaba muy enamorada de mi esposo y solo me demostraba desprecio en lugar de apoyo cuando más necesitaba que me dieran una mano amiga, en especial, con mi hija Katherine, a quien tampoco quería mucho por culpa de sus travesuras, curiosidad e inquietud, así que, luego de ser una de mis más leales compañeras en Sibuna y la escuela, se volvió una persona completamente diferente tras demostrar con actitudes muy evidentes de que mi bebé y yo no le importábamos en lo más mínimo, ya que, esa misma noche se fue de fiesta muy temprano justo para evitar verme causar más "lástima" a los demás.
—Uno, dos, tres... Estas son las mañanitas que cantaba el Rey David al ser hoy el día de tu cumpleaños te la catamos así, des... —cantaba mi agobiada madre mientras me despertaba de mi larga siesta con un cálido abrazo y ricos chocolates.
—¡Ohhhh!, mamá.
—¡Sorpresa, mi amor!
—¿Ah? ¿Por qué esto es una sorpresa si sabes muy bien que aún no es mi cumpleaños, si no mañana?, además, ya es de noche, ¡las mañanitas se dan en la mañana, por eso su nombre!
—Okey, ¡Pues entonces feliz casi cumpleaños, hija mía!, vamos cielito mío, ¡Sonríe!, solo un poquito y ya.
—Mamá, yo no... —dije con bastante tristeza y mil nudos en la garganta, ya que no era feliz y no había absolutamente nada que celebrar.
—Por favor Sofy, ¡Mami quiere ver esa bella sonrisa que tanto te caracteriza!, ¡uff!, sé que hoy será un gran día para ti, mira, ¡Cumples tus maravillosos treinta años y eres una adulta joven muy hermosa, valiente y sobre todo una excelente madre tal como yo quería para ti!, felicidades, amorcito. —dijo mi dolida madre con algo de humor, pues ella estaba tratando de alegrarme aunque fuera un poco debido a que mi situación era muy tensa y deprimente para cualquiera que estuviera cerca.
—¡Ja!, no, madre, ¡Yo no soy nada de eso que dijiste!, es más, si por "maravillosos" y "excelente madre" te refieres a estar condenada a muerte junto a mi inocente bebé por culpa de una maldición egipcia que yo misma nos causé hace tiempo ya no sé lo que pueda ser malo, pero es solo sarcasmo, madre... Lamento mucho esto pero ya no hay nada que pueda volver a hacerme sonreír excepto derrotar a ese vil demonio.
—¡Oh, hijita mía! ¡Lo siento tanto!, de verdad, me maldigo por verte sufrir tanto y no poder hacer nada para evitarlo... ¡Por favor perdóname!
—¿Perdonarte a ti? ¿Y de qué?
—Pues por no saber protegerte como te juré alguna vez cuando naciste, ¡uff! ¡Soy una pésima madre!, de hecho, siempre lo he sido y tu abuelita Sarah tenía toda la razón, ¡yo no te merezco, mi amor!
—... Mamita, ¡Yo no tengo nada que perdonarte!, al contrario, ¡Gracias por volver a mi vida justo cuando creí que estaría solita!, solo eso puedo decirte, ¡te amo demasiado y agradezco al cielo que la Señora Mercer se equivocó al asegurar que yo siempre sería una huérfana insignificante que nunca sabría de sus verdaderos orígenes por perdedora!, así que gracias, ¡ya estoy en paz!
—¿QUÉ? ¿Esa perra te dijo eso? ¿Cuándo lo hizo, ah? ¡Yo misma le arrancaré la cabeza por haberte insultado de esa forma! ¡Oh sí!, no sabe con quién se metió...
—¡Mamá!, eso ya pasó y lo más importante es que estás aquí conmigo tal como debió ser siempre, ¡Gracias por haberme amado tanto!, al fin sé que mis dos niñitas estarán muy bien con ustedes aquí en casa.
—¡NO!, mi vida, ¡Por favor no te despidas así de mi! ¡te necesitamos y ahora sé que vas a salvarte!
