#4 [La Casa de los poderes]
—¡Lo que faltaba! ¡El legendario Roberth Frobisher Smythe está vivo porque nunca murió realmente! ¡qué paradógico! ¡ahora hay otro villano para mi larga lista de este inolvidable año! ¡genial! ¡muchas gracias, eh Sarah! —dije estando muy asustada mientras que me golpeteaba ligeramente la cabeza con mi mano en señal de estrés y algo de sarcasmo, pues aquel hombre primero fue liberado por impuros de corazón dos años atrás y por culpa del chico ingenuo de la Casa de Isis y eso lo hacía ser muy peligroso.
—¡Así es, Nina!, pero para conocernos mejor dime algo, ¿Sabías que naciste siendo una chiquilla bastante poderosa?, y sí, tienes muchos más dones que el malcriado de Eddison Sweet, ¡lo puedo sentir a kilómetros de distancia! ¿quién eres tú en realidad, ehm?, ¿la nueva Osarian tal vez? —preguntó Roberth Frobisher encontrándose muy intrigado mientras que me rodeaba como un buitre y acariciaba los cabellos suavemente, lo cual, me provocaba un miedo incontrolable, pues ese hombre quería hacerme daño como aquella mujer que regresó del inframundo por venganza.
—¿La nueva qué? ¡ohhhh!, Roberth, ¡escúchame, por favor! ¡sé que tú eres de los buenos! ¡no eres un vil villano como quieren que creas! ¡fuiste el padre de Sarah, la pequeña niña más dulce, valiente y amorosa del mundo!
—¿Qué? ¿enserio pudiste conocer en persona a mi hijita? ¡ohhhh!
—Sí, Señor, ¡ella nunca lo olvidó y a pesar de todo lo que les sucedió su corazoncito siempre le fue leal a su familia! ¡Sarah jamás se rindió y luchó como toda una leona para recuperar su honor e identidad real antes de morir a los noventa años!, por lo tanto, usted debe estar del lado del bien común, y okey, esto que diré sonará bastante ridículo pero, ¡mírame a los ojos! ¡mírame!
—¿Y como para qué lo haría, ah?, ¡yo no tengo tiempo para tus cursilerías.
—Vamos Roberth, dime si no extrañas los viejos tiempos junto a tu bella familia y el pequeño Víctor Jr, pues ellos dos eran los traviesos niños que te derretían el corazón y a quienes por cierto consentías a manos llenas antes de morir, o bueno, dadas las circunstancias actuales, de ser joven y fuerte. —dije encontrándome muy asustada pero sonriendo de oreja a oreja tras recordar con nostalgia a Sarah y sus hermosas memorias, pues debía evitar a toda costa ser atacada por esos dementes aunque fuera improvisando.
—¡Ohhhh! —exclamó Roberth con una expresión cargada de angustia y cambio, pues parecía que mis palabras estaban devolviéndole algunas viejas memorias.
—... El amor que da una familia es lo más mágico y poderoso que se puede llegar a tener, ¡esa es la verdadera fuente de la vida eterna! ¡sin ellos no somos nada en este mísero mundo y por eso defenderé su legado, así sea lo último que haga! —dije de la nada con la cabeza erguida, los ojos brillantes y una voz extraña, pues aquellas palabras no me pertenecían y por alguna razón tranversal al universo las pude repetir.
—¿Cómo? ¿qué dijiste, muchachita? ¡no! ¿pero qué rayos me sucede contigo? ¡AHHH! ¡no! ¿pero qué me hiciste ahora? ¡es imposible! ¡esto no debía suceder! ¡esas palabras! ¡me queman el alma! —dijo Roberth FSM encontrándose en verdad impactado al verme directamente a los ojos como le dije mientras se quejaba y sostenía su cabeza con las manos, ya que por algún motivo le removí sus más secretas emociones luego de recordarle a su familia.
