《 27 》
Me desperté con una sonrisa recordando la noche anterior, había sido magnifico. Simplemente adoraba a Nereida. Lo que me causaba gracia era que cada vez que se lo recordaba se sonrojaba o se ponía nerviosa pero ella seguía con su personalidad pícara de siempre.
Ahora mismo estabamos en las oficinas de British Physiologist. Llevabamos media hora ahí esperando a que terminaran de juntar la información de mi Universidad y mis referencias. Diez minutos más tarde llamaron por mi nombre.
—Señor Styles —Dijo una señora en un perfecto inglés cuando me acerqué, asentí — Ahora puede trabajar en la sede en Manchester.
Me entregó unos papeles del trámite, comprobantes y mi matrícula y cédula. Sonreí y agradecí a la señora. Fuimos al coche que había rentado por ocho horas y suspiré aliviado de que todo el trámite saliera bien. Ahora podría trabajar en la sede de Manchester.
—¿Escuchaste? —Le pregunté a Nereida —Me dijo señor.
Ella rió.
—Bien, ¿y ahora qué? —Preguntó.
—Hay muchos lugares que podríamos visitar —Le dije —Podríamos ir a Disneyland.
Sus ojos se iluminaron pero después sonrió apenada.
—No, es muy caro.
—Puedo pagarlo, no es muy caro —Le dije sinceramente —No tengo el dinero aquí, pero podemos ir a un cajero a sacarlo.
—No Harry, puede que no sea caro pero tampoco es tan barato, no quiero que gastes tu dinero, podemos ir a otro lugar bonito y gratis.
Asentí.
—¿Conoces algún lugar?
—¡Podríamos ir al Jardín Du Luxembourg!— Exclamó emocionada — He visto fotos en internet y es muy bello.
—Perfecto —Sonreí — Ahora averiguemos dónde queda.
—Está en el VI Distrito.
Veinte minutos más tarde encontramos a una persona que nos dijo cómo llegar hasta ahí e hicimos una hora de camino, nos quedaban cinco horas y media. Restandole la hora de vuelta nos quedaban cuatro horas y media. Aún teníamos mucho tiempo para regresar el auto.
Cuando bajamos del auto pude ver la expresión de Nereida, era de completa admiración hacia el edificio enfrente de ella rodeado de flores de todo tipo. Su rostro era digno de retratar y poner en un museo, llena de inocencia e ilusión.
Le saqué una foto con el celular sin que se diera cuenta y la puse de fondo de pantalla. En la foto ella sonreía hacia el edificio, su cabello negro se movía por el viento y sus ojos castaños estaban muy abiertos. Ella era hermosa.
—¿Vas a quedarte ahí mirando lo hermosa que soy o vas a venir? —Me preguntó haciéndome reír.
—Al menos te das cuenta de lo hermosa que eres —Dije y sonrió —Así vestida y desvestida.
Su sonrisa desapareció y rodó los ojos apenada. Usaría eso siempre para ponerla nerviosa. Caminamos hasta el centro del jardín y nos sentamos en el pasto.
—Mira, ahí está un carrusel —Le dije señalandolo.
Era una estructura de metal y madera obscura con pegasos, delfines, osos, jirafas y elefantes. En el techo habían imágenes de los que habían sido reyes o gobernantes de París a lo largo del tiempo.
—¿Quieres subirte a un pegaso? —preguntó.
—Tal vez, y tu puedes subirte a una jirafa.
—No necesito el carrusel, puedo subirme encima de ti, tu pareces una jirafa —Dijo.
—¡Hey! No soy tan alto, te gano como por siete centímetros.
Me paré y fui a recoger unas flores para llevárselas a Nereida pero un guardia llegó hablando en francés diciendo que no podía arrancar esas flores. Me llené de vergüenza y regresé con Nere con sólo tres flores que había arrancado antes de que me regañaran.
—Para ti, amor —Dije entregandole las flores.
—Muchas gracias, Harry —Dijo y las miró—¡Son mis tres flores favoritas!
Era un lirio, un tulipán y una rosa.
—Lo sé — Dije.
—¿Cómo es que lo sabes?