—... Madre, ahm, ¿De casualidad podrías traerme un plato lleno de papas fritas con salsas? —dije con una inmensa tristeza acumulada en el corazón por verme tan mal, sin embargo, en ese momento milagrosamente me dio algo de hambre y full alegría.
—Holis mamita, ¿Puedo pasar?
—¡Ohhhh!, mi princesita, ¡Ven conmigo!, necesito un abrazo.
—¿Y estos globos y serpentinas coloridas? ¡Oh no, no!, mami linda, ¿A caso hoy es tu cumpleaños? ¡Rayos! ¡No lo sabía!, perdóname.
—Tranquila mi amor, no te has olvidado de nada porque hoy no es mi cumpleaños si no mañana.
—¡Uff! ¡Qué alivio! ¿Pero por qué tita Eloisa está celebrándote desde ya?
—Kathy, es que... Es que quería sorprender a tu mamita y hacer una gran fiesta, ¿Quieres que celebremos durante toda una semana mientras comemos mucho pastel?
—¡Por su puesto que sí! ¡Esa me parece una estupenda idea! ¡Ohhhh!, mami, tita, ¡Vean!, mi pequeña hermanita se movió cuando escuchó mi voz, ¡Ella sabe que estoy aquí y quiere que hagamos esa fiesta en honor de nuestra mamita!
—¿Estás feliz, mi niña? —preguntó mi madre con lágrimas en los ojos.
—Sí, tita, ¡Diosito!, estoy ansiosa de que nazca mi hermanita para conocerla, abrazarla y jugar muñecas juntitas!, es más, seremos las mejores amigas para siempre como lo son la tía Amber y mamá y podré darle celos a Alina. —dijo inocentemente mi hija Katherine tras ilusionarse con la bebé, lo cual, me hizo llorar muchísimo porque ella ignoraba todo lo malo que nos sucedía por su corta edad.
—¡Ohhhh!, Kath, hijita, ¡Ven con tu abuelita!, sí querida... Entre las dos le traeremos el desayuno a la cama a tu madre, ya que aunque su cumpleaños no sea hoy, le celebraremos desde este momento cada seis de julio, ¿Es una promesa? —dijo mi madre mientras intentaba ser fuerte ante mi pero también tenía mil nudos atados a la garganta cuando su nieta habló.
—¡Sí abuelita! ¡Haremos galletitas, tortitas, pasteles y muffins rellenos de chocolate! ¡Mm, qué rico suena eso!, sí, ¡son mis favoritos y creo que también de mi hermanita porque se está moviendo mucho más!
—¡AHHH! ¡Ay! ¡No Dios mío! ¡Ahora no, por favor! —exclamé tras sentir un fuerte dolor repentino en el vientre bajo, pues tenía agua y sangre debajo de las piernas tras haberse roto la fuente en mi cama.
—¡Ohhhh!, Nina, mi amor, hijita, ¿Qué te duele? —preguntó mi pobre madre con una notoria expresión de preocupación y absolutos nervios al ver la situación que vivía.
—Mami, tita, ¿Qué pasa?
—MAMÁ, ¡El momento llegó! ¡uff! ¡Estoy segura de que Alice ya viene! ¡AHHH! ¡Por favor ayúdame!, me duele muchísimo, ¡Por Dios!
—¿QUÉ? ¡Ohhhh!, no, no, ¡Por los dioses! ¡Víctor! ¡Víctor! ¡Llegó la hora! ¡Llama a una ambulancia!, te ruego que te apresures, es una emergencia, ¡NO! —gritó mi madre con desesperación y angustia debido a mi próximo parto, pues iba a morir si no recibía atención médica rápido.
—¿Qué sucede Elo... —respondió mi confundido padre desde su oficina, pues corrió como loco cuando oyó a mamá gritar y entró en pánico al momento en que me vio sobre la alfombra a punto de dar a luz.
La hora que todos temíamos se estaba acercando cada vez más, pues mi segunda hija aún no nacía por cuestiones del destino pero desde ya provocaba una mezcla de emociones desfavorables en nuestros familiares al sufrir por mi desafortunada condición, la cual era totalmente desastroza e inevitable conforme avanzaban las tétricas horas de aquella noche del seis de julio.
