JiMin

⎯ ¡HIJA DE PUTA!⎯ le gritó con furia el pelinegro a la ventana por la que se tiró Wheein. Tomó la cuchilla con furia y miró por el lugar esperando que la chica aparezca para poder matarla.⎯ ¡Aparece para que pueda matarte, perra!

Al ver que la chica no aparecía se rindió y fue al cuerpo inmóvil de su amigo. Se arrodilló a su lado, sin importarle que sus jeans se mancharían de la sangre de SeokJin.

Lo tomó por el cuello, con una última esperanza de que siga vivo, pero al no notar el pulso rompió en llanto, abrazándolo un largo rato. Se limpió la nariz y soltó la cuchilla para cubrir sus ojos, manchandose con la sangre.

⎯ Juro que cobraré venganza por lo que te hizo esa hija de puta, nunca pensé que lo haría.⎯ lloró aún más. Era devastador encontrar a tu amigo en esa situación, y era aún peor imaginarse el dolor que habrá pasado por las cortadas en su cuerpo y el ojo que le faltaba. De tan solo recordar los gritos pidiendo ayuda quería volver el tiempo atrás para no entrar en este lugar.

Ya no le importaba encontrar a las demás chicas, aunque dentro de él sabía que no eran capaces de hacerle lo mismo, o por lo menos la pequeña YuNa no, ya ni intenciones tenía de seguir con la búsqueda. Perdió a un amigo, no quería perder a los demás, y menos al amor de su vida.

Se quedó otro largo rato ahí llorando, recordando los momentos que había pasado con el chico y las incontables veces que lo hizo reír, así como también lo ayudó. SeokJin era un ser de luz, estaba seguro que era un ángel que había bajado del cielo para cuidarlos a todos. No merecía un final tan trágico, claro que no.

Iba a cobrar venganza, de eso estaba seguro. Apenas se encontrara a Wheein iba a torturarla de las mil y un formas, no dejaría que se muera hasta que considere que sufrió igual o mucho más que SeokJin. No le importaba saber que su amigo no hubiera querido que él haga eso, lo iba a vengar sea como sea.

Tomó con fuerza el mango de la cuchilla y dió un beso en la frente ensangrentada de SeokJin. Se levantó del suelo y lo miró mientras las lágrimas amenazaban con volver a caer, pero una voz femenina detrás de él lo impidió.

⎯ ¿Oppa?

Se dió media vuelta y encontró a YuNa, su pequeña YuNa. Iba vestida con una polera mangas largas de color negro, un short de jean azul y una boina plateada, la misma ropa con la que la había visto la última vez.

Ellos dos se habían conocido en una heladería cuando la chica tenía doce y él catorce. JiMin le ayudó a elegir los sabores y YuNa quedó enamoradisima desde el primer momento en que lo vió, deseaba tanto ser su novia o por lo menos encontrarlo en otro lugar. Y, suerte para ella, cuando empezó la secundaria se lo encontró, y él la incluyó en su grupo de amigos para que no esté sola.

La chica nunca notó que JiMin este coqueteando con otras mujeres, tampoco les decía apodos como "pequeña, bonita, preciosa", solo a ella la trataba de esa forma, por lo que llegó a pensar que el sentimiento de amor era mutuo, así que decidió confesarse.

Sorpresa para ella que no era así, JiMin estaba enamorado de alguien más pero nunca le dijo de quién. Eso desató la furia de YuNa, buscaba por cielo y tierra la chica que había encantado a JiMin y la sacaría de la faz de la tierra si era necesario. Pero no se dió cuenta que la persona estaba más cerca de lo que ella pensaba.

Y aunque habían acordado que quedarían bien, seguirían siendo amigos y ella prometió olvidar ese sentimiento, nunca pudo hacerlo. Inevitablemente le decía a JiMin lo mucho que lo amaba, pero eso era lo más inocente, por su mente pasaban tantas cosas que si el chico las supiera hasta le pondría una ley de distanciamiento por el temor que le tendría.

Pero volviendo al presente, la chica siempre fue buena para mentir y actuar, así que JiMin no dudaría ni un poco si YuNa tuviera un haz bajo la manga. De saberlo ya estaría corriendo lejos de ella.

YuNa miró el lugar con miedo, sus ojos pasaban del cuerpo de SeokJin a JiMin y así repetidas veces. Comenzó a dar leves pasos hacia atrás mientras negaba con la cabeza, ahí el pelinegro pudo darse cuenta lo que pasaba por la mente de la menor.