—Tu me lo dijiste.
—Pensé que no ponías atención en esos detalles.
—Pues verás que sí, ahora ¿quieres ir al carrusel?
—¿No estamos muy grandes para eso? — preguntó.
—No, vamos.
La tomé de la mano y fuimos hasta ahí, el muchacho que atendía tenía cara de amargado y nos recibió con un muy desganado "Bienvenidos al paseo Real".
Subimos y Nereida se subió a un delfín y yo a un pegaso como ella había dicho que haría. El carrusel comenzó a dar vueltas y ella rió. Su risa era muy bonita, era tierna y a la vez sexy.
No se como es posible ser tierno y sexy a la vez pero ella lo era.
Me levanté del pegaso y me acerqué a ella posandome a su lado. Ella me sonrió y de nuevo recordé lo afortunado que era por tenerla.
Su personalidad era lo que más me gustaba, aunque aveces fuera una pesada, era inteligente, carismática, nunca sabías que esperar de ella. Sobretodo me encantaba que fuera sarcástica, y no tengo idea de por qué.
—No puedo evitar pensar en lo que paso ayer —Le dije en el oído ya que adelante de ella había una señora con una niña pequeña.
—Harry, ya no hables de eso —Dijo con las mejillas rojas.
—Esque me acuerdo de como se siente estar dentro de ti y...
—¡Harry! —Alzó la voz avergonzada causando que riera.
—Y me dan ganas de estarlo otra vez —Continúe — Y de besarte.
Levanté su mentón y ella sonrió pícara.
—¿Y por qué no lo haces? —Preguntó.
—¿Quieres que... aquí?
—¡No! Me refería a un beso, tonto.
Sonreí. Puse mi mano en su mejilla y me acerqué para besarla, me encantaba su mirada cada vez que la besaba porque parecía debilitarse y me entusiasmaba saber que yo causaba eso en ella. Sus manos fueron a mi cabello y lo acarició, amaba que acariciara mi cabello.
Sonreí inconcientemente, la abraze sin dejar de besarla. Era una sensación increíble tenerla entre mis brazos. Simplemente indescriptible. Nos separamos con lentitud y pude ver sus ojos acaramelados más claros debido a la luz del sol.
—Tienes unos ojos hermosos —Le dije.
—Son cafés —Dijo —Es un color aburrido.
—Pues yo creo que es un hermoso color, parece caramelo y yo amo el caramelo.
—¿Enserio? —Preguntó y asentí.
—Hasta podría lamerte un ojo.
Ella soltó una carcajada. Luego se acercó a darme un pequeño beso pero en ese segundo el carrusel paró y me fui de lado. Caí sobre un oso y me pegué en el brazo.
—Cuidado no te vayas a caer, Harry —Dijo ayudándome a levantarme.
—Que graciosa, dame un besito para que no duela.
Ella rió y dio un beso a mi brazo.
—Listo ¿ya no duele?
—No, ya no duele.
Bajamos del carrusel y fuimos al área de comidas que estaba al lado del lago del jardín. Pedimos unos platillos extraños típicos de Francia que a decir verdad estaban riquísimos.
—Mira —Llamé la atención de Nere viendo el menú —Tienen ancas de rana, no las he probado ¿quieres que pidamos para probar?
Ella hizo una mueca y negó con su cabeza;—Paso.
Aún así yo lo pedí y no sabía horrible pero me daba asco, aún así me lo comí. No, en realidad se lo di a un perrito que pasó por ahí muy delgado. Se lo comió sin pensarlo. Me preguntaba si no le haría daño.
Seguimos paseando por ahí viendo las calles, a las personas y las tiendas de recuerdos. Le compré una bufanda a Nere y yo compré un llavero con forma de torre eiffel en el que se podía poner una foto, iba a poner la que nos tomamos ayer.
En frente del jardín había una feria, así que fuimos y participamos en algunos juegos de destreza. Nereida juntó más puntos que yo, pero los unimos y lo cangeamos por unos helados enormes ya que no había otra cosa a parte de juguetes y no nos servían de nada.