Los gritos de horror de mi madre y de mi hermana Kara eran sollozantes cuando creían que iba a entrar en labor de parto debido a la sangre y el agua que expulsé, sin embargo, no tenía la suficiente dilatación como para que ya viniera al mundo pero, obviamente ese momento causó que casi todos en la Casa de Anubis excepto Joy se encontraran a la expectativa y llorando por nuestra condición tan delicada, debido a que las horas seguían pasando y mi niña hermosa aún no nacía a pesar de sentir ganas de pujar, no obstante, mi salud cada vez era más frágil como predijo mi padre seis años atrás.
Por desgracia, mi segunda y encantadora hijita de nombre Alice Norah Rutter Rodenmaar nació un SIETE de julio al ser las SIETE en punto de la mañana, lo cual, significaba que ella sería la nueva Elegida por Anubis en mi lugar, su líder y desde luego mi sucesora directa a partir ahora, pues milagrosamente logró abrir sus bellísimos ojitos para presenciar el amanecer aunque fuera la última vez que lo haríamos juntas como madre e hija en nuestro cumpleaños, sin embargo, por culpa del evidente estrés de aquel momento debido a la gravedad de mi salud nadie en casa se percató de tan importante y poderoso hasta diecisiete años después.
Gracias a Dios sí pude conocer a mi pequeña niña durante las primeras horas de su nacimiento, pues se me dio la oportunidad de conectar con ella a partir del instante en que estuvo entre mis brazos, además, la besé en su cabecita para hacerle sentir todo mi amor hacia ella mediante mi mano contra la suya, ya que estaba segura de que aunque fuera a morir junto a mi, yo sería incapaz de olvidar sus bellos ojitos a pesar de que no los abrió del todo, posiblemente porque algo le dolía debido a su terrible enfermerdad.
Alice era una princesita realmente hermosa y muy fuerte que sobrevivió por milagro del cielo, pues los doctores aseguraban que vendría al mundo totalmente muerta y no fue así porque mi niña era toda una luchadora que se aferró a la vida con amor para lograr conocer a su familia, quienes la esperaban ansiosamente a pesar de la horrorosa situación que nos afectaba, sin embargo, mi bebé nació por encima de todos los pronósticos médicos y nadie podía explicarse cómo era posible que ella pudiera llegar a término cuando ni si quiera le daban ocho meses de vida.
Apenas la vi por primera vez quedé enamorada de su gran belleza y fortaleza, ya que sabía que había peleado intensamente con tal de vivir aunque estuviera sufriendo, pero con solo el hecho de sentir su diminuto corazón latir, el mío podía descansar en paz tras saber que ella se había salvado y las predicciones de mi padre se habían equivocado, no obstante, nos restaba poco tiempo.
Su pielcita era blanquita, suave y delicada, sus labiecitos tenían un profundo color rojo pasión, su poco cabello era como el de su padre, es decir, marrón oscuro y de ella salía un delicioso e inolvidable aroma a lavanda, ya que como siempre, Willow me obsequió una extraña fragancia para purificar y bendecir su llegada al mundo apenas estuviera cerquita de mi porque eso ya era toda una tradición familiar.
Sin embargo, nuestro eterno calvario reinició otra vez cuando mi adorada hija finalmente abrió un poquito más sus peculiares ojos, pues en el instante en que ella me vio directamente mientras su papá Fabián nos acompañaba con la cámara de video, mi frágil corazón se detuvo de golpe como si a partir de ese momento mi vida le perteneciera, lo cual, me provocó un irremediable paro cardiaco parcial que me dejó completamente agotada hasta el difícil punto de no poder reabrir mis ojos para bendecir a mi niña.
07/07/2024.
07:00 AM.
Bluebellein, Inglaterra.
Casa de Anubis.
—¡AHHH! —gritaba tras estar a punto de dar a luz a mi segunda bebé.
—Ya no hay tiempo... La niña tiene que nacer aquí. —aseguró mi desesperado padre luego de pelearse contra todo el equipo de emergencias, pues el servicio era pésimo y ninguna ambulancia llegó a socorrerme.