⎯ ¡No es lo que piensas!⎯ se apresuró a decir para que ella no le tenga miedo, tal vez podría saber dónde estaba Wheein.⎯ ¿S-sabes...sabes dónde está Wheein?

⎯ ¿Umh?⎯ consultó ladeando la cabeza como un perrito.⎯ Sé donde está Wheein unnie, ¿Por qué la buscas, Oppa?

⎯ Llévame con ella, necesito hablarle.

La menor lo tomó de la mano, sin importarle llenarse de sangre. Salieron de la habitación y comenzaron a caminar en silencio por la casa que no había un solo ruido, JiMin se preguntaba donde estaban los demás y si seguían bien.

YuNa lo llevó hasta una cocina extensa, había un congelador de esos que estaban en los supermercados, el bajo mesada, la cocina, un regulador de temperatura y el alacena. JiMin miró confundido el lugar, Wheein no estaba ahí.

La menor cerró la puerta con seguro y el pelinegro estaba atento, en su mano tenía la cuchilla, si intentaba hacerle algo podría al menos defenderse.

YuNa se sentó sobre la mesada después de sacar dos helados del refrigerador, le tendió uno a JiMin y ella comenzaba a lamer el otro. El pelinegro la miró con enojo, ¿Por qué se ponía a comer helado cuando literalmente hace segundos acaba de ver el cuerpo muerto de uno de sus amigos?

⎯ ¿Recuerdas que nos conocimos en la heladería?

⎯ YuNa, lo siento pero no es momento para esto.⎯ la miró molesto, ella seguía con su mirada inocente.⎯ ¿No recuerdas que viste el cuerpo de SeokJin m-muerto?⎯ se le quebró la voz.⎯ Wheein lo mató. Necesito cobrar venganza, necesito matarla, necesito...

⎯ Un beso mío necesitas.

YuNa se bajó del bajo mesada y caminó coqueta hasta el chico el cual tenía una expresión de impresión mezclada con molestia y tristeza. Entendía, verdaderamente él entendía que la chica estaba enamorada de él, pero eso no le importaba en lo más mínimo ahora.

La menor movía sus caderas sensualmente hasta llegar a él, ella lo obligó a poner las manos en sus caderas y pegó sus pechos. La diferencia de altura era muy notoria, aunque JiMin no pasaba el metro setenta YuNa le llegaba por el pecho.

⎯ YuNa, por favor...

⎯ Nunca entendí porqué me has rechazado, si soy todo lo que quisieras tener. Una mujer linda, con pechos lindos, trasero grande. ¿Qué más necesitas? Me hago una cirugía plástica si quieres.

JiMin bufó ante los comentarios de ella. La amaba como una hermanita, no podía verla de otra forma por mucho que quisiera, era como si le dijeran que vea a su madre de una forma sexual, ¡No podría!

El pelinegro ya ni sabía de lo que era capaz la menor, no sabía si podía matarlo o abusar de él con tal de tenerlo por, aunque sea, un rato. Así que decidió soltar la verdad.

⎯ Ese es el problema, YuNa. Eres una mujer.

El rostro de la chica se deformó en confusión, ¿Acaso él...?

⎯ Soy gay. Nunca podría verte de una manera amorosa, no me atraen las mujeres por mucha teta o culo que tengan.

⎯ ¿Quién...? ¿Quién es?⎯ preguntó sin alejarse de él.

YuNa sentía su corazón romperse en mil pedazos, todo lo que hizo por él...no valió la pena, fue todo en vano, porque nunca iba a verla de otra forma. Y todo porque le gustaban las pollas y no los coños.

Lo peor era que ella estaba dispuesta a hacerse una operación de genitales, no le importaba ponerse un pene con tal de tener a JiMin a su lado, amándola.

⎯ ¿Quién es qué?

⎯ ¿Quién es el...hombre por el que me rechazaste hace un año?

Sí, hace un año. YuNa lo recordaba a la perfección, justamente ese treinta y uno de octubre se cumplía un año de aquella confesión en la fiesta de Halloween de una compañera. Ella había ido vestida de gatúbela y él de Batman, lo había tomado como una señal del destino para confesarse.

⎯ ¡¿Quién fue el maldito que te quitó de mi lado, Park JiMin?!⎯ gritó sacudiendolo por los hombros. El nombrado tragó saliva y habló con miedo, tenía terror a que le hagan algo a él.

⎯ JungKook...

YuNa comenzaba a buscar en sus recuerdos los momentos que los había visto juntos, lo pegados que eran y las justas "coincidencias" que los dos iban juntos al baño y tardaban un largo tiempo en volver. También los chupetones, las marcas en las caderas de JiMin.