Entre pláticas, besos y risas nos dimos cuenta que nos quedaba una hora y diez minutos así que dimos una última vuelta al jardín y fuimos al coche. De regreso quedaba la torre Eiffel, así que la visitamos de nuevo por cinco minutos y luego fuimos a dejar el auto con diez minutos de retraso.
Fuimos al hotel en un microbús muy lindo y elegante para ser público. La madre de Nereida llamó para ver como estabamos y luego nos duchamos. Ella se puso su pijama de flores blanca, era un short y una blusa de tirantes.
—No sé ni por qué compré esas ancas de rana si sabía que no las iba a comer —Le dije saliendo de la ducha.
—Harry... vistete.
—Oh, pero si tengo una toalla que me cubre, además no tengo nada nuevo que no hayas visto ya —Dije, sus mejillas tomaron un color rosa fuerte y sonreí, era tan tierna —Pero si quieres puedo quitarmela...
—No, Harry.
Deshize el nudo de la toalla que estaba en mi cadera y esta cayó.
—Oops.
—¡Harry! —Se quejó.
—Oh no, la toalla resbaló, ahora estoy desnudo —Dramatize.
—Harry —Dijo mi nombre pero esta vez riéndose.
Tomé mi celular y puse la canción Talk Dirty. El rostro de Nereida se puso pálido cuando comenze a bailar por la habitación desnudo.
—Oh santa madre de los cielos —Exclamó ella — Harry, oh dios mío, mierda, ¡tapate!
Estaba balbuceando y eso me hacía reír porque también estaba completamente avergonzada. Yo me sentía libre bailando desnudo. Ojalá algún día pueda hacerlo pero en frente de la torre Eiffel. Obvio cuando no haya nadie.
Me acerqué a Nereida con mis profesionales pasos de baile y cantando.
—Talk dirty to me, ti ri ri ri ti ririririri ti riririri talk dirty to me —Canté.
Ella ahora se estaba burlando de mí.
—Pareces una culebra atropellada —Dijo.
—¡Oye, me cortas la inspiración! —Me queje y ella rió más fuerte.
Luego miró hacia abajo y recordó que estaba desnudo, entonces se sonrojo de nuevo.
—Tapate ya —Pidió una vez más con una sonrisa.
Fui por mi boxer y me lo puse.
—Listo.
—Te falta el short y la camisa...
—Voy a dormir así...
—¡No puedes dormir así!
—¡Pero si ayer dormimos sin nada! —Sonreí — Oh, quieres que me lo quite.
—No, ponte aunque sea el short.
No le hize caso, quite la canción que aún sonaba y me acosté a su lado, me sentía totalmente fresco. Ella se recosto y suspiró.
—¿Quieres acurrucarte conmigo? —Pregunté.
—Eso suena bien.
Se giro de espaldas hacia mí, puse un brazo por su cintura y mi barbilla en su hombro, su cabello me hacia cosquillas pero olía delicioso. A miel y vainilla. Sus piernas se doblaron al igual que las mías y nos quedamos en cucharita. Su respiración se hizo pesada, se había quedado dormida. Acaricie su cabello y sonreí, luego me dormí también.
***
Nereida se movió en mis brazo, yo me había despertado unos minutos antes, abrió los ojos y se movió de nuevo, luego brinco casi fuera de la cama asustada.
—¿Qué pasó? —Pregunté preocupado.
—Había algo ahí — Dijo —Entre nosotros, lo sentí.
—¿Qué cosa?
—No lo sé, pero era dura y... rara.
Me sonroje al enterarme de lo que hablaba. Pero luego me reí.
—No es gracioso, no sé qué era pero me asusté.
—Era yo, soy yo, Nere.
—¿Qué? ¿Era tu rodilla?
—Ah, sí era mi rodilla, voy al baño.
Al salir del baño ya estaba normal como debía de estar. Tal vez ella no sabía, pero los hombres teníamos un problema mañanero todos los días. Lo bueno era que se quitaba rápido.
***
—No quería regresarme —Dijo Nereida triste.
Le tomé del mentón y le sonreí.
—Podemos regresar en otra ocasión y visitar más lugares —La console.