—Vamos Nina, ¡Tú puedes! —decían mis amigos mientras me apoyaban desde afuera de la habitación.
—FABIÁN... Amor, ¡Te necesito! ¡AHHH!, nuestra bebé tiene que vivir, por favor dame la mano.
—Hoy y siempre, mi Elegida.
—Hijita, ¡Mira! ¡Por los dioses! ¡Tu bebé está aquí! ¡ella logró sobrevivir!
—... ¿Qué? ¡uff! ¿Es enserio? ¡Quiero verla! ¡Por favor! ¡Quiero a mi hija!
—Sí mi vida, sí, ¡Tómala!
—Mamá, ¡Lo conseguí! ¡Pude darle la vida a pesar de todo! ¡uff!
—Definitivamente se parece a ti, mi niña, ¡Mi nietecita es hermosa tal como su hermanita Kathy! ¡uff!, gracias al cielo... Ahora sé que ambas van a salvarse y ese dios pagano se ha ido para siempre de nuestras vidas.
—No, mamita, no, ¡Me siento mal!
—¿Qué? ¿Qué tienes?
—Eso ya no importa... Si mi hija está bien lo demás es irrelevante.
—Hola Alice... Bienvenida al mundo, querida hijita, ¡Papá te ama demasiado! ¡uff!, mira Nina, ¡Ella es nuestra bella bebecita!, al fin llegó para hacernos muy felices.
—Fabián, amor mío, ¡Ayúdame! ¡No puedo respirar! —aseguré mientras sentía que mi pecho se apretaba, me dolía el brazo izquierdo y el aire disminuía de mis pulmones.
—¡NO! ¡Hijita! —gritó mi agobiada madre al estar muy alterada por mi, pues lloró como loca cuando me vio agonizar en aquella cama.
—Nina, hermanita, ¡NO! ¡Por favor no nos hagas esto!, vamos, ¡Abre tus encantadores ojos esmeralda!, sé que aún estás aquí, ¡AHHH!, te suplico que regreses, ¡Tu hermosa niñita nació muy bien y te necesita muchísimo tal como Katherine y todos nosotros!, por favor, ¡Tú puedes vencer a Ankhenatón hasta dormida!, solo lucha por tus hijas. —decía mi pobre hermana Kara tras encontrarse realmente desesperada y atemorizada por mi repentina debilidad.
—¡NINA! ¡NO!, amor, mi preciosa esposa, ¡No nos dejes solos!, te lo imploro. —gritaba mi esposo Fabián con una expresión pálida y desesperante mientras cargaba en brazos a nuestra pequeñita recién nacida, pues Él anhelaba que yo regresara a la vida como los demás.
—¡Hija! ¡Te ruego que me perdones!, fui un completo idiota por no estar contigo durante estos últimos meses, ¡AHHH!, sabes que te amo demasiado y sería incapaz de desconocerte o lastimarte, solo estaba molesto.
—Víctor, ¡No la agobies más!
—Sofy, mi florecita de loto, ¡Regresa a nosotros, por favor!, mira que tus preciadas hijas, mis nietas te necesitan muchísimo, vamos, no podría soportar el hecho de perderte otra vez por mi culpa. —decía mi padre con una expresión de pánico mientras lloraba muchísimo y me pedía sinceras disculpas, pues estaba muy arrepentido y preocupado luego de verme en aquel estado.
—¡Ohhhh! —exclamé de pronto al volver a despertar del infarto que milagrosamente había podido opacar, o al menos, por ahora.
—¡SÍ! ¡Hijita, aún estás viva! ¡Esto es un gran regalo de los dioses!, mi pequeña niña de oro, ¡Gracias por regresar! ¡uff!, gracias por vencer a ese maldito dios pagano... Yo nunca dudé que tú eras una campeona y que esto no sería nada para ti. —exclamó mi madre con algo de esperanza y desbordante alegría, pues me abrazó fuertemente al creer que ya todo lo malo conmigo había pasado, no obstante apenas era el comienzo de todas sus desgracias.