Todo, todo le cerraba ahora. Pero ella nunca lo vió porque pensaba que su chico era heterosexual y no...homosexual.

⎯ ¿Si te doy un beso cambiarás de opinión?⎯ le preguntó desesperada y JiMin bufó. No estuvo cinco años en el closet para que una niña de dieciséis años enamoradiza pretenda hacerlo cambiar de gustos solo por un beso.

Él no contestó y a YuNa no le importó lanzarse a sus labios para besarlo con fuerza, esperando que corresponda. Lo tomó del cuello y lo forzó a seguirle el beso, aunque JiMin lo hacía de mala gana y solo pensaba en lo culpable que se sentía por besar otros labios que no sean los de JungKook.

La chica se separó con la respiración agitada y le habló con molestia.

⎯ Si no me besas le diré a Lisa que mate a JungKook al lado tuyo.⎯ amenazó.⎯ Soy capaz de dejarte vivo solo para que veas cómo matan al puto de tu novio.

Los ojos de JiMin se pusieron llorosos ante eso. No quería que su lindo novio sufra, prefería morir él antes de que JungKook esté sufriendo, sabía que no moriría en vano si el menor sigue viviendo. JiMin asintió a duras penas y YuNa con felicidad lo tomó del rostro para darle un intenso beso.

Uno de esos que le daba a él antes de hacer el amor.

JiMin se lo siguió aunque no quisiera, por dentro le estaba pidiendo mil disculpas a su novio aunque no pudiera escucharlo. Él iba a hacer todo para que el menor siga vivo, para que no lo torturen y no tenga el mismo final que SeokJin, y que el que posiblemente tendrá él.

Luego de un rato se separaron, YuNa lo miró esperando a que le diga que le dejaron de gustar los hombres, siendo eso imposible, así que recurrió al plan que no quería, pero se veía obligada a hacerlo.

Se alejó y tomó el helado nuevamente, ya estaba algo derretido pero lo metió a su boca y le dió una larga lamida mirando a JiMin, el cual pensaba que la chica había visto muchas películas y era una ridícula si pensaba que eso de chupar el helado frente a un hombre hará que se le pare la polla.

Al ver que no funcionó YuNa se dirigió al extenso refrigerador, verdaderamente era gigante y JiMin confirmó que estaba congelado porque salía el vapor del frío. La menor con una mano lo incitó a que se acerque y él no lo hizo, hasta que puso una mirada de "si no vienes JungKook no saldrá con vida". Así que sí, tuvo que ir.

Cuando vió adentro del refrigerador se dió cuenta que entraba perfectamente, y tuvo un escalofrío ante eso. ¿YuNa no sería capaz, no...?

⎯ Desde que nos conocimos en aquella heladería todo lo relacionado al frío me hace feliz porque me recuerda a tí.⎯ lo miró con una sonrisa que JiMin antes hubiera pensado que es dulce, pero ahora no sabía qué esperar.⎯ Los helados, el invierno, el hielo. ¿No sientes lo mismo? ¿No soy igual de importante para tí, JiMin-ssi?

⎯ Sí eres importante para mí, YuNa, pero no de la forma que piensas.⎯ la miró suplicante.⎯ Por favor, déjame libre, a mí y a los demás. Wheein ya...mató a SeokJin, déjenos libres a nosotros, por favor.

YuNa caminó detrás de él y lo abrazó, depositó un beso en la espalda y se deshizo del abrazo. JiMin suspiró mientras las lágrimas volvían a caer al recordar a SeokJin y a los demás, quería avisarles de alguna u otra forma que las chicas no eran buenas, que salgan corriendo del lugar y se salven.

⎯ No. Ahora congelate como tu frío corazón.

Y sin más lo empujó dentro del refrigerador que tenía la temperatura -15 grados. Le cerró la puerta de vidrio con seguro y vió la cara de desesperación de JiMin mientras golpeaba la puerta intentando salir.

YuNa se sintió triste. Ella de verdad quería ser novia de él y tener un final feliz, pero fue todo culpa de JiMin y sus gustos...peculiares.

⎯ Adiós, mi vida.

Se despidió y regularizó la temperatura del lugar a -36 grados. Si JiMin lograba salir del congelador -cosa que era imposible- no podría ni siquiera ir hasta la puerta sin morir de hipotermia.

"Todas las cosas que hice por tí resultaron en vano, pero al menos si no eres feliz conmigo no lo serás con nadie más"

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