—¡ROBERTH!, anda, ¿qué estás esperando? ¡asesínala ahora porque si esta mugrosa es la nueva Osarian como dijiste el mundo estará en peligro sin ella de por medio y así de una vez por todas podremos reinar en las Ciénagas!, vamos, ¡termina ya con esta obstinada niña! ¡ah!, si, créeme que muy pronto haré lo mismo con mi estúpida hermana Harriet al ahora no tener compasión por nadie más. —aseguró Caroline estando algo nerviosa, pues sin dudarlo dos veces decidió ayudarlo a levantarse para que me atacara con sus poderes, pues después de todo la edad real del señor Roberth Frobisher Smythe era como de 137 años.
—¿Ah? ¿yo hice eso tan épico? ¡ay no! ¡no lo puedo creer! ¿pero cómo diablos sucedió? ¡ohhhh!
—¿Tienes miedo, eh chiquilla?
—Bien, de acuerdo, sí, estoy aterrada, pero ahora que lo pienso mejor, ¿cómo me asesinará este viejo raro, ehm? ¿con sus poderes de anciano momificado, mediante tu ayuda del inframundo o con sus diarios súper aburridos? ¡no sería capaz! ¿cierto, señor? —Pregunté sarcásticamente luego de reírme durante unos cortos segundos al ver que lo sucedido parecía una clase de película de terror, pues ambos sujetos no tenían ni idea de mi verdadero y enorme poder como Elegida.
—¡Ashh! ¡ya basta!, ahora sí me cansaste pero te juro que morirás, ehm chiquilla maldita pues Caroline tiene la razón, ¡nadie más evitará que el mundo se destruya y que tú mueras ahora mismo frente a nosotros dos como la sucia cucaracha invasora que eres! ¡Lazipus Tomakus EDRADEP MUTA RA! —Pronunció de pronto el mismo Roberth Frobisher Smythe con los ojos de un llamativo color rojo vivo mientras sus manos se cubrían de un rayo potencialmente mortal, las cuales señaló hacia mi.
—¿Qué? ¡espere, no! ¡NO! ¡ayúdeme por favor!, mire señor, ¡tenga compasión de mi, se lo suplico! ¡sé que usted no es ese aterrador monstruo asesino que ella quiere que sea! ¡piense en lo que va a hacer y lo infeliz que sería Sarah si lo viera! ¡por Dios! —Grité como loca al tener muchísimo miedo, pues vi como Roberth Frobisher Smythe iba a matarme sin dudarlo, ya que mientras cerraba los ojos y me colocaba en posición fetal para protegerme de una eventual catástrofe sentí que mis palabras le estaban afectando de verdad al Él ser muy poderoso, inteligente y sabio en comparación conmigo.
—¡Cállate! ¡Roberth y yo ya tuvimos momentos históricos e invaluables como el hecho de haber estado en el inframundo junti a la diosa Ammut y ser maldecidos por Anubis y Ra hace más de un siglo por profanar sus sarcófagos! ¡ishh! ¡tú más bien deberías agradecer que Él, el hombre más perfecto de este mundo te asesinará porque a diferencia nuestra, tú jamás vas a vivir algo como esto en tu patética vida de mortal, así que adiós para siempre, Nina Martin, ¡dile hola a tus ancestros desde el más allá! ¿quieres?
En esos momentos, un rayo de luz completamente incandescente borró nuestras visiones de la nada dejándonos completamente ciegos y sordos ante aquel gran resplandor a tal grado que hizo que cada uno de nosotros entrara en pánico y desesperación al vernos envueltos entre una súper esfera de poder real, la cual cubrió toda la finca en la que se ubicaba la Casa de Anubis y más allá como nunca antes.
—¿Eh? ¿qué sucedió ahora?
—... Algo que seguramente cambiará el rumbo de la historia para siempre, estúpida mocosa metiche. —aseguró la falsa Harriet Denby tras ver el desastre que causé de la nada.