—... Madre, padre, Fabián, Amber y Kara, ¡Por favor acérquense a mi!, hay algo muy importante que todos ustedes deben de jurarme antes de que me vaya. —dije sin aún poder abrir los ojos completamente, pues el infarto repentino me dejó demasiado débil, paralizada y triste como para lograr recuperarme tan fácilmente.
—Nina, mi cielo, ¡Aguanta un poco más!, yo sé muy bien que tú puedes hacerlo y te necesitamos aquí con nosotros, ¡YO te necesito en mi vida!, así que vamos... No podría seguir viviendo si algo malo te sucediera tal como acaba de decir tu padre, pues juro que mi corazón también dejaría de latir al estar en mundo sin ti, hijita, por favor, ¡No te puedo perder dos veces o si no mi existencia se convertirá en una horrible pesadilla, la cual no quiero imaginar!
—Mi amor, mi preciada niña Elegida, ¡Tú eres demasiado fuerte!, por favor... Demuestra que no te has rendido todavía, además, debes soportar un poco más, pues recuerda que te amamos incondicionalmente y todos aquí te necesitamos ver sana y feliz para que puedas jugar con las dos hermosas pequeñitas a las cuales les diste la vida, ¡Ohhhh! ¡No nos hagas esto!, quiero que estemos más tiempo juntos —decía mi desconsolado padre tras estar realmente preocupado, hiperventilado y alterado, pues obviamente Él tampoco deseaba perderme otra vez.
—... ¡Lo siento mucho!, de verdad que sí, pero lo cierto es que yo no soportaré más tiempo con vida, y por eso mismo quiero suplicarles que cuiden muy bien de mi hija Katherine. —dije mientras sentía como un terrorífico frío atravesaba mi cuerpo de pies a cabeza y una sombra negra cubría mi rostro.
—Mi ángel, ¡Tranquila!, nosotros vamos a proteger a Kathy toda la vida junto a ti, sí... Vas a salir de esta prueba tan dura y podrás ver a tus dos niñas crecer, sí. —decía mi madre con completa seguridad al encontrarse en estado de negación, pues no quería verme morir.
—No mamá... Perdóname pero mi debilitado cuerpo ya no puede más, ¡Quiero descansar! ¿me dejas?
—¡NO! ¡Eso jamás sucederá! ¡Tú vas a salvarte! —gritaron de pronto mi padre y Fabián al unísono.
—Perdón... No puedo quedarme aquí y aunque me duela decirlo, prefiero dejar de sentir tanto dolor y culpa, por eso les pedí que acojan a mi dulce Kathy, pues sé que ella se convertirá en huérfana tal como yo alguna vez, ¡Cuídenla mucho, por favor!
—Nina, Nina, ¡Cálmate!, te prometo que yo siempre voy a proteger a Kathy de cualquier cosa que pueda hacerle daño así sea lo último que haga... Para eso somos esposos.
—Gracias Fabián, esto significa mucho para mi, ¡uff!, sin embargo, mi mayor temor ahora es la salud de nuestra pequeñita Alice... ¿Qué va a ser de ella sin mi, ah?
—Ella también estará bien, ¡Nuestra princesita podrá salvarse!, ya verás, ¡Alice siempre será mi princesita!, te lo juro, ¡Voy a criarla con todo el amor del mundo junto a ti!
—No Fabián, ¡Mi tiempo ya se agotó!, sin embargo, te suplico que seas un buen padre para ella y que nunca se sienta solita junto a su hermanita.
—Sí amor, sí.
—Y en cuanto a Kathy... También te pido que la ames de todo corazón aunque ella no sea tu hija biológica, ¡Su futuro está en tus manos, Fabián!
—Por su puesto que sí, ¡Tranquila!, Kathy será una niña muy afortunada, mimada y feliz junto a su preciosa hermanita aquí en casa.
—Fabián, ¡Gracias por haberme amado como lo hiciste a pesar de todas las dificultades que tuvimos en el pasado y mis terribles errores!, siempre voy a recordarte.
—¿Nina? —preguntó Patricia con una mueca que demostraba su evidente estado de shock, pues comenzó a ver que yo no respondía más. —¡HABLA CONMIGO!