Salimos del aeropuerto de Manchester y fuimos hasta la casa de Nereida. Su mamá nos recibió muy feliz de vernos, al igual que su papá que checo que Nereida estuviera completamente bien.
El papá de Nereida se fue a dormir y nos quedamos con su mamá en el comedor, cenando ensalada que habíamos comprado antes de llegar.
—Bueno, tengo que platicar con ustedes dos, sé que son novios y que están en la etapa de las hormonas —Dijo su madre —Pero...
—Mamá — Susurró Nereida como amenazando.
—Pero dejame decirte que Nereida no ha sido tocada por ningún hombre en su vida de una manera tan íntima como se toca en las relaciones sexuales...
Nereida estaba completamente roja y yo quería reír.
—Así que si ella decide que tu eres el indicado para ser el primero no se los voy a negar porque ya están grandes, solamente usen protección, porque sí me encantaría ser abuela pero en unos diez años más.
Miré a Nereida y sonreí al mismo tiempo que elevaba y bajaba mis cejas de forma juguetona. Ella estaba recordando que hace dos días habíamos hecho el amor, aunque ella ya no era virgen. Regresé mi atención a su madre y sonreí de manera alentadora.
—No sé preocupe señora, si ella decide que soy el indicado será todo un honor y la cuidaré como a una princesa —Le dije a lo que su madre sonrió.
—Es bueno escuchar eso —Dijo —Ahora voy a ducharme.
Nos dejó solos en la cocina, Nereida soltó el aire que había retenido y yo una carcajada.
—¡Debiste haber visto tu cara!
—No es gracioso —Dijo enfadada.
—Ay, no te enojes —Dije, me levanté y le di un abrazo y un pequeño beso.
El padre de Nereida entró a la cocina aclarando su garganta, tomó una medicina y salió de nuevo. ¿No que estaba dormido?. Ignorando eso seguimos charlando.
—Ahora que me trasladaron a la sede viviré con mi madrina mientras encuentro un departamento cerca del trabajo —Le dije a Nereida.
Su mirada se encendió y una gran sonrisa apareció en su rostro.
—¡¿Vivirás aquí?! —Preguntó y asentí —Eso es genial.
—Ahora podré molestarte más seguido —Le dije y ella rió — Sólo regresare a mi casa para terminar de traer mis cosas y despedirme de mis papás y Gemma, aparte tengo que ir a mi fiesta graduación, y vuelvo en dos semanas.
—¿Cuándo es tu fiesta de graduación?
—En una semana, el 14 de Mayo—Respondí.
—¿Me invitarás?
—Obviamente, amor —Dije —Si tus padres te dejan ir vendré por ti.
—¿Y si no?
—Bueno, los convencere de una manera u otra, yo quiero bailar contigo y presumirles a mis amigos que tengo una bellísima novia —Le dije y sonrió.
—Bueno, no es por haber estado de cotilla pero escuché eso —Dijo la madre de Nereida entrando a la cocina con una toalla en la cabeza —Creo que es buena idea que acompañes a Harry.
—¿Enserio? —Preguntó ella asombrada.
—Sí, el chico se lo ha ganado.
—Gracias, suegra.
La mujer soltó una carcajada y miró a Nereida mostrándole un pulgar arriba.
—Había esperado tanto para escuchar esa palabra —Dijo su mamá saliendo de la cocina.
—Está resuelto, te dije que los convenceria.
—Eres un hermoso arrogante —Me dijo Nereida.
—Lo de hermoso no tienes que recordarmelo, lo de arrogante dolió.
—Pero es verdad —Me dijo.
—Tu eres hermosa y necia.
—Lo de hermosa no tienes que recordarmelo, lo de necia dolió — Imitó mis palabras.
—Pero es verdad.
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Que final tan feo, no encontré otro mejor en mi imaginación.
Multimedia: Jardín du Luxembourg.
¿Qué opinan de que Harry vaya a vivir en Manchester?
¿se pasan por mi nueva fic Angelic Organics? Les aseguro que les gustará.
Ojalá les haya gustado, subo muy pronto. Las adoro.
-K. xx.
Capítulo dedicado a @Enyi_enyi ♥
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