—¿Qué? ¡por Dios! ¡ya basta! ¡quiero volver a casa, a mi país natal cuanto antes! ¡no soporto más! ¡AHHH! ¡ayuda!, enserio no tolero tener que vivir esto de nuevo sin la ayuda de mis amigos. —Pregunté estando atónita y completamente sorda mientras que tampoco podía ver más que polvo y escombros a nuestro alrededor, pues en ese momento anhelaba con toda el alma volver a los Estados Unidos aunque estuviera sola.
—¿Pero cómo? ¡es imposible!¡Roberth! ¡no! ¡mis brillantes planes se han arruinado de nuevo! ¡NO!¡maldita sea! —aseguró la falsa Harriet Denby mientras gritaba como loca de la nada al encontrarse muy preocupada y nerviosa en el otro lado de la profunda neblina, ya que, con gran decepción veía como Roberth se estaba debilitado cada vez más rápido de su hechizo infernal tal como sucedió años atrás, sin embargo, esta vez era impensable que yo lograra hacerlo sola, pues no era la nueva Osarian como dijo RFS y tampoco tenía ningún objeto especial como el relicario de Sarah para poder romper con el infernal pacto de sangre que involucraba una diosa pagana del Antiguo Egipto.
—¡Ohhhh! ¿qué sucedió aquí? ¿dónde estoy? ¡ay no! ¡wow!, esperen un momento, ¿cómo es que nuevamente estoy con vida? ¿a caso la eterna maldición de Anubis, Ammut y Amneris ha desaparecido de mi cuerpo y alma? —Preguntó Roberth de la nada encontrándose muy confundido ante semejante realidad, pues se encorvaba de dolor al tratar de levantarse lentamente del suelo debido a que su real y avanzada edad le impedía caminar bien.
—¡AHHH!, señora Harriet, no entiendo nada, ¿por qué la historia cambiará con lo que sucedió hace tan solo unos minutos? ¡mierda!, enserio estoy muy confundida, vamos, ¡por favor ayúdeme! ¡no sé lo que acaba de ocurrir con nosotros y tengo mucho miedo de descifrarlo! —Pregunté estando muy asustada mientras veía a Roberth FSM levantarse como un legítimo anciano de más de 130 años de edad a pesar de su supuesta y maldita inmortalidad.
—¡Imposible! ¡ohhhh! ¡DEMONIOS! ¡no, no! ¡ahora no! —Gritaba la falsa Harriet Denby estando muy asustada e inquieta a la vez luego de presenciar todo eso, pues con sigilo se acercó a su amor platónico con la macabra intención de recuperar su maldad mediante encantamientos y extraños rituales que me involucraban a mi.
—¡Por los dioses! ¿Eloisa? ¡ohhhh!¿realmente eres tú? ¡ay si! ¡sí que lo eres, mi pequeña! ¡haz regresado a la vida y lo sé porque yo te reconocería donde fuera!, sabes, ¡tú solita me has liberado!, sí mi amor y esta vez para siempre, por ese motivo ahora te admiro más que nunca porque hoy en día eres igual de bellísima y poderosa que tu madre SARAH, o sea mi hija primogénita. —aseguró Roberth Frobisher Smythe estando muy feliz y confundido a la vez mientras me abrazaba y lloraba como loco al verme fijamente a los ojos.
—¿Ah? ¿qué fue lo que dijo? ¿perdón?, Señor Roberth, ¿qué le sucede ahora? ¡rayos! ¡uff!, claro, se golpeó la cabeza con el estruendo anterior y usted está ha...
—No querida, no me golpeé la cabeza, ¡estoy tan cuerdo como cuando conocí a tu abuela Louisa, amor mío!
—¡Ohhhh!, pero entonces, ¿por qué me llamó "Eloisa"? ¡ashh!, disculpe, ¡soy una completa inútil porque no comprendo nada y ese nombre me perturba!, además, ¿cómo está eso de que Sarah tuvo una hija y ella fue su primogénita? ¿a caso tuvo más hijos después que ella? ¡wow! ¡qué confuso es todo esto para mi!