—... ¡Gracias a todos por haber reaparecido en mi vida cuando más los necesitaba!, gracias por hacer que recuperara mis ganas de vivir con su sola presencia en casa, ¡Ya estaré mucho más tranquila porque finalmente ha llegado mi hora! ¡Ohhhh! —afirmé con un gigantesco nudo atorado en la garganta, las rodillas temblorosas, la voz entrecortada por la falta de aire, la piel violeta y el alma destrozada, pues en ese dramático momento lloré mi última lágrima de oro.
—NINA, NINA, NINA, ¡NO!, amiga, ¡Por favor no! —gritaron Amber, Patricia, Willow y Mara tras hallarse desconsoladas y sin aliento suficiente como para seguir llorando.
Lamentablemente, mi hora final había llegado después de todo, pues ahora mismo estaba muerta de verdad al cumplirse la profecía de mi partida justo cuando di a luz a mi bebé, ya que Ankhenatón había tomado mi alma como prisionera luego de portar su collar, lo cual, por lógica dejó un inmenso vacío en quienes me rodeaban, principalmente a mis padres, esposo y hermana mayor, quienes por cierto lloraron un océano completo de lágrimas al instante de mi partida repentina mientras me velaban en la que antes fue mi preciada habitación.
—¡NO, NO, NO! —gritó mi madre al encontrarse realmente adolorida y un poco incrédula respecto mi súbita partida al más allá, pues aún era incapaz de aceptarlo.
—¡Nina NO te vayas! ¡No nos dejes, por favor! —exclamaban casi todos en aquella tétrica habitación mientras lloraban como locos sobre mi ya fallecido cuerpo.
—¡Ay no lo creo! ¡No! ¡Esto debe de ser solo una cruel pesadilla!, vamos Alfie, ¡Te ruego que me despiertes junto a Alina! —decía mi mejor amiga Amber mientras también intentaba ocultar sus lágrimas con una sonrisa de negación, pues estaba a punto de desmayarse cuando me vio cerrar los ojos para siempre porque para ella yo era como su hermana.
—Tía Kara, ¿Qué sucede? ¿Por qué mi mamita está durmiendo tanto? ¿la podemos despertar ya? ¡quiero abrazarla y jugar! —preguntó de pronto mi hija Katherine con una mueca de confusión tras ignorar todo lo que sucedía en casa, ya que ella solamente era una niña pequeña de cinco añitos cuando tuvo que afrontar una vida sin sus padres.
—Kara... Toma a... Toma a Katherine y llévatela hacia otro lado, por favor, ¡Este no es buen lugar para ella! ¡No debe de ver así a su madre o jamás podrá volver a dormir! —mencionó mi devastado padre casi sin poder hablar debido al inmensurable dolor que sentía en ese momento, pues tampoco creía mi fallecimiento.
—¡NO! ¡OTRA VEZ NO! —gritaba mi esposo Fabián tras encontrarse realmente desesperado por mi partida, ya que literalmente no se separó de mi cuerpo hasta que me dieron santa sepultura.
—¡AY NO!, hermanita, por Dios, anda, ¡Regresa con nosotros, por favor! ¡SIN TI NO PUEDO RESPIRAR! ¡No!, despierta de nuevo —decía mi hermana Kara con desesperación y una sensación de quemazón en el pecho al estar igual de afectada por mi muerte, sin embargo, aunque quería estar de mi lado en mis últimos momentos, tuvo que llevarse de ahí a mi hija Katherine de la mano junto a Alina Rossy para que no se traumaran aún más.
—... ¡Ya no podemos hacer nada!, hay que resignarnos, ¡Nina se ha ido!, es inevitable, ¡Nuestra pequeña Sofía ahora está junto a su amado esposo Eddie y todos sus antepasados!, seguramente ya no sufre. —dijo Trudy mientras se secaba las lágrimas y consolaba a mis padres a como podía, no obstante, ella también estaba sufriendo demasiado al apreciarme como una madre.
—¡NO, NO!, ayuda, ¡Alguien por favor tráigame un vaso de agua porque voy a desmayarme y también moriré aquí! ¡Ohhhh! —exclamó mi agobiada madre con un tono de voz débil y seco, pues de la nada se desmayó tras no soportar semejante suceso.
—¡Ay no! ¡Tú no, Eloisa!, vamos querida mía. —exclamó mi asustado padre al estar hecho pedazos por mi muerte, ya que el desmayo de mi madre fue demasiado dramático.
En esos momentos de desesperación y absoluto dolor, Fabián colocó a nuestra bellísima hija en un antiguo cunero improvisado que mi padre y esposo habían hecho para ella siete meses atrás para que cuando naciera pudiera estar en un lugar cómodo y cálido, pues sabían que aquel pedazo de madera viejo significaba mucho al haber sido el primer regalo documentado que la abuela Sarah tuvo hacía ciento treinta años cuando los bisabuelos Louisa y Roberth se enteraron de su llegada al mundo.
Gracias a su inmensa creatividad e ilusión, entre los dos la redecoraron con mucho amor a escondidas de mi al querer que fuera una legítima sorpresa, sin embargo, en lugar de alegría resultó ser un completo río de lágrimas que nadie se esperó una vez que perdí la vida debido a que aún tenían esperanza al presenciar el nacimiento de mi segunda hija, quien era preciosa y especial porque, antes de morir, supliqué que ella pudiera quedarse con mi relicario rojo, el cual, volvió a encenderse intensamente como si nada cuando estuvo cerca suyo, por lo tanto, eso significaba que Alice sería innegablemente la nueva Elegida.
Por desgracia, Fabián y los demás dejaron solita a mi hijita recién nacida mientras lloraban sobre mi cuerpo debido a mi fallecimiento y solamente mi madre pudo verla de reojo por última vez en el cunero minutos antes de desmayarse, pero, no le tomó la debida importancia que ella necesitaba para evitar que su destino se complicara aún más, ya que por causa de aquel caos que se generó en mi habitación todos se olvidaron completamente de la niña, la cual fue secuestrada por JOY.
Sorpresivamente, en un terrible descuido luego de que la ira de Joy consumiera su ser tras sentirse realmente celosa de todo lo que yo tuve alguna vez, ella tomó la iniciativa de hacernos mucho daño con lo que más amábamos en el mundo, pues al momento de llevarse a mi segunda hija, no tuvo ninguna clase de compasión o empatía hacia la bebé a pesar de saber que solamente era una indefensa criaturita que necesitaba de específicos cuidados para que no fuera a fallecer.
Entre tanto, la muy cínica colocó un cuerpo falso en su lugar para hacer pasar por muerta a mi segunda hija mientras los demás seguían lamentándose mi partida como legítimos idiotas, sin embargo, Joy ignoró un gran detalle que más adelante le costaría muy caro y haría que todos ahí en casa se dieran cuenta de su verdadero yo al destaparse la verdad cuando menos lo imaginó.
Aquel enorme error que ella ignoraba por completo era el hecho de que justo en el instante en que mi deprimida hermana se llevó a Katherine de la habitación por órdenes de nuestro padre para evitar que sufriera a tan corta edad, ésta logró ser testigo en primera fila de cómo la bruja de Joy sacaba a su hermanita pequeña en brazos sin que nadie la viera al hacerlo sigilosamente y con herramientas raras como una bolsa negra, pasamontañas, una canasta y guantes, los cuales le llamaron mucho la atención.
A pesar de que parecía que Joy no iba a salirse con la suya gracias a Katherine, todo se vino abajo cuando sí logró raptar a la bebé y nuestra traviesa niña fuera incapaz de recordar semejante suceso tan importante con su malvada tía, el cual, más tarde sería de gran ayuda, pero, mientras vivía sus primeras etapas de niñez ella no podía acordarse de nada tras bloquearse mentalmente ante un evento traumático y desconocer del bien y el mal, así que, ignoró todas esas memorias borrosas que aparecían en sus sueños como pesadillas frecuentes hasta que mi poderosa hija Alice volvió a la Casa de Anubis después de diecisiete largos años llenos de oscuridad, mentiras, falsedad, hipocresía y legítima obseción.