—Lo sé, y te entiendo, ¡tu vida nunca fue fácil y siempre luchaste por lo que amabas! ¡siento lo que te sucedió! ¡perdóname, Eloisa! ¡por favor!
—... Sabe señor, usted no es la primera persona que me dice ese nombre, ya que mi fallecida abuela me lo repetía cada vez que se enojaba pero nunca le di tanta importancia como ahora, ¿y de qué maldición está hablando, eh? ¿por qué dice con tanta seguridad que yo soy la nueva Osarian protectora si Eddie, Eddison Sweet lo es? —Pregunté estando muy confundida, alterada y algo tartamuda tras sentirme impotente ante ese señor esquelético que ahora sí se había vuelto demente y algo paranoico conmigo.
—¡Ay por Dios! ¡Roberth está herido! ¡NO! —Gritó la loca de Harriet Denby al estar desesperada por RFS, pues Él era su mayor fuente de inspiración, capacidad y poder ilimitado, ya que a ella solo le importaba mantener su alto estatus de dueña y señora total de las fincas Anubis, Isis, Hathor y Mut.
—¡Ohhhh! ¿qué? ¡oh no!, ¿está bien Señor Roberth? ¿necesita ayuda? ¡uff!, perdón por haberle hecho esto, de verdad no se qué me sucedió hoy, lo juro, ¡mi cabeza da mil vueltas y no entiendo absolutamente nada!
—¡Ya, ya, no fue nada mi amor!, tranquila, solo es un simple raspón pero tu espíritu sigue deslumbrando bondad pura, y sí, ya es tiempo de enfrentar tu propio destino, pues Eloisa, querida, desde hoy deberás prestar mucha atención a todo a tu alrededor, ¡ah!, si, ¡mira tus preciosos ojitos dorados!, ahora solo debes secarlos sobre una herida y podrás curar a quien quieras cuando sea necesario para salvaguardar la vida sin la ayuda de la fea Máscara de Anubis, ¡lo prometo! —afirmó Roberth FSM estando realmente feliz por verme florecer con mis nuevos y místicos poderes, pues luego de esas extrañas palabras se inclinó ante mi para sanar su brazo lastimado sobre mi rostro, pues ahora yo estaba llorando lágrimas de oro reales sin la ayuda de nada ni nadie.
—¿Cómo? ¿Nina Martin? ¿eres tú?¿de verdad? ¿pero qué rayos haces aquí otra vez? —Gritó nuevamente Vera desde la puerta de la entrada principal estando completamente atónita al volver a verme luego de todo lo que nos sucedió años atrás.
—¿VERA? ¡oh Dios mío!, nunca creí que diría esto pero qué gran alivio es volver a verte, ahora, ¿me pueden explicar qué sucedió aquí hace tan solo un momento? ¡aún no comprendo nada y temo estar volviéndome loca! ¡enserio necesito una explicación! —Pregunté encontrándome algo desesperada y con el rostro lleno de escarcha dorada, ya que era ignorante a todo lo que había transcurrido en ese lugar al no poder recordar lo que le causé al pobre y viejo Roberth FSM.
—Tú... ¡Rata de alcantarilla!, ese rayo era único en el universo porque se supone que tú debías haber muerto pero no sucedió y en lugar de eso creaste un campo protector que te rodeó sin causarte daño a ti y a la Casa de Anubis, después liberaste de nuevo a Roberth FSM sin ninguna clase de ayuda de una larga maldición que hasta hace poco se logró concluir gracias a un pacto de sangre en la Casa de Isis, ¿y ahora lloras esas extrañas lágrimas como si fuera algo muy normal? ¡ashh! ¡no le encuentro una explicación obvia o naturalmente aceptable! ¿o tú si? —afirmó la falsa Harriet Denby hallándose completamente confundida y alterada luego de ver todo lo que causé, pues era absurdo que yo sola fuera capaz de algo tan poderoso como eso.