—¡Vaya, vaya! ¡Feliz primer cumpleaños, mocosa! ¡uff! ¿Sabes algo? ¡Tú debías de ser mi hija junto a Fabián, el gran amor de mi vida! ¡Ah!, pero no... Tu asquerosa madre me lo arrebató por segunda vez tras ser una zorra, ¡Ja!, mira, primero se metió con el ex de mi mejor amiga y hasta tuvieron una hija juntos en santo matrimonio cuando nadie se lo esperaba, pero como ella siempre tenía que ser la heroína en todo simplemente decidió volver a enredar a tu padre y Él cayó ante su mirada de "ángel", ¡Epa!, pero esto no le salió como quería porque al fin me vengaré contigo, niña malcriada, ¡Tú serás despojada de todo esto y Nina sufrirá al verte ser engañada con la mentira de que yo soy tu madre porque será como hizo Evelyn Martin con ella hace treinta años!
En ese momento, Alice abrió los ojos del todo por primera vez y sorprendentemente tenía ambos de dos colores distintos, lo cual, hizo que Joy decidiera desistir de la ridícula idea de quedarse a la bebé y criarla como suya, ya que le dio demasiada repulsión y miedo luego de descubrir su peculiaridad, por lo que, con absoluta frialdad, la abandonó en un orfanato con tal de mantenerla alejada de cualquier rastro que la trajera de vuelta a la Casa de Anubis, su verdadero hogar.
—¡AHHH! ¿Qué carajos? ¡Iuu! ¡Me das asco, mocosa! ¡Ashh!, por tu culpa ya no serás "bendecida" en convertirte en mi hija, no, ¡Dios me libre!, no puedo tener a un fenómeno como tú cerca de mi o de la sociedad, así que lo siento, pero esta será la última vez que verás Inglaterra en el día de nuestro cumpleaños porque lo arruinaste todo al igual que tu madre, además, no he terminado de desquitarme contigo aunque vayas a irte de aquí y tengas que vivir de la compasión de los demás, ¡Estás enferma, eres rara, siempre serás una huérfana sin futuro y nunca podrás regresar a casa!, créeme, ¡Yo misma me encargare de eso! —dijo la maldita de Joy con una expresión de placer y regocijo absoluto por lo que iba a hacer, pues tomó a mi pobre hijita en brazos para alejarla de casa desde ese día, no obstante, ignoró por completo que mi inteligente Katherine la había visto y oído en secreto mientras cometía el delito.
—¡Bien hecho, Joy! ¡Qué alivio es ver que sí me eres fiel!, es más, serás muy bien recompensada por esto, ya que la torpeza de su malagradecida madre al fin será reparada y ella jamás volverá a este inmundo lugar, pero yo no me la quedaré como lo hice con Nina hace treinta años, ¡uff!, juro que no cometeré los mismos errores porque la dejaremos en un mugriento lugar para niños como ella y tú harás que su primera hija también tenga una pésima vida aquí sin que sepa porqué. —dijo la loca de Evelin Martin con una sonrisa maquiavélica mientras que también se llevaba a mi pequeña hija y le daba una sustancia extraña para que dejara de llorar, no sin antes arrancándole de su frágil cuello mi legendario relicario rojo, el cual, brillaba con gran intensidad incluso antes de que se lo quitaran a la fuerza.
—Sí, okey, ¡Ha sido todo un placer hacer negocios con usted, Señora Evelin! ¡uff!, vaya, ¡Siento un gran alivio por haber hecho todo esto!, es más, me alegra mucho y no me culpo de nada porque nunca antes estuve tan satisfecha de cometer algún delito en contra de mi mayor enemiga, ¡Ja!, qué favorable fue que su "ex nietecita" se muriera por sus propios errores, pues sin ella estorbando junto a esas niñitas lloronas, ahora sí podré recuperar a mi Fabs para siempre y de esta manera me vengaré definitivamente de la resbalosa de Nina aunque obviamente ya se esté quemando en el infierno por sus pecados, ¡Qué perfecto resultó ser todo al final para mi!
...
•Maggie Elizabeth Jones como: Katherine Milagro (o del Milagro) Sweet Rodenmaar (niña).
•Gillian Anderson como: Eloisa Frobisher Smythe.
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