—¿QUÉ? ¡no!, esperen un momento, yo no sabía que el Señor Roberth era... —exclamé con la cabeza abajo y las manos en un temblor, ya que Harriet Denby iba a descubrir mi verdadero poder como la Elegida.
—¡Pero claro!, sí, ¡qué tonta fui!¡ahora lo veo con muchísima más claridad, eh muchachita ingenua! ¡todo esto sucedió porque tú no eres la nueva Osarian como Roberth dijo! ¡eres algo mucho más poderoso y valioso! ¿cierto? —Volvió a asegurar la loca de Harriet Denby al aún encontrarse sorprendida por mi poder mientras me veía macabramente y se acercaba tal como un escorpión venenoso del desierto.
—¡Ohhhh! —exclamé con los pelos de punta y el corazón a todo vapor, pues creí que ya conocían sobre mi místico don como la Elegida por Anubis, así que sigilosamente traté de abrir la cerradura de la puerta principal.
—¿Pero qué ven mis ojos, ah?, Nina Martin, ¡esas son lágrimas de oro!, pero, ¿podías hacer esto todo el tiempo sin ayuda de la maldita Máscara de Anubis y no dijiste nada solo para proteger tu orgullo y poder propio?, ¡no lo creo!, enserio, ¡eres un arma de doble filo, niña rara!, pero si, ahora no tienes salida o a alguien más que te proteja de nosotros, muchachita, ¡tus amiguitos ya no están aquí para defenderte!
—¡No! ¡eso jamás!
—¡Hey, tú!, ¡mujer! ¡atrápala! ¡que no se vaya a escapar! ¡parece que ella nos será de utilidad después de todo! ¡qué gran noticia! —Gritó Vera de la nada con ojos de codicia, sorpresa y odio profundo hacia mi mientras me rodeaba cerca del sótano como un buitre, ya que ella sí sabía bien de mi épica conexión con la casa.
—¿Cómo? ¿cuál máscara? ¿de qué rayos hablan, si se puede saber, ehm? ¡ishh! —Preguntaba la falsa Harriet Denby estando realmente paralizada y confundida, pues aún no sabía nada sobre mis aventuras misteriosas y problemas con los maestros por desobedecer las reglas.
—¡Nos mentiste, niña repugnante!¡vaya! ¡hasta a tus supuestos y extraños amigos también! ¡ja! ¡qué maravillosa jugada!, mira que ponerlos en peligro solo por esa máscara legendaria cuando tú podías hacer todo a la perfección, ¡y tanto que creí en el pasado que la villana era yo! ¡maldita! —afirmó Vera rompiéndome el alma en mil pedazos, pues yo sería incapaz de herir a mis amigos y todo eso que sucedió era completamente nuevo para mi.
—¡NO! ¡te equivocas! ¡yo no he engañado a nadie ya que estoy tan atónita como tú! ¡lo juro!, es enserio, y mira, ¡quemaría mi propia lengua para comprobarlo porque yo no sabía nada sobre esto hasta ahora!, si,¡nunca sería capaz de traicionar a quienes aprecio! —dije encontrándome enserio desesperada al ver como Vera me estaba culpando de estafarlos sin tener pruebas mientras que lloraba mucho y me rendía poco a poco.
—¡Eso ya no importa!, ahora eres la esclava de esta casa y no podrás escaparte jamás, pues desde hoy eres nuestra más brillante pieza de poder que nos llevará hasta cada reliquia de este inmundo lugar, ¡de eso yo me encargo!, pero, ¿quién lo diría? ¡busqué a Rufus por error para adueñarme de la casa cuando la clave siempre fuiste tú! —aseguró Vera cruelmente mientras me tomaba de la cintura a manera de reprimenda, sin embargo, en ese justo instante pude escapar tal como lo planeé al lograr abrir la cerradura principal de la Casa de Anubis con un pasador negro que tenía en el cabello como cuando me escabullía de Víctor en el ático.
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